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Literaturas antiguas: apasionante viaje al origen
ORÍGENES
DE LA LITERATURA
Como
no podía ser de otra manera, entendemos la literatura como manifestación
artística humana, hecha con palabras, que puede difundirse tanto oralmente como
por escrito. Probablemente, la literatura sea tan antigua como el ser humano,
pero es evidente que de aquella proveniente de los rasgos orales de la
Antigüedad no ha permanecido nada, a pesar de que es muy probable que
constituyera los primeros textos de carácter literario. Estos inicios de la
literatura universal pueden situarse en las literaturas asociadas a las
primeras civilizaciones conocidas: las orientales. Concretamente, los comienzos
de la literatura pueden situarse en las literaturas del Próximo, Medio o Lejano
Oriente, es decir, de manera más o menos cronológica (con las enormes
dificultades que entraña), la literatura sánscrita, mesopotámica, egipcia (que
podemos considerar como islámica con la conquista de los árabes musulmanes a
partir del s. VIII), hebrea, china y árabe.
CARACTERÍSTICAS
DE LAS LITERATURAS ANTIGUAS
Su
carácter mítico, en el intento de explicación de los orígenes del mundo, junto
a un ineludible halo religioso, ha convertido a las literaturas antiguas, en
muchas ocasiones, en textos sagrados. El apego a la oralidad, su carácter
fantástico y su inclinación a lo compilatorio son otros de los típicos rasgos
de esta literatura fundacional, tan interesante como necesaria para comprender
la historia de la literatura. Asistir a los orígenes de la literatura conforma
una formidable explicación del devenir de los textos literarios, de manera que,
a pesar de su condición remota, adquieren una dimensión fundamental para
comprender su evolución, así como su actualidad misma.
LA
LITERATURA SÁNSCRITA
La
literatura sánscrita se origina en la actual India y parte de Pakistán asociada
al sánscrito, la lengua indoeuropea más antigua entre las conocidas. En esta
literatura se interferían la difusión escrita y la oral, de suerte que resulta
complicado conocer el auténtico origen. En todo caso, gracias a su fijación
escrita, sea como primera manera de transmisión, sea con posterioridad a modo
de conservación para evitar su pérdida material, podemos conocer hoy su
contenido. Podríamos hablar de dos grandes períodos: el más antiguo, el védico,
que recibe su nombre del conjunto de libros conocidos como vedas, es decir “ciencias”, “sabiduría”; y el clásico, en el que
nos encontramos con diversidad de géneros.
Portada de Los vedas
Los
textos védicos tienen carácter litúrgico, lo que explica su permanencia, y
constituyen los primeros textos sagrados de la religión hinduista. Se conocen
como los cuatro vedas (Rig veda, Yagur
Veda, Sama Veda y Atharvaveda).
Los textos del Rig Veda son los más
antiguos y forman un conjunto de himnos en verso en los que aparece ya un
tratamiento poético de la naturaleza cuya influencia en otros libros de las
literaturas antiguas es enorme; de hecho, en él se propone un origen caótico en
el que no existirían ni la noche ni el día, ni la inmortalidad que después se
recogerá en la Biblia, el “libro de libritos” (literalmente) más influyente en
la cultura occidental:
Entonces
la No Existencia no era, ni la Existencia
tampoco;
no era el cielo, ni tampoco el
Empíreo
de más allá:
¿Qué
cubría todo y dónde, o qué era
ese
lugar de reposo? ¿Qué eran
las
Aguas? El Abismo Insondable.
Entonces
no era ni la muerte ni la vida,
ni
ningún advenimiento de la noche o del día:
Ese
Uno respiraba sin soplo por
poder
intrínseco, ningún otro era, ni
nada
más allá.
En
el comienzo, la Obscuridad Inerte estaba
oculta
por la Obscuridad Inerte. Este todo
era
fluido, indeterminado:
El
vacío estaba cubierto por el vacío:
Ese
Uno nació por la omnipotencia
de
la intensión.
En
el comienzo, surgió en ello la Voluntad,
la
semilla primordial del Intelecto,
eso
fue lo primero:
«Buscando
el corazón por medio del pensamiento
los
sabios cantores encontraron al pariente
de
la Existencia en lo No Existente».
Los vedas
Coomaraswamy, Ananda K.
