domingo, 23 de mayo de 2021

CANTO VI. ANOTACIONES. DIVINA COMEDIA. DANTE ALIGHIERI.



 [L1]Cerbero es el perro de tres cabezas que guardaba las puertas del Infierno, una vez atravesada la laguna Estigia. Dante lo hace sólo guardián del tercer círculo, el de los glotones.

 [L2]Ciacco, el primer florentino que Dante encuentra en el Infiemo, debió ser un conocido parásito de la ciudad, amigo de ser invitado a los festines de sus paisanos. Hay quien le identifica con el poeta Ciacco dell'Anguilliaia.

 [L3]La ciudad partida es, por supuesto, la Florencia dividida en bandos po­líticos.

 [L4]El bando salvaje o de los blancos, dirigido por la familia Cerchi, derrota­rá en 1300 a los negros, capitaneados por los Donati; pero en 1302 serán éstos quien logren expulsar a los blancos, con la ayuda de Bonifacio VIII, lo que pro­vocará el exilio del poeta.

 [L5]No es del todo convincente el que Dante aluda a sí mismo y a Guido Ca­valcanti.

 [L6]En efecto, nos los iremos encontrando a lo largo de nuestro viaje por la Comedia.

 [L7]No encontrarán la verdadera perfección, pero su castigo será más per­fecto después del Juicio Final, en que se reunirán las almas que ahora penan con los cuerpos que aún se hallan en la tierra.

 [L8]Se trata del dios romano de la riqueza, hijo de Démeter y de Casón, que preside el próximo círculo, el de los pródigos y los avaros.

 

CANTO VI

 

Cuando cobré el sentido que perdí

antes por la piedad de los cuñados,

que todo en la tristeza me sumieron,                                    3

 

nuevas condenas, nuevos condenados

veía en cualquier sitio en que anduviera

y me volviese y a donde mirase.                                           6

 

Era el tercer recinto, el de la lluvia

eterna, maldecida, fría y densa:

de regla y calidad no cambia nunca.                                     9

 

Grueso granizo, y agua sucia y nieve

descienden por el aire tenebroso;

hiede la tierra cuando esto recibe.                                        12

 

Cerbero, fiera monstruosa y cruel,                                        13[L1] 

caninamente ladra con tres fauces

sobre la gente que aquí es sumergida.                                              15

 

Rojos los ojos, la barba unta y negra,

y ancho su vientre, y uñosas sus manos:

clava a las almas, desgarra y desuella.                                  18

 

Los hace aullar la lluvia como a perros,

de un lado hacen al otro su refugio,

los míseros profanos se revuelven.                                        21

 

Al advertirnos Cerbero, el gusano,

la boca abrió y nos mostró los colmillos,

no había un miembro que tuviese quieto.                             24

 

Extendiendo las palmas de las manos,

cogió tierra mi guía y a puñadas

la tiró dentro del bramante tubo.                                          27

 

Cual hace el perro que ladrando rabia,

y mordiendo comida se apacigua,

que ya sólo se afana en devorarla,                                        30

 

de igual manera las bocas impuras

del demonio Cerbero, que así atruena

las almas, que quisieran verse sordas.                                               33

 

Íbamos sobre sombras que atería

la densa lluvia, poniendo las plantas

en sus fantasmas que parecen cuerpos.                                 36

 

En el suelo yacían todas ellas,

salvo una que se alzó a sentarse al punto

que pudo vernos pasar por delante.                                      39

 

«Oh tú que a estos infiernos te han traído

‑me dijo‑ reconóceme si puedes:

tú fuiste, antes que yo deshecho, hecho.»                            42

 

«La angustia que tú sientes ‑yo le dije­-

tal vez te haya sacado de mi mente,

y así creo que no te he visto nunca.                                      45

 

Dime quién eres pues que en tan penoso

lugar te han puesto, y a tan grandes males,

que si hay más grandes no serán tan tristes.»                                   48

 

Y él a mfí «Tu ciudad, que tan repleta

de envidia está que ya rebosa el saco,

en sí me tuvo en la vida serena.                                            51

 

Los ciudadanos Ciacco me llamasteis;                                 52[L2] 

por la dañosa culpa de la gula,

como estás viendo, en la lluvia me arrastro.                         54

 

Mas yo, alma triste, no me encuentro sola,

que éstas se hallan en pena semejante

por semejante culpa», y más no dijo.                                    57

 

