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jueves, 25 de septiembre de 2025

COMENTARIOS DE LIBROS. LA MUERTE DE VIRGILIO DE HERMANN BROCH.



  

La muerte de Virgilio de Hermann Broch es una obra monumental, compleja y profundamente filosófica que merece ser leída por quienes buscan una experiencia literaria que trascienda la narrativa convencional. Aquí te presento su importancia y razones para adentrarse en ella:

📘 ¿Por qué es importante La muerte de Virgilio?

  • Explora el límite entre arte y vida: Broch narra las últimas 18 horas del poeta Virgilio, quien agoniza mientras reflexiona sobre el valor de su obra (La Eneida) y considera destruirla. Este dilema encarna el conflicto entre creación estética y verdad ética.

  • Es una meditación sobre la muerte, el lenguaje y la trascendencia: La novela se convierte en un viaje interior donde el tiempo se dilata, y cada pensamiento se convierte en símbolo. Virgilio no solo muere: se descompone en signos, en dudas, en visiones.

  • Su estilo es sinfónico y poético: Broch construye la novela como una pieza musical, con frases largas, ritmos internos y una estructura dividida en cuatro movimientos. Es comparable en ambición formal al Ulises de Joyce o a la obra de Proust.

  • Es una crítica al poder y a la función del arte en la historia: Virgilio, en su lecho de muerte, se enfrenta al emperador Augusto. La novela cuestiona si el arte debe servir al poder o resistirlo, si debe embellecer la mentira o revelar la herida.

  • Fue admirada por Thomas Mann y Albert Einstein: Mann la consideró “uno de los experimentos más extraordinarios y profundos que se hayan llevado a cabo con el flexible género de la novela”. Einstein decía que “el enigma permanece siempre abierto. Podemos sentirlo, nunca entenderlo”.

🧠 ¿Por qué debemos leerla hoy?

  • Porque nos obliga a pensar el arte como acto moral, no solo estético.

  • Porque nos recuerda que la belleza puede ser traición si no se interroga.

  • Porque en tiempos de ruido y velocidad, su ritmo lento y reflexivo es un acto de resistencia simbólica.

  • Porque nos confronta con la pregunta que todo creador debe hacerse: ¿vale la pena lo que he escrito?

📚 Fuentes:

En colaboración: Dr. Enrico Giovanni Pugliatti y Méndez-Limbrick

jueves, 28 de agosto de 2025

VICTOR COUSIN LA NECESIDAD DE LA FILOSOFÍA. PRÓLOGO DE LA OBRA. COMENTARIOS SOBRE EL LIBRO

 



VICTOR COUSIN LA NECESIDAD DE LA FILOSOFÍA. 

Colaboración redacción e investigación: Dr. Enrico Giovanni Pugliatti y Méndez-Limbrick

El libro La necesidad de la filosofía de Victor Cousin, publicado como parte de su célebre curso de 1828 en la Facultad de Letras de París, es mucho más que una introducción a la historia de la filosofía: es una declaración de fe en el pensamiento como fuerza civilizadora, emancipadora y totalizante. Cousin no se limita a defender la filosofía como disciplina académica, sino que la presenta como el punto culminante del desarrollo humano, el último estadio de la inteligencia que se comprende a sí misma.


Estructura y contenido esencial

El texto está compuesto por una serie de lecciones que abordan:


La necesidad psicológica de la filosofía: Cousin enumera las grandes ideas que gobiernan la actividad humana —lo útil, lo justo, lo bello, lo divino— y muestra cómo todas ellas desembocan en la reflexión filosófica.


Verificación histórica: La filosofía no es una invención arbitraria, sino una constante en la historia de la humanidad, desde Oriente hasta Grecia, Roma, la Edad Media y la modernidad.


Defensa del método: La filosofía es método, claridad, análisis. No destruye, sino que ilumina y fecunda las demás esferas del espíritu: arte, religión, política, industria.


La supremacía tolerante de la filosofía: Lejos de ser excluyente, la filosofía de Cousin busca integrar y comprender todas las formas de pensamiento humano.


 Rasgos estilísticos y filosóficos

Oratoria apasionada: Cousin era un maestro de la elocuencia. Sus lecciones eran eventos públicos que desbordaban auditorios. Su estilo combina claridad didáctica con una teatralidad casi trágica.


Eclecticismo: Rechaza los sistemas cerrados y propone una filosofía que recoge lo mejor de cada tradición. Influencias de Schelling, Hegel, Platón y Descartes se entrelazan en su pensamiento.


Humanismo espiritual: La filosofía no es lujo ni capricho, sino necesidad inherente al espíritu humano. Es el medio por el cual el hombre se aprehende a sí mismo y alcanza su libertad más alta.

¿Cuáles son los conceptos clave de este libro?

Los conceptos clave de La necesidad de la filosofía de Victor Cousin forman una arquitectura intelectual que busca demostrar que la filosofía no es un lujo ni una extravagancia, sino una necesidad inherente al espíritu humano.


Fundamentos que sostienen su argumento:


 Conceptos clave del pensamiento de Cousin

Concepto central Descripción

Necesidad espiritual La filosofía es una necesidad tan real como la industria, el arte o la religión.

Las cinco grandes ideas Lo útil, lo justo, lo bello, lo divino y lo verdadero: cada una genera un mundo.

Jerarquía del pensamiento La filosofía es el último grado del pensamiento, donde éste se comprende a sí mismo.

Reflexión y método La filosofía es reflexión elevada a método: análisis, claridad, comprensión.

Supremacía tolerante La filosofía no destruye, sino que comprende y fecunda todas las demás esferas.

Verificación histórica La historia confirma que la filosofía ha estado presente en todas las épocas.

Unidad de la civilización La filosofía integra arte, religión, Estado e industria en una visión total.

Culto de las ideas Las ideas son el objeto propio de la filosofía: inteligibles, puras, universales.

Desarrollo progresivo La filosofía es la culminación del progreso humano, su forma más elevada.


¿Qué opinan otros filósofos sobre estos conceptos?

Las ideas centrales de La necesidad de la filosofía de Victor Cousin —como la supremacía del pensamiento reflexivo, la jerarquía de las ideas (lo útil, lo justo, lo bello, lo divino, lo verdadero), y la filosofía como culminación del espíritu humano— han generado reacciones diversas entre filósofos de distintas corrientes. 


Opiniones filosóficas sobre los conceptos de Cousin

Filósofo / Escuela Opinión sobre Cousin y sus conceptos clave

Hegel Admiró el impulso sistemático de Cousin, pero consideró su eclecticismo como una síntesis superficial.

Schelling Influenció a Cousin, especialmente en la idea de lo divino como intuición metafísica, pero lo vio como un divulgador más que un creador.

Kantianos franceses Respetaron su intento de integrar ética, estética y religión, pero criticaron su falta de rigor crítico.

Nietzsche Aunque no lo atacó directamente, su desprecio por el “filósofo estatal” y el “pensador conciliador” puede leerse como una crítica indirecta.

Henri Bergson Valoró la intuición como método, pero consideró que Cousin reducía la experiencia filosófica a esquemas demasiado racionales.

Jacques Maritain (neotomismo) Rechazó el eclecticismo como falta de compromiso ontológico; defendió una filosofía más anclada en la metafísica cristiana.

Patrice Vermeren (contemporáneo) Analiza a Cousin como el arquitecto del liberalismo filosófico francés, pero advierte que su eclecticismo fue también una forma de control estatal.

Menéndez y Pelayo Lo elogió como el mayor divulgador filosófico del siglo XIX, destacando su servicio a la erudición y su estilo oratorio.

Colaboración e investigación: Dr. Enrico Giovanni Pugliatti y Méndez-Limbrick

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UNA CREACION DE E SPASA- CAL PE, S. A. La COLECCION AUSTRAL publica: 

 Los libros de que se habla; los libros de éxito permanente, los libros que usted deseaba leer, los libros que aún no había usted leído porque eran caros o circulaban en malas ed dones y sin ninguno garantía; les libros de cuyo conocimiento nin guna persona culta puede prescindir; los libros que marcan una fecha capital en la historia de la literatura y del pen samiento; los libros que son actuales ayer, hoy y siempre. La COLECCION AUSTRAL ofrece ediciones integras autor za * das bellamente presentadas, muy económicas. La COLECCION AUbTRAL publica libros para todos los lectores y un libro para el gusto de cada lector. VICTOR COUSIN Víctor Cousin, el gran político^ orador y filósofo francés, na ció en París en 1792 y murió en Cannes en 1867. 
Formado en la disciplina y el rigor del estudio, después de haberse dedi cado a la enseñanza de las lenguas antiguas, abandona esa ocupación para entregarse con gran fervor y brillo al cultivo de la filosofía, ocupando desde 1815 la cátedra de Historia de la Filosofía en la Facultad de Letras de París, donde se hicieron famosos sus cursos. Apartado de su cátedra por los vaivenes de la política, Cousin viajó por Alemania, tradujo a Platón y, por fin, recuperó su cargo en 1828, inaugurando su curso con las trece célebres conferencias que forman su Introducción a la Historia de la Filosofía y que constitu yeron un triunfo resonante que marca el camino ascendente del filósofo, que es nombrado en 1852 profesor honorario de la Facultad de París. 

Aparece hoy en la COLECCION AUSTRAL la traducción de la primera parte de aquellas lecciones que le dieron fama, con el título de NECESIDAD DE LA FILOSOFIA, y en cuyas páginas resalta la elegancia, la sencillez y la erudición del creador y fervoroso sostenedor de la llamada escuela ecléctica. Acertado opositor de los sistemas de los demás filósofos, se destacan en el presente volumen sus sem blanzas de Sócrates y Descartes, siendo de admirarse la sol tura con que analiza temas tan diversos como la industrie!, las bellas artes, las religiones orientales, la guerra, asentando por fin su teoría sobre la metodología, con la que, según ha dicho Menéndez y Pelayo, «prestó a la erudición filosófica servicios más eminentes que ningún otro hombre de nuestro siglo». 

