domingo, 24 de diciembre de 2023

Raymond Queneau El instante fatal Título original: L’Instant fatal Raymond Queneau, 1948 Traducción: Adolfo García Ortega FRAGMENTO

 



Raymond Queneau (Le Havre, 1903-Paris, 1976) participó activamente en el surrealismo aunque lo asimilara añadiéndole un tono algo festivo y popular. Toda su obra, tanto la narrativa como la poética, está elaborada con un humor agudo, cortante, pero también compasivo y humano, y con un lenguaje siempre cuestionado, perseguido en sus costumbres y tendencias con una magia peculiar. El lenguaje es una fuente de placer para Queneau, quien, sin dejarse arrastrar, controlándolo, no se cansa de mostrar hallazgos con él o de tomarlo a burla. Su obra es un luminoso laboratorio lingüístico y cultural, abierto siempre a las eventualidades de la razón y de la imaginación.

 

Raymond Queneau

El instante fatal

Título original: L’Instant fatal

Raymond Queneau, 1948

Traducción: Adolfo García Ortega

Editor digital: Titivillus

ePub base r1.2

 

I

MARINA

(1920-1930)

MARINA

Los peces tienen tan bonitas cabezas

que hay que desplazarlos con frecuencia

a causa de los destrozos que hacen en el corazón de las medusas

Los corazones de medusa destrozados varan en los puertos

bajo forma de buques carboneros o petroleros

Las medusas mismas no son nunca pescadas

un nuevo corazón las impulsa mucho mayor que el primero

mucho más bello y mucho más verde y mucho más duro

pues las medusas han dejado de amar a los peces de aletas filudas y agallas blancas

tan sólo aman el centro de gravedad de cada cosa

en el cielo y en la tierra

Los tiburones no se aburren

con la funda de un colchón

fabrican hermosas sábanas

para los ahogados astutos

que han acudido hasta ellos

masticando hoja de verbena

para perfumarse las venas

no los tiburones no se aburren

ellos también tienen bonitas cabezas

para destrozar el corazón de las medusas inquietas

EL BUEN USO DE LAS ENFERMEDADES

Patas de salamandra en la hoguera

abrasadora de cadáveres blandos

las hierbas especiadas por la orina de los muertos

bailan en la rabia del perro pelirrojo

Sentados a la sombra de los muros del precipicio

salvo en aquél que sacrifica sus piojos

a los valores mortinatos de las primeras fresas

los males del amor incuban sus festines

Verde sífilis inglesa pelliza

y la sarta de viejos quistes

que habéis cogido bajo escuálidos setos

el mercurio emplasta con caricias negras

Coloreadas al fuego de un ceramista

que sólo buscaba la honestidad

las enfermedades han adoptado el aire mágico

de las miniaturas y del pan fresco

El treponema se traga las quimeras

presta su fulgor a las flores de los pechos

a los vellos a las carnes a las rajas a los labios

y corta de un tajo los lloros médicos

EL ORO DE LOS HONORES

Todo el invierno en las manos del alumbrador de farolas

se torna una pequeña llama un seno trémulo

palpitan los corazones húmedos cantan los vahos de la noche

la gloria del sol se muere mientras se pone el nombre

de cometas de los mejores días de cometas del otoño

a los trozos de tejados en el cielo susurrante

la gloria a pequeña escala es mostaza en sobremesa

nada: la miseria o el reducto de lo negro

la gloria de las promesas vanas

piojos en la melena del Sol

ni los gatos querrían una morada así

piojos animales endomingados

que pasean respetuosos al sur de los baluartes de la sabiduría

el pánico de sus arco iris

a la entrada del pueblo unas piedras saltan

pero ninguna lapidación podría allanar

el camino en el que resuenan duros los pasos

el camino bloqueado

EL CARDO

Aun cuando estuviera yo en el tajo del carnicero

Expuesto en piezas como un misérrimo buey

Aun cuando mi testa con las narices floridas

Y un ojo glauco esperase la cebolla y el perejil

Aun cuando mi vientre con las tripas desparramadas

A la curiosidad se abriera sangrante a chorros

Aun cuando mi corazón sobre un bien ornado plato

Se juntase con mis sesos mi hígado y mis riñones

Nadie sabría encontrar entre mis chuletas

Mis vísceras y mis menudillos

El cardo que florece de una semilla triunfal

Porque nada lo desarraigará

El vivaz cardo que echa sus raíces

En las más secas y estériles tierras

El cardo sin piedad que frota sus espinas

Para causar tan penosos dolores como el mismo tiempo

FAETÓN

Oropimente pirita carbón ágata… precipicios… noche clara sementera de estrellas

El aire incrusta de tornasoles la hora de ignoto pórfiro…

El espacio se traga el sonido en sus vastas orejas…

En los caminos desiertos que por negros abandonan los dementes

El granito se hace más pesado y toda gravedad se modifica

Y el humilde heliotropo que se posaba sobre el tórax del esquisto

Corre hasta el fondo de los años funerarios sin carro ni criterio

La carretera desaparece el fruto de la esfera y del rubí madura

Su pie se roza contra el océano y el sol empalado se mece en la punta de los montes

