INTRODUCCIÓN GENERAL
P anorama general
Los ejercicios preparatorios de retórica o progymnás
mata, que constituyen el objeto de nuestra traducción, tie
nen como marco de desarrollo el de las escuelas de retóri
ca, en un momento de la historia de Grecia en el que se
vive una gran efervescencia cultural, caracterizada sobre
todo por el retorno a los grandes modelos clásicos del pa
sado. Este renacer cultural, que tiene sus orígenes ya en
el s. i a. C. con el denominado movimiento aticista, alcan
za su máximo desarrollo en la época de los grandes empe
radores filohelenos: Adriano, Antonino Pío y Marco Aure
lio, y aparece representado en el movimiento conocido desde
Filóstrato como Segunda Sofística *.
Los nuevos sofistas, entre los que destacan figuras co
mo Escopeliano, Polemón, Herodes Ático y Aristides en
tre otros, al igual que los antiguos viajan de ciudad en
1
Sobre las relaciones entre Aticismo y Segunda Sofística, cf. J. Bom-
paire, Luden écrivain, immitaíion et création, París, 1958, págs. 116
y ss. y A. Boulanger, Aelius Aristide et la sophistique dans la province
d ’Asie au II siècle de notre ère, Paris, 1968 (1.a edición, 1923), págs.
60 y ss.
8
TEÓN ·
HERMÓGENES ■ AFTONIO
ciudad ofreciendo declamaciones y alternan su profesión
docente con los servicios prestados a sus ciudades. Muchos
de ellos, como en el caso de Herodes Ático, harán impor
tantes contribuciones económicas costeando fiestas, edifi
cios públicos 2, etc.; otros, como Aristides o Polemón, de
fenderán los intereses de sus ciudades ante el emperador 3.
La mayoría intervendrá en la política de su ciudad y recibi
rá importantes favores del emperador 4.
Buena prueba de la importancia que alcanza la retórica
en la época es la dotación de cátedras de retórica en Roma
y Atenas, que constituían, sobre todo la de Roma, la meta
de la carrera de cualquier sofista 5.
Igualmente son muchas las ciudades de Asia que cuen
tan con gran número de rétores y gramáticos en sus biblio
tecas públicas, destacando entre todas ellas Esmirna y
Éfeso 6.
Dentro de este panorama cultural la gran protagonista
es, sin duda, la retórica, que impregnará todas las facetas
2 Filó strato , Vidas de los sofistas II 548-549, 551.
3 Aristides consiguió, mediante su lamento por Esmirna, que el empe
rador Marco Aurelio reconstruyera esta ciudad arruinada por terremotos
(Filóstr., Vidas... II 582). A ella le dedicó una Monodia, una Palinodia
y un Esmirnaico. Polemón, por su parte, logró que Adriano donara a
Esmirna diez millones de dracmas, con las que se hicieron importantes
obras en la ciudad (Filóstr., Vidas... I 531).
4 Por ejemplo, Polemón y su familia, que recibieron importantes exen
ciones y privilegios por parte de Trajano y Adriano. Cf. op. cit., 532-533.
5 Sobre la importancia de las cátedras de retórica en la época, cf.
G. Kennedy, The art of Rhetoric in the Roman world, N. Jersey, 1972,
págs. 565-566.
6 A este respecto dice A. Boulanger, Aelius Aristide..., pág. 38: «...et
sont (las ciudades de Asia) si bien pourvues de rhéteurs et de grammai
riens que l’empereur Antonin dut fixer par une ordonnance le nombre
maximum de professeurs municipaux exempts de charges que chacune
pourrait posséder».
INTRODUCCIÓN GENERAL
9
de la vida, pues todo futuro filósofo, científico u orador
habrá pasado previamente, como mínimo, por las manos
del gramático, en donde habrá leído y explicado a los clá
sicos. Las escuelas de retórica darán así a los alumnos una
formación eminentemente literaria.
Los grandes autores clá
sicos serán leídos, aprendidos de memoria e imitados, de
ahí la formación «libresca» que predomina en muchos es
critores de la época 1.
La retórica deja de tener la orientación eminentemente
práctica que tenía en la época clásica y pasa a convertirse
en objeto de estudio por sí misma. En teoría la finalidad
práctica continúa, formar a los alumnos para que sean ca
paces de defender una causa o de hacer prevalecer una pro
puesta; sin embargo, varía la ocasión y el lugar, pues gene
ralmente no será el tribunal o la asamblea, sino las salas
de audición y los teatros 8, y no será con motivo de un
enfrentamiento judicial o para debatir una propuesta que
pueda favorecer o perjudicar a la ciudad, sino simplemen
te para hacer ostentación de la propia formación y dotes
personales. Los tres géneros clásicos en que desde Aristó
teles se divide la retórica: el judicial, el deliberativo y el
epidictico, van a pervivir en la época imperial, pero de di
ferente manera. Por un lado, el deliberativo y el judicial
aparecen representados en las llamadas melétai o declama
ciones sobre temas ficticios, de las que nos ocuparemos
más adelante. Por otro lado, el género epidictico conoce
7 J. BOmpaire, Lucien..., págs. 294 y sigs., ofrece un detallado estu
dio de la influencia de determinados ejercicios preparatorios en la obra
de Luciano.
