jueves, 15 de mayo de 2025

TEÓN · HERMÓGENES · AFTONIO EJERCICIOS DE RETÓRICA FRAGMENTO

 



INTRODUCCIÓN GENERAL

 P anorama general Los ejercicios preparatorios de retórica o progymnás mata, que constituyen el objeto de nuestra traducción, tie nen como marco de desarrollo el de las escuelas de retóri ca, en un momento de la historia de Grecia en el que se vive una gran efervescencia cultural, caracterizada sobre todo por el retorno a los grandes modelos clásicos del pa sado. Este renacer cultural, que tiene sus orígenes ya en el s. i a. C. con el denominado movimiento aticista, alcan za su máximo desarrollo en la época de los grandes empe radores filohelenos: Adriano, Antonino Pío y Marco Aure lio, y aparece representado en el movimiento conocido desde Filóstrato como Segunda Sofística *. Los nuevos sofistas, entre los que destacan figuras co mo Escopeliano, Polemón, Herodes Ático y Aristides en tre otros, al igual que los antiguos viajan de ciudad en 1 Sobre las relaciones entre Aticismo y Segunda Sofística, cf. J. Bom- paire, Luden écrivain, immitaíion et création, París, 1958, págs. 116 y ss. y A. Boulanger, Aelius Aristide et la sophistique dans la province d ’Asie au II siècle de notre ère, Paris, 1968 (1.a edición, 1923), págs. 60 y ss. 8 TEÓN ·

 HERMÓGENES ■ AFTONIO ciudad ofreciendo declamaciones y alternan su profesión docente con los servicios prestados a sus ciudades. Muchos de ellos, como en el caso de Herodes Ático, harán impor tantes contribuciones económicas costeando fiestas, edifi cios públicos 2, etc.; otros, como Aristides o Polemón, de fenderán los intereses de sus ciudades ante el emperador 3. La mayoría intervendrá en la política de su ciudad y recibi rá importantes favores del emperador 4. Buena prueba de la importancia que alcanza la retórica en la época es la dotación de cátedras de retórica en Roma y Atenas, que constituían, sobre todo la de Roma, la meta de la carrera de cualquier sofista 5. 

 Igualmente son muchas las ciudades de Asia que cuen tan con gran número de rétores y gramáticos en sus biblio tecas públicas, destacando entre todas ellas Esmirna y Éfeso 6. Dentro de este panorama cultural la gran protagonista es, sin duda, la retórica, que impregnará todas las facetas 2 Filó strato , Vidas de los sofistas II 548-549, 551. 3 Aristides consiguió, mediante su lamento por Esmirna, que el empe rador Marco Aurelio reconstruyera esta ciudad arruinada por terremotos (Filóstr., Vidas... II 582). A ella le dedicó una Monodia, una Palinodia y un Esmirnaico. Polemón, por su parte, logró que Adriano donara a Esmirna diez millones de dracmas, con las que se hicieron importantes obras en la ciudad (Filóstr., Vidas... I 531). 4 Por ejemplo, Polemón y su familia, que recibieron importantes exen ciones y privilegios por parte de Trajano y Adriano. Cf. op. cit., 532-533. 5 Sobre la importancia de las cátedras de retórica en la época, cf. G. Kennedy, The art of Rhetoric in the Roman world, N. Jersey, 1972, págs. 565-566. 6 A este respecto dice A. Boulanger, Aelius Aristide..., pág. 38: «...et sont (las ciudades de Asia) si bien pourvues de rhéteurs et de grammai riens que l’empereur Antonin dut fixer par une ordonnance le nombre maximum de professeurs municipaux exempts de charges que chacune pourrait posséder».

 INTRODUCCIÓN GENERAL 9 de la vida, pues todo futuro filósofo, científico u orador habrá pasado previamente, como mínimo, por las manos del gramático, en donde habrá leído y explicado a los clá sicos. Las escuelas de retórica darán así a los alumnos una formación eminentemente literaria. 

Los grandes autores clá sicos serán leídos, aprendidos de memoria e imitados, de ahí la formación «libresca» que predomina en muchos es critores de la época 1. La retórica deja de tener la orientación eminentemente práctica que tenía en la época clásica y pasa a convertirse en objeto de estudio por sí misma. En teoría la finalidad práctica continúa, formar a los alumnos para que sean ca paces de defender una causa o de hacer prevalecer una pro puesta; sin embargo, varía la ocasión y el lugar, pues gene ralmente no será el tribunal o la asamblea, sino las salas de audición y los teatros 8, y no será con motivo de un enfrentamiento judicial o para debatir una propuesta que pueda favorecer o perjudicar a la ciudad, sino simplemen te para hacer ostentación de la propia formación y dotes personales. Los tres géneros clásicos en que desde Aristó teles se divide la retórica: el judicial, el deliberativo y el epidictico, van a pervivir en la época imperial, pero de di ferente manera. Por un lado, el deliberativo y el judicial aparecen representados en las llamadas melétai o declama ciones sobre temas ficticios, de las que nos ocuparemos más adelante. Por otro lado, el género epidictico conoce 7 J. BOmpaire, Lucien..., págs. 294 y sigs., ofrece un detallado estu dio de la influencia de determinados ejercicios preparatorios en la obra de Luciano. 8 Las sesiones de los sofistas tenían lugar generalmente en el bouleu- térion o en el odeón, pero, a veces, si se preveía una afluencia masiva, se celebraban en el teatro. A. Bouxanoer, Aeiius Aristide..., pág. 51. 