Yo le repuse: «Ciacco, tu tormento

tanto me pesa que a llorar me invita,

pero dime, si sabes, qué han de hacerse                                60

 

de la ciudad partida los vecinos,                                          61[L3] 

si alguno es justo; y dime la razón

por la que tanta guerra la ha asolado.»                                 63

 

Y él a mí: «Tras de largas disensiones                                  64[L4] 

ha de haber sangre, y el bando salvaje

echará al otro con grandes ofensas;                                      66

 

después será preciso que éste caiga

y el otro ascienda, luego de tres soles,

con la fuerza de Aquel que tanto alaban.                             69

 

Alta tendrá largo tiempo la frente,

teniendo al otro bajo grandes pesos,

por más que de esto se avergüence y llore.                           72

 

Hay dos justos, mas nadie les escucha;                                73[L5] 

son avaricia, soberbia y envidia

las tres antorchas que arden en los pechos.»                         75

 

Puso aquí fin al lagrimoso dicho.

Y yo le dije: «Aún quiero que me informes,

y que me hagas merced de más palabras;                             78

 

Farinatta y Tegghiaio, tan honrados,

Jacobo Rusticucci, Arrigo y Mosca,

y los otros que en bien obrar pensaron,                                 81

 

dime en qué sitio están y hazme saber,

pues me aprieta el deseo, si el infierno

los amarga, o el cielo los endulza.»                                       84

 

Y aquél: « Están entre las negras almas;

culpas varias al fondo los arrojan;

los podrás ver si sigues más abajo.                                        87[L6] 

 

Pero cuando hayas vuelto al dulce mundo,

te pido que a otras mentes me recuerdes;

más no te digo y más no te respondo.»                                90

 

Entonces desvió los ojos fijos,

me miró un poco, y agachó la cara;

y a la par que los otros cayó ciego.                                       93

 

Y el guía dijo: «Ya no se levanta

hasta que suene la angélica trompa,

y venga la enemiga autoridad.                                              96

 

Cada cual volverá a su triste tumba,

retomarán su carne y su apariencia,

y oirán aquello que atruena por siempre.»                            99

 

Así pasamos por la sucia mezcla

de sombras y de lluvia a paso lento,

tratando sobre la vida futura.                                                           102

 

Y yo dije: «Maestro, estos tormentos

crecerán luego de la gran sentencia,

serán menores o tan dolorosos?»                                          105

 

Y él contestó: «Recurre a lo que sabes:

pues cuanto más perfecta es una cosa

más siente el bien, y el dolor de igual modo,                                   108

 

Y por más que esta gente maldecida

la verdadera perfección no encuentre,

entonces, más que ahora, esperan serlo.»                              111[L7] 

 

En redondo seguimos nuestra ruta,

hablando de otras cosas que no cuento;

y al llegar a aquel sitio en que se baja                                   114

encontramos a Pluto: el enemigo.                                         115[L8] 


 [L1]Cerbero es el perro de tres cabezas que guardaba las puertas del Infierno, una vez atravesada la laguna Estigia. Dante lo hace sólo guardián del tercer círculo, el de los glotones.

 [L2]Ciacco, el primer florentino que Dante encuentra en el Infiemo, debió ser un conocido parásito de la ciudad, amigo de ser invitado a los festines de sus paisanos. Hay quien le identifica con el poeta Ciacco dell'Anguilliaia.

 [L3]La ciudad partida es, por supuesto, la Florencia dividida en bandos po­líticos.

 [L4]El bando salvaje o de los blancos, dirigido por la familia Cerchi, derrota­rá en 1300 a los negros, capitaneados por los Donati; pero en 1302 serán éstos quien logren expulsar a los blancos, con la ayuda de Bonifacio VIII, lo que pro­vocará el exilio del poeta.

 [L5]No es del todo convincente el que Dante aluda a sí mismo y a Guido Ca­valcanti.

 [L6]En efecto, nos los iremos encontrando a lo largo de nuestro viaje por la Comedia.

 [L7]No encontrarán la verdadera perfección, pero su castigo será más per­fecto después del Juicio Final, en que se reunirán las almas que ahora penan con los cuerpos que aún se hallan en la tierra.

 [L8]Se trata del dios romano de la riqueza, hijo de Démeter y de Casón, que preside el próximo círculo, el de los pródigos y los avaros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog

DE SOBREMESA Rayuela: los yerros del salto En colaboración: Dr. Enrico Pugliatti y J. Méndez-Limbrick

  Rayuela : los yerros del salto 1. El culto al caos disfrazado de libertad Cortázar propone una lectura no lineal, pero el “tablero de dire...

Páginas