8 Las sesiones de los sofistas tenían lugar generalmente en el bouleu-
térion o en el odeón, pero, a veces, si se preveía una afluencia masiva,
se celebraban en el teatro. A. Bouxanoer, Aeiius Aristide..., pág. 51.
10
TEÓN · HERMOGENES · AFTONIO
una enorme expansión, a costa, por ejemplo, de géneros
que tradicionalmente se expresaban en verso, como el him
no, el epitalamio, etc. 9. Los discursos judiciales y delibe
rativos pierden su vitalidad originaria y se convierten en
discursos de aparato, en donde la puesta en escena y la
improvisación juegan un importante papel 10, con lo que,
en última instancia, será el género epidictico el que lo im
pregne todo 11.
La filosofía, por su parte, quedará relegada a los círcu
los restringidos de cada escuela filosófica y cuestiones re
servadas en un principio a la filosofía, como las tesis, se
rán objeto de estudio en las escuelas de retórica 12.
La pre
ponderancia de la retórica, que se va perfilando ya desde
época helenística, se consigue definitivamente en la época
imperial, y de hecho son muchos los filósofos que tienen
una amplia formación sofística, como es el caso de Dión
de Prusa, que, aun después de renunciar a la retórica y
dedicarse al cultivo de la filosofía, no abandonará nunca
9 Cf. Menandro: Sobre los géneros epidicticos (ed. F. Romero Cruz),
Salamanca, 1989, pág. 15. Francisco Romero nos ofrece también en su
introducción un panorama general sobre la historia y desarrollo del géne
ro epidictico.
10 La facultad de la improvisación era una de las más admiradas en
la época y fueron muy pocos los sofistas que gozaron de reputación sin
ella. Una de las pocas excepciones la representó, sin duda, Aristides, se
gún cuenta Filóstrato en Vidas..., II 583.
11 La importancia del género epidictico está en estrecha relación con
el acento puesto sobre el estilo, de lo que dan cuenta tratados como la
Téchnë rhëtorikê de Aristides y el Peri ideon de Hermógenes. Cf. D.
A. Russell, Criticism in Antiquity, Londres, 1981, págs. 129 y sigs.,
en donde ofrece un resumen de los principales tratados estilísticos de
la época.
12 Según Russell, como un intento por huir de la acusación de que
su arte era ajeno a la moralidad. Cf. op. cit., pág. 115.
INTRODUCCIÓN GENERAL
11
sus hábitos sofísticos 13. Además, los filósofos exponen a
menudo sus doctrinas por medio de conferencias 14, con
lo que, en el fondo, se parecen bastante a sofistas que ofre
cieran declamaciones ante un público más o menos amplio.
El fervor que los sofistas despertaban al llegar a una
ciudad y la expectación con que eran recibidas sus decla
maciones exigía la existencia de un público más o menos
experto y crítico que pudiera apreciar la originalidad, el
estilo, el apropiado o inapropiado tratamiento de un tema,
etc. Este público existía merced a las escuelas de retórica,
que suministraban tanto a los sofistas como a su auditorio
un amplio repertorio de tópicos tratados en multitud de
ocasiones por medio de ejercicios escolares.
Nos parece,
por ello, conveniente esbozar un panorama del sistema edu
cativo griego de la época imperial.
En esta época la enseñanza abarcaba fundamentalmen
te tres ciclos, que en terminología moderna podríamos de
nominar primario, secundario y superior 15. La enseñanza
primaria se pasaba junto al grammatistés, que con un mé
todo basado en la pura memoria enseñaba al alumno a
leer y a escribir, así como operaciones elementales de cál
culo.
A continuación, el alumno iniciaba sus estudios jun
to al grammatikós, dando así comienzo a su enseñanza se
cundaria. Ésta aparece designada con la denominación de
enkyklios paideía y equivale a lo que en la Edad Media
serán las artes liberales, integradas por el trivium (gramáti
13 Cf. Filóstrato, Vidas..., I 488, Filóstrato pasa revista a una serie
total de ocho filósofos con renombre de sofistas, entre los que figuran,
aparte de Dión de Prusa, Eudoxo de Cnido, León de Bizancio, etc.
14 Cf. H.-I. M arrou, Histoire de l’éducation dans l’Antiquité = His
toria de la educación en la Antigüedad (trad. José Ramón Mayo), 3.a
ed., Buenos Aires, 1976, pág. 259.
15 Seguimos a Marrou, cf. op. cit., págs. 182-264.
12
TEÓN · HERMÓGENES · AFTONIO
ca, retórica y dialéctica) y el quadrivium (aritmética, geo
metría, astronomía y música), si bien las ciencias nunca
tendrán una importancia real, sino que se limitarán a una
enseñanza elemental y, en su lugar, será la retórica la que
ocupe toda la atención 16. La enseñanza superior, por su
parte, abarcaba el estudio de una de las dos disciplinas
rivales, la filosofía o la retórica. No obstante, según apun
tábamos antes, la retórica no dejará de ir robando terreno
a la filosofía 17.
