Carta N.º 8
Querido León Ostrov:
Gracias por sus cartas y por lo de Vallejo y por lo que me dice y por cómo me lo dice. Por ahora todo va bien. Aquí está por estallar una guerra civil pero no se lo siente. Y aunque se lo sienta… (Dostoievski decía que podría muy bien caer todo con todos «con tal que yo pueda tomar mi taza de té»). El cielo fue blanco este mes, fue una ausencia, fue mi amor este cielo: era una tregua, un puente entre dos mundos. Me gustaría saber de Buenos Aires, es decir, de usted y de unos pocos más que quiero.
Le envío estas pocas líneas porque son para decirle que he recibido, me han llegado, sus dos últimas cartas. Dentro de poco le enviaré la mía propiamente dicha, que será enorme y problemática y enamorada del primer pronombre como todas las anteriores. Deseo enormemente que puedan venir cuanto antes a París. No se preocupe por mis direcciones ni mis cambios de domicilio que merecen por lo menos un Proust para referirlos. Escríbame siempre al Consulado. Abrazos para usted y Aglae y Andrea,
Alejandra
1 de noviembre de 1960.
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