 E S P A S A - C A L P E, S. A. R í os Ros a s 26 - Ma d r i d Digitized by NECESIDAD DE LA FILOSOFIA (Introducción a la Historia de la Filosofía) ESPASA-CALPE, S. A. 
Primera edición popular para Ut COLECCIÓN AUSTRAL Prólogo y traducción de Manuel GraneU Queda hecho el depósito dispuesto por la ley N? 11.723 Todas las características gráficas de esta colección han sido registradas en la oficina de Patentes y Muscas de la Nación Copyright by Cía. Editora Espasa-Calpe Argentina, S. A. Buenos Aires, 1947. y ,\s^sooz IMPRESO EN ARGENTINA PRINTED IN ARGENTINE Acabado de imprimir el U de abril de 1947 Cía. Gral. Fabril Financiera S. A. - Iriarte tOSS - Buenos Aires ÍNDICE Prólogo del traductor.................................................... Lección primera * Necesidad de la filosofía................... Lección segunda Verificación histórica de la necesidad de la fi losofía............................................................... Lección tercera Defensa de la historia de la filosofía............... Lección cuarta Del método y de su aplicación................... Lección quinta Dios, la creación, el mundo y el hombre Lección sextu Conciencia e historia.......................................... Apéndice Fragmentos de la lección séptima..................... PÁG. 9 13 31 53 73 97 121 147 

PRÓLOGO DEL TRADUCTOR
 Cuando en la Francia de 1828, dos años antes de Luis Felipe, sube al poder el ministerio Martignac, Víctor Cousin (1792-1867) recobra su cátedra y pronuncia las trece famosas lecciones que constituyen su tlntroduc- tion & l’Histoire de la Phüosophie», cuya primera parte traducimos. Un público ferviente, numerosísimo, desbordante de admiración, acude a escuchar su ex posición elocuente. Cada lección era taquigrafiada y re corría inmediatamente toda Francia, pasaba las fron teras, mientras los periódicos daban detenida cuenta del acontecimiento filosófico. Ciertamente, el entusiasmo provenía en gran parte de razones extrañas a una estricta preocupación cien tífica; pero el talento oratorio y las persuasivas dotes del pensador consolidaron con justicia la celebridad de este curso, de igual modo que en 1815, cuando suplía la cátedra de Royer-Collard, se ganó con inusitado bri llo y rapidez el favor de un público escogido que días antes le desconocía. 
Por otra parte, las ideas expuestas, y en las cuales se acusa una notable influencia de Sche- lling y de Hegel, se prestaban a una expresión filosófica cuajada de. magníficas palpitaciones poéticas que el cordial estilo de Cousin se encargaba de lograr con ele gante mesura. En efecto, según nos atestigua Hipólito Taine (*), cel talento de Cousin era un talento oratorio. Tiene el don y el gusto de la elocuencia. Hallaréis en él todas las cualidades que pueden nutrirla u ornarla. Ante todo, dispone perfectamente las diversas partes de un tema: O) «Les Philosophes classiques da XIX siécle en France», cap. IV¿ en esto son un modelo sus lecciones de 1828. 
Ningún pro fesor sabía ordenar mejor las cuestiones, anunciándo las, dando cuenta a los auditores de todos los momen tos de su método, llevándoles como de la mano, soste niéndoles en los pasajes difíciles, subrayando las eta pas del viaje, para detenerse al final de cada cuestión y hacerles abarcar con una sola mirada todo el camino recorrido. Se siente que siempre domina su tema, que se mueve en el campo de las ideas como en su propio dominio, que conoce todos sus caminos y está presto a abrir otros si uno de ellos se cierra, que tiene derecho a cura de almas y a ofrecerse por guía de ignorantes y extranjeros que quieran visitar la solitaria y peligro sa comarca en que se ha establecido. En efecto, el ora dor es un guía; su obra no trata de inventar, sino de conducir. No crea las ideas, las divulga. Las de Cou- sin han nacido en Escocia, en Alemania, en el siglo XVII; pero ha sabido explicarlas, embellecerlas, pro pagarlas, y asi, adquiriéndolas un imperio, ha cumpli do su oficio de orador. »No ha hecho otra cosa. Y hallaréis, por ejemplo, en sus lecciones, el más asombroso contraste entre la expo sición y la invención. Nada más trabajado que sus pla nes; nada más improvisado que sus ideas. Construye edificios admirables, atrevidos, elegantes, de nueva y simétrica arquitectura; pero son castillos en el aire.» 
 Y agrega H. Taine más adelante (x), en otro lugar de la misma obra. «Era el más admirable trágico de su tiempo. Preparaba su lección ocho días antes, en sus ideas, plan, estilo, metáforas y hasta en sus latiguillos; las escribía una y otra vez, aprendiéndolas de memo ria, repitiéndolas a los amigos, a los indiferentes, a to do el mundo. Las poseía en los más pequeños detalles, como domina un pianista su programa de concierto. Cuando llegaba el momento, los aplausos, la popula ridad, los anuncios de los periódicos, la afluencia de público, el interés de partido, el sentimiento de la glo (J) Capítulo IX. ría, le transportaban hasta la genialidad. Sus ojos ne gros centelleaban. Su rostro, sus brazos, su cuerpo, to do él hablaba. Su discurso estudiado cobraba el acento de una improvisación sublime; la filosofía le ilumina ba. Con sus gestos multiplicados, sus cambios de fiso nomía, las inflexiones de su voz, parecía querer salir de sí mismo. Lanzados por ese rostro claro y esa boca expresiva, sus pensamientos tomaban cuerpo, se hacían visibles, penetraban en el auditorio, le dominaban, le poseían, entregándole a efectos teatrales y de estilo, a la pasión, a las sorpresas del método. Arrebatado por el torbellino metafísico, sitiado por visiones intensas, se estremecía y creía. Un viejo magistrado de provincia, escéptico, positivo, y que daría el infinito, lo finito y su relación por un cuarto de gallina, me repetía que to do el auditorio quedaba subyugado bajo el encanto: «Cuando ese diablo de hombre nos decía: «Ved», fuere lo que fuere, se creía «ver». Al día siguiente, tras la re flexión, ya era otra cosa; sólo se conservaba intacta la admiración; y se volvía a otro curso.» * * *
 Las lecciones traducidas constituyen la visión gene ral de ese famoso curso acerca de la filosofía y de la filosofía de la historia. Forman, pues, un todo con per fecta independencia. Las lecciones eliminadas de esta versión por razones de espacio particularizan en su teoría de la historia, estudiando temas como el clima, la guerra, los grandes hombres, etc., más una crítica de los grandes historiadores de la humanidad. «Cousin — comenta Alaux (x) — reduce toda la fi losofía a cuatro puntos principales: el método, la apli cación del método a la psicología, el paso de la psicolo gía a la ontología y a la alta metafísica, y la visión ge neral sobre la propia historia de la filosofía.» Pues bien: los tres puntos primeros aparecen expuestos con amplia precisión en las lecciones recogidas. Del cuarto 0 ) J. E. Alaux: «La Philosophie de M. Cousin», cap. I. sólo aparece el cuadro genérico de su filosofía de la historia, y unas ligeras indicaciones programáticas so bre la historia de la filosofía que no han sido recogi das por el propio Cousin en sus trabajos históricos so bre filosofía. Puede decirse, pues, que las citadas lec ciones condensan las partes fundamentales de su posi ción filosófica. 
Y es tal la sencilla y clara elegancia de su exposición verbal, que el lector agradecerá el pla cer de conocer su filosofía tomando contacto directo con ella. Unas advertencias finales. He dado a cada lección un título que resuma su particular temática, y los cuales no aparecen en la edición francesa de 1841 en la casa Dldier, que revisa y corrige la anterior, pudiéndose considerar la citada como definitiva O). Y puesto que razones de espacio aconsejaban no dar el texto comple to, he preferido poner como título del conjunto el que mejor resume el primer tema tratado: La necesidad de la Filosofía. Además, la visión filosófica de la historia que expone a continuación explica y corrobora más pro fundamente esta necesidad. De todos modos, aparecerá como subtitulo el auténtico que dió nombre a este cé lebre curso. Manuel Granell.

miércoles, 27 de agosto de 2025

Autor de Cautio Criminalis (1631)Spee Von Langenfeld Friedrich

 



Spee Von Langenfeld Friedrich

Friedrich Spee von Langenfeld fue un jesuita, poeta y teólogo alemán nacido en 1591, célebre por su valiente oposición a los juicios por brujería en pleno siglo XVII. En una época donde el silencio era cómplice y la tortura era ley, Spee se convirtió en un crítico feroz del sistema inquisitorial, especialmente de los tribunales laicos del Sacro Imperio Romano Germánico2.


🕯️ ¿Quién fue Spee?

Sacerdote jesuita ordenado en 1622.


Profesor de teología en Paderborn y predicador en varias ciudades alemanas.


Autor de Cautio Criminalis (1631), una obra que desmonta la lógica judicial que permitía torturar y ejecutar a presuntas brujas.


⚖️ ¿Por qué es relevante?

Spee denunció que la tortura no revela la verdad, sino que fabrica culpables. Su frase más célebre:


Fue precursor de la criminología crítica, enfrentándose no solo a la Inquisición, sino al sistema penal entero que legitimaba el horror.


Murió en 1635, víctima de la peste, tras cuidar heridos durante el asalto a Tréveris.



Cautio Criminalis (1631), cuyo título puede traducirse como “Precaución criminal” o “Advertencia sobre los procesos penales”, es una obra monumental escrita por Friedrich Spee von Langenfeld, el jesuita que se atrevió a enfrentar el delirio judicial de su tiempo con una pluma afilada y una conciencia encendida.


📜 ¿Qué es Cautio Criminalis?

Es un tratado jurídico, teológico y ético que denuncia los juicios por brujería y, sobre todo, la tortura como método judicial. Spee lo escribió anónimamente, sin permiso de sus superiores, en un acto de valentía que hoy podríamos llamar resistencia editorial.


🔥 ¿Por qué es revolucionario?

Spee no discute si las brujas existen. Lo que denuncia es que nunca conoció una, a pesar de haber confesado a muchas antes de ser quemadas.


Critica el uso de la tortura como generadora de “verdades” falsas, donde las confesiones eran obtenidas bajo tormento y luego presentadas como voluntarias.


Se opone al procedimiento penal del Sacro Imperio, especialmente al artículo 109 de la Constitutio Criminalis Carolina, que legitimaba la quema de mujeres con pruebas inexistentes.


⚖️ Estructura del libro

Está compuesto por 50 preguntas que Spee responde con precisión, ironía y erudición.


Cada pregunta aborda un aspecto del proceso judicial: desde la legitimidad de la tortura hasta la responsabilidad de los jueces.


Utiliza un tono sarcástico y mordaz, que recuerda a los mejores textos de crítica política, pero con el peso de la teología y la ética detrás.


🕊️ Legado simbólico

Spee puede considerarse el primer criminólogo crítico de la historia. Su obra no solo desmonta el sistema judicial de su época, sino que abre la puerta a una ética del derecho penal que aún hoy resuena. Como escribió el jurista Zaffaroni:


“Spee no cayó en la trampa de discutir la existencia del mal, sino que mostró que el poder punitivo no lo combate, sino que lo fabrica.”

***

1 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone CAUTIO CRIMINALIS (Cautela criminal) O LIBRO SOBRE LOS PROCESOS CONTRA LAS BRUJAS, NECESARIO EN ESTA ÉPOCA PARA LOS MAGISTRAD0S DE ALEMANIA Y TAMBIÉN PARA CONSEJEROS Y CONFESORES DE LOS PRÍNCIPES, INQUISIDORES, JUECES, ABOGADOS, CONFESORES DE LOS REOS, ORADORES Y DE LECTURA MUY PROVECHOSA PARA LOS DEMÁS AUTOR: TEÓLOGO ROMANO ANÓNIMO IMPRESO EN FRANKFURT POR IOANNIS GRONAEI AUSTRII. AÑO 1632 2 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone 3 EPITOME O SUMA DE LA OBRA „Y aún me ha aparecido bajo el sol Como un lugar de crímenes el tribunal Y la sede de la justicia Como el lugar de la impostura“ Eclesiastes, 3 16 Dejáos corregir, oh jueces de la tierra Salmos, 2 10 "Te mostraré qué carencia padecen las gentes de alta posición social, es decir, qué les falta a los que tienen todo: sin duda, alguien que diga la verdad." Séneca, De Beneficiis (Sobre los beneficios), Libro 6, cap.30. PROEMIO DEL AUTOR Este libro está dedicado a las autoridades alemanas. No a quienes habrán de leerlo, sino más bien a quienes no lo leerán nunca. En efecto: quienes consideran un deber leer lo que he escrito aquí sobre la brujería, ya están en posesión de cuanto el libro les podría proporcionar, es decir, de la capacidad de ser cuidadosos y dilgentes al examinar a fondo estas causas. Por eso, no tienen necesidad de leer y aprender de este libro. Los más negligentes en cambio, aquellos que no leerán nunca este libro, son precisamente quienes debieran Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone leerlo cuidadosamente, para aprender a ser solícitos y escrupulosos. Justamente quienes no lo leerán son invitados a leerlo. Quien lo leerá, puede muy bien omitir leerlo. De todas forma, lo lean o no, al menos quisiera que todos leyesen la última cuestión del libro y reflexionasen. Y no será inútil ni perturbará el orden de la obra, leerla antes que las otras.

