Extravíos es una obra póstuma de Emil Cioran, escrita originalmente en rumano entre 1945 y 1946, justo antes de que el autor abandonara su lengua natal para consagrarse al francés. Publicada en español por Hermida Editores en 2018, este libro es una pieza clave para entender el tránsito de Cioran hacia su estilo definitivo: el aforismo corrosivo, la lucidez sin consuelo, la desesperación estilizada.
🕯️ ¿Qué es Extravíos?
Es un texto fragmentario, íntimo, casi clandestino. No fue concebido para la publicación inmediata, y eso se nota: Cioran escribe como quien se confiesa sin esperar absolución. El tono es más sombrío que en sus obras francesas, más visceral, menos estilizado. Aquí no hay aún el brillo aforístico de Breviario de podredumbre, pero sí el germen de su filosofía: la inutilidad del consuelo, la enfermedad de la conciencia, el vértigo de existir.
🧠 Temas centrales
Lucidez como condena: “La conciencia es una herida que no cicatriza.”
El sufrimiento como única realidad: Todo lo demás es ilusión, distracción, mentira.
La historia como farsa: Cioran desconfía de los grandes relatos, de las ideologías, de la redención colectiva.
La inmunidad emocional: Un ideal negativo: no sentir, no esperar, no sufrir.
El extravío como método: No hay camino recto. El pensamiento se curva, se pierde, se pudre. Y ahí, dice Cioran, está la verdad.
🧿 Fragmento representativo
“El sufrimiento es la única realidad; todo lo demás es juego, apariencia, literatura.”
Este tipo de sentencia anticipa su estilo posterior, pero aún está incrustada en una prosa más densa, más confesional.
PRÓLOGO
«Qui êtes-vous? —Je suis un étranger pour la police,
pour Dieu, pour moi-même»
CIORAN, Le mauvais démiurge. Œuvres, p. 1245
Compuesta poco después de terminar la guerra, aproximadamente entre la segunda mitad de
1945 y los primeros meses del año siguiente, Extravíos es acaso la obra más sombría y descreída
que el autor haya escrito nunca; uno de los últimos textos que redacta en rumano y con toda
probabilidad el último que concibe en su propia lengua a manera de libro. En 1945 la situación
de Cioran se torna crítica. Sus instancias para prolongar la beca que de una u otra forma había
logrado mantener desde su llegada a París en 1937 resultan ya inútiles. El 15 de febrero de 1946
comunicaba a sus padres el cobro atrasado de los últimos meses que percibiría (mayo-noviembre
1944).1
El balance de sus circunstancias se resume en estas líneas que transmite a Jeni Acterian
el 2 de diciembre de 1946:
«Pronto se cumplirán diez años desde que estoy en París, es decir, el único sitio del globo donde se puede vivir.
Este lapso comporta las consecuencias más graves y las más agradables. Quiero decir que me siento feliz de estar
aquí e infeliz de no poder imaginarme en otro sitio. —Sobre lo que hago no tengo ni idea. Creo que no hago nada.
Vivo en una mansarda,2
como en la cantina estudiantil, no tengo profesión —y naturalmente no gano nada. No
puedo considerar despiadada la suerte que me ha permitido vivir hasta los 35 años libre y al margen de la
sociedad. Mi razonamiento ha sido siempre simple: cuando esto ya no marche me fusilo. La cuenta no ha salido
mal, pues me ha permitido —contrariamente al rebaño circundante— perseverar… en la existencia, sin el terror
del futuro».3
Por otro lado, la posibilidad de regresar a su país con la idea de reemprender la labor docente que
había ejercido durante breve tiempo antes de su partida, no cabe de ninguna manera en sus
planes.4
Desde la irrupción del comunismo en marzo de 1945, Rumanía ha devenido por lo
demás una patria más que nunca imposible para Cioran.
Es conocido el episodio de Offranville, pueblo situado a unos ocho kilómetros de Dieppe, donde
Cioran se encuentra —según sus palabras— en el verano de 19475
intentando traducir a
Mallarmé al rumano a modo de mero ejercicio. De pronto adviene en él una especie de
revolución: Offenbarung es el término que empleará en su entrevista con Gerd Bergfleth el 5 de
junio de 1984. En ese instante fulminante Cioran parece comprender la absurdidad de seguir
empeñado en su propia lengua, así como la apremiante necesidad de adoptar el francés como
única vía de escritura: «Abandonarás tu lengua materna y de ahora en adelante no escribirás sino
en francés».6
No se trata sin embargo de una resolución imprevista, sino de un largo proceso de
combustión interior que en ese preciso instante parece alcanzar su ocasión decisiva.7
Los años de
la guerra supondrán para Cioran, en éste y otros sentidos, una transformación implacable,
especialmente en lo que concierne a sus así llamados fervores ideológicos, según lo expresa en
esta carta a su hermano en 1947:
«En varios sentidos yo ya no soy el mismo. De algún modo he cambiado mi punto de vista en todo lo que respecta
a las realidades “históricas”. A veces me parece cómico que haya podido escribir La transfiguración de Rumanía;
—ya no me interesa. Salvo la poesía, la metafísica y la mística nada tiene valor alguno. Toda participación en las
agitaciones temporales es tiempo perdido y malgasto inútil. […] Un hombre que pretenda conservar una cierta
dignidad espiritual debe olvidar su condición de contemporáneo. […] Todo hombre es víctima de su
temperamento. Yo creo haber liquidado muchos errores y esperanzas engañosas. Intenta, por cualquier medio,
mantenerte al margen de las pasiones efímeras y de las supersticiones que envenenan inútilmente el alma y los
bríos del espíritu».8
El cambio de lengua para Cioran implica, por tanto, no sólo una ascesis de orden lingüístico y
estilístico, una camisa de fuerza que por sí sola determinará un drástico giro en su ideal de
escritura, destinado a erradicar la efusión lírica que había caracterizado el periodo anterior,9
sino
también y sobre todo un intento de liquidar para siempre el pasado y sus intemperancias, su
férvido temperamento y su antigua identidad.10
significativo el título original de esta obra: Razne,11
A este respecto, resulta algo más que
término absolutamente inusitado, preñado de
prolíficas ramificaciones, capaz de albergar por sí solo un universo, «un Lebensgefühl, una
metafísica y todo cuanto en materia de poesía pueda desearse»,12
diría acaso Cioran. En su
raigambre eslava resuena una diferencia, una disonancia, una desemejanza, un extrañamiento, el
despartimiento egregio de quien se ha apartado del rebaño, de Dios y de su misma esencia:
«meteco por excelencia», peregrino incurable, errante en la «realidad irreal del tiempo»,
confinado en el ser y extraviado en la existencia; Razne expresa una disgregación, un desarraigo,
un desvío, una divagación, un excurso, un desvarío, cuando no la libre dispersión que atañe a la
factura fragmentaria y miscelánea de esta obra.
