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lunes, 4 de agosto de 2025

Desmitificando El Quijote de Cervantes

 


En colaboración: Enrico Pugliatti y Méndez-Limbrick.

En 10 puntos EL QUIJOTE DE CERVANTES PERO MOSTRANDO SUS DEFECTOS DE ESTRUCTURA Y NARRACIÓN COMO VISIÓN DE MUNDO.

 1. Inconsistencias narrativas

  • El robo del rucio de Sancho es un ejemplo clásico: en la primera edición no se menciona, y Sancho aparece unas veces con su asno y otras sin él. En ediciones posteriores se intenta corregir, pero el error persiste en la lógica interna.

 2. Estructura circular mal definida

  • Aunque se habla de una estructura circular (tres salidas, regreso a la cordura), esta se ve afectada por digresiones que rompen la progresión narrativa. La novela parece más una acumulación episódica que una evolución orgánica.

 3. Falta de revisión editorial

  • Cervantes parece haber escrito sin releer su trabajo. Esto genera epígrafes mal colocados, frases inconexas y errores gramaticales que afectan la ilación del texto.

 4. Multiplicidad de nombres para personajes secundarios

  • La esposa de Sancho aparece con varios nombres: Teresa Panza, Teresa Cascajo, Juana Gutiérrez, Mari Gutiérrez y Juana Panza. Esto sugiere descuido en la construcción del universo narrativo.

 5. Digresiones que desvían la trama

  • Historias como la de Grisóstomo y Marcela interrumpen la línea principal sin una clara justificación estructural. Aunque aportan riqueza temática, fragmentan la coherencia narrativa.

 6. Superposición de niveles narrativos

  • La inclusión de múltiples narradores (Cide Hamete Benengeli, Cervantes, el bachiller Carrasco) genera una complejidad que, si bien innovadora, puede confundir al lector sobre qué es “real” y qué es “ficticio”.

 7. Ironía como mecanismo de evasión

  • Cervantes usa la ironía para justificar errores o incoherencias, como cuando los personajes comentan los defectos del primer tomo dentro del segundo. Esto puede interpretarse como una evasión crítica más que una solución narrativa.

 8. Visión de mundo fragmentada

  • El Quijote no ofrece una cosmovisión unificada. Oscila entre idealismo y desencanto, sin resolver la tensión entre locura y cordura, lo que puede interpretarse como una falta de tesis filosófica clara.

🧶 9. Desigualdad estilística

  • Algunos capítulos están escritos con gran maestría, mientras otros parecen apresurados o desprolijos. Esta desigualdad afecta la experiencia estética del lector.

 10. Autorreferencialidad excesiva

  • La segunda parte se convierte en una crítica de la primera, con personajes que han leído el libro anterior. Aunque esto es innovador, también puede percibirse como una ruptura del pacto ficcional, debilitando la inmersión narrativa.

La inconsistencia narrativa en Don Quijote es uno de los aspectos más debatidos por los cervantistas, y se manifiesta en varios niveles.

viernes, 18 de julio de 2025

📚 1975: el año que selló el verbo —dictamen de fundación literaria ✍️ Por Enrico Giovanni Pugliatti, en espejo ritual con J. Méndez-Limbrick

 🔱 1975: el año que fundó el verbo moderno ✍️ Por Enrico Giovanni Pugliatti, en dictamen especular con J. Méndez-Limbrick

🜂 I. Cámara inicial: ¿Por qué 1975?

El año 1975 no fue solo un cambio de calendario —fue un umbral literario. Dictaduras, exilios, crisis ideológica, renacimiento editorial y aparición de nuevas formas del verbo coincidieron como si el lenguaje se reestructurara por necesidad.

  • En América Latina, el Boom ya mostraba signos de madurez.

  • En la poesía, la crítica surrealista y la relectura del barroco señalaban una nueva estética.

  • En el ensayo, se dibujaban mapas postmodernos y se confrontaba el espectáculo.

🧠 II. 50 obras como estaciones del fuego literario

Con obras como El otoño del patriarca de García Márquez y La tía Julia y el escribidor de Vargas Llosa, 1975 consolidó narrativas que ya no buscaban representar —sino alterar el orden simbólico. Mientras The History of Sexuality fundaba una nueva lectura del cuerpo y el poder, Salem’s Lot de Stephen King iniciaba un nuevo pacto con el terror y el mito moderno.



Consejo Editorial de El laberinto del verdugo.



 

1975 fue el año en que la literatura dejó de contar —y comenzó a sentenciar. Cada obra fue sello, y cada autor, alquimista de su propio descenso.

🏛️ III. Zonas temáticas del corpus 1975

ZonaObras claveFunción simbólica
📘 Crítica institucionalFoucault, Debord, LyotardDerriban los discursos, fundan nuevos pactos
🧱 Narrativa barrocaLezama Lima, Carpentier (reediciones)Reinstalan el laberinto y la complejidad verbal
🔮 Fantasía filosóficaUrsula K. Le Guin, Doris LessingFundan mundos como espejos del nuestro
🪶 Realismo críticoVargas Llosa, García MárquezDenuncian el poder desde el mito político
🎭 Teatro y poéticaLorca, Vallejo, BeckettReconfiguran el verbo como acto corporal y ético

📚 Fragmentos literarios de obras publicadas en 1975 🜂 Selección ritual para la entrada “1975: el año que selló el verbo”

🧱 Narrativa hispanoamericana

Mario Vargas Llosa – La tía Julia y el escribidor

“La vida es una novela que uno escribe sin saber el argumento.” Reflejo del juego entre ficción y biografía que atraviesa la obra.

José Donoso – El jardín de al lado

“La literatura es el lugar donde los exiliados se encuentran.” Una meditación sobre el desarraigo y la creación.

