Esta obra contiene un estudio exhaustivo
y metodico sobre dos aspectos
desconocidos de nuestra tradicion,
la cabala y la alquimia. Dichos
terminos sirvieron para designar,
desde el siglo XV al XVII, el conocimiento
de los misterios mas sublimes
del espiritu. A partir de entonces, estos
nombres se han utilizado para designar
conceptos muy distintos, hasta
el punto de que hoy en dia solamente
evocan ocultismos decimononicos.
I
El presente libro es una recuperaciont
del sentido original de la cabala y la
alquimia, tal como fueron entendidas
en la espiritualidad cristiana del
Renacimiento. Un universo muy
proximo, pero extremadamente desconocido.
Un oceano de sabiduria
que fue cubierto por el velo de la ciencia
profana.
Raimon Arola (Tarragona, 1956)
es profesor titular de la Universidad
de Barcelona, donde imparte cursos
sobre Simbolismo. Ha publicado El
simbolismo del templo ( 1 986), kosy
glosas sobre el arte sagrado (1990), Las
estatuas vivas. Ensayo sobre arte y simbolismo
(1995), El Tarot de Mantegna
(1 997), Los amores de los dioses. Mitologiay
alquimia (1999), asi como numerosas
colaboraciones en revistas
especializadas.
EN LA TRADICIQN ESPIRITUAL
DE OCCIDENTE
Siglos XV-XVII
MANDALA
Imagen de portada Lnborntol lo de nlqilinrro de Jan van der Straet
(Giovanni Ctradano), Palazzo Vecchio, Venecia, 1570
Imagen de contraportada El Fetiii de Claude Lefebvre,
Cashllo de Bussy, C6te d'Or, 1665
O 2002, Raimon Arola
O 2002, para la presente edicion
Jose J. de Olaneta, Editor
Apartado 296-07080 Palma de Mallorca
ISBN: 84-9716-178-5
D.L.: T - 1358, 2002
Composicion, compaginacion e impresion
Grifiques Arrels, s.1.
Poligon Francoli, ~arcel.la3 - 43006 Tarragona
Prinfed ilz Spnin
NOTA PRELIMINAR
El sistema que he utilizado para desarrollar mi propuesta ha sido el
siguiente: en primer lugar, y a modo de introduccion, planteo una
reflexion sobre los terminos cabala y alquimia. La segunda parte,
que constituye el Corpus del ensayo, se titula, •áApuntes historicos
sobre la cabala alquimica•â.S e trata de un repaso limitado por algunos
de los grandes temas que en los siglos xm y XVII conformaron lo
que he denominado la •ácabala alquimica•â. No he considerado los
dos terminos por separado, sino como una unidad que se fue formando
como tal y que fundamento una parte primordial de la tradicion
espiritual de Europa durante aquellos siglos. Por eso, el libro
que el lector tiene entre sus manos puede comenzarse por el
principio o por el capitulo •áLa union explicita•â.
Cada uno de los apartados se define por un doble titulo que
refleja el aspecto teorico que he querido resaltar y tambien el nombre
del autor o texto mas directamente relacionado con el, aunque,
a veces, esta concordancia sea tan solo indicativa.
Los campos de estudio se han multiplicado a medida que he ido
indagando en ellos; por eso, este trabajo tiene un caracter mas
antologico que exhaustivo y, como en toda antologia, la seleccion
es discutible. Sin duda he omitido temas importantes, algunos, quiza,
los hubiera tenido que desarrollar con mas amplitud mientras
que otros los he magnificado. Estas posibles arbitrariedades son la
consecuencia logica del caracter de este ensayo, pero tambien de la
precariedad de los estudios que se han realizado sobre el tema, pues
si bien existen muchos y muy buenos referidos a aspectos parciales,
no ocurre asi cuando se considera en su globalidad, es decir, a
partir de la •ácabalaa lquimica)).
Demostrar aqui mi agradecimiento por todas las ayudas recibidas
es una deuda, pero tambien un gran honor. Al mencionarlas,
compartimos la misma suerte y el mismo entusiasmo. Quien mas
me ha apoyado, con inteligencia, paciencia y amor, es mi esposa,
Lluisa Vert; a ella le ofrezco mi trabajo.
Tampoco lo hubiese podido realizar sin los siempre acertados
comentarios y las aportaciones bibliograficas del profesor Charles
dlHooghvorst. Asimismo estoy en deuda con los colaboradores de
las revistas La Puerta y Le Fil dlAriane cuyos estudios he utilizado:
Rodrigo de la Torre, Jeanne y Jean-Christophe Lohest, Hans van
Kasteel, Juli Peradejordi y Xavier Blanch.