10 TEÓN · HERMOGENES · AFTONIO una enorme expansión, a costa, por ejemplo, de géneros que tradicionalmente se expresaban en verso, como el him no, el epitalamio, etc. 9. Los discursos judiciales y delibe rativos pierden su vitalidad originaria y se convierten en discursos de aparato, en donde la puesta en escena y la improvisación juegan un importante papel 10, con lo que, en última instancia, será el género epidictico el que lo im pregne todo 11.

 La filosofía, por su parte, quedará relegada a los círcu los restringidos de cada escuela filosófica y cuestiones re servadas en un principio a la filosofía, como las tesis, se rán objeto de estudio en las escuelas de retórica 12. 

La pre ponderancia de la retórica, que se va perfilando ya desde época helenística, se consigue definitivamente en la época imperial, y de hecho son muchos los filósofos que tienen una amplia formación sofística, como es el caso de Dión de Prusa, que, aun después de renunciar a la retórica y dedicarse al cultivo de la filosofía, no abandonará nunca 9 Cf. Menandro: Sobre los géneros epidicticos (ed. F. Romero Cruz), Salamanca, 1989, pág. 15. Francisco Romero nos ofrece también en su introducción un panorama general sobre la historia y desarrollo del géne ro epidictico. 

 10 La facultad de la improvisación era una de las más admiradas en la época y fueron muy pocos los sofistas que gozaron de reputación sin ella. Una de las pocas excepciones la representó, sin duda, Aristides, se gún cuenta Filóstrato en Vidas..., II 583. 11 La importancia del género epidictico está en estrecha relación con el acento puesto sobre el estilo, de lo que dan cuenta tratados como la Téchnë rhëtorikê de Aristides y el Peri ideon de Hermógenes. Cf. D. A. Russell, Criticism in Antiquity, Londres, 1981, págs. 129 y sigs., en donde ofrece un resumen de los principales tratados estilísticos de la época. 12 Según Russell, como un intento por huir de la acusación de que su arte era ajeno a la moralidad. Cf. op. cit., pág. 115. INTRODUCCIÓN GENERAL 11 sus hábitos sofísticos 13. Además, los filósofos exponen a menudo sus doctrinas por medio de conferencias 14, con lo que, en el fondo, se parecen bastante a sofistas que ofre cieran declamaciones ante un público más o menos amplio. 

 El fervor que los sofistas despertaban al llegar a una ciudad y la expectación con que eran recibidas sus decla maciones exigía la existencia de un público más o menos experto y crítico que pudiera apreciar la originalidad, el estilo, el apropiado o inapropiado tratamiento de un tema, etc. Este público existía merced a las escuelas de retórica, que suministraban tanto a los sofistas como a su auditorio un amplio repertorio de tópicos tratados en multitud de ocasiones por medio de ejercicios escolares. 

Nos parece, por ello, conveniente esbozar un panorama del sistema edu cativo griego de la época imperial. En esta época la enseñanza abarcaba fundamentalmen te tres ciclos, que en terminología moderna podríamos de nominar primario, secundario y superior 15. La enseñanza primaria se pasaba junto al grammatistés, que con un mé todo basado en la pura memoria enseñaba al alumno a leer y a escribir, así como operaciones elementales de cál culo. 

A continuación, el alumno iniciaba sus estudios jun to al grammatikós, dando así comienzo a su enseñanza se cundaria. Ésta aparece designada con la denominación de enkyklios paideía y equivale a lo que en la Edad Media serán las artes liberales, integradas por el trivium (gramáti 13 Cf. Filóstrato, Vidas..., I 488, Filóstrato pasa revista a una serie total de ocho filósofos con renombre de sofistas, entre los que figuran, aparte de Dión de Prusa, Eudoxo de Cnido, León de Bizancio, etc. 14 Cf. H.-I. M arrou, Histoire de l’éducation dans l’Antiquité = His toria de la educación en la Antigüedad (trad. José Ramón Mayo), 3.a ed., Buenos Aires, 1976, pág. 259. 15 Seguimos a Marrou, cf. op. cit., págs. 182-264. 12 TEÓN · HERMÓGENES · AFTONIO ca, retórica y dialéctica) y el quadrivium (aritmética, geo metría, astronomía y música), si bien las ciencias nunca tendrán una importancia real, sino que se limitarán a una enseñanza elemental y, en su lugar, será la retórica la que ocupe toda la atención 16. La enseñanza superior, por su parte, abarcaba el estudio de una de las dos disciplinas rivales, la filosofía o la retórica. No obstante, según apun tábamos antes, la retórica no dejará de ir robando terreno a la filosofía 17. 

 Dentro de este panorama los ejercicios preparatorios se hallaban a medio camino entre la enseñanza secundaria y la enseñanza superior. Los ejercicios más sencillos, como la fábula, el relato, la chría ls, la sentencia y la confirma ción se estudiaban generalmente junto al grammaíikós, mientras que los restantes: lugar común, encomio, compa ración, etc., se estudiaban en el ciclo superior junto al ré- tor o sophistés 19. 16 Cf. Marrou, op. cit., pág. 227. 17 Un panorama del viejo enfrentamiento entre filosofía y retórica a través de las concepciones de Platón, Aristóteles e Isócrates nos ofre cen, entre otros, B. P. Reardon, Courants littéraires grecs des IIe et IIIe siècles après J. C., Paris, 1971, págs. 64 y ss., H.-I. M arrou, Histo ria..., págs. 76 y ss., y C. S. Baldwin, Medieval Rhetoric and Poetic, Nueva York, 1928, págs. 2 y ss. 18 Gr. chreia. 

