Raymond
Queneau (Le Havre, 1903-Paris, 1976) participó activamente en el surrealismo
aunque lo asimilara añadiéndole un tono algo festivo y popular. Toda su obra,
tanto la narrativa como la poética, está elaborada con un humor agudo,
cortante, pero también compasivo y humano, y con un lenguaje siempre
cuestionado, perseguido en sus costumbres y tendencias con una magia peculiar.
El lenguaje es una fuente de placer para Queneau, quien, sin dejarse arrastrar,
controlándolo, no se cansa de mostrar hallazgos con él o de tomarlo a burla. Su
obra es un luminoso laboratorio lingüístico y cultural, abierto siempre a las
eventualidades de la razón y de la imaginación.
Raymond Queneau
El instante fatal
Título
original: L’Instant fatal
Raymond Queneau, 1948
Traducción: Adolfo García Ortega
Editor
digital: Titivillus
ePub base
r1.2
I
MARINA
(1920-1930)
MARINA
Los peces tienen tan bonitas
cabezas
que hay que desplazarlos con
frecuencia
a causa de los destrozos que
hacen en el corazón de las medusas
Los corazones de medusa
destrozados varan en los puertos
bajo forma de buques
carboneros o petroleros
Las medusas mismas no son
nunca pescadas
un nuevo corazón las impulsa
mucho mayor que el primero
mucho más bello y mucho más
verde y mucho más duro
pues las medusas han dejado
de amar a los peces de aletas filudas y agallas blancas
tan sólo aman el centro de
gravedad de cada cosa
en el cielo y en la tierra
Los tiburones no se aburren
con la funda de un colchón
fabrican hermosas sábanas
para los ahogados astutos
que han acudido hasta ellos
masticando hoja de verbena
para perfumarse las venas
no los tiburones no se
aburren
ellos también tienen bonitas
cabezas
para destrozar el corazón de
las medusas inquietas
EL
BUEN USO DE LAS ENFERMEDADES
Patas de salamandra en la
hoguera
abrasadora de cadáveres
blandos
las hierbas especiadas por
la orina de los muertos
bailan en la rabia del perro
pelirrojo
Sentados a la sombra de los muros
del precipicio
salvo en aquél que sacrifica
sus piojos
a los valores mortinatos de
las primeras fresas
los males del amor incuban
sus festines
Verde sífilis inglesa pelliza
y la sarta de viejos quistes
que habéis cogido bajo
escuálidos setos
el mercurio emplasta con
caricias negras
Coloreadas al fuego de un ceramista
que sólo buscaba la
honestidad
las enfermedades han
adoptado el aire mágico
de las miniaturas y del pan
fresco
El treponema se traga las quimeras
presta su fulgor a las
flores de los pechos
a los vellos a las carnes a
las rajas a los labios
y corta de un tajo los
lloros médicos
EL
ORO DE LOS HONORES
Todo el invierno en las
manos del alumbrador de farolas
se torna una pequeña llama
un seno trémulo
palpitan los corazones
húmedos cantan los vahos de la noche
la gloria del sol se muere
mientras se pone el nombre
de cometas de los mejores
días de cometas del otoño
a los trozos de tejados en
el cielo susurrante
la gloria a pequeña escala
es mostaza en sobremesa
nada: la miseria o el
reducto de lo negro
la gloria de las promesas
vanas
piojos en la melena del Sol
ni los gatos querrían una
morada así
piojos animales endomingados
que pasean respetuosos al
sur de los baluartes de la sabiduría
el pánico de sus arco iris
a la entrada del pueblo unas
piedras saltan
pero ninguna lapidación
podría allanar
el camino en el que resuenan
duros los pasos
el camino bloqueado
EL
CARDO
Aun cuando estuviera yo en
el tajo del carnicero
Expuesto en piezas como un
misérrimo buey
Aun cuando mi testa con las