No puedo olvidar tampoco la valiosa colaboracion del doctor
Anton Oller. Mi agradecimiento tambien se dirige a Alfred y Felix
Arola, pues sin su ayuda no hubiera podido terminar mi trabajo.
Especial es mi gratitud a Eduard Berga y Joan Alrnirall, quienes
me han sugerido mejoras en el original y me han acercado a la Biblioteca
Philosophica Hermetica-J.R. Ritman de Amsterdam y al
Lectorium Rosicrucianum, de donde he obtenido importante informacion
conceptual y visual. Espero y deseo que todos ellos se regocijen
bajo la sombra de las alas del Senor.
PREFACIO
La leyenda de Nicolas Flamel
Leyenda es una palabra que proviene del latin y significa, en su primera
acepcion, •ácosas que se deben [saber] leer•â. Sin duda, la leyenda
mas conocida de la alquimia occidental es la que explico de
si mismo Nicolas Flamel, y gracias a ella se convirtio en el adepto
mas enigmatico y fascinante de cuantos se conocen. La narracion
de los acontecimientos que le llevaron a la culminacion de la Gran
Obra son indiscutiblemente simbolicos; los personajes, las fechas,
los toponimos y la sucesion de eventos que Flamel utiliza en la introduccion
de Le livre des Figures Hieroglyphiques no estan escritos al
azar ni pueden tomarse como simples figuras literarias, sino que
contienen una ensenanza, seguramente fundamental, para penetrar
en los misterios de la cabala y de la alquimia, no como dos
disciplinas separadas, sino como un unico arte divino. Creemos que
es a causa de dicha ensenanza por lo que se considera a Nicolas
Flamel como el mas sublime adepto de la historia.
Nicolas Flamel nacio en Pontoise, en 1330. Existe abundante documentacion
sobre dicho personaje -que fue escribano, bibliotecario
y mecenas- asi como diversos textos alquimicos firmados con
su mismo nombre; de entre ellos el mas conocido es Le livre des Figures
Hieroglyphiques, al que nos hemos referido. Sin embargo, la
confrontacion entre su vida y su obra da pie a numerosos enigmas
que, a su vez, han generado infinitas discusiones, con lo que solo se
acrecienta el caracter legendario de la figura de Flamel. La historia
comienza cuando, cierto dia del ano 1357, Flamel compro por dos
florines un libro dorado muy viejo y amplio.
No era de papel o pergamino -explica Flamel- como son los otros, sino
que se componia unicamente de cortezas desligadas (como me parecia) de
tiernos arbustos. Su cubierta era de cobre muy fino, totalmente grabada con
10 LA CABALA Y LA ALQUIMIA PREFACIO 11
letras o extranas figuras. [...] En cuanto al interior, sus folios de corteza estaban
grabados y escritos con gran industria formando bellas y muy claras
letras latinas coloreadas.'
En el primer folio, aparecia escrito en grandes letras mayusculas
el nombre del autor: •áAbraham el Judio, principe, levita, astrologo
y filosofo. Al pueblo judio, por la ira de Dios dispersados.
Salud. D. I.•â.
Flamel intento por todos los medios comprender el secreto de
las figuras jeroglificas, pero todos sus esfuerzos fueron vanos, por
lo que emprendio un peregrinaje a Santiago de Compostela con la
intencion de encontrar algun rabino que pudiera proporcionarle la
informacion que tanto deseaba. En el viaje de vuelta a Paris, Flamel
encontro en la ciudad de Leon a un medico de origen judio llamado
maese Canchez, quien le explico los secretos de los jeroglificos,
a partir de los cuales consiguio realizar la Gran Obra.
En 1612 se dio a conocer la historia completa gracias a la publicacion
del libro de Flamel por Pierre Arnauld, senor de la Caballeria
y Gentilhombre de Poitou, quien afirmaba en el titulo haber traducido
dicha obra del latin al frances; el texto de Flamel va acompanado
de un opusculo de Artephius y de otro de Synesius. A partir
de esta primera edicion, proliferaron los opusculos atribuidos a
Flamel, y al mismo tiempo aparecieron publicadas las ilustraciones
del extrano libro que desperto el interes del autor parisino. En el
siglo XVIII empezo a ponerse en duda, con argumentos historicos
verosimiles, que Flamel viviera en el siglo x~vs; in embargo, en algun
texto presuntamente del siglo xv aparece ya citado, refiriendose
a el como un autentico alquimista, con lo que el enigma acerca
de su persona persiste todavia.