 PREFACIO DEL EDITOR A LA SEGUNDA EDICIÓN (1632). La primera edición de este libro, que Peter Lucius, tipógrafo académico de Rinteln había impreso con la previa aprobación de la Facultad de Derecho de Rinteln, ha motivado no sólo a las personas más conscientes, sino también a los doctos, a examninar la cuestión del gran número de brujas existentes en Alemania con mayor atención y sin prejuicios. Por tanto, es necesario que en el futuro las máximas autoridades indaguen seriamente acerca de los procesos que se desarrollan hasta este momento, siguiendo el ejemplo de Daniel. En muchos Estados, también la conciencia de los príncipes ha sido tocada, tanto que han suspendido rápidamente los procesos iniciados, después de haber leído atentamente este libro, sobre todo esos pasajes en que demuestra como algunos de sus funcionarios y jueces no observan la Constitutio Criminalis Carolina en algunos puntos de la máxima importancia, cosa de la que hasta presente casi nadie se había percatado. Por eso pareció oportuno a muchas personalidades, como también a algunos miembros de la Cámara y de la Corte Imperial, volver a publicar rápidamente este libro, para abrir la vía a ulteriores reflexiones y para hacer surgir finalmente la verdad, cuestión de la máxima importancia, puesto que se trata de vidas humanas y de la reputación, no sólo de Alemania, sino de la misma fé católica. En pocos meses se han vendido todos los ejemplares de la primera edición, tanto que no he podido encontrar ninguno a ellos, a ningún precio. Por 4 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone esta razón, para atender a los deseos de varios, lo he hecho imprimir a mi costa, utilizando un manuscrito que me facilitó un amigo de Marburgo. 

 CUESTIÓN I: ¿EXISTEN HOMBRES Y MUJERES QUE PRACTICAN LA BRUJERÍA? RESPONDO que sí. En efecto, pese a saber que algunos lo pusieron en duda, inclusive católicos y doctos, a los que no corresponde nombrar, como que también hay quienes n o sin razón parecen sospechar que alguna vez hubo en la Iglesia períodos en los que no se dio crédito a los reuniones físicas de brujas. Pese a que, mientras trataba personalmente en las cárceles con varias acusadas de ese delito con bastante frecuencia y cuidado, por no decir curiosidad, mi espíritu se encontró más de una vez tan confundido que casi no sabía qué creer de ese asunto. De todas maneras, cuando reúno por fin la totalidad de mis perplejas meditaciones, considero que sin duda se debe tener en cuenta lo siguiente: que en realidad en el mundo hay seres maléficos, y que esto no puede ser negado sin temeridad y sin una nota de locura. Léanse los autores que reconocen este argumento: Rémy, Del Río, Bodin y otros. No es mi propósito detenerme en esto. Por otra parte, tampco creo –y conmigo muchos hombres píos- que hubo tantas brujas, ni que lo fueran todas aquellas que hasta ahora se disiparon transformadas en cenizas, y tampoco cualquiera que desee disputar conmigo con ataques, gritos o autoridad, sin examinar el asunto con juicio y raciocinio, me persuadirá fácilmente de que lo crea. Ruego que mi lector quiera esto último, por aquella caridad que nuestro legislador Jesucristo deseó que se encendiese con vigor entre sus seguidores. Si alguien tiene espíritu de rivalidad y ataca la magia, que se reprima por ahora, añadiendo a la rivalidad un conocimiento y una consideración que quizá no tenga. No todo ímpetu proviene de la virtud, pues algunos sólo provienen de la naturaleza. La virtud es moderada y medida y, además, ama al conocimiento, sin temor a sentirse subestimada 5 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone cuando se instruye. Pero si nos precipitamos con ímpetu y rehusamos aprender, porque nos hemos dedicado a saber todo, no sería para nada asombraso que la verdad se nos escape en muchos aspectos. Vamos, lector y, dejando de lado el prejuicio, sígueme con medida hasta donde yo, pooco a poco te conduzca, que no te habrá de disgustar haber considerado muchas cosas lenta y cuidadosamente. 

 CUESTIÓN II: ¿HAY MÁS BRUJAS O SERES MALÉFICOS EN ALEMANIA QUE EN OTRO LUGAR? RESPONDO: Esta pregunta se refiere a algo que desconozco. Sin embargo, diré lo que ocurre para dejar de lado el ocio. Así pues, parece -o al menos se cree- que en Alemania se encuentran más brujas que en cualquier otro lugar. LA RAZÓN es la siguiente: en efecto, en primer lugar consta que en Alemania hay por todas partes hogueras encendidas para consumir esta peste. Es indudable que con este claro argumento habría que reconocer que se ha extendido ampliamente. Por cierto, el nombre de Alemania se desacreditó no poco entre nuestros enemigos y, como dicen las Escrituras, “hemos logrado que nuestro mal olor llegue al Faraón y a sus esclavos”1. Además, esta opinión acerca de la gran cantidad de brujas que hay entre nosotros, la sostenemos por dos razones, que merecen ser tenidas en cuenta. 

 La PRIMERA es la ignorancia o superstición del vulgo, que demuestro así. Todos los que se ocupan de la naturaleza enseñan que, inclusive aquellos fenómenos que se apartan en algo del orden habitual de la naturaleza y suelen ser llamados extraordinarios, como alguna lluvia muy profusa, el granizo y la escarcha muy fuertes, un trueno muy luminoso o cosas semejantes, son causados por motivos completamente naturales. Dicen los médicos que las enfermedades penetran también en los animales como en los hombres, que en hombres y en animales existen muchas 1Éxodo, 5.v. 21. 6 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone afecciones nuevas que no han sido suficientemente exploradas por ellos, que en la naturaleza se ocultan muchas cosas maravillosas que después salen a la luz con gran admiración de los que ignoran las riquezas de aquella y que ninguna persona muy docta de todos los siglos anteriores pudo abarcar investigando toda la potencia de la naturaleza. Imaginemos que se manifieste algo así en Alemania, especialmente entre los paisanos: que invada a los animales alguna peste, que el cielo se perturbe y se indigne con mayor vehemencia, que un médico ignore la modalidad de alguna enfermedad nueva, o que una enfermedad bien conocida no responda en seguida al tratamiento, o que por fin ocurra algo siniestro que sea considerado extraordinario. De inmediato, nosotros, llevados por cierta ligereza o superstición o ignorancia, dirigimos nuestra mente a los maleficios y echamos la culpa a las brujas. En ese momento exclamamos que tenemos en nuestras manos la entera causa del problema. Pero entonces, en el caso de que hayamos visto en medio de estas cosas a alguna mujer que accidentalmente atravesó el lugar, se detuvo, se acercó, hizo o dijo esto o aquello, si por mera casualidad se anticipara al hecho o llegara corriendo en el preciso momento o un poco después, la inculpamos a partir de una interpretación siniestra y deslizamos por toda la vecindad una sospecha que en realidad proviene de la malignidad de nuestra naturaleza. Por eso es que no hay que extrañarse de que en pocos años nuestra fama crezca desmesuradamente, especialmente porque los predicadores y los hombres dedicados al espíritu no se conmueven, sino que ellos mismos son precisamente quienes tienen más bien la culpa, sin que se haya encontrado en toda Alemania ningún magistrado -por lo que sabemos- que haya dedicado sus esfuerzos a enfrentar estas murmuraciones muy pestilentes. Acerca de esto escribiré más adelante, en la cuestión 35. Otras naciones son más cautas y nos han superado en este aspecto, dado que, si entre ellos algún niño o animal se consume por una enfermedad, si un árbol es herido, o si los sembrados sufren una calamidad, si el viento trae pobreza, si una langosta o un ratón devoran el trigo, atribuyen el origen entero del mal a Dios o a la naturaleza; y únicamente si esos fenómenos traspasan las leyes de la naturaleza - según ellos lo captan claramente y lo juzgan 7 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone los doctos-, entonces recién lo atribuyen a maleficios. 

 La SEGUNDA es la envidia y la mala voluntad del mismo vulgo, que demuestro así. Toda nación que no sea la nuestra admitirá que siempre hay algunos a los que Dios otorga alguna bendición más opulenta en bienes materiales, de modo que venden todas sus cosas con mayor rapidez que los demás, que compran con una suerte más favorable que los otros y, para decirlo en una sola palabra, que incrementan su patrimonio y se enriquecen más que los otros. No obstante, suponiendo que esto suceda también en Alemania, entre el vulgo prontoi habrá algunos vecinos a quienes la fortuna les es tardía, les vuelve la espalda, que se reunirán y, una vez surgido un murmullo sobre la magia, suscitarán pequeñas sospechas que acabarán fortaleciéndose en el caso de haber visto a alguno de aquellos con los que rivalizan, ser muy devoto en los templos, o usando su rosario como suplicante fuera del templo, o quizá postrado de rodillas para rezar en el campo o en una habitación, o algo semejante. No me faltan otros ejemplos, a partir de los cuales siento vergüenza por los alemanes. Por cierto que se trata de algo indigno y completamente inaudito en otros países que, como se cuidan de obturar estas dos fuentes de confusión, tienen entre ellos menos personas maléficas que nosotros. Yo no diré que entre nosotros no haya brujas. Admito que las hay, pero para que el lector prudente comprenda, a partir de lo que se dirá después, añado que si se sigue actuando en general tal como se lo hace ahora, es absolutamente inevitable que en tan gran cantidad de mujeres quemadas haya habido muchísimas no culpables, y que en Alemania nada es más incierto que saber cuántas culpalbes verdaderamente hubo. CUESTIÓN III: ¿CÓMO ES EL DELITO DE LAS BRUJAS O DE LOS MALÉFICOS? RESPONDO: es muy grande, muy grave, muy atroz. LA RAZÓN es que en él concurren circunstancias de delitos enormes, de apostasía, de herejía, de sacrilegio, de blasfemia, de homicidio, más bien de parricidio, y a menudo de acoplamiento contra la naturaleza con una criatura espiritual, y de odio a Dios, crimen más atroz que cualquiera. Estas son palabras 8 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone de Del Río2 y a este argumento me referiré más ampliamente en otro libro. Este asunto requiere un examen nuevo y cuidadoso; se podría decir lo que decía aquel: “Regresemos al tribunal”3. CUESTIÓN IV: ESTE CRIMEN ¿ES DEL GÉNERO DE LOS EXCEPCIONALES? RESPONDO que sí. Observa que los jurisconsultos suelen diferenciar dos tipos de delitos: unos, comunes, vulgares, como el hurto, el homicidio y semejantes, y otros más atroces y graves, que se dirigen más directamente contra el bien común y golpean al Estado de manera notable, como el delito de lesa majestad, el de herejía, el de brujería, el de traición, el de conjuración, el de falsificación de moneda, el de robo a mano armada, que suelen ser llamados “excepcionales”. Este nombre proviene del hecho de que son excluidos de las disposiciones comunes u ordinarias de la ley, de modo tal que para enfrentarlos no es necesario emplear el procedimiento que prescribe el derecho para los otros casos. Dado que, como son muy perniciosos para el Estado y lo perjudican en forma extraordinaria, parece justo que sean reprimidos también mediante medios extraordinarios. 