narices floridas
Y un ojo glauco esperase la
cebolla y el perejil
Aun cuando mi vientre con las tripas
desparramadas
A la curiosidad se abriera
sangrante a chorros
Aun cuando mi corazón sobre
un bien ornado plato
Se juntase con mis sesos mi
hígado y mis riñones
Nadie sabría encontrar entre mis
chuletas
Mis vísceras y mis menudillos
El cardo que florece de una
semilla triunfal
Porque nada lo desarraigará
El vivaz cardo que echa sus raíces
En las más secas y estériles
tierras
El cardo sin piedad que
frota sus espinas
Para causar tan penosos
dolores como el mismo tiempo
FAETÓN
Oropimente pirita carbón
ágata… precipicios… noche clara sementera de estrellas
El aire incrusta de
tornasoles la hora de ignoto pórfiro…
El espacio se traga el
sonido en sus vastas orejas…
En los caminos desiertos que
por negros abandonan los dementes
El granito se hace más
pesado y toda gravedad se modifica
Y el humilde heliotropo que
se posaba sobre el tórax del esquisto
Corre hasta el fondo de los
años funerarios sin carro ni criterio
La carretera desaparece el
fruto de la esfera y del rubí madura
Su pie se roza contra el
océano y el sol empalado se mece en la punta de los montes
LAS
TERMÓPILAS
Al ejército que sucumbió en
las penumbras últimas
damos las últimas penumbras
de la muerte
el aire es más fresco en el
norte de las canteras
más rápido en las canteras
del norte
pobres y fatigados son los
árboles de la llanura
en la llanura los árboles se
volverán pálidos
los astros se arrojarán a
las patas de las arañas
en las patas de la araña
habrá monstruos que devorarán ese instante
muchos no llegarán a vivir
más allá de un suspiro
el destino se insertará en
el esmalte de los dientes
la catástrofe pasa bajo los
arcos del fuego
arcos que abrasan el cuerpo
del herido que gime
CATÁLOGO
ANÁLOGO
Pavesas apagadas de los
votos del antiguo norte
libertad de los navíos
surgidos de las conquistas
pimienta de los cines con
los errores oportunos
ciclámenes del amor en ropa
de incidencia
pastiches de la
extremaunción del día
jarrones sacados de supremos
versalles
sistros de los bailes a las
lunas nefréticas
cuellos de caseríos
aspirando el aire de las montañas
abetos nadando entre los
arroyos incoloros
ríos arañados por el vuelo
de los martín-pescadores
caravanas ocultas en los
cuadros de un pintor
testamento después de beber
o dormir sin comer
fantasmas y presuntos
presagios en el cielo
extremos juiciosos que nadie
considera
remos de bajeles apaleando
medusas
circos embrujados que las
tormentas engalanan
tinieblas intrincadas de las
noches de revuelta
ADIÓS
Adiós a ese gran puente y a
sus horizontales
a sus arcos a sus muros a
sus zócalos
a sus hierros pintados de
rojo y a sus balaustradas
adiós a ese gran puente que
se baña los pies
adiós a la casa y a sus verticales
a su techumbre malva y a sus
postigos grises
a su radio berreante y
dominical
adiós a la casa de donde
salí
adiós a esta ciudad y a su vida
oblicua
a sus aceras desnudas y a su
asfalto negro
a sus esqueletos grasos y a
sus huesos mefíticos
adiós a esta ciudad donde
muere mi memoria
SIN
SALIDA
Los pontones de las
catedrales
las galerías de los
paquebotes
estorbaban la marcha animal
de un vagabundo caraculo
la armonía aritmética
de la ciudad insuperada
inundaba el caos quimérico
de sus mermados pensamientos
cambiando por enésima vez
la misma vida de siempre
devoró dos mandrágoras
mientras bebía agua mineral
LA
ESTATUA DE YESO
Sobre un fondo morado el
arco iris