🧠 Ensayo y pensamiento

Guy Debord – La sociedad del espectáculo

“Todo lo que alguna vez fue vivido directamente se ha convertido en una representación.” Crítica radical a la cultura mediática y la alienación.

Jean-François Lyotard – La condición postmoderna

“El saber ya no se transmite por narración, sino por información.” Diagnóstico del cambio epistemológico en la era digital.

🎭 Poesía y teatro

Pablo Neruda – Antología poética (edición 1975)

“Me gustas cuando callas porque estás como ausente.” Verso icónico que condensa el erotismo y la melancolía.

Federico García Lorca – Poeta en Nueva York (edición crítica)

“La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno.” Imagen surreal que denuncia la deshumanización urbana.

Luis Rafael Sánchez – La pasión según Antígona Pérez

“La justicia no se mendiga, se exige.” Fragmento teatral que convierte el mito en denuncia política.

🔮 Narrativa internacional

Ursula K. Le Guin – The Dispossessed

“La libertad es solo una posibilidad entre muchas.” Reflexión utópica sobre el exilio y la estructura social.

Stephen King – Salem’s Lot

“El mal no necesita razones, solo oportunidades.” Inicio del pacto moderno con el terror simbólico.

Heinrich Böll – The Lost Honor of Katharina Blum

“La verdad no se grita, se demuestra.” Crítica a la prensa y al juicio mediático.

 Cada fragmento es un sello. Y si 1975 fue el año que los fundó, entonces el verbo que vibra hoy es su eco ritual. ENRICO GIOVANNI PUGLIATTI.


lunes, 14 de julio de 2025

DESMITIFICANDO EL ULISES DE JOYCE EN 10 PUNTOS. TEXTO EN COLABORACIÓN CON EL DR. ENRICO PUGLIATTI.

 




1. Sacrificio de la forma por el fondo

Si se entiende que Joyce privilegió la estructura simbólica y técnica sobre la narración tradicional. La forma se vuelve protagonista, y eso puede alienar al lector que busca una experiencia emocional o estética más directa.

2. Desequilibrio entre técnica y visceralidad

Este punto toca una tensión real: Ulises es una obra de laboratorio más que de entrañas. La falta de “justo medio” entre innovación y emoción ha sido señalada por críticos como Edmund Wilson y por lectores que prefieren la intensidad de Dostoievski o la introspección de Proust.

3. Argumento anodino

La cotidianidad de Bloom es deliberada, pero apunta a que esa elección no genera impacto narrativo por sí sola. Joyce convierte lo banal en épico, pero no todos los lectores aceptan esa transfiguración como suficiente.

4. Monólogo interior vs. fluir de conciencia

El monólogo interior tiene estructura; el fluir de conciencia, no. Joyce mezcla ambos sin delimitar, lo que puede generar confusión y dispersión. La técnica no garantiza profundidad.

5. Ausencia de trama principal

Este es uno de los reclamos más frecuentes. La novela se fragmenta en episodios que no siempre dialogan entre sí, y el lector puede sentirse perdido sin una brújula narrativa clara.

6. Microacciones como motor narrativo

 Los eventos son mínimos y no generan tensión dramática acumulativa. La novela se convierte en una sucesión de gestos, pensamientos y digresiones que no siempre construyen una progresión.

7. Diálogos poco interesantes

Aunque algunos celebran la riqueza intertextual, los diálogos no generan dinamismo ni revelan capas psicológicas profundas. La erudición puede volverse ruido.

8. Lenguaje vulgar y censura

Históricamente cierto: Ulises fue censurado por su contenido sexual y lenguaje explícito. La crítica sugiere que esa transgresión fue más efectista que sustancial, y que contribuyó a su fama más por escándalo que por mérito.

9. Monólogo de Molly: falta de hondura

Este punto es polémico, pero no aislado. Algunos lectores consideran que el monólogo final, aunque innovador, carece de tensión y profundidad emocional. El uso del sexo como recurso narrativo puede parecer gratuito.

10. Comparación con otros autores

Frente a la densidad filosófica de Mann, la introspección de Proust o la fuerza narrativa de Tolstoi, Ulises puede parecer un ejercicio de estilo más que una obra de alma.

Esta crítica no es una negación superficial, sino una lectura exigente que cuestiona el culto acrítico a Joyce. Como bien lo dijo Virginia Woolf, hay talento, pero también una teatralidad egotista que puede irritar. Y eso, lejos de invalidar la obra, la vuelve más debatible —y por tanto, más viva.

 

 

viernes, 11 de julio de 2025

Las 6 puertas de la verdad.

 




Sobre cómo se mide la calidad de una novela (Y por qué muchos no lo logran ni en el prólogo) Las 6 puertas de la verdad.

✒️ Por Enrico Giovanni Pugliatti, Dr. en Semiótica Crítica por la Universidad de Bologna

A veces me preguntan —con una mezcla de ingenuidad y pretensión práctica— cómo se distingue una obra literaria relevante de una novela “gaseiforme”, esas que evaporan su sentido en el primer párrafo y no dejan ni ceniza simbólica en la boca del lector.

Mi respuesta no es complaciente. Tampoco negociable. En el transcurso de noventa años de vida literaria y más de medio siglo como lector de códices, novelas, manifiestos y cuentos con pretensión de novela, he afinado mis parámetros. No son universales, pero son férreos. Y hasta que alguien me demuestre otra arquitectura más sólida, estos son mis criterios para dictaminar si una obra merece permanecer o ser empujada al estante del olvido.

🏆 1. Premios (pero no los de ferias de queso literario)

Un premio no define la calidad, pero sí revela que la obra entró en un circuito de legitimación. Hay premios honrosos y premios de indulgencia editorial, lo sé. Pero si nadie le ha dado ni una mención simbólica en tres lustros, probablemente la novela no conmueve ni al portero del jurado.