Es una variedad de la sentencia (gnémê), cf. Teón, 96. Sobre la razón de su mera transcripción, cf. pág. 54 n. 10. 19 Ambos términos aparecen utilizados indistintamente, si bien el se gundo será más frecuente en la época imperial. Cf. la introducción de M.a Concepción Giner a las Vidas de los sofistas, Madrid, 1982, págs. 20 y sigs. Con respecto a las competencias de rétores y gramáticos en lo que atañe a la enseñanza de los ejercicios preparatorios, cf. G. Rei chel, Quaestiones Progymnasmaticae, Leipzig, 1909, págs. 115-118 y 128-129, en donde pasa revista a los diferentes ejercicios propios de réto- res y gramáticos, según Quintiliano y Suetonio, respectivamente. INTRODUCCIÓN GENERAL 13 Los ejercicios preparatorios con su multitud de reglas y clichés, que permiten hacer un encomio, una descripción, etc., son una prueba de que la enseñanza de la retórica en la época imperial se basaba en el estudio memorístico de una serie de tópicos y en su aplicación práctica. 

Como su propio nombre indica, se trata de ejercicios que prepa ran al joven para lo verdaderamente importante, las cau sas judiciales y deliberativas. Después del estudio de los progymnásmata el alumno se enfrentaba a las llamadas me- létai, en latín declamationes, que comprendían dos varian tes: las hypothéseis dikanikaí (lat. controversiae) y las hypo- théseis symbouleutikaí (lat. suasoriae). De ambas, las pri meras tendrán más importancia en el área romana, mien tras que en la griega se preferirán las suasoriae 20. 

 Lo característico de ambos tipos de declamaciones es que el alumno no se basará en casos tomados de la vida real, sino en casos enteramente ficticios: raptos, violacio nes, piratas, hijos desheredados, etc., en el caso de las hi pótesis judiciales, y la historia antigua o la mitología, en el caso de las hipótesis deliberativas, por ejemplo, se ima ginaba qué diría Demóstenes, Pericles, Aquiles o Héctor en una determinada situación 21. La importancia de las declamaciones se refleja, por ejem plo, en el hecho de que a ellas se les dedica todo un ejerci cio, el de la etopeya o prosopopeya 22. 20 Marrou, Historia..., pág. 249, y Boulanger, Aelius Aristide..., pág. 41. 21 Para una mayor información sobre las declamaciones sofísticas puede consultarse D. L. Clark, Rhetoric in Greco-Roman education, 3.a ed., Nueva York, 1977, págs. 213 y sigs., y D. A. Russell, Greek declama tion, Cambridge, 1983, págs. 21-39 y 106-128. 22 Sobre la gran utilidad de este ejercicio habla Quintiliano en III 8, 50. 14 TEÓN · HERMÓGENES · AFTONIO Por otro lado, como las declamaciones abarcaban úni camente los géneros deliberativo y judicial, el otro género retórico, el epidictico, será objeto de estudio en dos ejerci cios preparatorios, el encomio y el vituperio 23. A lgunas consideraciones acerca de los « progymnásmata» La primera mención del término progymnásmata apa rece constatada en la Retórica a Alejandro, atribuida a Ana ximenes de Lámpsaco 24. 

Sin embargo, su mención aquí ha dado origen a posturas como la de Reichel, que ha con siderado su uso con un valor genérico referido a una ejer- citación general previa, o como la de Kennedy, que lo con sidera una intrusión posterior en el texto 25. Lo encontramos ya con su valor específico en la obra de Teón. No obstante, Teón utiliza con preferencia el tér mino gymnásmata frente a progymnásmata. Así, este últi mo sólo aparece en dos ocasiones (págs. 61, 25; 65, 28 Sp.), mientras que en las restantes es sustituido por los términos más generales de gymnásmata y gymnasia. Hermógenes, por su parte, no utiliza nunca el término progimnasma, sino que emplea siempre en su lugar gymnasma, frente a Aftonio, que utiliza el término progimnasma en cuatro oca siones (10, 18; 17, 13; 32, 2; 42, 6 R.), gymnasia en tres (14, 6; 17, 5; 47, 6 R.) y gymnasma sólo una vez (46, 21 23 Teón y Hermógenes lo estudiarán como un solo ejercicio, Aftonio como dos. 24 Rhetores Graeci /(ed. L. Spengel), pág. 214, 1. Sobre los proble mas que plantea la autoría de la obra puede consultarse la Introducción de J. Sánchez Sanz a la Retórica a Alejandro, Salamanca, 1989. 25 G. Reichel, Quaestiones..., pág. 9, y G. Kennedy, Greek Rhetoric under Christian emperors, Nueva Jersey, 1983, pág. 55.