 CUESTIÓN V: ¿ES LÍCITO INSTRUIR UN PROCESO ARBITRARIO CONTRA LOS DELITOS EXCEPCIONALES? RESPONDO que no es lícito. LA RAZÓN es que, aunque, como dije antes, esos delitos son excepcionales en cuanto a lo que ordena el derecho positivo, sin embargo no lo son frente a lo 2M del Rio, Disquisitionum magicarum libri sex, Maguntiae, 1600, 1, 5, secc. 1. 3Daniel, 13, v. 49. 9 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone prescripto por la razón humana o la ley natural. Por consiguiente, cualquier proceso que se realice contra esos delitos, tanto dentro como fuera del ordenamiento jurídico común, debe realizarse en forma tal que no haya nada en él que se enfrente a la razón. Esto es algo evidente por sí mismo y no necesita ser probado, pues nadie dirá que es lícito algo contrario a la razón. Por otra parte, formulo esta advertencia porque observo que algunos jueces, mientras investigan a las brujas, proceden con mayor libertad que la que corresponde, justificando todas sus acciones por el hecho de que se trata de un delito excepcional. Así pues, cuando se han basado en indicios fútiles, excedieron la medida en la tortura, fueron demasiado crédulos, le negaron el derecho de defensa, o rezlizaron otras acciones igualmente alejadas de la razón, se escudan argumentando que el delito es excepcional y que en estos casos la libertad del proceso es muy amplia, sobre lo cual volveré con alguna frecuencia. Pero, a menos que quiera ser completamente injusto, todo juez debiera considerar como principio general y como axioma fijo e inquebrantable que en todo delito, excepcional o no, no es lícito instruir un proceso de modo diferente de lo que permita la recta razón. Además es también completamente falso que sea lícito en los delitos excepcionales alejarse sin más de todos los elementos prescriptos por las leyes positivas. Sólo en algunos es lícito, pero no en todos. En efecto, nada diferente podrá colegirse de ningún tratado de derecho, con lo que se demuestra la impericia de muchos. Enseña bien Farinacci4 que la doctrina según la cual es lícito dejar de lado las disposiciones del derecho, estrictamente hablando es falsa, o bien conviene que se interprete sólo acerca de la pena, o sea, una vez que haya terminado la investigación, cuando el delito ya esté probado, como si la pena pudiera ser más severa de lo que prescriben las leyes habitualmente. Esta la opinión de la mayoría de los juristas a los que cita Farinacci y que nosotros omitimos por causa de brevedad (léase también acerca de esto a Mascardi5). Sea lo que fuere, no es adecuado detenerse más en esto, 4Prospero Farinacci, Praxis et Theoricae crimianlis libri duo, Venecia, 1603, cuestión 37, número 90. 5G. Mascardi, Conclusiones omnium probationum quae in utruque foro quotidie versantur, Venecia, 1593, volumen 3, conclusión 1311. 10 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone pues está fuera de controversia que no es lícito en los delitos excepcionales algo que es contrario a la recta razón. 

 CUESTIÓN VI: ¿HACEN BIEN LOS PRÍNCIPES DE ALEMANIA CUANDO PROCEDEN CON RIGOR CONTRA EL DELITO DE LAS BRUJAS? RESPONDO. Está muy lejos de mí acusar a los magistrados cuando reaccionan con vehemencia contra este delito, pues Dios quiso que ellos gobernaran y que nosotros obedeciéramos. Tienen sus razones, que les dictan sus consejeros y son éstas: RAZÓN I: Como dicen, purgan al Estado de una insigne peste, que repta como un cangrejo y perjudica mediante el contagio. 

 RAZÓN II: Preceden a daños y desgracias, que esos esclavos de Satanás no dejan nunca de maquinar. RAZÓN III: Cumplen con su deber y con su vocación. En efecto, como dice el Apóstol Pablo en su Epístola a los romanos acerca del magistrado: “No sin motivo lleva una espada; es el ministro de Dios, responsable de la cólera contra el que actúa mal”6. De modo que, si en contra del bien común, los magistrados omitieran sin un motivo legítimo castigar a los acusados, pecarían muy gravemente y se volverían partícipes del crimen, según el capítulo 1 de De officiis et potestate Iudicis y según Inocencio, Baldo, Decio, Barbazza de Palermo y los demás doctores. A los magistrados incumbe restituir todos los daños inferidos tanto al Estado como a los ciudadanos particulares, como surge del capítulo citado y es opinión común de los teólogos Tomás, Silvestre, Cayetano, Domingo de Soto, Medina y otros, que sería largo recordar7.

 RAZÓN IV: Muestran su celo por proteger el honor de Dios, mientras persiguen con horca y fuego a sus enemigos implacables. Por lo tanto, hacen bien, y no pueden ser culpados, puesto que además las Escrituras advierten: “No toleréis 6Rom, 13 4. 7X 1 29 I, De officio et potestate iudicis, cap. I. Tomás de Aquino, Summa tgeologiae, II 2, qu. 62; D. Soto, De iustitia et iure, Amberesw, 1567, IV, qu. 7 art. 3.; B. Medina, Cod. de rebus restituendis. 11 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone que los malvados vivan.”

8 CUESTIÓN VII: ¿SE PUEDE EXTIRPAR EL MAL DE ESTE MODO VIOLENTO O SE PUEDE BUSCAR ALGUNA OTRA MANERA? RESPONDO: Por más que los príncipes inicien incendios, nunca terminarán de incendiar si no queman absolutamente todo. De este modo devastan sus propias tierras, más que con una guerra, y no avanzan nada, lo que merece lágrimas de sangre. Así pues hay quienes sugieren medios más suaves, entre los cuales, por su discreción y prudencia, siempre me pareció el mejor el insigne teólogo jesuita Tanner, en el tomo 3 de su Teología, en la disputa cuarta Sobre la Justicia9. Si los príncipes quisieran escuchar los medios que él aconseja, no hay duda de que el Estado experimentaría su fruto. Para hablar de mí claramente, medité mucho sobre este asunto e intenté solucionarlo; sé también que muchos otros elevaron a Dios múltiples llantos y ruegos para que les enviara algún rayo de su luz y para que les enseñara de qué manera tan gran oscuridad podía apartarse. Pero veo que la condición de esta época es tal que, aun si se descubriera algo así, me parece que los magistrados de Alemania no lo tendrían en cuenta. Por eso hasta ahora no he podido tomar la decisión de exponerla en público, porque no sé si la recibirían con calma y buena disposición. Pero si alguno de los sumos magistrados tiene tal espíritu y preocupación que desea y se anima a conocer y a emplear por primera vez un experimento, en el término de un año podría expurgar su provincia de toda esta peste, de modo 8Éxodo, 22. 9A. Tanner, Universa teología scholastica, Ingolst nº 123 y siguientes. adt, 1627, cuestión 5, duda 4, 12 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone que no hubiera ninguna acusación criminal más rara que la de una bruja. Digo que si hubiera algún magistrado que quiera conocer y experimentar con seriedad y que considerase que la experiencia podría ser beneficiosa tanto a su conciencia como al Estado, tengo un amigo, hombre religioso, que quiere dar a conocer su trabajo y además se atreve a poner en juego su vida si fallara. Vi y examiné su trabajo y no observo en él ningún error -en lo que puedo razonar-, así que con toda seguridad podría lograr lo que se busca. Y me asombré mucho de que hasta el presente no se le hubiera ocurrido a nadie. Por lo demás, ya se ha dicho demasiado, y debe ser envuelto en silencio y ocultado lo que el inventor no quiere comunicar sino sólo a oídos ávidos. Nuestro Maestro enseñó que el día tiene doce horas y que una tierra es buena y otra inútil; si esparces semillas en esta última sería como si las hubieras esparcido sobre las olas del mar. Así pues, cuando sea la época y la tierra esté apta, no se ahorrarán semillas; pero quizá pueda decir en este mismo comentario lo que puedan entender los hombres previsores. El asunto es fácil y sencillo, muy pequeño y grande, conocido por todos, pero desconocido para todos. 

 CUESTIÓN VIII: ¿CON QUÉ CAUTELA DEBEN PROCEDER LOS PRÍNCIPES Y SUS FUNCIONARIOS ANTE ESTA ACUSACIÓN? RESPONDO que así como los príncipes no actúan mal cuando proceden con rigor ante esta acusación, actúan mal y pésimamente cuando no lo hacen con la mayor cautela, prudencia y circunspección. A punto tal que, no sólo no es lícito actuar ante esta acusación con gran libertad y negligencia en razón de ser excepcional, sino que se debe vigilar mucho más que en algún otro tipo de delitos capitales y con mayor cuidado y atención, para que de ningún modo se forje un proceso ilegítimo y confuso. Así pues admitiré que sea lícito en este delito excepcional de brujería proceder en algunos casos de modo diferente respecto de los que no son excepcionales. Pero sin embargo, niego que sea lícito actuar con menos cautela 13 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone y circunspección de lo acostumbrado. En efecto, se requiere aquí en el proceso cierta mayor diligencia, atención, cuidado, observación, en comparación con lo que es menester en otros. Las razones son las siguientes: 

 RAZÓN I: Como todos reconocen, este delito es absolutamente oculto: se desarrolla generalmente de noche, entre tinieblas y fantasmas. Por lo tanto, es necesaria una gran prudencia y meditación para llevarle luz de manera adecuada. 

 RAZÓN II: Vemos que un proceso iniciado contra las brujas se extiende hacia otras personas y el número de culpables aumenta tanto que pueblos enteros son completamente destruidos, con lo que sólo se logrará que los libros se llenen con nombres de más culpables. Si se continuara en esta línea, el único final posible sería la cesación del fuego una vez que toda la región hubiese sido abrasada. Nunca ha faltado un príncipe que debiera interrumpir los incendios, y hasta hoy todos hicieron eso. Como este problema es grave y está muy extendido, hay que emplear una gran diligencia para que no se deslice ningún error que comprometa a inocentes; especialmente porque, si fuera involucrada una sola persona inocente, de inmediato muchas otras quedarían implicadas, como demostraré más abajo. 

 RAZÓN III: Si a causa de un proceso descuidado, fuesen heridas personas inocentes son heridas por la misma tormenta, grandes desgracias caerán sobre el Estado. Sin duda, en el caso de que los que parezcan más religiosos que otros sean arrebatados por esta especie de torrente, serían injustas las penas de muerte de tantas personas y se lograría la infamia y el oprobio, no sólo de familias nobilísimas, sino también de la religión católica, cuyo descrédito -como observó correctamente Tanner-, no es escaso entre nuestros enemigos. Hace poco escuché decir a hombres importantes que en ningún lugar se percibe un descenso de la maldad por lo siguiente: si alguien, a la manera de los católicos más fervientes, hace girar las cuentas del rosario con pasión, si se atreve a llevarlo consigo, si se rocía con agua bendita con bastante frecuencia, si ora en el templo con gran fervor, si muestra devoción genuina, incurrirá de inmediato en sospecha de practicar magia, como si aquellos que poseen esas 14 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone características quisieran ser más religiosos que los demás o, como dicen algunos, como si el demonio no permitiera que ellos descansaran en algún lugar. Así ocurrió en cierta región cercana a nosotros, gobernada por un príncipe excelente y muy elogiado: todos se cuidaban con mucho esmero de mostrar su devoción y algunos sacerdotes, que antes solían celebrar misa todos los días, ahora o la posponen o, si la celebran, se atreven a hacerlo sólo en privado, luego de cerrar el templo, para que el vulgo no empiece a expandir rumores sobre su magia. De este modo, mientras procedemos bajo la apariencia de justicia, pero sin cautela, abrimos el camino a la impiedad y al ateísmo, a quienes más bien queremos cerrárselo. No es gratuita nuestra recomendación a los magistrados acerca de una atención especial. 

 RAZÓN IV: Casi todas las personas contra las cuales se llevan a cabo procesos son mujeres, pero ¿qué mujeres? Por lo general, las que deliran, las insanas, las ligeras, las charlatanas, las inconstantes, las engañosas, las mentirosas, las perjuras y, si son verdaderamente culpables, instruidas en todas las maldades por su maestro. Sin duda, es necesario que se les otorgue una atención especial para examinarlas, escucharlas, juzgarlas, salvo que se desee generar mil problemas y equívocos. Hace poco me decía un famosísimo jurista, que por estos casos estaba a duario asediado por muchísimas dificultades de este tipo, que si pudiera salir de esas complicaciones, nunca más se volvería a meter en ellas, como también que no aconsejaría a ningún príncipe iniciar con ligereza procedimientos tan intrincados. 