LAS TERMÓPILAS

Al ejército que sucumbió en las penumbras últimas

damos las últimas penumbras de la muerte

el aire es más fresco en el norte de las canteras

más rápido en las canteras del norte

pobres y fatigados son los árboles de la llanura

en la llanura los árboles se volverán pálidos

los astros se arrojarán a las patas de las arañas

en las patas de la araña habrá monstruos que devorarán ese instante

muchos no llegarán a vivir más allá de un suspiro

el destino se insertará en el esmalte de los dientes

la catástrofe pasa bajo los arcos del fuego

arcos que abrasan el cuerpo del herido que gime

CATÁLOGO ANÁLOGO

Pavesas apagadas de los votos del antiguo norte

libertad de los navíos surgidos de las conquistas

pimienta de los cines con los errores oportunos

ciclámenes del amor en ropa de incidencia

pastiches de la extremaunción del día

jarrones sacados de supremos versalles

sistros de los bailes a las lunas nefréticas

cuellos de caseríos aspirando el aire de las montañas

abetos nadando entre los arroyos incoloros

ríos arañados por el vuelo de los martín-pescadores

caravanas ocultas en los cuadros de un pintor

testamento después de beber o dormir sin comer

fantasmas y presuntos presagios en el cielo

extremos juiciosos que nadie considera

remos de bajeles apaleando medusas

circos embrujados que las tormentas engalanan

tinieblas intrincadas de las noches de revuelta

ADIÓS

Adiós a ese gran puente y a sus horizontales

a sus arcos a sus muros a sus zócalos

a sus hierros pintados de rojo y a sus balaustradas

adiós a ese gran puente que se baña los pies

adiós a la casa y a sus verticales

a su techumbre malva y a sus postigos grises

a su radio berreante y dominical

adiós a la casa de donde salí

adiós a esta ciudad y a su vida oblicua

a sus aceras desnudas y a su asfalto negro

a sus esqueletos grasos y a sus huesos mefíticos

adiós a esta ciudad donde muere mi memoria

SIN SALIDA

Los pontones de las catedrales

las galerías de los paquebotes

estorbaban la marcha animal

de un vagabundo caraculo

la armonía aritmética

de la ciudad insuperada

inundaba el caos quimérico

de sus mermados pensamientos

cambiando por enésima vez

la misma vida de siempre

devoró dos mandrágoras

mientras bebía agua mineral

LA ESTATUA DE YESO

Sobre un fondo morado el arco iris

Sutil revela lo esencial

De un sueño nacido del crepúsculo

Sueño de muertos que se desvanece

Los cohetes de colores

Culminan su trayectoria

Y un cartel de cine

Invita a probar la aventura

Para recompensar al arlequín

Con flores negras las extranjeras

Engalanan el extraño berbiquí

Que taladra a la joven dependienta

MATERIA PARLANTE

la lavanda las uvas secas

cuidaos de los cuidados arpía truco

accesorio no dice amén

sin embargo rey huye del exilio

carnaval rosa verbo virgen

sal rumana verde nieve

morral áspero ni verde ni sal

por fin el zuavo grita clemencia

libertad para el testigo naval

civil soberbia espalda parda

corazón herido juguete de Navidad

la serpiente sentencia a un caballo

estrella gigante raso negro

la hora cerrada ni noche ni día

el postigo mudo año púber

ningún anuncio canta las cuarenta

el hospital turbia farmacia

aceras en aceite de hígado de bacalao

lejía para los chavales

yoduro para el municipal

cacahuetes corazón faltado poco

el juego de un muro a punto de romperse

atrae el huevo de un perro deshuesado

músculos hechos con falsa halterofilia

corbatas de puntillas rojas

dragan el fondo de una espiga madura

Nilo o Volga el as crujiente

cardinales cocinados

ADELGAZAR

I

Hay quienes adelgazan sobre tierra

Vientre coxis o rodillas

Hay quienes adelgazan el carácter

Hay quienes no adelgazan nada de nada

Sí pero

Yo adelgazo la punta digital

Sí la punta digital Sí la punta digital

Yo adelgazo la punta digital

Lo más distinguido que hay

II

Lotro día en bulevar de la Villette

Mencuentro un buey dizque estofado

Le digo Tienes pinta de pocho

Ven que te compro un buen trasero

Sólo yo puedo porque

Yo adelgazo la punta digital

Sí la punta digital Sí la punta digital

Yo adelgazo la punta digital

Lo más distinguido que hay

Ill

Desdhace ya tiempo hago gimnasia

Y mastengo de los deportes dinvierno

Y como con furor mastico

Pienso que si persevero

Pues

Adelgazaré la punta digital

Sí la punta digital Sí la punta digital

Adelgazaré incluso por todas partes

Incluso laxtremidad del cuello

EL RELOJ (DE PARED)

