[L1]En efecto, Dante participó en las correrías militares de los florentinos por tierras de Arezzo, tras la batalla de Campaldino en 1289.
[L2]Se trata de un dicho popular. «In chiesa coi santi e in taverna coi ghiottoni», que invita a adaptarse a todo tipo de circunstancias, como ahora a la compañía de los demonios.
[L3]Era creencia vulgar de la época que los delfines avisaban a los marineros de la cercanía de una borrasca.
[L4]Ciampolo de Navarra, de quien apenas sabemos más que lo que el mismo Dante relata.
[L5]El rey Teobaldo de Navarra reinó de 1253 a 1270.
[L6]Fray Gomita de Cerdeña, vicario de Ugolino Visconti, fue juez de la ciudad sarda de Gallura de 1275 a 1296, donde se dejó corromper por los enemigos pisanos del Visconti, a los que había puesto en prisión.
[L7]Miguel Zanque, también sardo, casó con una hija de Branca Doria, el cual le mató a traición (Infierno, XXXIII, 137).
[L8]Cuando algún condenado sale a la superficie y ve que no hay demonios cerca avisa a los otros para que salgan.
CANTO
XXII
Caballeros he visto alzar el campo,
comenzar el combate, o la revista,
y alguna vez huir para salvarse; 3
en vuestra tierra he visto
exploradores,
¡Oh aretinos! y he visto las mesnadas, 5[L1]
hacer torneos y correr las justas, 6
ora con trompas, y ora con campanas,
con tambores, y hogueras en castillos,
con cosas propias y también ajenas; 9
mas nunca con tan rara cornamusa,
moverse caballeros ni pendones,
ni nave al ver una estrella o la
tierra. 12
Caminábamos con los diez demonios,
¡fiera compaña!, mas en la taberna
con borrachos, con santos en la
iglesia. 15[L2]
Mas a la pez volvía la mirada,
por ver lo que la bolsa contenía
y a la gente que adentro estaba
ardiendo. 18
Cual los delfines hacen sus señales 19[L3]
con el arco del lomo al marinero,
que le preparan a que el leño salve, 21
por aliviar su pena, de este modo
enseñaban la espalda algunos de ellos,
escondiéndose en menos que hace el
rayo. 24
Y como al borde del agua de un charco
hay renacuajos con el morro fuera,
con el tronco y las ancas escondidas, 27
se encontraban así los pecadores;
mas, como se acercaba Barbatiesa,
bajo el hervor volvieron a meterse. 30
Yo vi, y el corazón se me acongoja,
que uno esperaba, así como sucede 32[L4]
que una rana se queda y otra salta; 33
Y Arañaperros, que a su lado estaba,
le agarró por el pelo empegotado
y le sacó cual si fuese una nutria. 36
Ya de todos el nombre conocía,
pues lo aprendí cuando fueron
nombrados,
y atento estuve cuando se llamaban. 39
«Ahora, Berrugas, puedes ya clavarle
los garfios en la espalda y desollarlo»
gritaban todos juntos los malditos. 42
Y yo: «Maestro, intenta, si es que
puedes,
saber quién es aquel desventurado,
llegado a manos de sus enemigos.» 45
Y junto a él se aproximó mi guía;
preguntó de dónde era, y él repuso:
«Fui nacido en el reino de Navarra. 48
Criado de un señor me hizo mi madre,
que me había engendrado de un bellaco,
destructor de si mismo y de sus cosas. 51
Después fui de la corte de Teobaldo: 52[L5]
allí me puse a hacer baratertas;
y en este caldo estoy rindiendo
cuentas.» 54
Y Colmilludo a cuya boca asoman,
tal jabalí, un colmillo a cada lado,
le hizo sentir cómo uno descosía. 57
Cayó el ratón entre malvados gatos;
mas le agarró en sus brazos Barbatiesa,
y dijo: « Estaros quietos un momento.» 60
Y volviendo la cara a mi maestro
«Pregunta ‑dijo‑ aún, si más deseas
de él saber, antes que esos lo
destrocen». 63
El guía entonces: «De los otros reos,
di ahora si de algún latino sabes
que esté bajo la pez.» Y él: «Hace poco 66
a uno dejé que fue de allí vecino.
¡Si estuviese con él aún recubierto
no temería tridentes ni garras!» 69
Y el Salido: «Esperamos ya bastante»,
dijo, y cogióle el brazo con el gancho,
tal que se llevó un trozo desgarrado. 72
También quiso agarrarle Ponzoñoso
piernas abajo; mas el decurión
miró a su alrededor con mala cara. 75
Cuando estuvieron algo más calmados,
a aquel que aún contemplaba sus heridas
le preguntó mi guía sin tardanza: 78
«¿Y quién es ése a quien enhoramala
dejaste, has dicho, por salir a flote?»