 RAZÓN V: Oigo que en algunos lugares se establece que a los juristas y a los inquisidores puestos por los príncipes al frente de estos procesos, se les pague como salario cierta cantidad de dinero según el número de acusados (cuatro o cinco taleros por cada persona). Es evidente que, aunque sólo fuera por esta razón, se hace muy necesaria la supervisión para que el deseo de lucro no vicie el proceso, puesto que cualquiera sería considerado culpable con mayor facilidad cuando la ganancia del juez resulte mayor cuanto mayor fuese el número de acusados. Se trata de un asunto muy difícil y peligroso. En efecto, no todos somos santos ni de mente tan firme que no nos debilite el anhelo de tener 15 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone más y, aunque no nos arrebate, por lo menos, nos tienta. 

 RAZÓN VI: Nada debe ocupar la atención de los príncipes que se ocupen adecuadamente a estos procesos, fuera de la convicción de que si se comenzara por errar al inicio, la corrección futura sería dificilísima, puesto que casi siempre hay alguna forma de corregir los demás errores, pero en este asunto no la hay. Lo fundamente de ls siguiente forma: por lo general, en los demás asuntos se encuentran personas que pueden o quieren advertir a los que se equivocan con circunspección y provecho, sin que por eso manchen su reputación. Por el contrario, únicamente en esta causa se impide la vía de admonición, dado que cualquiera que en el futuro formulase advertencias, aun haciéndolo con cautela y discreción, ya sea con la voz o con la pluma, de inmediato sentirá que se le adhiere una mancha, como si empezara a temer por sí mismo, por su esposa, por sus hijos o por otros familiares, o como si quisiera reivindicar las cenizas de alguno de los suyos; oirá también estas palabras demasiado envidiosas: “Esto es premiar con la libertad delitos muy atroces”, “Esto es acusar a príncipes numerosos y muy importantes”, “Esto es acusar de injusticia”, “Esto es cubrir de infamia a muchos juicios públicos”. Pero también será objeto de la indignación de algunos magnates, a cuyos oídos, por obra de los aduladores, llegarán desvirtuados todos los rumores. ¿Quién pues es tan virtuoso, o tiene un renombre tan prominente o deja de lado su honor y el peligro de los suyos que, a pesar de todo, quiera intentar contribuir a la verdad? De este modo, la advertencia y la corrección se eliminarán cuando ya se haya iniciado el proceso con falta de equidad, por lo que tanto más es necesario prever que no se proceda inicuamente desde el principio. 

 RAZÓN VII: A diario surgen nuevbas dificultades en esta materia y divergen las opiniones tanto de los estudiosos como incluso de los religiosos. Se pensaba que Del Río y Binsfeld habían dicho todo, pero ahora hay quienes buscan examinar a fondo cada aspoecto particular, considerando que se dio excesivo crédito a pequeñas narraciones y a confesiones falaces obtenidas mediante tortura. Estos últimos postulan sentencias menos severas, consideran que es demasiado amplia la libertad de los jueces al sentenciar, ponen en duda los 16 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone mentados encuentros de las brujas -o al menos consideran, junto con Tanner, que eran menos frecuentes, puesto que es más creíble que la mayor parte de las brujas se refiera a seres imaginarios-, quitan peso a las denuncias y a indicios semejantes, a los que los jueces, basándose en razones no suficientemente sólidas, les atribuyeron demasiada importancia. Finamente, a diario aparecen nuevos libelos que ofrecen dudas acerca de este problema. ¿Quién podría negar que en el futuro es necesario que al instruir estas causas se opere con mayor circunspección y preocupación que en las otras, más transparentes? TÚ DIRÁS: Que por el contrario, no merecería tanta ansiedad ni preocupación quien haya seguido a un autor aprobado, puesto que los teólogos enseñan al respecto que, cuando hay dos opiniones enfrentadas pero probables, se puede elegir cualquiera de las dos con la conciencia tranquila, dejando de lado incluso la más probable. Por otra parte, llaman opinión probable y segura a la que está respaldada por una autoridad seria o a la que está basada en un razonamiento de peso. Debe ser considerada seria la que por lo menos pertenece a un hombre estudioso y probo, como enseñan la Casística (y véase Laymann10). RESPUESTA I. La autoridad de una sola persona no transforma una opinión en muy probable y segura, salvo que diversos autores, luego de sopesar las razones que pueden contraponerse a ella, la elijan como tal. Aunque todos podemos presumir -especialmente los menos doctos- que esto tuvo lugar, tal como lo añadió Laymann en el pasaje citado. Sin embargo, si después otros se opusieran a aquella opinión, ofreciendo razonamientos nuevos que no habían sido desarrollados hasta ese momento, considero que al menos los más sabios deben examinarlos y sopesarlos con cuidado, por si algunos pudieran superar al otro o -al menos- indicar la probabilidad de la opinión opuesta. Por eso los jueces no pueden proceder con ligereza, a menos que escuchen también a quienes escribieron más recientemente y después retomen las causas que deban ser examinadas. Toma nota de esto. RESPUESTA II. Si bien es verdad que en general, cuando hay dos opiniones 10 P. Laymann, Theologia moralis, 1630, Libro 1, Tratado 1, cap. 5, preg. 2, número 6 . 17 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone probables para un caso, es lícito en conciencia tomar cualquiera de las dos, incluso la menos segura, sin embargo los teólogos (y por eso los valoro, porque quieren saber, no observar) hacen una excepción y dicen expresamente que de alguna manera es conveniente seguir la opinión más segura y además investigarla cuando hay peligro de que tenga lugar próximamente un daño o una injusticia. Dado que en nuestra materia se trata de este peligo, habrá que seguir en conciencia la sentencia más segura y convendrá poner al menos cuidado y atención para adoptar temerariamente cualquier criterio, a efectos de que esas causas se desarrollen con muchísima cautela. De lo expuesto cabe concluir lo que quería probar, es decir, que en procesos tan riesgosos como los que se llevan contra las brujas, lo adecuado es hacerlo con especial y extraordinaria preocupación para evitar caer en las redes de nuestra temeridad. Esto lo reafirmo, en especial en razón de que algunos inquisidores están persuadidos de que apenas pueden equivocarse, como también porque creen que sus cautivas pueden convencer fácilmente a todos los sacerdotes y burlarse de ellos con satánica hipocresía, pero que no pueden hacerlo ni con los inquisidores ni con los jueces laicos ¿Qué gran cautela podrá hacer frente a esta seguridad tan riesgosa? En efecto: nunca se preocupará lo suficiente quien directamente no se preocupa. 

 CUESTIÓN IX: ¿PUEDEN LOS PRÍNCIPES LIBERAR SU CONCIENCIA SI, AL ESTAR MUY POCO INTERESADOS, DELEGAN TODA SU PREOCUPACIÓN EN SUS FUNCIONARIOS? 

 Planteo esta pregunta porque hace poco he oido que cierto príncipe, advertido de la necesidad de preocuparse de un problema de brujas que urgía bastante, respondió con ligereza que no estaba preocupado, porque de eso se ocupaban los funcionarios que había nombrado para esa tarea. RESPONDO: El príncipe que deja de lado todo cuidado y permite que sus oficiales actuen según su parecer, no puede ser exculpado, puers es su deber brindar personalmente su propia diligencia y capacidad de observación y 18 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone además rezar mucho a Dios para que lo ilumine mediante su Espíritu. Las razones son las siguientes:

 RAZÓN I: No siempre el príncipe está seguro de la pericia y probidad de sus hombres y a menudo muchos de éstos son inexpertos, impetuosos y malvados. Cuando sus hombres comprenden que el príncipe quiere combatir ese delito, no sé por qué deseo de complacerlo, tratan a los reos de manera muy poco humana y cristiana. El deber del príncipe será en ese caso, hacerse cargo personalmente de buena parte de las preocupaciones y no dejar todo en hombros ajenos. 

 

RAZÓN II: En los asuntos económicos, en las cacerías de pájaros y de animales y en otras actividades, los príncipes no delegan toda su responsabilidad y quieren intervenir personalmente en esos asuntos. Consideran que el hecho de transferir su pensamiento de otras preocupaciones gravísimas vinculadas con el poder a estas más humildes, no lesiona en nada su majestad. De esto se deduce que los príncipes no se purgarán suficientemente en el Juicio ante Dios cuando, habiendo sido diligentes y solícitos en asuntos menores, sin embargo hayan sido negligentes y despreocupados en otros de mayor peso, en que se trata de sangre humana. 

 RAZÓN III: Dios, que es quien otorga todo poder legítimo, por lo general dota a los príncipes de cierta prudencia y gracia singulares en comparación con el resto de los seres humanos, de modo que cuando ellos se ocupan personalmente del cuidado de alguna cuestión, todo se desenvuelve con mucha felicidad y claridad. Será cuestión a verse, si cuando sin una razón valedera omiten intervenir con su singular prudencia en cuestiones tan importantes, acaso no se transforman en personas indignas de ulteriores dones de Dios y si cumplen indebidamente la función de administrar justicia que tienen a su cargo. 

 RAZÓN IV: Pero los príncipes suelen ser de naturaleza bastante bondadosa y muy propensos a la clemencia y a la humanidad cristiana. Si conocieran de cerca, en forma personal, las miserias de los cautivos, si oyeran los gemidos y los suspiros de los desdichados, y si no quisieran enterarse de los procesos mediante ojos y orejas tan ajenos como los de sus funcionarios, no cabe duda de que muchas cosas se hubieran conducido de otra manera y no se hubiesen 19 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone ejecutado tantas penas capitales, con tanta facilidad y a precio tan vil. Los funcionarios pueden ser salvajes y truculentos, pero los príncipes no, pues es propio de ellos expandir la humanidad y la clemencia, nunca enfurecerse. Por lo tanto, si hubieran observado alguna vez con sus propios ojos la brutalidad de las torturas -que ahora florece por todas partes-, o si las hubieran conocido mediante una narración fiel, hoy Alemania contaría por cierto con muchas menos brujas, dado que hoy en día la crueldad de las interrogaciones en la tortura hace crecer su número. Si bien esto lo debemos especialmente a nuestros pecados, lo cierto es que los mismos príncipes también pecan cuando nos privan por completo de esa singular humanidad con la que los dotó la naturaleza para confortarnos a nosotros y para conocer un poco más cercanamente nuestras miserias. En medio de todas las penas y desdichas de los cautivos, suelo decir que el sumo problema es elk hecho de que carecerán de cualquier mirada de los Príncipes, pues los acusados son arrojados a un rincón, hacia el cual los príncipes jamás proyectan un rayo de luz, salvo a través de ojos ajenos, es decir, mediante vidrios no pulidos, que presentan la luz y el color según lo ve cada uno. El único que no despreció a los encadenados en estado de mendicidad y con grilletes fue el Príncipe de la tierra y Rey de Reyes, que iluminó a los que estábamos en las tinieblas y en la sombra de la muerte y luego, vueltas sus vísceras hacia la misericordia, se apiadó de nuestras debilidades, para que sin duda lo tuviéramos como abogado ante el Padre. 

