Después de años de silencio, mi novela vuelve a respirar. En sus páginas se cruzan el laberinto del deseo y la ciudad babélica, donde faunos y minotauros se enfrentan a lluvias de plata que caen sobre edificios y multitudes.
Es un viaje de obsesión y modernidad, de cuerpos atrapados y miradas que se derrumban. Hoy comparto los primeros fragmentos: señales de que el laberinto está abierto otra vez…
Jorge Méndez - Limbrick
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...llueve en mini partículas... la lluvia ácida contamina todo. Es una perspectiva única desde el piso 54: son volutas que en vez de ascender... caen, se precipitan en serpentinas de plata, en mini partículas de agua, es una cortina de argento que cae y que en su caída envuelve a los demás edificios... y más abajo: la ciudad de la gente, la ciudad de las prisas y de las confusiones, la ciudad babélica.
El Pintor camina hasta el gran ventanal, los dorados están ahora junto a él, estallan frágiles en su rostro. Unas jóvenes observan al hombre y no al Artista.