Y aquél repuso: «Fue el fraile Gomita, 81[L6]
el de Gallura, vaso de mil fraudes;
que apresó a los rivales de su amo,
consiguiendo que todos lo alabasen. 84
Cogió el dinero, y soltóles de plano,
como dice; y fue en otros menesteres,
no chico, mas eximio baratero. 87
Trata con él maese Miguel Zanque 88[L7]
de Logodoro; y hablan Cerdeña
sin que sus lenguas nunca se fatiguen. 90
¡Ay de mí! ved que aquél rechina el
diente:
más te diría pero tengo miedo
que a rascarme la tiña se aparezcan.» 93
Y vuelto hacia el Tartaja el gran
preboste,
cuyos ojos herirle amenazaban,
dijo: « Hazte a un lado, pájaro
malvado.» 96
«Si queréis conocerles o escucharles
‑volvió a empezar el preso temeroso-
haré venir toscanos o lombardos; 99
pero quietos estén los Malasgarras
para que éstos no teman su venganza,
y yo, siguiendo en este mismo sitio, 102
por uno que soy yo, haré venir siete
cuando les silbe, como acostumbramos
hacer cuando del fondo sale alguno.» 105[L8]
Malchucho en ese instante alzó el
hocico,
moviendo la cabeza, y dijo: «Ved
qué malicia pensó para escaparse.» 108
Mas él, que muchos trucos conocía
respondió: «¿Malicioso soy acaso,
cuando busco a los míos más tristeza?» 111
No se aguantó Aligacho, y, al contrario
de los otros, le dijo: «Si te tiras,
yo no iré tras de ti con buen galope, 114
mas batiré sobre la pez las alas;
deja la orilla y corre tras la roca;
ya veremos si tú nos aventajas.» 117
Oh tú que lees, oirás un nuevo juego:
todos al otro lado se volvieron,
y el primero aquel que era más
contrario. 120
Aprovechó su tiempo el de Navarra;
fijó la planta en tierra, y en un punto
dio un salto y se escapó de su
preboste. 123
Y por esto, culpables se sintieron,
más aquel que fue causa del desastre,
que se marchó gritando: «Ya te tengo.» 126
Mas de poco valió, pues que al miedoso
no alcanzaron las alas: se hundió éste,
y aquél alzó volando arriba el pecho. 129
No de otro modo el ánade de golpe,
cuando el halcón se acerca, se sumerge,
y éste, roto y cansado, se remonta. 132
Airado Patasfrías por la broma,
volando atrás, lo cogió, deseando
que aquél huyese para armar camorra; 135
y al desaparecer el baratero,
volvió las garras a su camarada,
tal que con él se enzarzó sobre el
foso. 138
Fue el otro gavilán bien amaestrado,
sujetándole bien, y ambos cayeron
en la mitad de aquel pantano hirviente. 141
Los separó el calor a toda prisa,
pero era muy difícil remontarse,
pues tenían las alas pegajosas. 144
Barbatiesa, enfadado cual los otros,
a cuatro hizo volar a la otra parte,
todos con grafios y muy prestamente. 147
Por un lado y por otro descendieron:
echaron garfios a los atrapados,
que cocidos estaban en la costra, 150
[L1]En efecto, Dante participó en las correrías militares de los
florentinos por tierras de Arezzo, tras la batalla de Campaldino en 1289.
[L2]Se trata de un dicho popular. «In chiesa coi santi e in taverna coi
ghiottoni», que invita a adaptarse a todo tipo de circunstancias, como ahora a
la compañía de los demonios.
[L3]Era creencia vulgar de la época que los delfines avisaban a los
marineros de la cercanía de una borrasca.
[L4]Ciampolo de Navarra, de quien apenas sabemos más que lo que el mismo
Dante relata.
[L5]El rey Teobaldo de Navarra reinó de 1253 a 1270.
[L6]Fray Gomita de Cerdeña, vicario de Ugolino Visconti, fue juez de la ciudad
sarda de Gallura de 1275 a 1296, donde se dejó corromper por los enemigos
pisanos del Visconti, a los que había puesto en prisión.
[L7]Miguel Zanque, también sardo, casó con una hija de Branca Doria, el
cual le mató a traición (Infierno,
XXXIII, 137).
[L8]Cuando algún condenado sale a la superficie y ve que no hay demonios
cerca avisa a los otros para que salgan.