Situada entre los dos breviarios,13
Extravíos señala en cualquier caso un fin de ruta en la
trayectoria de Cioran como autor de lengua rumana, la prefiguración de un irreversible adiós ante
la inminencia del salto que lo catapultará inmortalmente como uno de los prosistas más finos de
las letras francesas en la segunda mitad del siglo.
Notas
1
. Cioran, Scrisori către cei de-acasă. Humanitas, Bucureşti, 1995, p. 15.
2
CHRISTIAN SANTACROCE
. Por ese entonces, temiendo la llegada del frío y del invierno, Cioran se ha trasladado al hotel Majory (20, rue
Monsieur le Prince), a escasos metros del domicilio anterior (hotel Racine), donde ocupa una pequeña buhardilla
soleada que, en palabras de Simone Boué, «más hacía pensar en el camarote de un barco que en una habitación de
hotel». Cioran, Mon pays. Humanitas, Bucureşti, 1996, p. 126.
3
. Scrisori către cei de-acasă, p. 238.
4
. Según declara a sus padres el 15 de febrero de 1946: «La perspectiva de una cátedra a mi regreso no me
entusiasma en absoluto: he olvidado que mi oficio es el de profesor y además no podría poner el alma en una
carrera insulsa y estúpida. Sería para mí una dramática decisión tener que retomar una vida que nunca ha entrado
en mis cálculos ni en mis ilusiones». Scrisori către cei de-acasă, p. 16.
5
. El hecho debió de ocurrir, sin embargo, un año antes, en el verano de 1946, pues a finales de ese año Cioran
parece haber dado ya forma a la primera versión del futuro Précis de décomposition: «Para proporcionarme un
pretexto de actividad he escrito en este último tiempo un “libro” en francés, Exercices négatifs. No sé si se
publicará alguna vez. Es una especie de despedida de cara a las ilusiones heredadas o alimentadas
inconscientemente, una especie de teoría del exilio metafísico sin pretensiones filosóficas, las cuales se me antojan
más que nunca ridículas». A Jeni Acterian, el 2 de diciembre de 1946. Scrisori către cei de-acasă, p. 238.
6
. E. M. Cioran, Ein Gespräch, geführt von Gerd Bergfleth. Konkursbuchverlag, Tübingen, 1985, p. 15.
7
. Sólo indicar que unos tres años antes el autor avanzaba ya sus primeras tentativas en la nueva lengua,
cristalizadas en dos artículos: Mihail Eminesco y Le «dor» ou la nostalgie, publicados en el semanario Comœdia
el 16 de enero y el 4 de septiembre de 1943 respectivamente. El último de ellos firmado como Emmanuel Cioran.
8
. Scrisori către cei de-acasă, pp. 43-44.
9
. Según esta nota del verano de 1957: «Mi ideal de escritura: hacer callar para siempre al poeta que se esconde en
uno; liquidar sus últimos vestigios de lirismo; —ir a contracorriente de lo que se es, traicionar sus inspiraciones;
pisotear sus impulsos y hasta sus muecas». Cioran, Cahiers (1957-1972). Gallimard, Paris, 1997, p. 14.
10
. Véase el fragmento titulado Le renégat, incluido en su primer libro en francés: «Recuerda haber nacido en
alguna parte, haber creído en los errores natales, propuesto principios y propugnado necedades inflamadas. Se
avergüenza…, y se empeña en abjurar su pasado, sus patrias reales o soñadas, las verdades surgidas de su médula.
[…] Aquel que no puede ya tomar partido, porque todos los hombres están necesariamente en lo cierto y en el
error, porque todo es justificable y al mismo tiempo irrazonable, ése debe renunciar a su nombre, pisotear su
identidad y recomenzar una nueva vida en la impasibilidad o la desesperanza». Cioran, Précis de décomposition.
Œuvres. Gallimard, Paris, 1995, pp. 635-636.
11
. En mayo de 1949, en el segundo número de la revista Luceafǎrul (pp. 145-149), aparecerían con este mismo
título un puñado de fragmentos bajo las iniciales Z. P. Los últimos al parecer que Cioran redacta en rumano.
12
. A Constantin Noica, el 21 de enero de 1970. Scrisori către cei de-acasă, p. 298.
13
. Îndreptar pǎtimaş (Breviario de los vencidos), escrito entre 1940 y 1944, y Précis de décomposition
(Breviario de podredumbre), publicado en 1949.