 INTRODUCCIÓN GENERAL 15 R.), con lo que observamos cómo progymnásmata se va consolidando progresivamente como término técnico para designar los ejercicios preparatorios de retórica. La diferenciación entre gymnásmata y progymnásmata aparece ya claramente en los comentaristas de Aftonio, quie nes distinguen entre progymnásmata o ejercicios prepara torios y gymnásmata, que son propiamente las declamacio nes ficticias de suasorias y controversias 26. En latín lo encontramos traducido, sobre todo, como primae exercitationes y como praeexercitamina, traducción esta última que prevalecerá en la Edad Meda y el Renaci miento 27. Por otro lado, en el área romana está constata da la existencia de algunos ejercicios preparatorios ya en el s. i a. C. en Ad Herennium y en el De oratore y De inventione de Cicerón28. 26 Esta es la opinión de J. Doxópatres (Rhetores Graeci XIV (ed. H. Rabe), Leipzig, 1935, pág. 137, 5-12). Otros autores, sin embargo, entienden por gymnásmata la verdadera enseñanza de la retórica, como son las cuatro obras del canon hermogeniano, cf. ibid., pág. 77, 21-24. 27 G. Kennedy, Greek Rhetoric..., pág. 55. La primera traducción es de Quintiliano, la segunda de Prisciano de Cesarea en su versión latina de los Progymnásmata de Hermógenes. J. Maria Cataneo y R. Agrícola, traductores renacentistas de Aftonio, ofrecen algunas variantes: el prime ro lo traduce generalmente como praeexercitatio, mientras que el segundo opta con mayor frecuencia por el término praeexercitamentum. 28 Los principales ejercicios preparatorios de los que se observan hue llas en las mencionadas obras son la fábula, el relato, la chría, el enco mio y el lugar común, en el caso de Ad Herennium y De inventione (Reichel, Quaestiones..., págs. 12-16), y la paráfrasis, la lectura y la tesis, en el caso del De oratore (ibid., págs. 17-19). Sobre los numerosos puntos de contacto existentes entre Quintiliano y Teón, además de la obra de G. Reichel, puede consultarse I. Lana, Quintiliano, II «Sublime» e Gli «Exercizi preparatori» di Elio Teone III, Turin, 1951, pág. 172, en donde, tras examinar las múltiples coincidencias existentes entre los 16 TEÓN · HERMOGENES · AFTONIO El término progimnasma es definido por Mateo Cama- riotes desde dos puntos de vista: genérico y propiamente retórico. Desde un punto de vista genérico, el progimnasma es definido como «una ejercitación moderada que conduce a la superación de mayores dificultades». Desde un punto de vista retórico, consiste en una práctica escolar que ejer cita en las partes y géneros de la retórica 29. En efecto, cada uno de los progymnásmata enseñados en las escuelas de retórica resultaba útil para alguna de las partes del dis curso o para alguno de los géneros retóricos. 

Así, la fábu la, la chría, la sentencia y la tesis eran útiles para el género deliberativo; la refutación, la confirmación, el lugar co mún y la propuesta de ley para el género judicial; y el encomio y vituperio, la comparación y la etopeya para el panegírico (también lo era la tesis en cuanto al tema) 30.

 A su vez, la fábula resultaba apropiada para ejercitarse en los proemios; el relato y la descripción para las narra ciones; la refutación y la confirmación para los agones, y el lugar común para los epílogos 31. Básicamente cada ejercicio consta de dos partes bien diferenciadas: una primera parte en que se nos ofrecen as pectos como su definición, explicación etimológica, clasifi cación, etc., y una segunda parte en que se procede al des arrollo de cada ejercicio en cuanto tal a partir de una serie de procedimientos o categorías enjuiciadoras, denomina dos principalmente con los términos tópoi, aphormaí y ke- phálaia 32. tres tratados, Lana llega a proponer a Elio Teón como autor de Sobre ¡o sublime. 29 Rhetores Graeci I (ed. Walz), Londres, 1832, pág. 121, 1-5. 30 Ibid., págs. 121-122. 31 Rh. Gr. XIV (ed. Rabe), págs. 133-134. 32 Se trata de términos utilizados principalmente por Teón. Cf. págs.

 INTRODUCCIÓN GENERAL .17 Por último, hemos de decir que el género de los progym násmata gozó de un enorme tratamiento entre los réto- res. Conocemos los nombres de muchos autores de ejerci cios preparatorios, como Harpocración, Epifanio, Minu- ciano, Onésimo, Ulpiano, Paulo Tirio, Sópatro, etc. 33; sin embargo, sólo han sobrevivido cuatro manuales de progym násmata, los atribuidos a Teón, Hermógenes, Aftonio y Nicolao 34. 

De todos ellos, sin duda, el más influyente en la Antigüedad fue Aftonio, por proporcionar ejemplos acabados de cada ejercicio, y su obra se convirtió en pro totipo del género progymnasmático. Prueba de su gran di fusión es el hecho de que la comentaran J. Sardiano, Do- xópatres y Máximo Planudes entre otros35.

 De igual mo do fue muy importante en la antigüedad la obra de Teón, no tanto como texto escolar cuanto como guía para profe sores 36, debido a que ofrece un tratamiento profundo y detallado de cada ejercicio preparatorio, junto con multi tud de ejemplos sacados de obras antiguas, prueba inequí voca de la estrecha relación existente entre retórica y litera 19-20. Sobre la distinción de estos términos, cf. L. Pernot, «Lieu et lieu commun dans la rhétorique antique», BAGB 86, pág. 225, n. 12 y pág. 266, n. 65. 33 Rhetores Graeci X (ed. H. Rabe), Leipzig, 1926, págs. 52 y sigs. 34 Nicolao de Mira vivió en el s. v d. C. y fue discípulo de Lácares de Atenas. Aparte de los Progymnásmata, escribió Declamaciones y un Arte retórica. Sus Progymnásmata se pueden consultar en Rhetores Grae ci XI (ed. J. Felten), Leipzig, 1913. 33 A la gran difusión de que gozaron los Progymnásmata de Aftonio, junto con las cuatro obras del canon hermogeniano, en época bizantina alude G. L. Kustas en su artículo «Studies in byzantine Rhetoric», Ana- lekta Blatadon 17 (1973), pág. 23. 36 Prueba de su importancia es que gran parte de su teoría aparece recogida de modo casi literal por J. Sardiano en su Commentarium in Aphthonii Progymnasmata. 18 TEÓN ■ HERMÓGENES · AFTONIO tura. 