 RAZÓN V: Cuando los funcionarios advierten que el príncipe apartó sus ojos de ellos y que no se preocupa por lo que pueda pasar, es inevitable que se comporten con mayor libertad y menor atención. Esta es la naturaleza de los hombres, según la cual se realiza con más negligencia lo que está alejado del control de los superiores. El príncipe no puede ignorar esto, de modo que comete un pecado si aparta de sí toda preocupación y vigilancia, si no observa directa y personalmente los actos y los procesos de sus funcionarios en un asunto tan importante, si no aconseja, si no apremia ni da instrucciones con seriedad para que de ningún modo se cometa una injusticia contra alguien. Está obligado a agudizar la diligencia de sus oficiales y a evitar toda posibilidad de 20 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone que alguna calamidad recaiga sobre personas inocentes. Por lo tanto, que pregunte en especial lo siguiente: 1.¿Son visitadas las cárceles? ¿Cuántas veces? 2.¿Hay presos más escuálidos de lo que es conveniente en una cárcel? 3.¿Hay algunos presos que durante años enteros yacen en lugares fríos o muy cálidos y no son escuchados, de modo que ruegan el final o de sus cadenas o de su vida? 4.¿Cuál es el método y la medida de los tormentos?.¿Cuál es el sistema de interrogación? 6. ¿Cuál es la moderación y la experiencia de los sacerdotes que son convocados? 7. 8. ¿Está asegurada la defensa de todos? ¿Hay algunas protestas del pueblo sobre los comisarios, es decir, sobre los inquisidores? 9. 10. ¿Estos son ávidos de dinero, o inhumanos? Entre todos, ¿hay aunque sea uno que, antes de que un acusado sea convicto, esté más de su parte que de la contraria? 11. ¿Hay uno que alguna vez haya mostrado claramente que él prefería que el acusado fuera declarado inocente más bien que culpable? 12. Y también ¿hay alguno que, cuando un acusado hubiera sido declarado inocente, no se indignara sino que se alegrara? 13. Que pregunte también si alguno de los acusados murió en la cárcel y cómo ocurrió el hecho. 14. Y si en este último caso fue enterrado bajo el patíbulo, ¿cómo se explicó que había tenido una muerte infame? 15. Que también investigue en los diversos juicios qué opinan en uno y otro sentido acerca de las diversas cuestiones que suelen aparecer en los procesos contra las brujas. 16. Que no se pronuncie a favor de una sola parte sin haber ponderado también el argumento de la otra. 21 17. Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone Que exista para todos la posibilidad de decir libremente lo que se piense. 18. leídos. 19. 20. 21. Que inspeccione reiteradamente los protocolos o que ordene que le sean Que estimule dudas o que se ocupe de provocarlas. Que no crea inmediatamente en todo que lo que le es presentado. Que se preocupe de que examinen los juicios más bien los que son de la opinión contraria que los de la misma, para que así la verdad se muestre más claramente. 22. Que nada que no haya sido examinado parezca absurdo a primera vista.. ¿Qué puede ser hoy más paradojal que pensar que el número de brujas es pequeño? Y sin embargo esto podría demostrarse fácilmente si algún príncipe tuviera la paciencia de escuchar y el deseo de aprender, pues no todo lo que reluce es oro, ni todo lo que es contrario a la opinión común es falso. Son muchos los secretos ocultos que deben dejarse lejos de los oídos del vulgo y únicamente susurrados a los más poderosos, pues nada es tan enemigo de la verdad como un prejuicio. Pero dejemos esto, pues lo que el vulgo no puede comprender no se debe decir abiertamente. 

 RAZÓN VI: Quienes muestran mayor celo en los procesos contra las brujas razón por la que los inexpertos los tienen como oráculo- suelen sostener con seguridad que los príncipes buenos siempre se ocupan personalmente de estas causas y lo hacen en forma adecuada. Hace poco, alguien muy talentoso perteneciente a ese grupo, creía argumentar sólidamente contra Tanner u otro religioso, diciendo: “Numerosos príncipes de Alemania, probos y excelentes, luchan vigorosamente contra las brujas con armas y fuego. ¿Quién podría creer, con Tanner o algún teólogo similar, que Dios podría permitir alguna vez que el suplicio tocara también a los inocentes?” Este argumento tendría peso sólo si no se tuviera en cuenta que los príncipes no se toman muy a pecho estas causas ni trabajan lo suficiente como para conocer de cerca los excesos de sus funcionarios, por lo que diría que Tanner y los que lo siguen, que son hombres de 22 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone conciencia recta y cristiana, comprobaron muchas cosas con sus propios ojos y oídos en las cárceles, en los juicios y en los protocolos, y las analizaron con cuidadosa meditación, lo que ni los ojos ni los oídos de los príncipes indicados supieron y que fueron alteradas de forma muy diferente a como las mostraron a los príncipes, envueltas en la niebla o como a los funcionarios les pareció mejor. De aquí que, para que el argumento tenga peso, dan por cierto que la experiencia de los príncipes no es menor que la de los sacerdotes en los procesos contra las brujas, quienes la lograron mediante percepciones particularmente inusuales. ¿Pero acaso los príncipes, buenos por naturaleza, no ordenan muchas cosas diferentes y que sin embargo, al dejar que sean ejecutadas por otros, Dios permite que terminen muy mal? ¿Y por qué no lo permitiría también en estas causas? Por ende, esta argumentación resulta insignificante, o bien presupone lo que yo quería demostrar. 

 RAZÓN VII: Los mismos funcionarios se ocupan de dar por cierto que sus príncipes se se cargan su propia conciencia por estas causas. Eso queda claro cuando algunos eclesiásticos les reclaman que actúen con cautela, y ellos suelen responsabilizar de todo a los príncipes, como si fueran apremiados por éstos. Por eso alguien dijo hace poco: “Sé que en nuestros procesos hay también inocentes, pero no me inquieto, pues tenemos un príncipe muy consciente, que nos acosa continuamente. Sin duda él sabrá, y actuará de acuerdo con su conciencia; que él decida, lo mío es obedecer.” Y hace un tiempo me decía lo mismo otro al que yo objetaba. Ambos habían sido designados por aquel príncipe del que yo decía al comienzo que se apartaba de todos los asuntos, encomendándoselos a sus funcionarios. ¡Cosa verdaderamente ridícula! El príncipe se libera de la preocupación y de la atención esmerada y deja todo librado a la conciencia de los funcionarios. Estos también se liberan y confían en la conciencia del príncipe. A en B y B en A. El príncipe dice: “Que se ocupen los funcionarios”; los funcionarios dicen: “Que se ocupe el príncipe”¿Qué clase de círculo es este? ¿Cuál de ellos responderá ante Dios? Pues, aunque aquéllos vean y éste vea, nadie percibirá. Me cuesta decir qué dolor siento en mi corazón, cuando no es posible decir esto ni 23 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone aconsejar a aquel óptimo y muy pío príncipe, por quien yo no dudaría en perder la vida. 

 RAZÓN VIII: En la actual situación los príncipes no pueden conocer la verdad de los procesos y el descuido de sus funcionarios, salvo que lo intenten personalmente o mediante síndicos ocultos elegidos por ellos mismos; también podrían conocerlo a partir de los funcionarios en persona y de los que emplean los servicios de los laicos o de los sacerdotes o de otros. No pueden obtener información de los funcionarios mismos ni de los que los ayudan, pues éstos actuarán en beneficio propio y no se traicionarán a sí mismos ni se privarán con tranquilidad de un lucro fácil, en especial porque ya en algunos lugares no sólo a los laicos sino también a los confesores se les ha fijado una retribución en dinero por cada uno de los acusados, y porque hay con frecuencia banquetes en los que participan también los inquisidores, en los que se bebe la sangre de los desgraciados, a quienes se exprime intensamente en concierto para el engaño. Tampoco pueden los príncipes recibir informes de otras personas, puesto que éstas no quieren entrometerse en asuntos de este tipo o si, conmovidos por la caridad quieren hacerlo, no son escuchados, o si les escucha una sola palabra, ya por eso mismo se vuelven sospechosos de querer interrumpir el desarrollo de la justicia y de proteger actos delictivos; y con este no pequeño argumento podrían ser acusados de ese mismo delito, como indiqué antes. Para que el lector no piense que exagero y que insisto por mala voluntad, que escuche a un inquisidor, o mejor a dos, de cierto gran príncipe que, hace un tiempo, cuando leyeron el erudito y juicioso Comentario del muy elogiado jesuíta Tanner, se atrevieron a decir que si se hubieran apoderado de él, no hubieran dudado en arrojarlo al potro de tormento. Es sabido que Tanner aconseja prudencia y solidez al tratar la cuestión de las brujas, hacerlo con cautela, y advierte que los jueces se equivocarán si se atribuyen excesiva confianza a sus propios juicios, y otras cosas semejantes. Para hombres ignorantes, esto constituía un indicio suficiente, que podría hacer que un teólogo tan valioso fuese arrastrado a la tortura. Considero que la serenísima sangre de los príncipes alemanes ebulliría 24 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone si oyesen decir estas cosas a sus funcionarios, aunque fuera de lejos. Que ahora un príncipe -si es que alguno me lee- o los consejeros de un príncipe, juzguen con qué clase moderación y competencia esos funcionarios entablan los juicios contra almas viles, contra pobres mujeres; cuando se animaron contra un hombre tan importante, para no decir a la vez que intentaron reformar la Orden. No obstante, es así como Alemania sufre inquisidores o comisarios seculares y laicos, y los príncipes confían todo el problema a la conciencia de ellos. Estos presumen de doctísimos jurisconsultos, cuentan ambiciosamente a sus príncipes y exageran cuántas y qué importantes cosas han hecho en su expedición, con qué amplitud se divulgó la peste de la magia, qué abundante es el número de brujas. Sabemos que entre ellos no sólo se habla mal de Tanner, sino también de muchos otros hombres religiosos y piadosos, que por haber aconsejado con mesura y solidez a los inquisidores para que no realizaran su tarea su tarea con negligencia e impericia, y por haberles probado algunos errores que habían cometido, no sólo no tuvieron éxito sino que fueron infamados con la misma calumnia de magia por las habladurías de los malvados. Por cierto, quien se ocupe de este tema con su pluma o a su palabra, aunque sea breve, se expondrá mucho. Lamento la suerte de los príncipes, cuya conciencia corre serio peligro -pese a que la tienen tan tranquila-, en razón de que sus propios confesores carecen de la libertad o el cuidado de aconsejarlos. Hace poco tomé tres veces la pluma para no adoctrinar a alguno por carta, y otras tantas me contuve. ¿Qué podría esperarme a mí? Sin embargo, digo lo que callan tantos otros, a los que les corresponde hablar y son los únicos que podrían ser escuchados fructuosamente si hubieran podido hablar. En esta obra verdaderamente admonitoria, si la consideras en su totalidad, no hago otra cosa que aconsejar cautela, que reprender los errores de varios, que demostrar que ciertas pruebas o indicios que algunos emplean son de poca importancia. Mi objetivo es ayudar a muchos inocentes. Lo hago con la precaución de no ser más duro de lo que exige el asunto y de lo que conviene a un religioso; no ataco sino a los malos y en general no toco a los buenos ni hablo de ellos. Así, pues, aquí no hay nada de malo, nada que pueda disgustar a los hombre buenos y amantes de 25 Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone la equidad, de modo que, por el contrario, los que aman la equidad y se mueven según la razón y la prudencia se alegrarán de que día a día se abra una vía por la cual sea posible acceder a la ciudadela de la verdad. Estoy completamente seguro de que si esta obra cayera en manos del vulgo, habría muchísimos prefectos responsables de la pena capital que se indignarían y me rechazarían. Sin embargo, por esa reacción quedaría en claro quiénes son y hasta qué punto aman la verdad. Pero, de todas maneras, finalmente queda claro que no habrá quienes se atrevan a aconsejar a los príncipes, cuando éstos no tomen en cuenta estos asuntos, y que además, es importante para su conciencia que los tomen en cuenta. 