Interesante
mitología del desorden y del caos como origen que influirá determinantemente en
libros como el Génesis. Por otra parte, este conjunto de himnos presenta con
frecuencia preguntas con sus correspondientes respuestas, de manera que parece
proponerse un diálogo como método de extraer conocimiento, con mucha
anticipación en el tiempo respecto a la mayéutica de Sócrates, excelso pensador
de la Antigüedad griega que supone la inspiración fundamental del aprendizaje
dialógico. De estos cuatro vedas, surgen los Upanishads, en los que el alma individual busca su liberación para
unirse a la universal (Brahman). Se trata de unos textos míticos, tanto en
verso como en prosa, de difícil datación por su carácter oral, que explican el
origen del universo y del alma y que son considerados como los más antiguos del
pensamiento de la India. Con el significado de “sentarse cerca”, parecen aludir
a la figura del maestro que instruye a unos cuantos elegidos.
Tras
el período védico, asistimos al clásico de la literatura sánscrita,
caracterizada por la variedad genérica. Como textos narrativos en verso, las
epopeyas tradicionales, nos encontramos con dos obras fundamentales: el Mahabharata y el Ramayana. El primero se considera la obra más extensa de la
literatura universal con más de doscientos mil versos y algunas intercalaciones
en prosa, repartidos en dieciocho cantos. Sin duda, constituye la gran historia
del pueblo de la India de carácter legendario, cuyo asunto principal aborda la
historia de dos grupos enfrentados provenientes de los descendientes de dos
hermanos de una misma familia noble (los panduidas y los kuruidas) por hacerse
con el poder de un reino del norte de la India, el Kurukshetra, actual estado
de Haryana. Esta obra continúa con absoluta vigencia en la actualidad y de ella
se pueden extraer enseñanzas para afrontar la vida; una sabiduría que ha venido
manteniéndose de generación en generación. Tanto es así que son múltiples las
adaptaciones televisivas, sin olvidar intentos teatrales y cinematográficos
como los de Peter Brook en 1985 y 1989, respectivamente.
El
Ramayana parece haber sido compuesto
en una época similar a la anterior, aunque es bastante más breve. En unos
cincuenta mil versos distribuidos en veinticuatro mil estrofas, esta epopeya
narra la historia de Rama, que pretende liberar a su mujer (Sita) del rey de
los demonios en la isla de Ranka. El rapto de su esposa se produce cuando Rama
iba a suceder a su padre, el rey Dasaratha, y consigue liberarla aliándose con
un ejército de monos. La obra se atribuye a Valmiki, quien lo escribió, al decir
de la leyenda, por orden del dios Brama, y destaca el tratamiento sublime de la
naturaleza, tan colosal y atractiva como peligrosa. Se considera el libro más
popular de la India, conocido por niños y mayores, y sigue representándose en
la actualidad mediante una peculiar danza.
Sin
duda, la celebérrima épica india merece conocerse y, además de su vigencia y
permanente actualidad, constituye una base inestimable del teatro de la India y
de gran parte de Asia, sin olvidar sus repercusiones en la literatura universal,
como en la recopilación que el dramaturgo español Alejandro Casona realizó de
las leyendas indias contenidas en estas dos epopeyas, junto a otras procedentes
de diferentes culturas, en Flor de
leyendas. Entre ellas, se encuentra «El anillo de Sakuntala», basada en una
de las obras de teatro más famosas de la literatura antigua india y escrita por
Kalidasa: El reconocimiento de Sakuntala,
cuya historia, versionada por su autor aparece en el primer libro del Mahabharata y causó auténtica admiración
en Goethe, en otros románticos alemanes o en el músico austriaco Franz
Schubert. Esta bella historia de amor se verá acompañada en celebridad por otra
obra teatral de la antigüedad hindú, aunque bastante posterior: Malatimadhava, conocida como «el drama
indio de Romeo y Julieta, con un desenlace feliz», puesto que los contrariados
amores de la pareja terminan por superar los obstáculos. Fue escrita por
Bhavabhuti, seudónimo de un autor considerado casi a la altura de Kalidasa. Una
finísima historia de amor protagonizada por Malati y Madhava que tiene la
virtud, además, de presentar una riquísima introducción por parte del autor en
la que deja reflexiones acerca de su concepción del género dramático. En todo
caso, este teatro de la antigua India debe recordarnos el origen de un género
que nació mil quinientos años antes del nacimiento de Esquilo; eso sí, se trata
de un teatro en el que la tragedia no tiene cabida y los finales son felices en
un entorno generalmente idealizado.