Dentro de este panorama los ejercicios preparatorios
se hallaban a medio camino entre la enseñanza secundaria
y la enseñanza superior. Los ejercicios más sencillos, como
la fábula, el relato, la chría ls, la sentencia y la confirma
ción se estudiaban generalmente junto al grammaíikós,
mientras que los restantes: lugar común, encomio, compa
ración, etc., se estudiaban en el ciclo superior junto al ré-
tor o sophistés 19.
16 Cf. Marrou, op. cit., pág. 227.
17 Un panorama del viejo enfrentamiento entre filosofía y retórica
a través de las concepciones de Platón, Aristóteles e Isócrates nos ofre
cen, entre otros, B. P. Reardon, Courants littéraires grecs des IIe et
IIIe siècles après J. C., Paris, 1971, págs. 64 y ss., H.-I. M arrou, Histo
ria..., págs. 76 y ss., y C. S. Baldwin, Medieval Rhetoric and Poetic,
Nueva York, 1928, págs. 2 y ss.
18 Gr. chreia.
Es una variedad de la sentencia (gnémê), cf. Teón,
96. Sobre la razón de su mera transcripción, cf. pág. 54 n. 10.
19 Ambos términos aparecen utilizados indistintamente, si bien el se
gundo será más frecuente en la época imperial. Cf. la introducción de
M.a Concepción Giner a las Vidas de los sofistas, Madrid, 1982, págs.
20 y sigs. Con respecto a las competencias de rétores y gramáticos en
lo que atañe a la enseñanza de los ejercicios preparatorios, cf. G. Rei
chel, Quaestiones Progymnasmaticae, Leipzig, 1909, págs. 115-118 y
128-129, en donde pasa revista a los diferentes ejercicios propios de réto-
res y gramáticos, según Quintiliano y Suetonio, respectivamente.
INTRODUCCIÓN GENERAL
13
Los ejercicios preparatorios con su multitud de reglas
y clichés, que permiten hacer un encomio, una descripción,
etc., son una prueba de que la enseñanza de la retórica
en la época imperial se basaba en el estudio memorístico
de una serie de tópicos y en su aplicación práctica.
Como
su propio nombre indica, se trata de ejercicios que prepa
ran al joven para lo verdaderamente importante, las cau
sas judiciales y deliberativas. Después del estudio de los
progymnásmata el alumno se enfrentaba a las llamadas me-
létai, en latín declamationes, que comprendían dos varian
tes: las hypothéseis dikanikaí (lat. controversiae) y las hypo-
théseis symbouleutikaí (lat. suasoriae). De ambas, las pri
meras tendrán más importancia en el área romana, mien
tras que en la griega se preferirán las suasoriae 20.
Lo característico de ambos tipos de declamaciones es
que el alumno no se basará en casos tomados de la vida
real, sino en casos enteramente ficticios: raptos, violacio
nes, piratas, hijos desheredados, etc., en el caso de las hi
pótesis judiciales, y la historia antigua o la mitología, en
el caso de las hipótesis deliberativas, por ejemplo, se ima
ginaba qué diría Demóstenes, Pericles, Aquiles o Héctor
en una determinada situación 21.
La importancia de las declamaciones se refleja, por ejem
plo, en el hecho de que a ellas se les dedica todo un ejerci
cio, el de la etopeya o prosopopeya 22.
20 Marrou, Historia..., pág. 249, y Boulanger, Aelius Aristide...,
pág. 41.
21 Para una mayor información sobre las declamaciones sofísticas puede
consultarse D. L. Clark, Rhetoric in Greco-Roman education, 3.a ed.,
Nueva York, 1977, págs. 213 y sigs., y D. A. Russell, Greek declama
tion, Cambridge, 1983, págs. 21-39 y 106-128.
22 Sobre la gran utilidad de este ejercicio habla Quintiliano en III 8, 50.
14
TEÓN · HERMÓGENES · AFTONIO
Por otro lado, como las declamaciones abarcaban úni
camente los géneros deliberativo y judicial, el otro género
retórico, el epidictico, será objeto de estudio en dos ejerci
cios preparatorios, el encomio y el vituperio 23.
A lgunas consideraciones acerca de los
« progymnásmata»
La primera mención del término progymnásmata apa
rece constatada en la Retórica a Alejandro, atribuida a Ana
ximenes de Lámpsaco 24.
Sin embargo, su mención aquí
ha dado origen a posturas como la de Reichel, que ha con
siderado su uso con un valor genérico referido a una ejer-
citación general previa, o como la de Kennedy, que lo con
sidera una intrusión posterior en el texto 25.