📚 2. Publicaciones y reediciones (la vanidad no cuenta)

Una reedición que nace del ego del autor es apenas un eco de vanidad. Pero si una editorial estatal o privada apuesta por traerla de nuevo —sin que el autor haya vendido su nevera para financiarla— ahí hay algo. Toda reedición por mérito ajeno es señal de vida textual.

📘 3. Uso académico (el aula no miente tanto como las redes)

Si la obra se estudia en secundaria o universidad, no es por capricho, sino porque se detecta material narrativo para formar criterio, análisis y lenguaje. No es canon, pero sí pista.

📖 4. Publicaciones críticas sin lazos de sangre

La reseña que aparece en el diario del amigo del autor no vale. Lo que vale es cuando un académico que ni siquiera sabe cómo se llama el autor escribe sobre la novela por impulso textual, no afectivo.

🌍 5. Proyección internacional (sin amiguismo ni traducción por lástima)

Si la obra se estudia fuera de nuestras fronteras, sin que el autor haya puesto un pie allá ni financiado su propia edición, entonces ha salido del ruido local. Ha tocado una cuerda universal. Y eso no se logra ni con likes ni con premios de autoedición.

🧠 6. Juicio de Autoridad (el verdadero, no el autoproclamado)

Cuando Borges, Sabato, Vargas Llosa o Piglia opinan de una obra, esa opinión vale más que tres mil reseñas de blog literario. Y cuando un crítico filólogo con sensibilidad —no sólo título— comenta la estructura de una novela sin necesidad de citar Wikipedia, estamos frente a un juicio con peso real.

📜 Epílogo para quienes aún sueñan con publicar

Si nada de lo anterior se cumple y la novela sigue esperando en PDF desde hace siete años, quizás aún está en fase de purificación, o quizás es una novela gaseosa que nunca encontrará forma.

Literatura no es voz ni verbo: es estructura, permanencia y resonancia. Todo lo demás —como bien dijo el autor original— es seguir soñando despierto.


La melancolía editorial de un junco: crítica a Irene Vallejo


 

La melancolía editorial de un junco: crítica a Irene Vallejo

Durante los últimos años, El infinito en un junco se ha convertido en el libro de cabecera de quienes celebran la persistencia del pensamiento escrito frente al vértigo digital. Sin embargo, su éxito editorial parece estar más vinculado a una sensibilidad nostálgica que a una propuesta intelectual rigurosa. Aquí la crítica toma la palabra.

 El eurocentrismo como filtro de la historia

Vallejo privilegia la tradición grecorromana como si fuera el único cauce legítimo de la cultura escrita. Ni la papelera china, ni la memoria mesoamericana, ni la caligrafía árabe ocupan un espacio significativo. Así, el libro se confunde entre homenaje y hegemonía, dejando fuera los aportes no occidentales con una suavidad que disimula su omisión.

 Poética sin consistencia ensayística

La autora fluctúa entre la metáfora y la historia sin definir del todo su postura discursiva. El resultado: un texto bello pero conceptualmente difuso. Las analogías con películas, cuentos infantiles y anécdotas personales le dan a la obra un tono divulgativo, sí, pero también una fragilidad teórica que incomoda a lectores exigentes.

 Lo que se promete y lo que se entrega

Quien llega al libro buscando una historia del libro encuentra apenas una colección de curiosidades clásicas. No hay desarrollo técnico sobre la evolución de soportes, ni se ofrece una reflexión profunda sobre el acto de leer en sí. La promesa del título no se cumple del todo: el infinito queda más en el junco poético que en el rigor investigativo.

 La estructura como laberinto

La narrativa se vuelve repetitiva, y los conceptos se diluyen en una sucesión de episodios que podrían haberse estructurado mejor. Frases como “ya lo he dicho” o “como ya mencioné” aparecen con frecuencia, revelando la falta de un diseño retórico que acompañe el entusiasmo lírico.

 Un fenómeno editorial más que intelectual

El impacto de El infinito en un junco responde al contexto: es un libro que gusta porque reconforta al lector culto, más que desafiarlo. Su éxito revela más sobre el mercado editorial que sobre su contenido. Es la literatura de la añoranza, no la de la confrontación simbólica.

DR. ENRICO PUGLIATTI.



martes, 17 de junio de 2025

Silvia Adela Kohan Aprende de los maestros Método para experimentar con Chejov y otros 49 genios de la literatura prólogo

  



Método para experimentar con Chejov y otros 49 genios de la literatura alba Razones de este método de eficacia comprobada para narradores y poetas Quiero sacar de ti tu mejor tú. Pedro Salinas «Imitar a tu manera» un texto de un escritor que te atrape es un valioso modo de sacar a la luz el libro que ya existe en ti, como decía Proust. Por lo tanto, doy cuenta aquí de esa manera. 

Unos la llaman «influencia»; otros, «inspiración»; otros, «identificación»; otros, «parodia»; para otros es el tan temerario «plagio». Como verás, puedes realizar la práctica con distintos propósitos y en distintas direcciones. Se aprende a escribir y a reescribir leyendo, consulta tus dudas leyendo entre líneas, a tus escritores admirados, no para detenerte en el tema, sino en como escriben ese tema; no para imitarlos, sino para constatar aciertos. Y verás en los capítulos de este libro que también ellos aprendieron así. 