La leyenda forjada alrededor de Le livve des Figiires Hievoglyphiques
nos proporciona el motivo de reflexion primordial respecto al tema
del presente ensayo, pues se refiere a la union indisoluble que existe
entre la cabala y la alquimia. El hecho de que fuera un cabalista
quien ensenara los secretos del arte a Flamel es una clara alusion a
que no puede haber alquimia sin cabala (vease figura 1); maese
1 El ltbro de lnsfiprns]eroglljFlcns, p 7.
Canchez es la alegoria perfecta de la imbricacion de los dos conocimientos:
un personaje de origen judio transmite a Flamel los misterios
de la primera materia que permitiran a un cristiano realizar
con exito la Piedra filosofal (vease figura 2). El viaje a Santiago de
Compostela para dar con maese Canchez pudiera no ser mas que
una bella alegoria sobre la busqueda de la sabiduria que Dios otorga
a los hombres al final de su peregrinaje. Se atribuye a Flamel la
siguiente plegaria, que subyuga por su belleza:
Dios Todopoderoso, Eterno, Padre de la luz, de quien vienen todos los
bienes y todos los dones perfectos, imploro vuestra misericordia infinita.
Dejadme conocer vuestra eterna sabiduria. Ella es quien rodea vuestro trono,
quien ha creado y hecho, quien conduce y conserva todo. Dignaos enviarmela
del cielo de vuestro santuario y del trono de vuestra gloria, para
que este y trabaje en mi, pues es ella la duena de todas las artes celestes y
ocultas, quien posee la ciencia y la inteligencia de todas las cosas.
Haced que ella me acompane en todas mis obras, que por su espiritu
tenga la verdadera inteligencia, que proceda infaliblemente en el arte noble
al cual me he consagrado, en la busqueda de la milagrosa piedra de los
sabios que vos hab6is escondido en el mundo, pero que teneis costumbre de
descubrir, al menos, a vuestros elegidos. Que esta Gran Obra que he de
hacer aqui abajo, la empiece, la continue y la termine felizmente, que contento
goce de ella para siempre. Os lo pido por Jesucristo ..."
En la epoca de Flamel se entendia por cabala el hecho de recibir
la sabiduria divina para poder realizar la Gran Obra. Otro famoso
alquimista, Nicolas Valois, en Les cinq livves o la clefdu secret des secrets,
alude a ello cuando explica que el conocimiento del Gran Arte proviene
de la cabala tradicional judaica (kabale traditive judaique), que
•áfue dada por el Todopoderoso a Moises en la montana del Sinai y
transmitida de padres a hijos•â,3p rimero oralmente, hasta Esdras, y
despues escrita, mediante simbolos jeroglificos, que no son
comprensibles sin la ayuda del cielo, y finaliza su explicacion tomando
como ejemplo al mismo Flamel:
Cuando Flamel obtuvo de un judio la explicacion de sus figuras, paso
mucho tiempo antes de conseguirla [comprender], ya que cualquier opera-
2 Citado por E. d'Hooghvorst en Le Fil de Pii~iloyet,. 11, p. 19.
3 Los cinco libros de Nicolns Vnlois, p. 78.
1. Representacion del rabi, supuesto maestro de Flamel, que simboliza
al cabalista alquimico (Uraltes ckymisckes Werk, Leipzig, 1760).
2. El Libro de las figuras jeroglljficas que Flamel compro: •áContenia tres
veces siete folios; asi estaban numerados en lo alto de la hoja. El septimo
de ellos no contenia escritura alguna. En su lugar habia pintado en el
primer septimo, una vara y unas serpientes mordiendose•â (Uraltes
ckymisckes Werk, Leipzig, 1760).