Lo encontramos ya con su valor específico en la obra
de Teón. No obstante, Teón utiliza con preferencia el tér
mino gymnásmata frente a progymnásmata. Así, este últi
mo sólo aparece en dos ocasiones (págs. 61, 25; 65, 28 Sp.),
mientras que en las restantes es sustituido por los términos
más generales de gymnásmata y gymnasia. Hermógenes,
por su parte, no utiliza nunca el término progimnasma,
sino que emplea siempre en su lugar gymnasma, frente a
Aftonio, que utiliza el término progimnasma en cuatro oca
siones (10, 18; 17, 13; 32, 2; 42, 6 R.), gymnasia en tres
(14, 6; 17, 5; 47, 6 R.) y gymnasma sólo una vez (46, 21
23 Teón y Hermógenes lo estudiarán como un solo ejercicio, Aftonio
como dos.
24 Rhetores Graeci /(ed. L. Spengel), pág. 214, 1. Sobre los proble
mas que plantea la autoría de la obra puede consultarse la Introducción
de J. Sánchez Sanz a la Retórica a Alejandro, Salamanca, 1989.
25 G. Reichel, Quaestiones..., pág. 9, y G. Kennedy, Greek Rhetoric
under Christian emperors, Nueva Jersey, 1983, pág. 55.
INTRODUCCIÓN GENERAL
15
R.), con lo que observamos cómo progymnásmata se va
consolidando progresivamente como término técnico para
designar los ejercicios preparatorios de retórica.
La diferenciación entre gymnásmata y progymnásmata
aparece ya claramente en los comentaristas de Aftonio, quie
nes distinguen entre progymnásmata o ejercicios prepara
torios y gymnásmata, que son propiamente las declamacio
nes ficticias de suasorias y controversias 26.
En latín lo encontramos traducido, sobre todo, como
primae exercitationes y como praeexercitamina, traducción
esta última que prevalecerá en la Edad Meda y el Renaci
miento 27. Por otro lado, en el área romana está constata
da la existencia de algunos ejercicios preparatorios ya en
el s. i a. C. en Ad Herennium y en el De oratore y De
inventione de Cicerón28.
26 Esta es la opinión de J. Doxópatres (Rhetores Graeci XIV (ed.
H. Rabe), Leipzig, 1935, pág. 137, 5-12). Otros autores, sin embargo,
entienden por gymnásmata la verdadera enseñanza de la retórica, como
son las cuatro obras del canon hermogeniano, cf. ibid., pág. 77, 21-24.
27 G. Kennedy, Greek Rhetoric..., pág. 55. La primera traducción
es de Quintiliano, la segunda de Prisciano de Cesarea en su versión latina
de los Progymnásmata de Hermógenes. J. Maria Cataneo y R. Agrícola,
traductores renacentistas de Aftonio, ofrecen algunas variantes: el prime
ro lo traduce generalmente como praeexercitatio, mientras que el segundo
opta con mayor frecuencia por el término praeexercitamentum.
28 Los principales ejercicios preparatorios de los que se observan hue
llas en las mencionadas obras son la fábula, el relato, la chría, el enco
mio y el lugar común, en el caso de Ad Herennium y De inventione
(Reichel, Quaestiones..., págs. 12-16), y la paráfrasis, la lectura y la
tesis, en el caso del De oratore (ibid., págs. 17-19). Sobre los numerosos
puntos de contacto existentes entre Quintiliano y Teón, además de la
obra de G. Reichel, puede consultarse I. Lana, Quintiliano, II «Sublime»
e Gli «Exercizi preparatori» di Elio Teone III, Turin, 1951, pág. 172,
en donde, tras examinar las múltiples coincidencias existentes entre los
16
TEÓN · HERMOGENES · AFTONIO
El término progimnasma es definido por Mateo Cama-
riotes desde dos puntos de vista: genérico y propiamente
retórico. Desde un punto de vista genérico, el progimnasma
es definido como «una ejercitación moderada que conduce
a la superación de mayores dificultades». Desde un punto
de vista retórico, consiste en una práctica escolar que ejer
cita en las partes y géneros de la retórica 29. En efecto,
cada uno de los progymnásmata enseñados en las escuelas
de retórica resultaba útil para alguna de las partes del dis
curso o para alguno de los géneros retóricos.
Así, la fábu
la, la chría, la sentencia y la tesis eran útiles para el género
deliberativo; la refutación, la confirmación, el lugar co
mún y la propuesta de ley para el género judicial; y el
encomio y vituperio, la comparación y la etopeya para el
panegírico (también lo era la tesis en cuanto al tema) 30.
A su vez, la fábula resultaba apropiada para ejercitarse
en los proemios; el relato y la descripción para las narra
ciones; la refutación y la confirmación para los agones,
y el lugar común para los epílogos 31.
Básicamente cada ejercicio consta de dos partes bien
diferenciadas: una primera parte en que se nos ofrecen as
pectos como su definición, explicación etimológica, clasifi
cación, etc., y una segunda parte en que se procede al des
arrollo de cada ejercicio en cuanto tal a partir de una serie
de procedimientos o categorías enjuiciadoras, denomina
dos principalmente con los términos tópoi, aphormaí y ke-
phálaia 32.
tres tratados, Lana llega a proponer a Elio Teón como autor de Sobre
¡o sublime.