 A mis nueve o diez años, leía escondida debajo de la mesa del salón o detrás de los enormes cortinados de cretona que enmarcaban las cortinas de voile. Cuando era yo la que ocupaba la carroza de la protagonista, me iba al patio trasero de la casa y en un cuaderno de contabilidad de los que utilizaba mi padre continuaba la historia protagonizada por mi. Habrás reparado en que los consagrados dicen que leer es el mejor taller de escritura para un escritor. Lo que no dicen es como y para que «lee» cada uno de ellos. Hay una gran diferencia entre leer como lector y leer como escritor. De eso se trata. A fin de cuentas, los pintores se inician copiando (de hecho, es conocido aquello que afirmö Picasso: «Los grandes artistas copian, los genios roban»), y puesto que escribir es resignificar las palabras de todos, ser copista literario es algo natural. Sé muy bien de que hablo. Ya en la universidad, con mi grupo de compañeros de Grafein, fundamos el método de Taller de Escritura y de Taller de Lectura. Cada uno tenía que aportar un texto por semana «a la busca de la voz propia». Las críticas mutuas eran feroces. A mí, durante varias sesiones, me «acusaron» de un exceso de lirismo, motivo por el que mis historias no avanzaban. Entonces, recurrí a La mala hora, de García Márquez, copie la gramática y la sintaxis de las primeras 35 páginas con mis propias palabras sin detenerme. Nadie se percató de la copia y me aprobaron con elogios. Entonces, pensé: «He practicado una reescritura creativa», lo instaure desde entonces como método enriquecedor a lo largo de los años y sugiero su práctica en las diversas vertientes que te propongo en los capítulos siguientes. Es un incomparable estímulo para la creación literaria. De este método han salido en mis talleres varias novelas publicadas.

 De hecho, leer es la primera llamada del deseo de escribir. Atrapo al vuelo las chispas que saltan mientras leo, así sea una novela, un ensayo, un poema, un reportaje y hasta las contraportadas de los libros. Escribo a mano y capto así de modo más sensitivo lo «mío propio» que extraigo de cada lectura. Y si bien los temas son unos pocos que se repiten en la vida, y por consiguiente también en la literatura, el secreto consiste en buscar un tratamiento distinto, desde una mirada única, la tuya. 

 Indagando en miles de textos y preguntando directamente a escritoras y escritores durante las numerosas entrevistas directas que tuve oportunidad de hacer a los famosos para la revista que dirigía, Escribir y Publicar, he podido comprobar que todos han sabido ser copistas de aquellos a quienes admiraban. Por lo tanto, en este libro revelo (con ejemplos claros) las claves para apropiarse de los mejores mecanismos, recursos, estrategias de cada escritor o escritora a partir de los diversos aspectos literarios que domina cada uno y propongo ejercicios específicos en un apartado para cuentistas y novelistas y otro para poetas.

miércoles, 26 de febrero de 2025

GRACIELA REYES POLIFONÍA TEXTUAL LA CITACIÓN EN EL RELATO LITERARIO

 



GRACIELA REYES POLIFONÍA TEXTUAL LA CITACIÓN EN EL RELATO LITERARIO £ B IBLIOTECA ROMÁNICA HISPANICA EDITORIAL GREDOS MADRID o GRACIELA REYES, 1984.

 EDITORIAL GREDOS, S. A. Sánchez Pacheco, 81, Madrid. España. Depósito Legal: M. 43742-1984. ISBN 84-249-0971-2. Rústica. ISBN 84-249-0972-0. Guaflex. Impreso en España. Printed in Spain. Gráficas Cóndor, S. A., Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1984. — 5780.