 RAZÓN IX: Si los príncipes en persona no acercaran más sus ojos a estas causas y no tomaran de ellas un conocimiento experimental, pecarían gravemente en el caso de que los funcionarios acudiesen a ellos en medio de algunas dificultades, y se atrevieran a resolver por sí mismos qué se debe hacer. Demuestro que cometerían un pecado grave porque inevitablemente resolverán mal, porque no comprenderían las cuestiones ni las informaciones, dado que los jueces emplean un lenguaje nuevo que los príncipes no conocen y que nosotros empleamos hasta ahora a partir de los repositorios de la lengua o de los Capepinos, cuando únicamente pueden ser comprendidos mediante el conocimiento experimental del que les hablase. Para que no se considere que miento, que los príncipes traten de saber si entre todos ellos hay aunque sea uno que, después de encendidas tantas hogueras, sepa hoy qué significan estas frases de los inquisidores, cuando dicen por ejemplo: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Fue escuchada la confesión de Gaya; no satisfizo. Tenemos indicios graves contra ella. Procesamos según documentación alegada y comprobada. Ticia se reconoció culpable sin tortura. Ratificó con absoluta libertad al juez la confesión hecha bajo tortura. Muchas mujeres que acusaron a Gaya fueron muertas. Ticia reconoció todos los puntos y las mismas circunstancias que depusieron acerca de ella las cómplices que la denunciaron. 26 8. Material de la Cátedra de Criminología del Prof. Matías Bailone Sempronia utilizó contra los tormentos el maleficio del silencio. 9. 10. No sintió nada durante los tormentos; rió, durmió. Fue declarada culpable estando presente; no obstante, permaneció sin arrepentirse. 11. Fue encontrada muerta en la cárcel, con su cuello completamente quebrado. El Demonio la estranguló.. Y otras cosas parecidas. Me animo a afrimar que esas palabras no significan aquello que suenan, así como “caballo” no corresponde a “buey”, ni “camello” a “asno”, ni "agua” a “fuego”, como el lector comprenderá a partir de lo que sigue, cuando expliquemos estas maneras de hablar de paso y en los lugares correspondientes. De ahí que, si el inquisidor pregunta al príncipe, por ejemplo, qué ordena que le ocurra al sacerdote Ticio, si acaso no debe ser quemado vivo, puesto que no sólo hay grandes indicios contra él, sino que también fue declarado culpable en presencia y de ninguna manera quiere convertirse ni arrepentirse. ¿Qué significa en este asunto “grandes indicios”, qué significa “ser declarado culpable en presencia”, “no querer convertirse”, “querer morir sin arrepentirse”? Supongamos, por otra parte, que el príncipe consulte a los teólogos y que resuelva la situación no según su opinión, sino según la de ellos. Se equivocará igualmente y del modo más pernicioso. ¿Dónde o en qué libros habrían podido los teólogos encontrar esas frases explicadas? ¿Acaso podrían soñar que el significado de esas palabras había cambiado sin convocar a un concilio de literatos? Por lo tanto es necesario que el príncipe aprenda estas formas de decir y otras similares, pero no las aprenderá si no logra un conocimiento experimental, y no lo logrará, salvo que renuncia a delegar toda la preocupación en sus funcionarios. 

domingo, 25 de mayo de 2025

Mijaíl Bulgákov Corazón de perro NOVELA FRAGMENTO

 




Mijaíl Bulgákov

Corazón de perro


 

 

¡WUU, WUHU, WUHUHUHU, HUUUU! Mírenme, me estoy muriendo. La tormenta llega hasta el portal, gritándome su plegaria de los agonizantes y yo grito al mismo tiempo. Se terminó. Estoy acabado. Un bribón con gorra mugrienta —el cocinero de la cantina de empleados del Consejo Central de Economía Nacional— me escaldó el flanco izquierdo. ¡Basura! ¡Y a eso lo llaman un proletario! ¡Dios mío, cuánto me duele! Me quemó hasta los huesos. Y ahora chillo, chillo. Pero, ¿qué gano con chillar?

¿Qué le había hecho yo? Por remover algunos desperdicios no se hubiera arruinado el Consejo de Economía Nacional. ¡Roñoso! ¿Le vieron la facha, a ese incorruptible? Es más ancho que alto. Ah, los hombres, los hombres... A mediodía tuve derecho a mi ración de agua hirviendo; ahora es casi de noche, deben ser las cuatro de la tarde, a juzgar por el olor a cebolla que viene del cuartel de bomberos de la Prechistienka. Como ustedes saben, en la cena los bomberos comen kacha; además es kacha de la peor especie, parece hongo. A propósito de hongos, unos perros amigos míos me dijeron que era el plato del día en el restaurant Bar, en la Neglinaia: hongos con salsa picante a 3 rublos 75 kopecks la porción. Bueno, para quienes les guste... Yo, todavía prefiero lamer un zapato viejo. WUHUHUUUITU... Mi flanco quemado me duele horriblemente y me parece que ahora mi vida ya está trazada: mañana, las llagas van a empezar a supurar ¿y qué podré hacer para curarlas? En verano se puede ir a Sokolniki; allá, el pasto es excelente, es un pasto especial. Además, siempre hay trozos de salchichón que se pueden comer gratis, o papeles grasientos, abandonados por la gente, a los que es posible lamer. Si no hubiese idiotas que provocan ganas de vomitar cuando cantan "Celeste Aída" a la luz de la luna, el lugar sería ideal. Pero ahora ¿adónde ir? ¿Recibieron alguna vez ustedes patadas en el vientre? ¿O ladrillos en las costillas? Pues yo sí, y con demasiada frecuencia. Ya aguanté bastante, me resigné a mi destino y si ahora lloro es tan sólo por causa del frío y del dolor físico, porque mi espíritu permanece vivo... El espíritu de un perro es obstinado.

Pero lo que está destrozado, roto, es el cuerpo; soportó demasiado a los hombres... Y finalmente, esta agua hirviendo que me quemó el pelo dejándome todo el flanco izquierdo sin defensa. Por un sí, por un no, puedo pescar una pulmonía y entonces moriré de hambre: cuando se tiene pulmonía hay que quedarse acostado bajo la escalera, en la entrada grande; y ¿quién va a recorrer los tachos de basura para alimentar a un perro solitario y enfermo? Si el pulmón me falla no podré hacer otra cosa sino arrastrarme sobre el vientre hasta volverme tan débil que cualquier patán borracho termine conmigo a bastonazos. Entonces los barrenderos me levantarán de las patas y me arrojarán en su carretón....

De todos los proletarios, los barrenderos constituyen la peor calaña, la hez de la humanidad, la categoría más baja. Los cocineros son diferentes. Tomen por ejemplo a ese pobre Ylas, de la Prechistienka: ¡cuántas vidas salvó! Cuando se está enfermo lo que más se necesita es algo para comer. Era entonces, dicen los viejos perros, cuando Ylas tendía un hueso con un poco de carne alrededor. ¡Bendita sea su alma! Era un hombre importante, había sido cocinero en la casa de los condes Tolstoi: nada que ver con el Consejo de Alimentación. Lo que maquinan allí dentro sobrepasa el entendimiento canino; esos puercos prefieren la sopa de repollo con tocino rancio y los pobres diablos no se dan cuenta de nada: llegan, comen, y hasta son capaces de pedir más.

Conozco a una dactilógrafa en la sección nueve que gana 45 rublos; de acuerdo, tiene un amante que le compra medias de seda. ¡Pero cuántas afrentas soporta en cambio! Por ejemplo, él no puede hacer el amor normalmente, como todo el mundo lo hace, a la francesa. Dicho sea entre nosotros, qué gentuza, esos franceses. Por cierto, cuando comen no se privan, y lo acompañan todo con vino tinto. Si...

Esta dactilógrafa, pues, con sus 45 rublos no puede costearse el Bar, ni siquiera ir al cine, y el cine es el único consuelo que una mujer tiene en la vida. Está allí tiritando, haciendo muecas, pero come... Reflexionen un poco: 40 kopecks por dos platos que juntos no valen ni 15, porque el ecónomo se guardó 25. ¿Creen que ella merece tal cosa? Tiene algo en el pulmón izquierdo, además de una enfermedad francesa que le contagió el amante, le hicieron una retención sobre su sueldo v en la cantina le dan de comer podredumbre. Sale... Corre hasta el portal, en las piernas lleva puestas las medias que le regaló el amante. Tiene frío en las piernas y el vientre, porque la ropa de lana que usa se asemeja a lo que me queda de pelambre y su calzón de encaje es sólo una apariencia de ropa interior. Otro regalo del amante. Si se le ocurriese usar uno de franela, él le diría: ¡Qué elegancia, querida! ¿Crees que no estoy harto de mi Matriona y de sus bombachas de franela? Llegó mi hora: soy Presidente y todo cuanto puedo robar es para los cuerpos de mujer, las colas de langosta y el buen vino. Pasé bastante hambre cuando era joven; ahora me llegó el turno... Y la vida del más allá no existe.

Ah sí, la compadezco. Pero me compadezco aún más a mí mismo. No lo digo por egoísmo, no, sino porque evidentemente las condiciones no son comparables. Ella, en su casa, al menos está abrigada.

Mientras que yo, en cambio... ¿Adónde puedo ir?

¡WHUHUUHUUU!

—Chist, chist, pequeña bola, pobre bola, ¿por qué gimes, quién te hizo daño?

Como una vieja bruja cabalgando en su escoba, la tormenta sacude la puerta y viene a aullar en los oídos de la joven, levanta su falda hasta las rodillas descubriendo las medias color crema y una angosta franja de encaje mal lavado. Ahoga las palabras y hace volar la nieve sobre el perro.

—Dios mío... Qué tiempo... Y me duele el vientre. ¡Es el tocino de la sopa! ¿Cuándo terminará todo esto?

Agachando la cabeza, la joven parte a desafiar la tempestad, traspone el portal, avanza por la calle vacilando y desaparece en un torbellino de nieve.

El perro permanece en el lugar con su flanco mutilado; sofocado, se ovilló contra la pared helada y tomó la firme decisión de jamás apartarse de ella, de morir allí, bajo el portal. Lo invade la desesperación: se siente tan enfermo, tan solo, tan aterrorizado, tan lleno de amargura que a sus ojos asoma un débil llanto, el cual no demora en secarse. El flanco herido está erizado de matas de pelos congelados entre los que aparecen, siniestras, las huellas rojas de la quemadura. Hasta donde puede llegar la ignorancia, la estupidez, la crueldad de los cocineros...

Lo había llamado "Bola". .. ¿Cómo, “Bola”? Bola quiere decir un perro bien redondo, rechoncho, tonto, que come los mejores manjares y tiene padres nobles; él, en cambio, sólo es un mendigo flaco y tullido, un perro vagabundo... Gracias, de todos modos, por la palabra amable.

En la acera opuesta se abrió la puerta de una tienda profusamente iluminada y de ella salió un ciudadano. No un camarada, sino un verdadero ciudadano; mejor aún, un "señor". Al verlo de cerca no cabe duda alguna, es realmente un señor.

¿Creen que lo reconozco por el abrigo? Absurdo. Hoy en día muchos proletarios usan abrigo. Por supuesto, el cuello no es igual, pero de lejos uno se puede equivocar. Mientras que si se confía en los ojos, ya sea de cerca o de lejos, resulta imposible equivocarse. Los ojos son lo más importante que existe: algo así como un barómetro. Descubren al que tiene el corazón endurecido, que por cualquier insignificancia es capaz de plantarle a uno la punta de su zapato en las costillas, y al que le teme a todo el mundo: a esta clase de lacayos, resulta un verdadero placer morderles la pantorrilla... ¿Tienes miedo? Toma, agarra esto. Ya que tienes miedo, te lo mereces... Grrr-grrr... ¡Uauu! ¡Uauu!