14 LA CABALA Y LA ALQUIMIA PREFACIO 15
dor, por bien adoctrinado que este, debe contribuir mucho en su labor con
la paciencia, y con la firme y constante fe en Dios.4
La propia historia urdida por Flamel no es sino una adaptacion
de otra conocida leyenda judia. Ernrnanuel d'Hooghvorst se refiere
a ella en la presentacion de un texto de Eugenius Philalethes, y la
relaciona con la alquimia o filosofia hermetica:
El hombre que permanece solo, se extravia en la creacion aparente, cuyos
misterios no puede entender. Por ese motivo, los filosofos hermeticos
hacen a sus discipulos esta sabia recomendacion: •áBuscateu n buen companero•
â.Y ya que Philalethes se refiere con tanta insistencia al testimonio de
Moises, evoquemos aqui el de los cabalistas judios: •áDios- dice un Miduaslztransmitio
el Sefer Yetziuli5 a Abraham; este empezo a estudiarlo sin entender
nada, hasta que la voz celeste le hablo: intentas compararte a
mi? Soy uno y he creado el Sefer Yetziuh y lo he estudiado. Pero tu no puedes
entenderlo solo. Escoge un buen companero y estudiadlo juntos. Entonces
comprendereis". Al instante, Abraham fue a visitar a su maestro Sem y permanecio
durante tres dias con el. Lo examinaron y descubrieron la forma de
crear el mundo. Desde entonces y hasta ahora, ya nadie lo puede comprender
solo. Se necesitan dos sabios y tres anos para entenderlo; luego pueden
hacer lo que mas les plazca. Cuando Abraham lo comprendio, su sabiduria
aumento y enseno toda la Ley•â.6
El autor explica en nota el motivo por el cual Abraham fue a
visitar precisamente a Sem para comprender el misterioso libro:
Shenz en hebreo significa •ánombre•âE.s te termino se utiliza con frecuencia
para designar el Tetragrama. Sabemos la gran importancia que la cabala
atribuye al misterio de los nombres. El cabalista Najmanides, al comentar
Genesis 2, 19 dice: <(A mi entender, la apelacion del Nombre es la ayuda)).
Tambien se puede entender Sem, el ancestro de los semitas y por consiguiente,
de la tradicion (o cabala) de la que Abraham era hereder~.~
Asi pues, el sentido alegorico de la leyenda es bastante explicito:
el fundamento de la alquimia debe buscarse en la cabala, tal y como
se entendia en su epoca. Pero, es la epoca de Flamel? Ante-
4 Ibidrln, p 79
5 (Nota E d'Hooghvorst) El Libro de In Foliiincioii -sobreentendido del miciido- No hay que perder de
vista que la Piedra filosofal es un microcosmos, o pequeno mundo
6 Le Fil de Peiielope, t 11, p 176
7 Ibideiii, p 177
riormente ya se han mencionado algunas de las dificultades para
fechar rigurosamente Le livre des Figures Hieroglyphiqzies, pues se
puede considerar tanto wi texto de finales del siglo XIVc, omo de
mediados o finales del xvr. Dos siglos de diferencia es mucho tiempo
y, sin embargo, el enigma subsiste, pues, si bien el lenguaje empleado
es mas propio del XVI que del XIVe,x isten documentos muy
anteriores a 1612, fecha de la primera publicacion, que se refieren a
el, como el ya citado libro de Valois, y aunque tampoco es segura la
fecha de la redaccion de este ultimo, en ningun caso seria posterior
a 1520.
Un autentico dedalo dificil de resolver, pero muy comun, por
otra parte, en la historia de la alquimia, donde todo son equivocos;
los textos, los autores, las ediciones, los contextos, etcetera. La alquimia
parece moverse al margen de la historia, como si jugara al
escondite con ella.
No es nuestra intencion el profundizar en la historia de la alquimia,
sino seguir su propio juego, es decir, buscar el significado de
las leyendas creadas por los adeptos, su intencion mas profunda.
que es un cabalista judio quien ensena los misterios alquimicos
a Nicolas Flamel?, tienen en comun la cabala y la alquimia?
Creemos que las respuestas a tales preguntas nos mostraran el
camino mas seguro para acercarnos a los misterios de la alquimia,
que, por otra parte, son los grandes misterios iniciaticos de todas
las tradiciones. Quisieramos finalizar este prefacio con unas palabras
de Titus Burckhardt en las que se refiere a Flamel y a la necesidad
de las leyendas y las parabolas para evitar que dichos misterios
caigan en manos equivocadas:
El relato de Flamel se refiere principalmente al yriimrs ngeizs (((el primer
agente•â)d e la obra, del que dice Sinesius: •áDel a esencia del primer agente
nos hablan los filosofos solo con metaforas y parabolas, para que la ciencia
no pueda ser entendida por los necios, pues si tal ocurriera, todo se perderia.
Solo debe ser accesible a las almas pacientes y a los espiritus refinados
que se han apartado del pantano del mundo y estan limpios del lodo de la
8 Alquimin, sigiiificndo r ii~ingetdf el trii~lidop, . 161
16 LA CABALA Y LA ALQUIMIA
Quiza por eso se afirma que Nicolas Flamel es el alquimista mas
importante de cuantos ha habido, o dicho de otro modo, Flamel
explica el principio de la obra con mas claridad que cualquier otro.