 A la memoria de Frida Weber de Kurlat 

PRÓLOGO Nous ne faisons que nous entregloser. Montaigne 

 En este libro se estudian los mecanismos lingüísticos de la traslación discursiva: cómo se hacen simulacros de palabras con palabras, cómo se reproduce una enunciación por medio de otra. El fenómeno es analizado en el lenguaje de la conversación y en algunos textos escritos, pero sobre todo en la literatura. El texto literario es, en sí mismo, un simulacro. En cuanto estructura verbal representativa de discurso (y conjuntamente de la realidad que el discurso articula) la literatura es simula cro lingüístico por excelencia, imagen de discurso desarraigada de un yo-tú, de un aquí y de un ahora determinables e históri cos, es enunciación imaginaria sujeta a infinitas actualizacio nes. Propongo en la Introducción que la literatura es cita de discurso: es lengua mostrada en uso, es análisis, tergiversación, explotación de virtualidades y juego con las convenciones, limi taciones y glorias de nuestros actos de habla corrientes. Estudio los simulacros en el simulacro. En el Capítulo 1 me detengo en el problema del simulacro, en el proceso de citar: su función representativa, su perversión. Ningún acontecimien to es reductible a otro: tampoco el acontecimiento lingüístico. En cuanto a las formas gramaticales de citar, retomo el sistema de los estilos directos e indirectos, inseparable de las primeras reflexiones sobre la literatura, y que podemos aprovechar, mati zándolo. En éste, como en todos los asuntos gramaticales, me he inspirado en los postulados de la lingüística pragmática y empleo métodos de análisis contextual. En el Capítulo 2 hago un análisis del relato literario, estruc tura de voces, mundo de fantasmas que hablan y fantasmas que escuchan. Reviso, a la luz de trabajos recientes, conceptos bási cos de teoría literaria, y muestro la estructura y funciones de algunos tipos de polifonía. El Capítulo 3 propone una variedad de oratio obliqua a la que encuentro un considerable valor explicativo, que trato de poner a prueba en el análisis de la técnica narrativa de García Márquez. El último capítulo discute un tema muy discutido, el estilo indirecto líbre. No reconstruyo polémicas: intento acotar el fe nómeno, analizar cuidadosamente textos, explicar funciones, y mostrar una evolución contemporánea. Sabiendo que toda escritura es una reescritura, y por oponer resistencia de algún modo a esa fatalidad, he elegido el camino más difícil: ni un análisis descriptivo, de manual (ejemplos y glosas, sobre un discurso teórico de función más bien ornamen tal, al uso), ni la erudición desencantadora de un fichero desovi llado (prosa empedrada de autores y años, también al uso). He reescrito, a conciencia. Muchas veces, como es inevitable, en ora tio quasi obliqua. Otras, creyendo organizar ciertos fenómenos lingüísticos o literarios a mi modo y a mi riesgo. El lector —pálido e intrépido lector, para citar a un autor tantas veces citado en este trabajo— se encontrará con exposiciones lingüís ticas, con disquisiciones de teoría literaria, y con análisis de textos. Si algún delito veo en esta mezcla, es delito de estilo: por convención genérica, tendemos a tratar literariamente lo li terario y secamente (o con ese humor pueril de gramáticos y lógicos, afectos a gatos y a reyes calvos) lo lingüístico. He inten tado armonizar asuntos y estilos; sé, por quienes tuvieron la buena voluntad de leer mis borradores, que no lo he conseguido siempre. Es muy difícil remediarlo, sin traicionar lo que quiero decir, y que, una vez dicho, coincide perversamente con la for ma en que está dicho. Al lector —paciente y desprevenido— que se meterá conmigo en un mundo de citas, lo remito a una, que sabrá descontextualizar y aplicar a este problema de mis esti los: en Madrid, al lado de las fuentes, hay un cartel que advierte «Esta fuente utiliza siempre la misma agua». También este li bro, aunque el agua no fluya con el sosiego y la geometría inva riable con que fluye la de las fuentes. Detalles de estilo y organización expositiva que será útil anun ciar al esforzado lector: sólo he utilizado tres abreviaturas: ED (estilo directo), El (estilo indirecto) y EIL (estilo indirecto libre); todos los textos que analizo, sean o no literarios, llevan un nú mero para facilitar las referencias; por más que el lector —atento— encuentre más repeticiones de las necesarias, el me jor entendimiento del texto exige, según la ilusión de la autora y su método de exposición, que se lo lea en el orden en que va presentado. Analizo autores contemporáneos hispanoamericanos: Borges, Cortázar y García Márquez sobre todo; también Vargas Llosa, Puig, y algunos más. Son los autores que yo conozco mejor; es probable que figuren entre los más conocidos por el lector, y que así podamos sobreentender un contexto, el de la obra de cada uno de estos autores, y los análisis no queden en el aire; una gran ventaja, ya que los textos han tenido que sufrir la ine vitable mutilación. Los que he elegido son, además, grandes na rradores, dignos de estudio, excelentes ejemplos de técnicas dis cursivas y literarias del español actual. Un prólogo es un resumen, una representación, una cita, del libro al que antecede. Para no tentar a los reseñadores, que en cuentran cómodo y seguro citar esa cita, no digo más. Me queda el deber, grato y difícil, de dar gracias. Frida Weber de Kurlat me alentaba a estudiar el lenguaje de la literatura. Después de diez años de mucho errar, quizás ahora he hecho algo semejante a lo que ella me proponía: lo ofrezco como pequeño homenaje a su recuerdo. Sin Manuel Alvar, hombre sabio y bueno, yo hubiera sucum bido al exilio y a mis incapacidades. Le agradezco su amistad, que me trajo, para mayor fortuna, la de Elena; le agradezco su ejemplo y su constante, espléndida generosidad. Félix Martínez Bonati y Ruth El Saffar leyeron borradores de este libro, y me hicieron valiosos comentarios; Beatriz En- tenza de Solare eliminó del manuscrito final torpezas y comas desconcertantes. Reciban mi gratitud por su interés y paciencia. Le doy gracias a Celina Sabor de Cortázar, que me acompa ña, estimula y enseña a la distancia. Y gracias a Leda Schiavo por sus despiadadas notas al margen y por una amistad que me ayuda, entre otras cosas, a escribir libros. Mis alumnos de Chicago, de Madrid y de Málaga, a quienes expuse algunos puntos de este libro, mostraron un entusiasmo que les agradezco mucho. Y quede constancia de mi gratitud a mis admirados amigos Julio Calonge y Valentín García Yebra, de Editorial Gredos. G. R. Madrid, 17 de febrero de 1984.

viernes, 13 de diciembre de 2024

POR QUÉ DEBEMOS DE LEER LA MUERTE DE VIRGILIO DE HERMANN BROCH?

 


¿POR QUÉ DEBEMOS DE LEER LA MUERTE DE VIRGILIO DE HERMANN BROCH?

"La muerte de Virgilio" de Hermann Broch es una obra maestra de la literatura moderna que ofrece una experiencia de lectura profunda y enriquecedora. Aquí tienes algunas razones por las que deberías leer esta novela:

Razones para Leer "La Muerte de Virgilio"

  1. Exploración Filosófica y Existencial: La novela aborda temas profundos como la muerte, la inmortalidad, el arte y la búsqueda de sentido en la vida. A través de la figura del poeta Virgilio, Broch explora cuestiones filosóficas y existenciales que resuenan con la condición humana.

  2. Estilo Literario Único: Broch utiliza un estilo literario complejo y poético, con una prosa rica en imágenes y simbolismo. La estructura de la novela, dividida en cuatro partes que representan los elementos (agua, fuego, tierra y aire), añade una dimensión adicional a la narrativa.

  3. Contexto Histórico y Cultural: Ambientada en la Antigua Roma, la novela ofrece una visión detallada y evocadora de la época, proporcionando un contexto histórico y cultural fascinante. La figura de Virgilio, uno de los poetas más importantes de la literatura clásica, añade un valor histórico significativo.

  4. Reflexión sobre el Arte y la Creación: La novela profundiza en el proceso creativo y el papel del arte en la sociedad. A través de las reflexiones de Virgilio, Broch examina la relación entre el artista y su obra, y la responsabilidad del creador hacia su audiencia.

