lunes, 15 de diciembre de 2025

Alexandrian Historia de la filosofía oculta Traducción Francisco Torres Oliver FRAGMENTO.

 


La doctrina del siglo dorado Entonces aparece en Francia un hombre que encarna el espíritu de la Kabbala filosófica del Renacimiento, el cual se sirve de ella para crear un sistema personal que concilia el cristianismo, el judaismo y la filosofía árabe: Guillermo Postel, erudito prodi gioso, al que Francisco I y la reina de Navarra consideraron el sabio más grande de su tiempo, y al que Carlos IX llamó «mi filó sofo». Nacido en 1501 en Dolerie, cerca de Avranches, huérfano a los ocho años, Postel fue primero maestro de escuela en un pue blo, antes de ser, en París, doméstico del colegio de Santa Bárba ra. Durante sus horas libres estudió griego y hebreo. 

Señalado por su inteligencia, lo asignaron en 1537 ajean de la Forest, encarga do de concertar una alianza con Solimán en Constantinopla; Pos tel aprovechó la ocasión para visitar Grecia, Asia Menor y parte de Siria, perfeccionarse en árabe y coleccionar manuscritos. De este viaje trajo un ejemplar de la Kabbala que le había regalado un médico judío del sultán. A su regreso a París, Postel publicó en 1538 doce alfabetos orientales, Linguarum duodecim characteri- bus, la primera gramática árabe de Europa, Grammatica arabica, y un tratado destinado a demostrar que todas las lenguas, incluso el griego y el latín, procedían del hebreo. Desde 1539, nombrado profesor de matemáticas y de lenguas orientales del Colegio real (el actual Colegio de Francia), se benefició del favor del canciller Poyet que le concedió el deanato de treinta y dos parroquias de la diócesis de Angers. Pero después, Postel se creyó llamado por Dios para llevar a cabo la paz universal, y con este propósito escribió De orbis terrae concordiae (1544). Pensaba que todos los hombres debían estar reunidos cristianamente bajo la autoridad religiosa del papa y la autoridad temporal del rey de Francia, único aspirante legítimo al título de rey del mundo, en cuanto descendiente por línea directa del hijo primogénito de Noé.

 «El primer hombre nacido en este mundo después del Diluvio es Gomer, hijo de Jafet, hijo de Noé; el cual Gomer es padre y fundador de la raza y jurisdicción galas y celtas145». Postel fue a Fontainebleau con el propósito de conven cer a Francisco I de que reivindicara la monarquía universal; lue go, decepcionado por su actitud, abandonó su cátedra del Cole gio real, y partió para Roma con el propósito de ganar para su idea a Ignacio de Loyola; se ordenó sacerdote en el seno de la Compañía de Jesús, pero Loyola lo expulsó al cabo de dieciocho meses, exasperado por su obstinación en ver en él al papa angélico de la concordia final. Postel fue encarcelado, y a su salida se refu gió en Venecia en 1547, donde se hizo capellán del hospital San Giovanni e San Paolo. 

El nuncio Della Casa lo nombró censor de los libros en hebreo impresos en esta ciudad. Postel se procuró un manuscrito del Zohar e hizo una tra ducción cuyo original está en el Museo Británico, la copia en la Biblioteca de Múnich y los prefacios en la de Gotinga. Tradujo igualmente el Bahir, una parte del Bereshit Rabba, publicó De Nativitate Mediatoris ultima, 1547 (El último nacimiento del Mediador), que afirma haber escrito al dictado del Espíritu Santo, Absconditorum clavis a constitutiones mundis, 1547 (Clave de las cosas ocultas desde la constitución del mundo) y, bajo el seudónimo de Elias Pandochacus, un tratado de la «panthenosía» (o reconci liación de las discrepancias), Postel había tomado de la Kabbala la creencia en la era mesiánica, que realiza la redención final de la humanidad. Pretendía preparar «el Estado de Restitución y Con cordia en el que todas las cosas volverán a su estado primitivo». 

 En su Absconditorum clavis dice que hay cuatro edades de la Igle (145) Guillaume Postel, Les Raísons de la monarchie (París, 1551). sia: la edad de la ley de la naturaleza, la de la ley escrita, la de la ley de la gracia, y la de la Concordia que reintegra al hombre a su condición anterior al pecado original. Pero mientras que la Kab bala hacía del judaismo el principio rector de la era mesiánica, Postel atribuía este papel al cristianismo, absorbiendo a las demás religiones de manera que fuese «la Comunión perfecta de todos los hombres piadosos». En el hospital de San Giovanni e San Paolo, Postel fue el confesor de la cocinera Joanna, una quincuagenaria analfabeta. Sorprendido ante lo elevado de sus propósitos, le preguntó de qué maestro había aprendido a expresarse así: «Del que está vivo en mí y en quien yo estoy muerta», respondió ella; es decir, de su «dulce esposo Jesús»; para serle fiel había hecho voto de virgini dad y entrega a los pobres. Maravillado de sus profecías, Postel vio en Joanna a «la Madre sagrada del mundo», destinada a salvar el anima (la parte inferior, sensual, del alma humana), a restituir la al animus (la parte superior, espiritual, hasta ahora la única res catada del pecado original). El encuentro con Joanna incitó a Postel a adoptar una curiosa idea del Zohar: la pretensión de que había dos Mesías, y que la era mesiánica empezaría con la apari ción del segundo Mesías. Le pareció, pues, que este nuevo Mesías era la madre Joanna, que completaba la obra del primero. El Zohar decía así: «Alma y Espíritu, he ahí el varón y la hembra». Para Postel, el espíritu femenino del hombre, el anima, compro metido por el pecado de Eva, no había sido objeto de redención de Cristo: hacía falta un Mesías mujer, en este caso Joanna, que lo redimiera. Sus relaciones exaltadas con la madre Joanna molestaron a sus superiores, que lo alejaron de ella. 