29 Rhetores Graeci I (ed. Walz), Londres, 1832, pág. 121, 1-5.
30 Ibid., págs. 121-122.
31 Rh. Gr. XIV (ed. Rabe), págs. 133-134.
32 Se trata de términos utilizados principalmente por Teón. Cf. págs.
INTRODUCCIÓN GENERAL
.17
Por último, hemos de decir que el género de los progym
násmata gozó de un enorme tratamiento entre los réto-
res. Conocemos los nombres de muchos autores de ejerci
cios preparatorios, como Harpocración, Epifanio, Minu-
ciano, Onésimo, Ulpiano, Paulo Tirio, Sópatro, etc. 33; sin
embargo, sólo han sobrevivido cuatro manuales de progym
násmata, los atribuidos a Teón, Hermógenes, Aftonio
y Nicolao 34.
De todos ellos, sin duda, el más influyente
en la Antigüedad fue Aftonio, por proporcionar ejemplos
acabados de cada ejercicio, y su obra se convirtió en pro
totipo del género progymnasmático. Prueba de su gran di
fusión es el hecho de que la comentaran J. Sardiano, Do-
xópatres y Máximo Planudes entre otros35.
De igual mo
do fue muy importante en la antigüedad la obra de Teón,
no tanto como texto escolar cuanto como guía para profe
sores 36, debido a que ofrece un tratamiento profundo y
detallado de cada ejercicio preparatorio, junto con multi
tud de ejemplos sacados de obras antiguas, prueba inequí
voca de la estrecha relación existente entre retórica y litera
19-20. Sobre la distinción de estos términos, cf. L. Pernot, «Lieu et
lieu commun dans la rhétorique antique», BAGB 86, pág. 225, n. 12
y pág. 266, n. 65.
33 Rhetores Graeci X (ed. H. Rabe), Leipzig, 1926, págs. 52 y sigs.
34 Nicolao de Mira vivió en el s. v d. C. y fue discípulo de Lácares
de Atenas. Aparte de los Progymnásmata, escribió Declamaciones y un
Arte retórica. Sus Progymnásmata se pueden consultar en Rhetores Grae
ci XI (ed. J. Felten), Leipzig, 1913.
33 A la gran difusión de que gozaron los Progymnásmata de Aftonio,
junto con las cuatro obras del canon hermogeniano, en época bizantina
alude G. L. Kustas en su artículo «Studies in byzantine Rhetoric», Ana-
lekta Blatadon 17 (1973), pág. 23.
36
Prueba de su importancia es que gran parte de su teoría aparece
recogida de modo casi literal por J. Sardiano en su Commentarium in
Aphthonii Progymnasmata.
18
TEÓN ■ HERMÓGENES · AFTONIO
tura.
Los progymnásmata de Hermógenes, sin embargo,
fueron desplazados a un segundo plano por los de Aftonio
hasta caer poco a poco en el olvido 37.
Comparación entre Teón, H ermógenes y Aftonio
Vamos a proceder ahora a un análisis de las diferencias
y semejanzas existentes entre los tres autores que nos per
mita llegar a conclusiones fiables. Los aspectos que vamos
a tratar son los siguientes:
1.
Principales diferencias y semejanzas entre Teón,
Hermógenes y Aftonio.
2. Principales coincidencias entre Hermógenes y Teón.
3.
Coincidencias entre Aftonio y Hermógenes.
4.
5.
Puntos de contacto entre Aftonio y Teón.
Relativa originalidad de Aftonio.
1. Diferencias y semejanzas entre Teón, Hermógenes y
Aftonio
A simple vista, la diferencia más notable entre los tres
autores reside en el número de ejercicios: diez en Teón,
doce en Hermógenes y catorce en Aftonio.
Si bien sólo nos han llegado diez ejercicios de Teón,
sabemos que su obra constaba de quince, de los cuales los
cinco últimos (lectura, audición, paráfrasis, elaboración y
réplica) se han perdido y no aparecen en Hermógenes y
Aftonio 38. Solamente la exergasía o «elaboración» de Teón
37 Brzoska, RE I, 2797-2800.
38 Cuatro de estos cinco ejercicios se conservan en la edición de A.
Manandian, publicada en Erevan, 1938 (Inst. Hist. et. Lit. SSR Ar
men, Opera Auct. Veter. I).
INTRODUCCIÓN GENERAL
19
se corresponde posiblemente con la ergasía de Hermógenes
y Aftonio, pero en éstos la ergasía no es un ejercicio inde
pendiente, sino que es tratada como una parte de los ejer
cicios. Hermógenes, por su parte, presenta doce ejercicios,
pues añade dos nuevos: la sentencia, y la refutación y con
firmación. Este último ejercicio aparece en Teón como la
parte más importante en la argumentación de cada
progimnasma, pero no recibe un tratamiento independien
te 39. Por último, Aftonio ofrece catorce ejercicios: trata
por separado la refutación y confirmación, que en Hermó
genes aparecen en un solo ejercicio, así como el encomio
y el vituperio, mientras que Hermógenes se ocupa sólo del
encomio.