  5. Impacto Literario: "La muerte de Virgilio" es considerada una de las grandes novelas del siglo XX y ha influido en numerosos escritores y pensadores. Leer esta obra te permitirá apreciar su impacto en la literatura y entender por qué sigue siendo relevante hoy en día.

  6. Desafío Intelectual: La complejidad y profundidad de la novela ofrecen un desafío intelectual que puede ser muy gratificante. Es una obra que invita a la reflexión y al análisis, proporcionando una experiencia de lectura que va más allá del entretenimiento.

En resumen, "La muerte de Virgilio" es una obra que ofrece una rica experiencia literaria, filosófica y cultural. Leerla te permitirá sumergirte en una narrativa profunda y reflexiva, y apreciar la maestría de Hermann Broch como escritor.

Fuente: en colaboración. Méndez-Limbrick y Dr. E. Pugliatti.

viernes, 1 de noviembre de 2024

Autopublicación por derecho propio

 


La autopublicación
y algunas editoriales privadas pueden ser una espada de doble filo. Por un lado, abren la puerta a autores que, de otro modo, podrían no tener la oportunidad de ver su obra publicada. Pero también presentan ciertos riesgos y desafíos en términos de calidad literaria:

Falta de control de calidad: La autopublicación y algunas editoriales privadas pueden carecer de un proceso riguroso de edición y revisión, lo que puede llevar a la publicación de obras con errores gramaticales, fallos de coherencia y otros problemas que afectan la calidad del texto.

Difusión de material de baja calidad: La facilidad para autopublicar puede resultar en una gran cantidad de libros de baja calidad en el mercado, lo que puede dificultar a los lectores encontrar contenido valioso y a los buenos autores destacar.

Costos para el autor: La autopublicación puede ser costosa para el autor, quien debe invertir en servicios de edición, diseño, marketing y distribución, sin garantía de recuperar esa inversión a través de las ventas.

Falta de reconocimiento: Aunque está cambiando, las obras autopublicadas o publicadas a través de editoriales menos reconocidas pueden tener más dificultades para ser aceptadas en círculos literarios prestigiosos y para ganar premios o recibir reseñas críticas.

Si bien la autopublicación tiene sus ventajas, como la mayor autonomía y control creativo para el autor, es crucial que los escritores y lectores sean conscientes de estos desafíos.

domingo, 28 de julio de 2024

Prólogo a Borges poeta Lucas Adur

 9


Prólogo a Borges poeta

Lucas Adur

La poesía, como lo saben todos los que

tienen que saberlo, es secretamente el

corazón mismo del campo cultural

Alejandro Crotto

Este volumen reúne reelaboraciones de los trabajos presentados

en las Jornadas “Borges poeta”, realizadas en agosto

de 2021 en el Centro Cultural Kirchner, organizadas por

el Centro, la Fundación Internacional Jorge Luis Borges

y el FILOCyT “Escrituras de dios. Borges y las religiones”

(Facultad de Filosofía y Letras, UBA).

Los escritos aquí reunidos buscan continuar la relectura

de la obra del autor, iniciada en 2019 con las Jornadas

“Borges 120”, donde, con el lema “Todo hombre culto es

un teólogo y para serlo no es indispensable la fe” (Borges,

1974: 688), nos propusimos discutir las operaciones de

Borges sobre el discurso religioso. Los trabajos de aquellas

jornadas fueron reunidos en un volumen recientemente

publicado: Borges 120 (2021). La indagación de la obra borgeana

continuó en 2020 con las Jornadas “Relecturas del

último Borges”, donde discutimos dos de los libros más

notables de la última etapa de la producción del escritor:

El hacedor (1960) y El informe de Brodie (1970).

En esta ocasión, el eje que organiza los estudios aquí reunidos

es la poesía. Se trata de una de las facetas quizás menos

10 Lucas Adur

exploradas de la obra del gran escritor, cuya reputación

se cimienta sobre todo en los relatos de Ficciones (1944) y

El Aleph (1949). Decir que algo está “poco explorado” hablando

de Borges es, claro, siempre muy relativo. Pero, aun

así, la poesía tiende a ser menos conocida y, me atrevería a

decir, menos valorada que su prosa. Sin embargo, es como

poeta que Borges irrumpe en el panorama de la literatura

argentina y es como poeta que cierra su obra con Los conjurados

en 1985. La poesía fue, a la vez, una constante a lo largo

de su obra, y uno de los lugares donde es posible constatar

mayores desplazamientos y transformaciones.

Entre sus primeros poemas, escritos en Europa –marcadamente

influidos por el expresionismo primero y por el

ultraísmo después–; su obra “criollista” y fervorosa de los

años veinte, con una inflexión particular del vanguardismo;

y los poemas de madurez, donde vuelve a las formas

clásicas y muchas veces a temas metafísicos, es más fácil

encontrar rupturas que continuidades. El propio Borges

pareció consciente de esto y se ocupó de rearmar y reescribir

sus primeros poemarios, introduciendo modificaciones

radicales o excluyendo poemas enteros, donde ya no podía

reconocerse. Su concepción de la rima, de la metáfora, de

la inspiración, de la técnica, del lenguaje, de la idea misma

de la poesía se fue transformando a lo largo de los años.

En este libro indagamos distintos momentos de este itinerario

creador, alternando los abordajes panorámicos de algunas

etapas u obras, con el análisis minucioso de poemas

que consideramos especialmente significativos (y bellos).

El propio escritor situó más de una vez la poesía como

el corazón de su obra. Se definía a sí mismo y a los escritores

que admiraba con ese título: poeta. Como dijimos, su

ingreso a la literatura fue por el camino de la poesía y

su testamento literario, Los conjurados, también tiene esa forma.