Los progymnásmata de Hermógenes, sin embargo, fueron desplazados a un segundo plano por los de Aftonio hasta caer poco a poco en el olvido 37. Comparación entre Teón, H ermógenes y Aftonio Vamos a proceder ahora a un análisis de las diferencias y semejanzas existentes entre los tres autores que nos per mita llegar a conclusiones fiables. Los aspectos que vamos a tratar son los siguientes: 1. Principales diferencias y semejanzas entre Teón, Hermógenes y Aftonio. 2. Principales coincidencias entre Hermógenes y Teón. 3. Coincidencias entre Aftonio y Hermógenes. 4. 5. Puntos de contacto entre Aftonio y Teón. Relativa originalidad de Aftonio. 1. Diferencias y semejanzas entre Teón, Hermógenes y Aftonio A simple vista, la diferencia más notable entre los tres autores reside en el número de ejercicios: diez en Teón, doce en Hermógenes y catorce en Aftonio. Si bien sólo nos han llegado diez ejercicios de Teón, sabemos que su obra constaba de quince, de los cuales los cinco últimos (lectura, audición, paráfrasis, elaboración y réplica) se han perdido y no aparecen en Hermógenes y Aftonio 38. Solamente la exergasía o «elaboración» de Teón 37 Brzoska, RE I, 2797-2800. 38 Cuatro de estos cinco ejercicios se conservan en la edición de A. Manandian, publicada en Erevan, 1938 (Inst. Hist. et. Lit. SSR Ar men, Opera Auct. Veter. I). 

INTRODUCCIÓN GENERAL 19 se corresponde posiblemente con la ergasía de Hermógenes y Aftonio, pero en éstos la ergasía no es un ejercicio inde pendiente, sino que es tratada como una parte de los ejer cicios. Hermógenes, por su parte, presenta doce ejercicios, pues añade dos nuevos: la sentencia, y la refutación y con firmación. Este último ejercicio aparece en Teón como la parte más importante en la argumentación de cada progimnasma, pero no recibe un tratamiento independien te 39. Por último, Aftonio ofrece catorce ejercicios: trata por separado la refutación y confirmación, que en Hermó genes aparecen en un solo ejercicio, así como el encomio y el vituperio, mientras que Hermógenes se ocupa sólo del encomio. 

 Desde el punto de vista terminológico, observamos que Teón utiliza tres términos para referirse a los aspectos o procedimientos en los que se basará la argumentación, fun damentalmente tópoi (lugares de argumentación), pero tam bién kephálaia (principios de argumentación) y aphormaí (fuentes de argumentación). De estos tres términos Hermó genes utiliza topos en tres ocasiones (págs. 10, 20; 15, 18; 19, 3 R.), aphormé en dos (págs. 16, 15; 17, 3 R.) y no em plea el término kephálaia como «principios de argumenta ción», aunque sí utiliza los términos teliká kephálaia para referirse a los «principios de argumentación finales» (págs. 12, 10; 14, 6; 25, 22 R.). Por su parte, Aftonio utiliza topos como «lugar de argumentación» una sola vez (pági nas 31,13 R.), nunca utiliza el término aphormé y sí que utiliza con bastante frecuencia kephálaia (págs. 4, 13; 8, 4; 10, 15 R., etc.), es decir, desde Teón a Aftonio el térmi no técnico para referirse a las categorías en que se basará 39 Para la localización de los términos mencionados puede consultar se el índice de términos colocado al final de cada traducción. 20 TEÓN · HERMÓGENES -· AFTONIO la argumentación del ejercicio deja de ser tópoi y pasa a ser kephálaia. Llama también la atención la progresiva desaparición del término epicheíresis o «argumentación», término fre cuentísimo en Teón y que en Aftonio no aparece utilizado ni una sola vez, mientras que Hermógenes lo utiliza en dos ocasiones (págs. 11,7; 22, 15 R.)· Es curioso que una de las Ocasiones en las que utiliza ese término (págs. 22, 15 R.) sea precisamente en el ejercicio de la descripción, en el cual sigue muy de cerca a Teón. Frente al término epicheíresis en Hermógenes encontramos el término erga- sía y en Aftonio formas del verbo ergázein, que designan la elaboración de que es objeto cada ejercicio 40. 

 Con respecto a las coincidencias entre los tres autores, hemos de señalar que éstas son bastante abundantes y que se han de interpretar como aspectos en los que Hermóge nes sigue a Teón y Aftonio sigue a Hermógenes.

 Estas coin cidencias se observan principalmente en los siguientes ejercicios: a) En el ejercicio del relato, en el cual los tres ofrecen una definición casi idéntica: — Teón (pág. 78, 15-16 Sp.): «Un relato es una composi ción expositiva de hechos que han sucedido o que se admiten como sucedidos». — Hermógenes (pág. 4, 6-7 R.): «El relato sostienen que es la exposición de un hecho que ha sucedido o que se admite como sucedido». — Aftonio (pág. 2, 14-15 R.): «Un relato es la exposición de un hecho que ha sucedido o que se admite como sucedido». 40 Cf. supra. 