Sutil revela lo esencial
De un sueño nacido del
crepúsculo
Sueño de muertos que se
desvanece
Los cohetes de colores
Culminan su trayectoria
Y un cartel de cine
Invita a probar la aventura
Para recompensar al arlequín
Con flores negras las
extranjeras
Engalanan el extraño
berbiquí
Que taladra a la joven
dependienta
MATERIA
PARLANTE
la lavanda las uvas secas
cuidaos de los cuidados
arpía truco
accesorio no dice amén
sin embargo rey huye del
exilio
carnaval rosa verbo virgen
sal rumana verde nieve
morral áspero ni verde ni
sal
por fin el zuavo grita
clemencia
libertad para el testigo naval
civil soberbia espalda parda
corazón herido juguete de
Navidad
la serpiente sentencia a un
caballo
estrella gigante raso negro
la hora cerrada ni noche ni
día
el postigo mudo año púber
ningún anuncio canta las
cuarenta
el hospital turbia farmacia
aceras en aceite de hígado
de bacalao
lejía para los chavales
yoduro para el municipal
cacahuetes corazón faltado poco
el juego de un muro a punto
de romperse
atrae el huevo de un perro
deshuesado
músculos hechos con falsa
halterofilia
corbatas de puntillas rojas
dragan el fondo de una
espiga madura
Nilo o Volga el as crujiente
cardinales cocinados
ADELGAZAR
I
Hay quienes adelgazan sobre
tierra
Vientre coxis o rodillas
Hay quienes adelgazan el
carácter
Hay quienes no adelgazan
nada de nada
Sí pero
Yo adelgazo la punta digital
Sí la punta digital Sí la
punta digital
Yo adelgazo la punta digital
Lo más distinguido que hay
II
Lotro día en bulevar de la
Villette
Mencuentro un buey dizque
estofado
Le digo Tienes pinta de
pocho
Ven que te compro un buen
trasero
Sólo yo puedo porque
Yo adelgazo la punta digital
Sí la punta digital Sí la
punta digital
Yo adelgazo la punta digital
Lo más distinguido que hay
Ill
Desdhace ya tiempo hago
gimnasia
Y mastengo de los deportes
dinvierno
Y como con furor mastico
Pienso que si persevero
Pues
Adelgazaré la punta digital
Sí la punta digital Sí la
punta digital
Adelgazaré incluso por todas
partes
Incluso laxtremidad del
cuello
EL
RELOJ (DE PARED)
I
Yo mepaseaba porlos
bulevares
Cuando mencuentro alamigo
Bidard
Tenía aspecto tan de
indigestion
Que le pedí sexplicase
Y he aquí que me dice
Acabo de tragarme mi reloj
(de pared)
Así que voy a ver al
cirujano
Pues tengo un poquimiedo
canino
De que mellegue a los
vestíbulos
II
Un mes después volviver a mi
colega
Tenía aspecto delomás
elegantón
Entonces fui a suncuentro
Y ya estamos conminándolo
aexplicarse
Y he aquí que me dice
Megano la vida con mi reloj
(de pared)
Como tengo en el estómago
esa esfera
Vendo lahora a cuantos pasan
Y esperan quetenga elreloj
enlos vestíbulos
Ill
Finalmente el tipo sesuicidó
Cuando vio que nadie
loperaba
Y cuando llegué apurado al
depósito
Le pedí que volviera a explicarse
Y he aquí que me dice
Estaba yharto de tener un
reloj (de pared)
Mimpedía dormir de noche
Para darle cuerda tenía
quhacerme un agujero en la espalda
Prefiero colgarme a estar
colgado
IV
Cuando murió fui a su
entierro
Era muy de mañana y yo me aburría
mucho
Pero cuando estuvo en el
hoyo ah quién se ríe
Desde el fondo del ataúd la
séptima campanada de las doce
sonó
Y he aquí que que que
Se había tragado un reloj
(de pared)
Eso nocurre a todos los
cristianos
Salvo a quienes tienen un
estómago canino
Y el corazón en los
vestíbulos
SE
Se enciende la lámpara
detrás de los frascos
No acaba de llegar la hora
del insomnio
Pero alrededor de las casas
del centro de la ciudad
Se deshilachan sombras de