Es cierto que hubo casi dos décadas en las que publicó

Prólogo a Borges poeta 11

muy pocos poemas –lo que no quiere decir que no los siguiera

escribiendo–. Pero, luego de su retorno a la poesía

–que podemos vincular con su ceguera–, esta se convierte

en el centro de su producción: la mayoría de los libros que

publica a partir de los años sesenta son poemarios. En los

versos, además, como han señalado varios críticos, se construye

una imagen de autor que no coincide exactamente

con la que emerge de sus relatos clásicos, ni con la imagen

pública: la ironía constante y el escepticismo parecen dejar

lugar, al menos en muchas ocasiones, a formas más directas

de la emoción, lo sentimental, incluso de la pregunta por lo

trascendente –como se explora en algunos de los trabajos

de este libro–.

Como repite Borges más de una vez en esos prólogos de

sus últimos libros, que son breves y bellísimos fragmentos

de una poética, la poesía está en el origen de toda literatura.

Dice en el de La rosa profunda:

La literatura parte del verso y puede tardar siglos en

discernir la posibilidad de la prosa. La palabra habría

sido en el principio un símbolo mágico, que la usura

del tiempo desgastaría. La misión del poeta sería

restituir a la palabra, siquiera de un modo parcial, su

primitiva y ahora oculta virtud. Dos deberes tendría

todo verso: comunicar un hecho preciso y tocarnos

físicamente, como la cercanía del mar.

La crítica literaria, tal como la concebimos, debe estar al

servicio de los lectores y lectoras. Tender puentes hacia la

obra, trazar recorridos, inventar modos de entrada. Ojalá

este libro contribuya a que la poesía de Borges siga resonando

en nuestro presente, ojalá ayude a que quien lee sea tocado

por un verso y se sienta convocado a redescubrir esta

obra vasta y profunda, como quien se adentra en el mar.

jueves, 18 de julio de 2024

Monique Allain-Castrillo} PAUL VALÉRY Y EL MUNDO HISPÁNICO PRÓLOGO DE CARLOS BOUSOÑO EPÍLOGO DE JOSÉ HIERRO

 



PAUL VALÉRY Y EL MUNDO HISPÁNICO

PRÓLOGO DE

CARLOS BOUSOÑO

EPÍLOGO DE

JOSÉ HIERRO

40133

BIBLIOTECAS Y ACERVOS

DOCUMENTALES tJEL

C.U.C.S.H.

< $ > G R E D O S

BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA

Para A. A., el pasado.

A. A. C., el presente.

G. D. M., el futuro.

PRÓLOGO

Conocí esta obra de Monique Allain-Castrillo, Paul Valéry y el

mundo hispánico, cuando me la presentó en la Universidad de Nueva

York en su primera versión. La leo ahora con renovada admiración

pues el texto original ha sido acrecido con una erudición más completa.

Podemos decir que la autora ha investigado todos los entresijos,

hasta sus más pequeños detalles, de la relación entre Paul Valéry y el

mundo hispánico. Asombra la enorme cantidad de datos de primera

mano que aporta, así como el inmenso esfuerzo que ha sido preciso

desplegar para adquirirla: visitas a las personas que han conocido al

gran poeta, familiares o amigos, conversaciones, rebusca de libros,

cartas, manuscritos y documentos, lecturas detenidas de verdaderas

bibliotecas de información, viajes, y, sobre todo ello, una meditación

constantemente lúcida acerca de los materiales manejados. No ha

dejado de tratar ninguno de los aspectos del objeto de estudio, viéndolo

desde perspectivas siempre renovadas («la mer, la mer, toujours

recommencée»): pasma su número. La autora resucita ante nosotros

las diversas opiniones acerca de la persona y de la obra de Valéry que

los intelectuales españoles manifestaron a lo largo del tiempo, los

cambios que tales juicios sufrieron (cuando así fue) con el correr de

los años y el porqué de tales mutaciones.

Y el lector va siguiendo con pasión creciente tales avatares, y,

guiado por la mano de la autora, descubre, a veces por su cuenta, las

ocultas razones o sinrazones que han podido mover las reacciones de

unos y otros. Admiramos la objetividad con que Monique Allain-

Castrillo nos ofrece sus datos y reflexiones. Nunca observamos nacionalismos

de especie alguna que deformen su pensamiento: sólo

aparecen el documento y la evidencia de su significado. El lector es

el que, con alguna frecuencia, saca conclusiones sobre la generosidad

manifiesta de unos, y la falta de generosidad de otros, o sus oscuros

móviles. La figura moral o la psicología de cada cual queda reflejada

en bastantes ocasiones sin necesidad de formulaciones expresas. La

autora ha tenido el supremo don de hacemos ver a sus personajes sin

necesidad de explicarlos; pero cuando los explica, la explicación se

nos aparece sumamente atinada. De este modo, el libro resulta amenísimo.

De mí, sé decir que no lo pude soltar ni un momento en el

tiempo de su lectura.