INTRODUCCIÓN GENERAL 21 b) En la chría, que los tres clasifican en «verbales», «de hechos» y «mixtas» (logikaí, praktikaí y miktaí, res pectivamente) (Teón, pág. 97, 12 Sp., Hermógenes, pág. 6, 7-8 R., Aftonio, pág. 4, 2-3 R.). c) En la descripción, cuando nos ofrecen su definición: — Teón (pág. 118, 7-8 Sp.): «Una descripción es una com posición que expone en detalle y presenta ante los ojos de manera manifiesta el objeto mostrado». — Hermógenes (pág. 22, 7-8 R.): «Una descripción es una composición que expone en detalle de una manera ma nifiesta, según afirman, y que presenta ante los ojos el objeto mostrado». — Aftonio (pág. 36, 22-23 R.): «Una descripción es una composición que expone en detalle y presenta ante los ojos de manera manifiesta el objeto mostrado». d) En el hecho de indicar que las fábulas (gr. mythoi) se denominan en general «esópicas» (Teón, pág. 73, 4 Sp.; Hermógenes, pág. 2, 1 R.; Aftonio, pág. 1, 9 R.), etc. 

 2. Principales coincidencias entre Hermógenes y Teón El ejercicio en el que más de cerca sigue Hermógenes a Teón es el de la descripción, en donde en algunos pasajes casi le parafrasea, p. e.: en 119, 14-25 Sp. Teón dice: «Ar gumentaremos describiendo los hechos a partir de los suce sos que les preceden y que les siguen, por ejemplo: si se trata de una guerra (pág. 119, 14-16 Sp.)... Si describimos lugares, épocas, modos o personajes, junto con su propia narración tendremos fuentes de argumentos a partir de la belleza, la utilidad y el placer» (pág. 119, 22-25 Sp.), que se corresponde con pág. 22, 19-20; 23, 1-8 R., en donde 22 TEÓN · HERMÓGENES · AFTONIO también Hermógenes dirá: «Argumentaremos describiendo los hechos a partir de los sucesos anteriores, simultáneos y posteriores, por ejemplo: si exponemos la descripción de una guerra (pág. 22, 19; 23, 1 R.)... Si describimos luga res, épocas o personajes, tendremos también algún argu mento a partir de la narración y a partir de la belleza, la utilidad y la sorpresa» (pág. 23, 6-8 R.). 

Igualmente en contramos posibles alusiones de Hermógenes a Teón en los ejercicios de la fábula, el relato, la comparación y la tesis: — La descripción de la fábula que, en opinión de Hermó genes, dan los antiguos es que es falsa, pero útil y vero símil (pág. 2, 4-5 R.), algo que se corresponde con pág. 76, 6-9 Sp., en donde Teón dice: «Puesto que el propio compositor de fábulas reconoce que escribe cosas falsas e imposibles, pero verosímiles y útiles, hemos de refu tar demostrando que dice cosas inverosímiles e inútiles, y hemos de confirmar a partir de lo contrario». — En el ejercicio del relato, cuando Hermógenes dice que algunos colocaron la chría delante del mismo (pág. 4, 7-8 R.), hay una clara alusión a Teón, pues sabemos, gracias a Reichel, que el orden que ofrecen los ejerci cios de Teón no es el originario: o rd en origin ario: chría, fábula, relato, etc., o r d e n tra n sm itid o: fábu la, relato, chría, etc. 41. — Hermógenes manifiesta que va a ocuparse de la compa ración, porque otros la estudiaron como ejercicio inde pendiente (así lo hace Teón), aunque no sería necesa rio, puesto que quedaba incluida en el lugar común, en el encomio y en el vituperio (pág. 18, 16 sig. R.). — Por último, Teón distingue entre tesis teóricas y prácti 41 Cf. págs. 38-39. 

INTRODUCCIÓN GENERAL 23 cas (theoretikaí y praktikaí) (pág. 121, 6-8 Sp.), mien tras que Hermógenes llama a las prácticas «civiles» (po- litikaí) y a las teóricas «no civiles» (pág. 25, 3 R.). Sin embargo, alude claramente a Teón, pues dice que algu nos llamaron «prácticas» a estas últimas (las civiles) y «teóricas» a las otras (pág. 25, 10-11 R.). 3. Coincidencias entre Aftonio y Hermógenes Las principales coincidencias entre ambos autores son las siguientes: — Hermógenes y Aftonio entienden por etopeya (pág. 20, 7-8, y 34, 2-3 R., respectivamente) lo que Teón conside ra prosopopeya (pág. 115, 11 Sp.). Hermógenes y Afto nio distinguen entre etopeya (cuando se representa a un hombre pronunciando discursos), prosopopeya (cuando se representa a una cosa) e idolopeya (cuando se repre senta a una persona que ha muerto), mientras que Teón únicamente habla de prosopopeya y considera que ésta se produce cuando se representa a un personaje pro nunciando discursos, sin precisar más. — Hermógenes y Aftonio tratan la sentencia como ejerci cio independiente, mientras que Teón sólo alude a ella en el ejercicio de la chría, en donde dice que la diferen cia entre sentencia y chría reside en que la sentencia es más general, se expone de modo impersonal, es siem pre útil y contiene un dicho, nunca una acción (págs. 96, 25-30; 97, 1-2 Sp.). — Teón no distingue entre narración y relato, sino entre narración y relato, por un lado, frente a historia, por otro. La diferencia reside en la brevedad de los prime ros frente a la mayor extensión de la segunda (págs. 24 TEÓN · HERMÓGENES · AFTONIO 83-84, Sp.)·