Desde el punto de vista terminológico, observamos que
Teón utiliza tres términos para referirse a los aspectos o
procedimientos en los que se basará la argumentación, fun
damentalmente tópoi (lugares de argumentación), pero tam
bién kephálaia (principios de argumentación) y aphormaí
(fuentes de argumentación). De estos tres términos Hermó
genes utiliza topos en tres ocasiones (págs. 10, 20; 15, 18;
19, 3 R.), aphormé en dos (págs. 16, 15; 17, 3 R.) y no em
plea el término kephálaia como «principios de argumenta
ción», aunque sí utiliza los términos teliká kephálaia para
referirse a los «principios de argumentación finales» (págs.
12, 10; 14, 6; 25, 22 R.). Por su parte, Aftonio utiliza
topos como «lugar de argumentación» una sola vez (pági
nas 31,13 R.), nunca utiliza el término aphormé y sí que
utiliza con bastante frecuencia kephálaia (págs. 4, 13; 8,
4; 10, 15 R., etc.), es decir, desde Teón a Aftonio el térmi
no técnico para referirse a las categorías en que se basará
39
Para la localización de los términos mencionados puede consultar
se el índice de términos colocado al final de cada traducción.
20
TEÓN · HERMÓGENES -· AFTONIO
la argumentación del ejercicio deja de ser tópoi y pasa a
ser kephálaia.
Llama también la atención la progresiva desaparición
del término epicheíresis o «argumentación», término fre
cuentísimo en Teón y que en Aftonio no aparece utilizado
ni una sola vez, mientras que Hermógenes lo utiliza en
dos ocasiones (págs. 11,7; 22, 15 R.)· Es curioso que una
de las Ocasiones en las que utiliza ese término (págs. 22,
15 R.) sea precisamente en el ejercicio de la descripción,
en el cual sigue muy de cerca a Teón. Frente al término
epicheíresis en Hermógenes encontramos el término erga-
sía y en Aftonio formas del verbo ergázein, que designan
la elaboración de que es objeto cada ejercicio 40.
Con respecto a las coincidencias entre los tres autores,
hemos de señalar que éstas son bastante abundantes y que
se han de interpretar como aspectos en los que Hermóge
nes sigue a Teón y Aftonio sigue a Hermógenes.
Estas coin
cidencias se observan principalmente en los siguientes
ejercicios:
a)
En el ejercicio del relato, en el cual los tres ofrecen
una definición casi idéntica:
— Teón (pág. 78, 15-16 Sp.): «Un relato es una composi
ción expositiva de hechos que han sucedido o que se
admiten como sucedidos».
— Hermógenes (pág. 4, 6-7 R.): «El relato sostienen que
es la exposición de un hecho que ha sucedido o que
se admite como sucedido».
— Aftonio (pág. 2, 14-15 R.): «Un relato es la exposición
de un hecho que ha sucedido o que se admite como
sucedido».
40 Cf. supra.
INTRODUCCIÓN GENERAL
21
b) En la chría, que los tres clasifican en «verbales»,
«de hechos» y «mixtas» (logikaí, praktikaí y miktaí, res
pectivamente) (Teón, pág. 97, 12 Sp., Hermógenes, pág. 6,
7-8 R., Aftonio, pág. 4, 2-3 R.).
c) En la descripción, cuando nos ofrecen su definición:
— Teón (pág. 118, 7-8 Sp.): «Una descripción es una com
posición que expone en detalle y presenta ante los ojos
de manera manifiesta el objeto mostrado».
— Hermógenes (pág. 22, 7-8 R.): «Una descripción es una
composición que expone en detalle de una manera ma
nifiesta, según afirman, y que presenta ante los ojos
el objeto mostrado».
— Aftonio (pág. 36, 22-23 R.): «Una descripción es una
composición que expone en detalle y presenta ante los
ojos de manera manifiesta el objeto mostrado».
d) En el hecho de indicar que las fábulas (gr. mythoi)
se denominan en general «esópicas» (Teón, pág. 73, 4 Sp.;
Hermógenes, pág. 2, 1 R.; Aftonio, pág. 1, 9 R.), etc.
2. Principales coincidencias entre Hermógenes y Teón
El ejercicio en el que más de cerca sigue Hermógenes
a Teón es el de la descripción, en donde en algunos pasajes
casi le parafrasea, p. e.: en 119, 14-25 Sp. Teón dice: «Ar
gumentaremos describiendo los hechos a partir de los suce
sos que les preceden y que les siguen, por ejemplo: si se
trata de una guerra (pág. 119, 14-16 Sp.)... Si describimos
lugares, épocas, modos o personajes, junto con su propia
narración tendremos fuentes de argumentos a partir de la
belleza, la utilidad y el placer» (pág. 119, 22-25 Sp.), que
se corresponde con pág. 22, 19-20; 23, 1-8 R., en donde
22
TEÓN · HERMÓGENES · AFTONIO
también Hermógenes dirá: «Argumentaremos describiendo
los hechos a partir de los sucesos anteriores, simultáneos
y posteriores, por ejemplo: si exponemos la descripción de
una guerra (pág. 22, 19; 23, 1 R.)... Si describimos luga
res, épocas o personajes, tendremos también algún argu
mento a partir de la narración y a partir de la belleza,
la utilidad y la sorpresa» (pág. 23, 6-8 R.).