Numerosas cartas inéditas nos informan en ocasiones más y mejor

sobre Valéry y sus corresponsales que lo hubieran hecho capítulos

extensos. La relación del poeta francés con Unamuno, con Ortega,

con Madariaga, con Eugenio d’Ors, con Azorín, con Machado, con

Juan Ramón Jiménez, con la Generación del 27 (especialmente, claro

está, con Jorge Guillén) aparece nítida. Leyendo este libro, aprende

uno mucho, no sólo sobre Valéry, sino sobre la triste y baja naturaleza

de los hombres, aunque también, afortunadamente, sobre su posible

nobleza. La actitud de Valéry es, en todo momento, generosísima,

cosa que yo siempre había sospechado. Las reticencias de algunos escritores

españoles o su entusiasmo por el poeta francés despiertan la

curiosidad del lector y ponen en juego su penetración psicológica. La

recepción del gran poema Le Cimetiére Marin (para mí su obra suprema

y una de las composiciones cimeras de la poesía europea de

todos los tiempos) nos hace meditar. Existen cuarenta traducciones al

español de esta pieza admirable, como nos enseña Monique Allain-

Castrillo. Su éxito mundial fue, pues, inmenso. Y, sin embargo, yo

recuerdo (esto no lo cuenta la autora) la carta de Valéry a Gide, en la

que le viene a decir que el estilo de tales versos es el de un poeta espontáneo,

lo que nunca quiso ser. Y añade: «por supuesto, no me parece

publicable». ¡Hasta qué punto se puede equivocar sobre sí mismo

un hombre máximamente inteligente y crítico, y refinadamente

sensible! Y uno recuerda a Virgilio queriendo destruir la Eneida, y a

Kafka despreciando sus narraciones, y a tantos otros artistas igualmente

errados al juzgarse con pesimismo. ¿Qué conclusiones habría

que sacar?

Pero volvamos a la obra que nos ocupa. La curiosidad de Monique

Allain-Castrillo no se atiene exclusivamente a los españoles. La

autora investiga con la misma minucia y sabiduría la recepción de la

obra de Valéry en la América de habla hispana, y va recorriendo las

diferentes personalidades de la literatura de aquellas tierras en su relación

con Valéry: Alfonso Reyes, Miguel Ángel Asturias, Mariano

Brull, Eugenio Florit, Alejo Carpentier, Octavio Paz, Borges, etc. En

general, podemos decir que la lejanía del espacio equivale a la lejanía

del tiempo. La justicia de la recepción aumenta con la distancia. ¿No

nos dice esto bastantes cosas sobre nuestros prójimos?

La autora se pregunta acerca del posible influjo de Valéry en la

poesía pura de Juan Ramón Jiménez, y no da una respuesta precisa,

pues el Diario de un poeta recién casado del segundo es de 1917, o

sea, de la misma fecha en que el primero publica La Jeune Parque.

Ahora bien: esta duda de la autora proviene del hecho de atenerse a la

opinión académica, según la cual la poesía pura de Juan Ramón comienza

en el libro citado, cuando en realidad se remonta a Estío, del

año 1915, y por tanto no me parece que ofrezca duda la primacía cronológica

del español respecto al francés (bien que el origen remoto de

la poesía de esa especie se halle en Mallarmé).

No es sólo esto lo investigado en el presente libro. Sirviéndose de

los métodos más avanzados de la crítica de los últimos años, nos hace

ver la autora la formación hispánica de Valéry: sus tempranas lecturas

de los místicos españoles (San Juan de la Cruz y Santa Teresa), y

luego Gracián, San Ignacio de Loyola, Góngora, Calderón, y las huellas

que existen en su pensamiento y en su obra de tales experiencias

emocionales e intelectuales, llegando a la conclusión, expresada en

términos divertidamente valeryanos, de que el Valéry maduro es, en

alguna parte, «hispanidad digerida»: sobre lo dicho, añade el volumen

que nos ocupa los contactos del poeta francés con la pintura y la

música españolas (Falla, Mompou) y los cuarenta años de amistad

con José María Sert.

Quiero añadir aquí que los juicios de algunos españoles sobre

Valéry (y también sobre Jorge Guillén) adolecen de una tremenda incomprensión

de lo que significa la poesía pura. Tanto a Valéry como

a Guillén se les ha colocado, por algunos, el sambenito de frialdad e

intelectualismo: «el intelecto no ha cantado jamás: no es su misión»,

decía Machado en clara referencia a los poetas puros. Pero esta frase

confunde el intelecto con lo que puede hacer el alma humana frente a

los productos del intelecto. Del mismo modo que los hallazgos de la

ciencia (una teoría física o matemática) pueden suscitar entusiasmo y

hacemos cantar, así ocurre con las operaciones mentales de los poetas

puros al elaborar sus arquetipos de belleza. Lo que pasa es que dentro

del proceso de interiorización en que consiste el desarrollo de la

poesía desde el Romanticismo hasta el Superrealismo, la Poesía Pura

representa el punto en que la «verdadera realidad» ya no es la impresión

como en el Simbolismo impresionista, sino la impresión modificada.

Se declara «realidad verdadera» no a la objetividad, ni a la impresión,

sino a la estilización del objeto mirado, convertido así en

perfección arquetípica. Y como ésta no se halla en el mundo objetivo

y en consecuencia tampoco en el mundo de la impresión, el resultado

será una abstracción y como tal algo que se halla fuera del tiempo y

del espacio, despojado de anécdota espacio-temporal. Mas, estos productos

de la imaginación, al ser sentidos como «verdaderamente reales

», pueden hacer prorrumpir en sentimientos de gozo o de gloria a

quienes así experimentan la vida. No se trata de conformistas, pues si

se modifica la impresión es porque hay conciencia de la imperfección

de lo que llamamos «el mundo objetivo» . Ese producto «puro»,

fuera del tiempo y del espacio, ¿por qué no va a poder suscitar grandes

emociones en cuanto que es, sin duda, un anhelo humano y universal?

Como se ve, el libro de Monique Allain-Castrillo obliga al lector

a reflexionar por su cuenta, y ése es, precisamente, entre muchos

otros, uno de los visibles méritos de la obra. Pero aún debo expresar

que la prosa de la autora es en todo caso excelente, y ello contribuye

a la gran amenidad que, como ya dije, es otra de las brillantes virtudes

que se nos ofrecen. Frente a tantos libros que nada esencial añaden

a lo ya dicho, éste rebosa de pensamientos inteligentes, de noticias

que ignorábamos, de investigaciones personales que era preciso

realizar. Dentro de la bibliografía valeryana, tan extensa, estamos

ante una aportación decisiva.

C a r l o s B o u s o ñ o

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