Kalidasa
no solo es conocido por sus obras teatrales, sino por su cultivo de la poesía
lírica. En este terreno, podemos considerar como su obra maestra Ritusamhara, La ronda de las estaciones,
también conocida como El curso de las
estaciones.
Se
trata de unas ciento cincuenta estrofas agrupadas en seis cantos, desde una
perspectiva femenina, en las que se aborda la evolución de una bella historia
de amor vivida a través de las seis estaciones en las que se divide el año
estacional en la India dada su situación de corazón de Asia: primavera (वसंत = vasant), del 22 de marzo al 21 de mayo;
“los calores” (गरीषम = grishm), del 22 de mayo
al 22 de julio; “las lluvias” (वरषा = varṣhâ) del 23 de julio
al 22 de septiembre; otoño (शरद = sharad), del 23 de
septiembre al 21 de noviembre; invierno (हेमंत = hemant), del 22 de noviembre al 20 de
enero, y “el rocío” (िशिशर = shishir) del 21 de enero
al 21 de marzo. El poema supone una exaltación del amor y la naturaleza:
Portada de La ronda de las estaciones
de Ritusamhara
Allí
verás a mi esposa joven y bella, de mirada triste y pechos prominentes. La dio
al mundo Brahma como modelo de las otras.
La
verás como flor abandonada, sola y triste porque su esposo no está con ella.
Sus ojos rebosan lágrimas, y su rostro, escondido entre cabellos despeinados, será
como la luna cuando la oscureces con tu masa negruzca.
Entonces,
nube, transmítele mi mensaje,
la
hallarás en su lecho tendida, llorando, enflaquecida como luna menguante,
suspirando
y buscando sueño, imaginando que recibe mis besos.
Al
verla derramarás gotas de lágrimas y verás entonces cómo tu presencia abre sus
ojos a flores de loto semejantes.
Si
duerme, nube, acércate a ella y respeta su sueño, no interrumpas su ilusión, en
la que tal vez cree apoyar su cabeza entre mis brazos.
Pero,
en cuanto despierte con la brisa dulce de las gotas de agua, déjala oír los
susurros que tus palabras serán, y dile:
«Tu
esposo no ha muerto: vive en una ermita y piensa en ti todo el tiempo».
También
nos encontramos ante una literatura de compilación de fábulas y cuentos. En
este aspecto, resulta esencial referirse al Panchatantra,
la colección de fábulas y apólogos más antigua de la literatura sánscrita. Tal
y como suele ocurrir con este tipo de textos antiguos, resulta muy difícil su
datación, así como la fijación misma del texto original o su autoría (se ha
atribuido tanto a Vishnusarman, sabio que narra las historias como a Pilpay).
No hay duda, sin embargo, de que se trata de una obra ético-moral que pretende
ejemplarizar (al proponer un modelo que seguir o que rechazar) una determinada
manera de conducta, de comportamiento. Pancha
significa “cinco” y tantra, “serie”,
“hilo”; por lo tanto, se trata de una obra dividida en cinco libros con el
objetivo de instruir a la juventud. De hecho, el libro se abre con la petición
expresa de un rey al sabio Vishnusarman para que pueda instruir a sus tres
hijos, que no prestan el mínimo interés ni a la lectura ni a los libros, para
la desesperación de su padre, quien llega a sostener que «preferible es no
tener hijos, o tenerlos y que se mueran, a que vivan siendo estúpidos; aquellos
te proporcionan una pena de corta duración; los últimos te atormentan toda la
vida», como recoge la edición de José Alemany Bolufer de 1949.
Presenta
coincidencias con las fábulas de Esopo, lo que demuestra cierta universalidad
en la actitud ejemplarizante, y desconocemos la versión primitiva. El
conocimiento de lo obra se lo debemos sobre todo a la versión árabe, muy
posterior (siglo VIII) titulada Libro de
Calila e Dymna, cuya traducción por parte de la escuela de Alfonso X
(siglo XIII) lo convirtió en un libro esencial en el medievo europeo. Sin
embargo, las diferencias entre la versión árabe y el original sánscrito parecen
grandes, ya que aquella está compuesta por veinte capítulos y solo cinco corresponden
al Panchatantra, con diferencias
respecto a la versión original debido a que no se incorporan todas las fábulas
que conforman los cinco libros y a que falta alguna historia marco (en el
original, una historia marco abre cada uno de los libros). Estos cinco libros
llevan por título: La desunión de amigos,
La adquisición de amigos, El buhocorvino, La pérdida de lo adquirido y La conducta impremeditada. Las historias
que podemos considerar centrales son: «El león y el toro», «La paloma y los
animales amigos suyos», «Los búhos y los cuervos», «El mono y la tortuga» y «El
asceta y la mujerzuela», historias representativas de cada libro. Estamos ante
una obra tan conocida y difundida casi como la Biblia o el Corán, de impronta
universal y de incidencia trascendental en la literatura de índole
didáctico-moral.