 Hermógenes y Aftonio, por el contrario, sí diferencian el relato de la narración. Para ambos el re lato es de menor extensión, y entre relato y narración existe la misma diferencia que entre poema y poesía: un poema sería la fabricación del escudo, y poesía toda la litada (págs. 4, 9-13, y 2, 16-18 R., respectivamente). — Teón explica etimológicamente encomio a partir del tér mino kömos (pág. 109, 27-28 Sp.), mientras que Her mógenes y Aftonio lo hacen a partir del término kömai (=aldeas) (págs. 15, 3-4, y 21, 6 R., respectivamente). — En el ejercicio de la tesis Teón alude a tá anotátd kep- hálaia, que hemos optado por traducir «principios de argumentación generales» y que son: la belleza, la nece sidad, la utilidad y el placer (pág. 121, 18-19 Sp.); mien tras que Hermógenes y Aftonio los denominan tà teliká kephálaia o «principios de argumentación finales», que en Hermógenes son la justicia, la conveniencia, la posi bilidad y la adecuación (pág. 26, 1-2 R.) y, en Aftonio, la legalidad, la justicia, la conveniencia y la posibilidad (pág. 42, 10 R.). El seguimiento de Aftonio a Hermógenes es particular mente significativo en ejercicios como el de la chría, la sentencia, la refutación y confirmación, el encomio, la eto peya, el lugar común, etc. 4. Puntos de contacto entre Aftonio y Teón Si bien, como acabamos de ver, son muchas las coinci dencias entre Aftonio y Hermógenes, no obstante, en algu nas ocasiones Aftonio parece haber seguido directamente a Teón: INTRODUCCIÓN GENERAL 25 — 

En la definición de fábula, que es idéntica en ambos: «Una fábula es una composición falsa que simboliza una verdad» (Teón pág. 72, 28 Sp.; Aftonio pág. 1, 6 R.). — Al hablar de las virtudes de la narración, que, según Teón (pág. 79, 20-21 Sp.) son: claridad, concisión y vero similitud, y, según Aftonio, claridad, concisión, verosi militud y propiedad y corrección lingüística (gr. hellenismós) (pág. 3, 3-4 R.). Teón no menciona esta últi ma virtud, pero sí que rechaza el uso de términos poéti cos, inventados, ambiguos, metafóricos, etc., que cau sen la oscuridad de la narración (pág. 81, 7 sig. Sp.). — Aftonio dice que el lugar común se parece a la segunda intervención del orador (deuterología) y al epílogo, por lo que no tiene proemio (pág. 17, 3-4 R.), observación hecha anteriormente por Teón, cuando dice que el lu gar común es como una parte de otro discurso ya pro nunciado antes, como una especie de epílogo enfático (pág. 106, 28-30 Sp.). — Aftonio también parece seguir a Teón en el ejercicio de la comparación al indicar que no se ha de comparar una totalidad con otra, sino dos elementos sobresalien tes entre sí (pág. 31, 18-19 R.), lo cual nos hace recordar los dos tipos de comparaciones distinguidas por Teón, entre unidades y entre grupos (pág. 114, 6-8 Sp.), etc. En alguna ocasión, sin embargo, Aftonio se muestra claramente deudor de Teón y Hermógenes a la vez, p. e., en su clasificación de las tesis. Según veíamos, Teón divi día las tesis en «teóricas» y «prácticas», mientras que Her mógenes llamaba a las prácticas «civiles» y a las teóricas «no civiles» (Teón, pág. 121, 6-8 Sp.; Hermógenes, p. 25, 3 R.). Aftonio, por su parte, divide las tesis en «civiles», 26 TEÓN · HERMÓGENES · AFTONIO con lo cual se acerca a Hermógenes, y «teóricas», con lo que coincide también con Teón (pág. 41, 15-16). 5. 

Relativa originalidad de Aftonio La originalidad de Aftonio se observa sobre todo en la aportación de ejemplos completos de cada ejercicio y en el uso de determinados términos técnicos, por ejemplo: — Utilización de los términos promythion y epimythion pa ra aludir a la moraleja colocada al principio o al final de la fábula, respectivamente (pág. 2, 1-2 R.). — Clasificación de la fábula en verbal (logikón), moral (ethikón) y mixta (miktón) (pág. 1, 11-12 R.). — Uso del término éphodos (lat. insinuatio), que, según él, ha de sustituir a los proemios en las tesis (pág. 42, 9 R.), etc. 

 Una vez analizadas las principales coincidencias y dis crepancias, nos creemos con suficiente fundamento para llegar a las siguientes Conclusiones: En primer lugar, de los tres autores el más original es Teón, no sólo por ser el primero, sino tam bién por el tratamiento que da a su obra.

 Este tratamiento se observa en una mayor profundización en todos los nive les: terminológico, de sustrato literario, de desarrollo del ejercicio, etc. Teón representa la fuente de la que son deu dores tanto Hermógenes como Aftonio. No obstante, de los tres autores el menos conocido ha sido precisamente Teón, debido, sobre todo, a la mayor complejidad y pro fundidad de su obra. En segundo lugar, es evidente que Hermógenes sigue, en líneas generales, una fuente anterior, a la que alude en INTRODUCCIÓN GENERAL 27 múltiples ocasiones, aunque de un modo impersonal: «juz gan conveniente» (pág. 1,3 R.), «sostienen» (pág. 2, 5 R.), «según dicen» (pág. 22, 7 R.), etc. Esta fuente podría ser Teón, de acuerdo con los múltiples puntos de contacto existentes entre ambos, o bien una tradición que coincidie ra con la doctrina de Teón, de la que tomaría los principa les aspectos de su obra, aunque resumiéndolos al máximo. 