Igualmente en
contramos posibles alusiones de Hermógenes a Teón en
los ejercicios de la fábula, el relato, la comparación y la
tesis:
— La descripción de la fábula que, en opinión de Hermó
genes, dan los antiguos es que es falsa, pero útil y vero
símil (pág. 2, 4-5 R.), algo que se corresponde con pág.
76, 6-9 Sp., en donde Teón dice: «Puesto que el propio
compositor de fábulas reconoce que escribe cosas falsas
e imposibles, pero verosímiles y útiles, hemos de refu
tar demostrando que dice cosas inverosímiles e inútiles,
y hemos de confirmar a partir de lo contrario».
— En el ejercicio del relato, cuando Hermógenes dice que
algunos colocaron la chría delante del mismo (pág. 4,
7-8 R.), hay una clara alusión a Teón, pues sabemos,
gracias a Reichel, que el orden que ofrecen los ejerci
cios de Teón no es el originario: o rd en origin ario:
chría, fábula, relato, etc., o r d e n tra n sm itid o: fábu
la, relato, chría, etc. 41.
— Hermógenes manifiesta que va a ocuparse de la compa
ración, porque otros la estudiaron como ejercicio inde
pendiente (así lo hace Teón), aunque no sería necesa
rio, puesto que quedaba incluida en el lugar común,
en el encomio y en el vituperio (pág. 18, 16 sig. R.).
— Por último, Teón distingue entre tesis teóricas y prácti
41 Cf. págs. 38-39.
INTRODUCCIÓN GENERAL
23
cas (theoretikaí y praktikaí) (pág. 121, 6-8 Sp.), mien
tras que Hermógenes llama a las prácticas «civiles» (po-
litikaí) y a las teóricas «no civiles» (pág. 25, 3 R.). Sin
embargo, alude claramente a Teón, pues dice que algu
nos llamaron «prácticas» a estas últimas (las civiles) y
«teóricas» a las otras (pág. 25, 10-11 R.).
3.
Coincidencias entre Aftonio y Hermógenes
Las principales coincidencias entre ambos autores son
las siguientes:
— Hermógenes y Aftonio entienden por etopeya (pág. 20,
7-8, y 34, 2-3 R., respectivamente) lo que Teón conside
ra prosopopeya (pág. 115, 11 Sp.). Hermógenes y Afto
nio distinguen entre etopeya (cuando se representa a un
hombre pronunciando discursos), prosopopeya (cuando
se representa a una cosa) e idolopeya (cuando se repre
senta a una persona que ha muerto), mientras que Teón
únicamente habla de prosopopeya y considera que ésta
se produce cuando se representa a un personaje pro
nunciando discursos, sin precisar más.
— Hermógenes y Aftonio tratan la sentencia como ejerci
cio independiente, mientras que Teón sólo alude a ella
en el ejercicio de la chría, en donde dice que la diferen
cia entre sentencia y chría reside en que la sentencia
es más general, se expone de modo impersonal, es siem
pre útil y contiene un dicho, nunca una acción (págs.
96, 25-30; 97, 1-2 Sp.).
— Teón no distingue entre narración y relato, sino entre
narración y relato, por un lado, frente a historia, por
otro. La diferencia reside en la brevedad de los prime
ros frente a la mayor extensión de la segunda (págs.
24
TEÓN · HERMÓGENES · AFTONIO
83-84, Sp.)·
Hermógenes y Aftonio, por el contrario, sí
diferencian el relato de la narración. Para ambos el re
lato es de menor extensión, y entre relato y narración
existe la misma diferencia que entre poema y poesía:
un poema sería la fabricación del escudo, y poesía toda
la litada (págs. 4, 9-13, y 2, 16-18 R., respectivamente).
— Teón explica etimológicamente encomio a partir del tér
mino kömos (pág. 109, 27-28 Sp.), mientras que Her
mógenes y Aftonio lo hacen a partir del término kömai
(=aldeas) (págs. 15, 3-4, y 21, 6 R., respectivamente).
— En el ejercicio de la tesis Teón alude a tá anotátd kep-
hálaia, que hemos optado por traducir «principios de
argumentación generales» y que son: la belleza, la nece
sidad, la utilidad y el placer (pág. 121, 18-19 Sp.); mien
tras que Hermógenes y Aftonio los denominan tà teliká
kephálaia o «principios de argumentación finales», que
en Hermógenes son la justicia, la conveniencia, la posi
bilidad y la adecuación (pág. 26, 1-2 R.) y, en Aftonio,
la legalidad, la justicia, la conveniencia y la posibilidad
(pág. 42, 10 R.).
El seguimiento de Aftonio a Hermógenes es particular
mente significativo en ejercicios como el de la chría, la
sentencia, la refutación y confirmación, el encomio, la eto
peya, el lugar común, etc.