Para
terminar, merece la pena destacar otro tipo de obras en prosa de la literatura
antigua de la India, como por ejemplo el famosísimo Kamasutra o las biografías acerca de Buda que nos han llegado a través
de las traducciones castellanas de sus versiones árabes. Piénsese en Barlaam y Josafat, una visión a lo
cristiano de la biografía de Buda, de origen oriental, en la que se cuenta el
proceso de cristianización del príncipe Josafat por parte de su maestro, el
ermitaño Barlaam; su influencia en el Occidente medieval fue más que
considerable.
Pero
si hay una obra proveniente de la literatura antigua de la India que resulte
conocida es el Kamasutra de Mallanaga
Vatsyayana, considerado parte de los libros religiosos de la India, pues se
asumen las relaciones eróticas como umbral trascendente para acceder a una
dimensión religiosa. Por otra parte, los sutra
se consideran textos sagrados constituidos por aforismos en prosa. El título
expresa de manera más o menos literal el contenido de la obra: “tratado sobre
el amor”, “gramática del erotismo”, “versión abreviada de la didáctica del
deseo” o “aforismos sobre el placer erótico”. El sabio Vatsyayana opinaba que
la juventud era el tiempo del placer, y la madurez, el de la contemplación.
Precisamente en su madurez contemplativa redacta toda la sabiduría adquirida
durante el placer de la juventud. Con carácter expositivo y científico, la obra
trata de instruir a hombres y mujeres frente al deseo en todas las esferas
posibles. Así, además de educar a la pareja en distintos tipos de posturas
sexuales para obtener goce (acompañando las descripciones de elocuentes
ilustraciones al respecto), se dan consejos de relación entre los sexos y de
cuidados personales (se tratan los distintos tipo de amor, de abrazos,
mordiscos, besos, arañazos; del cómo relacionarse los unos con los otros, de la
prostitución, del comportamiento de la esposa única y de la que forma parte de
un harem, de cómo conseguir un alargamiento de pene, etc.). Por ejemplo, se le
instruye al hombre en la siguiente dirección:
El
hombre elegante se levante a buena hora y procure cumplir con sus obligaciones:
se cepille los dientes, se dé una dosis moderada de ungüento, de incienso y se
ponga una guirnalda; se pase la cera de abejas y el lápiz por los labios, se
mire en el espejo y tome betel para perfumar la boca; luego inicie sus
ocupaciones.
Báñese
todos los días; cada dos, friegas; cada tres, se pase la concha de jibia en las
piernas, desde las rodillas para abajo; cada cuatro, se afeite; cada cinco o
diez, según el método, se depile las partes íntimas, sin excepciones; y, a
diario, se quite el sudor de las axilas tapadas.
Kamasutra
Vatsyayana
Se
trata del libro más conocido por Occidente de la literatura de la India. Un
tratado sobre el placer que pretende la felicidad amorosa desde una perspectiva
científica y educativa que, a pesar de sus siglos de historia, sigue
interesando y resultando sugestivo al lector de hoy, aunque se encuentre
inmerso en una sociedad sobreexcitada expuesta al sexo explícito.
En
definitiva, la literatura sánscrita presenta un riquísimo abanico cultural y
literario cuya influencia en la literatura universal resulta ineludible, a
pesar de que se trata de una literatura que no traspasa sus propias fronteras
hasta el siglo XVIII y de que su filosofía incide en Occidente durante el
período medieval. Piénsese, a modo de muestra, en la influencia directa que
presenta la literatura de la India en el premio nobel Octavio Paz, sin duda el
autor hispanoamericano que presenta una mayor impronta de esta literatura.
Octavio
Paz residió durante seis años en la India; su estadía dejó impronta en Conjunciones y disyunciones, conjunto de
poesías, la obra ensayística Una tierra,
cuatro o cinco mundos, la singular poesía en prosa de El mono gramático, la reflexión crítica y original sobre la India,
sus monumentos, creencias, usos y costumbres en Vislumbres de la India y, por último, la colección de poemas que se
agrupan en Ladera este.