El señor cortó con paso decidido a través del torbellino de nieve para llegar hasta el portal. "Se nota que éste no va a comer carne averiada; y si llegasen a servírsela, provocaría un buen escándalo: escribiría a los periódicos para decirles: ¿Este alimento me enfermó, a mí? Filip Filipovich, 75.

“Se aproxima. Se ve que come hasta hartarse, que no roba ni pega puntapiés, y también que no teme a nadie; y si no tiene miedo, es porque jamás tiene hambre. Este señor es un trabajador intelectual; usa barba en punta bien recortada y bigote entrecano y abundante como el de un altivo caballero francés, pero a través de la tempestad se desprende de él un olor desagradable. Un olor de hospital. Y de cigarro.”

"Me pregunto qué demonio pudo haberlo atraído a la cooperativa de la Economía Central. Está muy cerca... ¿Qué espera? Uau u uuuii... ¿Qué habrá ido a comprar dn este negocio miserable? ¿No le basta con el mercado del Okhonyi RIAD? ¿Qué?... ¡Salchichón! Señor, si supiese con lo qué hacen ese salchichón, ni siquiera se habría acercado a este negocio. Démelo a mí."

Juntando sus últimas fuerzas, como enloquecido, el perro abandona el refugio del portal para arrastrarse por la acera. Encima de su cabeza, el disparo de un trueno y la tempestad que agita las enormes letras de un cartel de tela: ¿Es posible el rejuvenecimiento?

"¡Evidentemente, es posible! ¡El olor me rejuveneció y me reanimó llenó de ondas ardientes mi estómago vacío desde hace dos días; el olor, más fuerte que el del hospital, el divino olor carne de caballo picada con ajo y pimienta! Lo sé, huelo en el bolsillo derecho del abrigo el salchichón. Justo encima de mi cabeza. ¡Oh, amo mío! ¡Mírame! Me muero. Esclava es nuestra alma y vil es nuestro destino."

El can se aproxima arrastrándose sobre el vientre como una serpiente con los ojos anegados en lágrimas. "Mire la obra de ese cocinero. Pero jamás querrá dármelo. ¡Oh, conozco tan bien a los ricos! En el fondo, ¿para qué que ese trozo de caballo podrido? Sólo el Mosselprom vende semejantes venenos. Hoy, usted comió gracias a las glándulas sexuales masculinas, una celebridad mundial... ¡Uauuuuuu! ¿Qué hacemos en esta tierra? Aún soy demasiado joven para morir y la desesperación es un pecado mortal. Lo único que me queda por hacer es lamerle las manos."

El enigmático señor se ha inclinado hacia el perro con un movimiento que hace centellar la montura de oro de sus anteojos. Sin quitarse los guantes pardos, abre el papel que inmediatamente es llevado por el viento, toma un pedacito de salchichón.

—Cracovia Extra— y se lo da al perro.

¡Oh, hombre desinteresado! ¡Wu u u uuuuu!

—Chist, chist —susurra el señor, y agrega con un tono extraordinariamente severo—: ¡Agarra, Bola, agárralo!

“Bola, de nuevo. Esta vez ya estoy bautizado. Pero puede usted llamarme como quiera. Por su gesto admirable...”

En un abrir y cerrar de ojos el animal rasga la piel. Muerde el Cracovia. profiriendo un breve grito y lo traga en un santiamén al mismo tiempo que la nieve que lo cubre; en su apresuramiento le faltó poco para comerse también el piolín, casi se atraganta, se le llenan los ojos de lágrimas.

“¡Le lamo cien veces las manos, beso la botamanga de su pantalón, oh, benefactor mío!”

—Ahora basta...

El señor había hablado con voz brusca, en tono de mando. Se inclina hacia Bola, lo mira fijo a los ojos, escudriñándolo y pasa inopinadamente una mano enguantada y acariciante por el bajo vientre del perro.

—¡Ajá! —dice con aire entendido—, y no tienes collar... Muy bien, muy bien; eres exactamente lo que yo buscaba. Sígueme. Por aquí, chist, chist —agrega chasqueando los dedos.

“¿Seguirle? ¡Lo seguiría hasta el fin del mundo! ¡Aunque me golpease con sus botines de fieltro, no diría ni una palabra!”

A todo lo largo de la Prechistienka brillaban lamparillas. El dolor en el flanco era intolerable. Pero por momentos Bola lograba olvidarlo, pues se hallaba demasiado ocupado en no perder de vista, a través de la multitud, la milagrosa aparición del abrigo, y en hallar la manera de expresarle su amor y su veneración, lo cual hizo por lo menos siete veces durante el trayecto desde la Prechistienka hasta la calle Obukhov. Besó uno de los botines bienamados en la esquina de la calle Miortvyi; para abrirse paso lanzó un rugido salvaje que aterrorizó a tal punto a una transeúnte que la hizo caer sentada sobre un mojón; en dos o tres oportunidades profirió gemidos lastimosos para mantener la compasión de su salvador.

En un momento dado, un desvergonzado gato de albañal salió de un caño de desagüe, como un gato salvaje, y a pesar de la tormenta olfateó el Cracovia. A Bola se le subió la sangre a la cabeza sólo con pensar que el opulento excéntrico que recogía a los perros heridos en los portales pudiese también llevarse consigo a ese ladrón que pretendía saborear los productos del Mosselprom. Por lo tanto mostró sus dientes al intruso en forma tan amenazadora que éste, silbando como un globo que se desinfla, trepó por el caño hasta el segundo piso. —¡Frrr! ¡Uau!— “¡Buen viaje!” Si hubiese que abastecer con productos del Mosselprom a todos los piojosos que infestan la Prechistidnka...

El señor había sido sensible a tanta servicialidad, ya que al llegar frente al cuartel de bomberos y cuando pasaban por debajo de una ventana de la que salía el delicioso bramido de un corno inglés, gratificó al perro con otro trozo de salchichón, algo más pequeño que el primero —debía pesar unos veinte gramos.

"Tipo raro. ¡Me quiere conquistar! No se aflija, no pienso irme. Lo seguiré dondequiera me lo ordene."

—¡Chist, chist, por aquí!

"¿En la calle Obukhov? Desde luego. Conozco muy bien esta calle."

—¡Chisssttt!

"¿Aquí? Con todo gus... Bueno, no. No, perdóneme, hay un portero. Y no existe nada peor que eso. Es muchísimo más peligroso que un barrendero. Una raza decididamente odiosa. Aun más repugnante que los gatos. Descuartizadores con librea de botones dorados."

 

—Vamos, no temas nada, avanza.

—Mis respetos, Filip Filipovich.

—Buenos días, Fiodor.

"¡Vaya! ¡Alguien importante! ¡Dios de los perros, mira adónde me conduce mi destino! ¡Quién podrá ser este hombre que hace entrar a los perros de la calle en un edificio, a la vista de un portero? Ese canalla no dijo ni "mu". Me miró de reojo pero se mantuvo digno bajo su gorra galonada. Como si fuese algo absolutamente normal. ¡Lo respeta, lo considera, no puede con él! ¡Pues sí, yo estoy con Él, entro con Él! ¿Qué? ¿Me has tocado? ¡Agárrate esto! Ah, morder la pantorrilla callosa de un proletario... Si no eres tú, será tu hermano... Todos los escobazos que recibí, ¿eh?"

—Vamos, ven aquí.

"Comprendo muy bien, no se preocupe. Donde usted vaya, iré yo. Indíqueme tan sólo el camino, no me quedaré atrás a pesar de mi flanco lastimado. "

Voz en la escalera:

—¿No hay correspondencia para mí, Fiodor?

Voz deferente, desde la planta baja:

—No señor, nada. (Luego, casi a media voz, en tono confidencial, apresurado.) En el departamento número tres pusieron nuevos.

El gran benefactor de perros interrumpió súbitamente su ascensión. Se inclina sobre la barandilla y pregunta, aterrorizado:

—¿Qué-é?

El ojo alerta, el bigote erguido.

Abajo, el portero levanta la cabeza, pone sus manos a ambos lados de la boca, como una bocina:

—Tal como le digo: son cuatro.

—¡Por Dios! Imagino lo que ocurrirá. ¿Y cómo son?

—Pasables...

—¿Y Fiodor Pablovich?

—Fue a buscar ladrillos y biombos. Van a hacer tabiques.

—¿Qué novedad es ésta?

—Van a agregar gente en todos los departamentos, menos en el suyo, Filip Filipovich. Hace un rato hubo una reunión y nombraron un nuevo comité. Los demás... despedidos.

—¡Es increíble! ¡Ay, ay, ay! Chist, chist.

"Ya voy, ya voy. Hago todo lo que puedo pero mi flanco me hace demorar. Permítame lamerle el botín."

Abajo, la gorra del portero ha desaparecido. En el rellano de mármol, los tubos de la calefacción irradian un suave calor. Unos peldaños más... y aquí está el Hermoso Piso.

Cuando el olor de la carne se huele a tres kilómetros, no vale la pena de aprender a leer. Sin embargo, si usted vive en Moscú y tiene tan sólo un poco de seso, quiéralo o no, termina por saber leer sin necesidad de haber tomado lecciones. Entre los cuarenta mil perros de Moscú, ninguno ha de ser tan estúpido como para no saber deletrear la palabra salchichón.

Bola había empezado a aprender por los colores. Desde la edad de cuatro meses había observado, diseminados por todo Moscú, grandes carteles de un azul verdoso que llevaban la leyenda M S P O — comercio de carne. Evidentemente, hay que repetirlo, no servían para nada ya que el olor bastaba. Pero una vez se equivocó: engañado por un pérfido color azulado, y privado momentáneamente del olfato debido a emanaciones de nafta, Bola había entrado en el negocio de artículos eléctricos de los hermanos Polubizner, en la Miasniskaia. Allí fue donde trabó relaciones con el hilo eléctrico: ¡al lado de eso el látigo del cochero no era nada! Este memorable acontecimiento marcó el comienzo de la educación de Bola. En cuanto salió empezó a darse cuenta que "azul" no siempre significa "carne"; aullando de dolor, con la cola entre las patas, recordó que en el extremo izquierdo de los carteles de las carnicerías había siempre una cosa roja o dorada parecida a un pequeño trineo.

Luego los progresos fueron más rápidos. Aprendió la "A" en Giavryba en la esquina de lo Mokhovaia, después la "B"... Le resultaba más fácil empezar por el final de la palabra porque al principio había una mayúscula.

Las pequeñas chapas de mayólica colocadas en las esquinas de las calles de Moscú significaban, con toda seguridad, "queso". En cuanto al pequeño grifo negro de samovar con que comenzaba el letrero del ex propietario Téhichkin, evocaba montañas de queso de Holanda, dependientes brutos odiados por los perros, aserrín en el piso y el espantoso olor del innoble bakstein.

También estaban los lugares de los cuales brotaban sonidos de acordeón (que bien valían "Celeste Aída") y olor a salchichas: entonces era muy fácil deletrear en los carteles blancos las primeras letras de la palabra "Prohi... ", que querían decir "Prohibido blasfemar y dar propinas". Algunas veces entre los jugadores estallaban riñas, se golpeaban a puñetazos y también a patadas o a servilletazos, aunque esto último ocurría con menor frecuencia.

Una vidriera llena de mandarinas y jamones rancios era G-a... Ga... Gastronomía. Oscuras botellas que contenían un desagradable líquido... V-I - Vi... Vino... Vinos, la antigua casa Elisséiev Hermanos.

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Reinaldo Solar es la primera novela de Rómulo Gallegos, escrita entre 1913 y 1920, y publicada en 1920. Aunque menos conocida que Doña Bárba...

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