sombras
De los hilos de la estrella
se cuelgan los maniquíes
Pensamientos muertos
estropicios y desastres
Las tejas del destino caen
canturreando
Sobre el hocico
infinitamente largo de los transeúntes
Los estribillos encadenan a
los hombres
A sus gustos putrefactos
Se alzan vallados
Para guardar en ellos unos
ojos rojos
EL
NAUFRAGIO
Los abalorios en el encaje
conviven mal
Porque desprecian las suelas
de los pegadores de tijeretazos
Y la noche de la que surgió
esta extraña matanza
Un alga serpenteaba en arcos
movedizos
Para dar a los ballesteros
Sólo los frutos obsesionados
por la palidez de un seno
Una mujer tomaba la paleta
del pintor
Y cantaba la muerte de un
poeta asesino
Qué más dan las pasiones de estas
noches aberrantes
Y las llamadas de Ulises a
las sirenas vagabundas
Si la esclusa de los cielos
se cierra para siempre
Y qué más da el tedio que sorprende
a los remeros
Si las olas nevosas arrancan
clamores
De caverna mientras bogan
por la luz de los días
ROBINSÓN
Sobre el mar muerto junto a
los fulgores de poniente
La sirena a los árboles
desarraigados que flotan
Ha dado la sombra de sus
senos y de sus lomos
Los manotazos de las olas
parecen a los ahogados
El indicio de peces que
acuden noctivagos
Cuando se alejan del agua
salada el casco los catres de hierro
Los mástiles cargados de
flores y las nubes exangües
Se abaten sobre la arena
donde viene a dormir el verano
Imantados por la muerte los
astrolabios los maderos
Y los barriles de ron ruedan
hasta el acantilado
Junto con las mesas sucias y
los vasos apenas limpios
De café en el litoral
perplejo
No se refleja ningún león
rampante en estos nubarrones
Comúnmente vestido de seda
de púrpura y de oro
Los bosques han perdido la
sonrisa de la hierba
Y los pastores mordisquean
sus flautas de saúco
Turistas asiduos pintores y
señoritas
Abandonan la ciudad donde ya
no se canta
Desde que el asesino perdió
sus tirantes
En el calabozo plúmbeo en
que alguien se ahorcó
CISNES
Cuando Uno hizo el amor con
Cero
Las esferas abrazaron a los
boceles elípticos
Y los números primos se
juntaron
Extendiendo sus manos a los
frescos sicómoros
Y las fracciones continuas
heridas de muerte
En el torrente de las
decimales mudas se acostaron
Cuando B hizo el amor con A
Los parágrafos se abrazaron
Las comas se juntaron
Extendiendo su cuello por
encima de los puentes de hierro
Y el alfabeto herido de
muerte
Se desvaneció en los brazos
de una interrogación muda
POBRE
TIPO
Totó tiene una nariz de
cabra
y un pie como pezuña de
puerco
Lleva unos calcetines
que bien podrían pasar por
palos de cerillas
y se peina
con un abrecartas de hace
mil años
Cuando se viste las paredes
se vuelven de color gris
Cuando se levanta la cama
explota
Cuando se lava el agua se
agita
Lleva siempre una bolsa
en su bolsillo
Pobre tipo
ALDEA
Acuclillados en los acentos
de palabras vetustas
los paseantes descansan de
su tedio
el guarda forestal ama a una
chiquilla
a quien acechan sátiros
desolladores de bosques
el cristiano cree la
hipótesis crece
y los esforzados acróbatas
graznan
los carceleros disponen las
cuerdas
un trabajo disculpado por la
fe en el padre
de una mesa dibujada sobre
azúcar o cristal
un pato abole la pata
municipal
altivo pese a estar vencido
el carnicero traga y llora
los rábanos rosas merodean
alrededor del feriante
que prepara el carromato
entre los árboles de la plaza
un puesto para su sombra un
velo para su cara
LÁMPARAS
FUNDIDAS
Lámparas fundidas