4. Puntos de contacto entre Aftonio y Teón
Si bien, como acabamos de ver, son muchas las coinci
dencias entre Aftonio y Hermógenes, no obstante, en algu
nas ocasiones Aftonio parece haber seguido directamente
a Teón:
INTRODUCCIÓN GENERAL
25
—
En la definición de fábula, que es idéntica en ambos:
«Una fábula es una composición falsa que simboliza una
verdad» (Teón pág. 72, 28 Sp.; Aftonio pág. 1, 6 R.).
— Al hablar de las virtudes de la narración, que, según
Teón (pág. 79, 20-21 Sp.) son: claridad, concisión y vero
similitud, y, según Aftonio, claridad, concisión, verosi
militud y propiedad y corrección lingüística (gr.
hellenismós) (pág. 3, 3-4 R.). Teón no menciona esta últi
ma virtud, pero sí que rechaza el uso de términos poéti
cos, inventados, ambiguos, metafóricos, etc., que cau
sen la oscuridad de la narración (pág. 81, 7 sig. Sp.).
— Aftonio dice que el lugar común se parece a la segunda
intervención del orador (deuterología) y al epílogo, por
lo que no tiene proemio (pág. 17, 3-4 R.), observación
hecha anteriormente por Teón, cuando dice que el lu
gar común es como una parte de otro discurso ya pro
nunciado antes, como una especie de epílogo enfático
(pág. 106, 28-30 Sp.).
— Aftonio también parece seguir a Teón en el ejercicio
de la comparación al indicar que no se ha de comparar
una totalidad con otra, sino dos elementos sobresalien
tes entre sí (pág. 31, 18-19 R.), lo cual nos hace recordar
los dos tipos de comparaciones distinguidas por Teón,
entre unidades y entre grupos (pág. 114, 6-8 Sp.), etc.
En alguna ocasión, sin embargo, Aftonio se muestra
claramente deudor de Teón y Hermógenes a la vez, p. e.,
en su clasificación de las tesis. Según veíamos, Teón divi
día las tesis en «teóricas» y «prácticas», mientras que Her
mógenes llamaba a las prácticas «civiles» y a las teóricas
«no civiles» (Teón, pág. 121, 6-8 Sp.; Hermógenes, p. 25,
3 R.). Aftonio, por su parte, divide las tesis en «civiles»,
26
TEÓN · HERMÓGENES · AFTONIO
con lo cual se acerca a Hermógenes, y «teóricas», con lo
que coincide también con Teón (pág. 41, 15-16).
5.
Relativa originalidad de Aftonio
La originalidad de Aftonio se observa sobre todo en
la aportación de ejemplos completos de cada ejercicio y
en el uso de determinados términos técnicos, por ejemplo:
— Utilización de los términos promythion y epimythion pa
ra aludir a la moraleja colocada al principio o al final
de la fábula, respectivamente (pág. 2, 1-2 R.).
— Clasificación de la fábula en verbal (logikón), moral
(ethikón) y mixta (miktón) (pág. 1, 11-12 R.).
— Uso del término éphodos (lat. insinuatio), que, según
él, ha de sustituir a los proemios en las tesis (pág. 42,
9 R.), etc.
Una vez analizadas las principales coincidencias y dis
crepancias, nos creemos con suficiente fundamento para
llegar a las siguientes
Conclusiones: En primer lugar, de los tres autores el
más original es Teón, no sólo por ser el primero, sino tam
bién por el tratamiento que da a su obra.
Este tratamiento
se observa en una mayor profundización en todos los nive
les: terminológico, de sustrato literario, de desarrollo del
ejercicio, etc. Teón representa la fuente de la que son deu
dores tanto Hermógenes como Aftonio. No obstante, de
los tres autores el menos conocido ha sido precisamente
Teón, debido, sobre todo, a la mayor complejidad y pro
fundidad de su obra.
En segundo lugar, es evidente que Hermógenes sigue,
en líneas generales, una fuente anterior, a la que alude en
INTRODUCCIÓN GENERAL
27
múltiples ocasiones, aunque de un modo impersonal: «juz
gan conveniente» (pág. 1,3 R.), «sostienen» (pág. 2, 5
R.), «según dicen» (pág. 22, 7 R.), etc. Esta fuente podría
ser Teón, de acuerdo con los múltiples puntos de contacto
existentes entre ambos, o bien una tradición que coincidie
ra con la doctrina de Teón, de la que tomaría los principa
les aspectos de su obra, aunque resumiéndolos al máximo.
En tercer lugar, Aftonio, según hemos podido compro
bar, depende claramente de Hermógenes. Muchas defini
ciones, clasificaciones, etc., son una copia casi literal de
Hermógenes. No obstante, a veces, en aspectos que Her
mógenes no trata o a los que da un tratamiento diferente
se acerca más a Teón. Por tanto, tendría presentes a am
bos autores o tradiciones. Sin embargo, Aftonio no suele
aludir ni directa ni indirectamente a la fuente de la que
depende, sino que presenta como propio lo que expone,
tal vez, porque la doctrina era ya de tal modo conocida
que resultaba innecesario, por obvio, reconocerla como de
bida a una tradición anterior. Por ello, quizás sea lo más
adecuado interpretar las coincidencias existentes entre los
tres manuales como debidas a una base doctrinal común
a todas las escuelas de retórica.
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