La Inquisición examinó su doctrina y lo declaró amens (loco). En 1549, Postel empren dió una nueva peregrinación a Oriente que le llevó de Constan- tinopla a Jerusalén, de donde volvió con el embajador de Fran cia provisto de manuscritos destinados a componer una Biblia políglota. A su regreso a Venecia, en 1551, se enteró de que Joanna había muerto; Postel perdió las ganas de comer y de beber, cayó enfermo de consunción, sintió que ella le enviaba desde el más allá «el sobrevestido de la redención y la restitu ción», y que una fuerza invisible envolvía su ser para hacer de él «el primogénito del mundo restituido». Su éxtasis fue tal que pudo mirar el sol fijamente durante una hora. Escribió en ita liano la Virgen veneciana, apología de la madre Joanna, y desde entonces asumió enteramente ese tipo de relación entre muerto y vivo que la Kabbala llamaba el gilgoul: el alma de Joanna se reencarnó en él, y él se sintió habitado por ella al extremo de someter toda su personalidad. Postel regresó a París, y reanudó su enseñanza en el colegio de los lombardos. Acudían tantos a escuchar a este majestuoso maestro de barba gris (le llegaba a la cintura) que, como no cabían en la sala, tenían que acomodarse en el patio, y él les hablaba desde una ventana. Publicó La Doctrine du siecle doré (1553), donde decía que el mundo había sido hecho para el hombre y no el hombre para el mundo, y enseñaba a purificarse de las malas ambiciones mundanas; el «siglo dorado» era el que había visto morir a la madre Joanna y comenzar la era de la Res titución. Esta era arrancaba de 1551, fecha de la muerte de Joan na. Isaac Luria, contemporáneo de Postel, la sitúa en 1568; este kabbalista cristiano y este kabbalista judío son de la misma fami lia espiritual. En Les Raisons de la monarchie, donde vuelve a la idea de la monarquía universal, demuestra «cómo por derecho de primogenitura, por derecho de institución, por derecho divi no y bendición profética, por derecho de todas las gentes y de la natural ocupación, en razón de la celestial influencia y del méri to soberano merecedor de soberanía y elección primera, la Monarquía pertenece a los príncipes elegidos y aprobados por los pueblos galos». Aconsejó al rey de Francia, «pues él solo des de Adán puede llamarse en verdad Monarca del mundo», orga nizar un concilio, a fin de que «en todo el mundo se lleve a cabo primeramente la victoria de los corazones autorizada por la razón». Postel provocó un escándalo al revelar en Merveilleuses victoires des femmes du Nouveau monde (1553) que la madre Joanna era el segundo Mesías y que desde su muerte se identifi caba con él. Como era difícil hacer que los parisinos, ignorantes de la Kabbala, admitiesen este caso de gilgoul único en la litera tura francesa, Postel tuvo que huir otra vez. Se hizo profesor de la Universidad de Viena, y colaboró en la edición del Nuevo Testamento siríaco. Pero la madre Joanna había hecho de él «el que comprende» y «el que viaja», de modo que Guillaume Postel volvió a emprender viaje, estuvo en Venecia, en Pavía, en Roma (donde fue encarcelado una vez más) y en Basilea, polemizó en 1561 con los prelados del concilio de Trento, y no regresó defi nitivamente a Francia hasta 1562. 

A causa de sus teorías, el gran humanista fue tachado de ateo, de padre de los deístas, y sufrió las peores injurias sobre todo de los calvinistas; fue llamado perro por Lambert Daneau, mons truo execrable por Henri Estienne, cloaca de todas las herejías por Béze, y acusado por Flaccius Illyricus de estar poseído por una legión de demonios. Para que le dejaran tranquilo, Postel escribió Retractaciones, donde confesó que ya no estaba habitado por la madre Joanna: el gilgoul había puesto fin. Se retiró en 1564 al monasterio de Saint-Martin-des-Champs, donde pasó el resto de su vida meditando, y donde no se cansaba de rezar el rosario en el jardín, ni de tocar el violín. El padre Marrier escribe: «Era afable y su conversación estaba llena de gravedad. El sonido de su voz, la expresión de su rostro, su larga barba, todo su exterior predispo nía en su favor a las personas que se acercaban a él... Los príncipes y los grandes del reino, los sabios sobre todo, y los literatos, lo visitan a menudo146». 

Murió en 1581, en presencia de amigos tales como el doctor Filesac, decano de la Sorbona. Postel tuvo discípulos eminentes, como Blaise de Vignére, Palmin Cayet (futuro historiógrafo de Enrique IV), Guy Le Févre de La Borderie, autor de La Galliade (1578), sobre «la revolución de las artes y las ciencias»; tuvo tantos que se habló de una secta de «postelianos». Su originalidad consiste en haber vivido y recreado en él mismo la Kabbala, más que analizado, mostrando que no era especialidad de una etnia, sino uno de los medios uni versales de investigación del terreno de lo oculto.

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