enfermedades pintadas sobre
un abanico
las uñas se arraciman en
torno a frascos vacíos
pintura de barcos cubierta
de conchas
lámparas fundidas
la luz se calla
sobre el escenario desierto
y mudo de un teatro embrutecido
un pájaro tiembla de fiebre
y sus plumas caen del árbol
como si fueran dientes
los búhos se acuestan en
lechos de delirio
ya no hay fósforo ni azufre
ya ni petróleo ni carbón
la nieve funde en un agua
negra
bulevares definitivamente
secretos
lámparas frías lámparas
fundidas
lámparas fundidas
LA
TORRE DE MARFIL
Al abrigo de los robles
cargados de miseria
De los robles cargados de la
miseria de los muertos
Sombra violeta interpuesta
en el declive de todo horizonte
Desde que el hombre nace
Al abrigo de los árboles no
se hace justicia
Pues la justicia es un
buitre
Que chilla en la noche
deseoso de dormir en los cuartos colmados de amor
En los cuartos mortales con
niños recién nacidos
Bajo su disfraz tiende una
mano sucia
A los pobres que desesperan
de la negrura de sus muros
Los carceleros rugen de gozo
cuando lamen las esposas
Más frías que la campana de
una iglesia
La muchedumbre se abalanza
necesita con urgencia su propensión a los bailes llamados populares
La justicia la justicia
Que acabará por ahogarse en
su propia tos
Gato perdido al otro lado de
una acera viscosa
Triste ventana sólo abierta
para apagar
La luz nacida del roce de
cuerpos imprevistos
Que suplican un camino y
hacen de su fulgor un llanto
Mientras los agentes se
vuelven calvos
Y las vidrieras de las
capillas son aniquiladas
Por la presión de las manos
sudorosas de mujeres que nunca fueron vírgenes
Y por único bulevar sólo esa
pasión
De suplicar el camino pero
nadie va a responder
Hombres exiliados en las
noches infinitas
Semblantes sombríos
estrangulados
Saltan chispas de los astros
como olas lejanas
Llueve hasta no poder más
Un gavilán brinca bailarín
desorientado
El espacio se mueve con
soltura por encima de los bosques metálicos
De donde echan a volar los
cuervos músicos hacia inhóspitos sinos
Más allá la palpitación
acelerada de las landas
Clavadas al suelo como
menhires
Espantapájaros de nubes
esbozadas o moribundas
Más allá la virginidad mate
de los desiertos donde se acuesta el sol
El tedio de este día se ha
fundado
Sobre segundos como un cura
sobre piojos
El caparazón de esos
monstruos se ha roto
Y de su interior polvoriento
escapan aves blancas y doradas
Gozo de plumas rapidez de
aleteos
Rastro de joyas robadas de
ojos de enamorados
Llamas exaltadas nucas
transparentes
Senos dulces torsos de
estrellas
Vigilantes guardianas del
alba que acaricia
El alba cristalina el alba
perpetua
Pantera de pelo azul
El amor nace del azar un
pulpo se come el arco iris
Una lechuza perfumada abriga
bajo su ala
A los fantasmas irónicos y a
los amigos del crimen
Las oscuras pendientes del
deber se deshacen por los temblores de la fatiga
Una vez más el crepúsculo se
ha disuelto en la noche
Después de haber escrito
sobre las paredes PROHIBIDO NO SOÑAR
NOCHE
Noche: dos sílabas
Muros: cerrados como
hexágonos
Noche: dos sílabas
Otoño: exhaustas y hartas de
esperar
en un corazón demasiado
dulce las abejas…
Noche: serpiente hueca con
anillos irisados
los dioses se entrelazan
para hacer bailar los arcos
de cartas olvidadas entre
muy muelles mudas palabras
La noche se incendia y asesina al
mundo
La noche se incendia y
transforma el mundo
La noche se incendia y el
mundo se precipita
Todo parece desvanecerse incluso las
ágiles montañas
Noche