 En tercer lugar, Aftonio, según hemos podido compro bar, depende claramente de Hermógenes. Muchas defini ciones, clasificaciones, etc., son una copia casi literal de Hermógenes. No obstante, a veces, en aspectos que Her mógenes no trata o a los que da un tratamiento diferente se acerca más a Teón. Por tanto, tendría presentes a am bos autores o tradiciones. Sin embargo, Aftonio no suele aludir ni directa ni indirectamente a la fuente de la que depende, sino que presenta como propio lo que expone, tal vez, porque la doctrina era ya de tal modo conocida que resultaba innecesario, por obvio, reconocerla como de bida a una tradición anterior. Por ello, quizás sea lo más adecuado interpretar las coincidencias existentes entre los tres manuales como debidas a una base doctrinal común a todas las escuelas de retórica. BIBLIOGRAFÍA General J. Bompaire, Luden écrivain, imitation et création, París, 1958. A. Boulanger, Aelius Aristide et la Sophistique dans la province d’Asie au II siècle de notre ère, Paris, 1968 (l.a ed. 1923). D. L. C lark, Rhetoric in Greco-Roman education, 3.a ed., Nue va York, 1977. Dionisio de Halicarnaso. La composición literaria (Trad., introd. y notas de V. Bécares Botas), Univ. Salamanca, 1983. C. T. E rnesti, Lexicon Technologiae Graecorum Rhetoricae, 2.a ed., Hildesheim, 1962. F iló s tr a to , Vidas de los sofistas (Introd., trad, y notas de M.a C. Giner Soria), Madrid, 1982. G. Kennedy, The art of rhetoric in the Roman world, Nueva Jersey, 1972. —, Greek rhetoric under Christian emperors, Nueva Jersey, 1983. G. L. Kustas, «Studies in Byzantine rhetoric», Analekta Blata- don 17 (1973), 5-26. H. Lausberg, Handbuch der literarischen Rhetorik. Eine Grund legung der Literaturwissenschaft = Manual de retórica litera ria [trad. José Pérez Riesco], Madrid, 1966-1968. A. Lesky, Geschichte der Griechischen Literatur = Historia de la literatura griega [versión de J. M.a Díaz y Regañón y Beatriz Romero], Madrid, 1976. 30 TEÓN · HERMÓGENES · AFTONIO J. M artin, Antike Rhetorik. Technik und Methode, Munich, 1974. H.-I. M arrou, Histoire de l’éducation dans l’Antiquité = Historia de la educación en la Antigüedad [trad. José Ramón Mayo], 3.a ed., Buenos Aires, 1976. Menandro, Sobre los géneros epidicticos (ed. Francisco Romero Cruz), Salamanca, 1989. H. J. M ette, «Enkyklios paideia», Gymnasium 67 (1960), 300-307. L. Pernox, «Les topoi de l’éloge chez Ménandros le rhéteur», R E G 99 (1986), 34-53. —, «Lieu et lieu commun dans la rhétorique antique», BAGB 86, 253-284. Quintiliani Institutio Oratoria (ed. L. Radermacher), Leipzig, 1971. B. P. Reardon, Courants littéraires grecs des II et III siècles a. C., Paris, 1971. Retórica a Alejandro (ed. J. Sánchez Sanz), Salamanca, 1989. D. A. R ussell, Criticism in Antiquity, Londres, 1981. —, Greek declamation, Cambridge, 1983. W. Schmid, O. Stählin, Geschichte der griechischen Literatur II, Munich, 1959. Suidae Lexicon (ed. A. Adler), Stuttgart, 1971. U. von W ilam owitz, «Asianismus und Atticismus», Hermes 35 (1900), 1-52. Sobre Teón G. B olognesi, «La traduzione armena dei Progymnasmata di Elio Teone», R A L 17 (1962), 86-125. I. Lana, Quintiliano, II «Sublime» e Gli «Exercizi preparatori» di Elio Teone III, Turin, 1951. —, I Progimnasmi di Elio Teone, I Ia storia del testo, Turin, 1959. G. R eichel, Quaestiones progymnasmaticae, Leipzig, 1909. Rhetores Graeci I (ed. C. Walz), Stuttgart, 1832, 137-262. Rhetores Graeci II (ed. L. Spengel), Leipzig, 1854, 57-130. Stegem ann, «Theon», RE 2 (1934), 2037-2054. INTRODUCCIÓN GENERAL Sobre Hermógenes 31 C. S. Baldw in, Medieval Rhetoric and Poetic, Nueva York, 1928, págs. 23-38. «Praeexercitamina Prisciani grammatici ex Hermogene versa», Rhetores Latini Minores (ed. C. Halm), Leipzig, 1836 (Frank furt, 1964), 551-560. L. Radermacher, «Hermogenes», RE 8 (1913), 865-877. Rhetores Graeci I (ed. C. Walz), Stuttgart, 1832, 9-54. Rhetores Graeci II (ed. L. Spengel), Leipzig, 1854, 3-18. Rhetores Graeci VI (ed. H. Rabe), Leipzig, 1913. Sobre Aftonio R. A gricola, Aphthonii sophistae Progymnasmata, Lyon, 1598. Brzoska, «Aphtonios», RE 1, 2797-2800. J. M. Catanaeus, Aphthonii Progymnasmata, Venecia, 1522. H effter, «Ueber die Beschreibung der Burg von Alexandria bei Aphthon. progymn. cap. 12», Zeitschrift für die Altertums wissenschaft 48-49 (1839), 377-389. R. E. Nadeau, «The Progymnasmata of Aphtonius in Transla tion», Speech Monographs 19 (1952), 264-285. Rhetores Graeci I (ed. C. Walz), Stuttgart, 1832. Rhetores Graeci II (ed. L. Spengel), Leipzig, 1854, 21-56. Rhetores Graeci X (ed. H. Rabe), Leipzig, 1926. Rhetores Graeci XIV (ed. H. Rabe), Leipzig, 1935. J. Sardiani Commentarium in Aphthonii Progymnasmata (ed. H. Rabe), Leipzig, 1928.

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