I

Yo mepaseaba porlos bulevares

Cuando mencuentro alamigo Bidard

Tenía aspecto tan de indigestion

Que le pedí sexplicase

Y he aquí que me dice

Acabo de tragarme mi reloj (de pared)

Así que voy a ver al cirujano

Pues tengo un poquimiedo canino

De que mellegue a los vestíbulos

II

Un mes después volviver a mi colega

Tenía aspecto delomás elegantón

Entonces fui a suncuentro

Y ya estamos conminándolo aexplicarse

Y he aquí que me dice

Megano la vida con mi reloj (de pared)

Como tengo en el estómago esa esfera

Vendo lahora a cuantos pasan

Y esperan quetenga elreloj enlos vestíbulos

Ill

Finalmente el tipo sesuicidó

Cuando vio que nadie loperaba

Y cuando llegué apurado al depósito

Le pedí que volviera a explicarse

Y he aquí que me dice

Estaba yharto de tener un reloj (de pared)

Mimpedía dormir de noche

Para darle cuerda tenía quhacerme un agujero en la espalda

Prefiero colgarme a estar colgado

IV

Cuando murió fui a su entierro

Era muy de mañana y yo me aburría mucho

Pero cuando estuvo en el hoyo ah quién se ríe

Desde el fondo del ataúd la séptima campanada de las doce

sonó

Y he aquí que que que

Se había tragado un reloj (de pared)

Eso nocurre a todos los cristianos

Salvo a quienes tienen un estómago canino

Y el corazón en los vestíbulos

SE

Se enciende la lámpara detrás de los frascos

No acaba de llegar la hora del insomnio

Pero alrededor de las casas del centro de la ciudad

Se deshilachan sombras de sombras

De los hilos de la estrella se cuelgan los maniquíes

Pensamientos muertos estropicios y desastres

Las tejas del destino caen canturreando

Sobre el hocico infinitamente largo de los transeúntes

Los estribillos encadenan a los hombres

A sus gustos putrefactos

Se alzan vallados

Para guardar en ellos unos ojos rojos

EL NAUFRAGIO

Los abalorios en el encaje conviven mal

Porque desprecian las suelas de los pegadores de tijeretazos

Y la noche de la que surgió esta extraña matanza

Un alga serpenteaba en arcos movedizos

Para dar a los ballesteros

Sólo los frutos obsesionados por la palidez de un seno

Una mujer tomaba la paleta del pintor

Y cantaba la muerte de un poeta asesino

Qué más dan las pasiones de estas noches aberrantes

Y las llamadas de Ulises a las sirenas vagabundas

Si la esclusa de los cielos se cierra para siempre

Y qué más da el tedio que sorprende a los remeros

Si las olas nevosas arrancan clamores

De caverna mientras bogan por la luz de los días

ROBINSÓN

Sobre el mar muerto junto a los fulgores de poniente

La sirena a los árboles desarraigados que flotan

Ha dado la sombra de sus senos y de sus lomos

Los manotazos de las olas parecen a los ahogados

El indicio de peces que acuden noctivagos

Cuando se alejan del agua salada el casco los catres de hierro

Los mástiles cargados de flores y las nubes exangües

Se abaten sobre la arena donde viene a dormir el verano

Imantados por la muerte los astrolabios los maderos

Y los barriles de ron ruedan hasta el acantilado

Junto con las mesas sucias y los vasos apenas limpios

De café en el litoral perplejo

No se refleja ningún león rampante en estos nubarrones

Comúnmente vestido de seda de púrpura y de oro

Los bosques han perdido la sonrisa de la hierba

Y los pastores mordisquean sus flautas de saúco

Turistas asiduos pintores y señoritas

Abandonan la ciudad donde ya no se canta

Desde que el asesino perdió sus tirantes

En el calabozo plúmbeo en que alguien se ahorcó

CISNES

Cuando Uno hizo el amor con Cero

Las esferas abrazaron a los boceles elípticos

Y los números primos se juntaron

Extendiendo sus manos a los frescos sicómoros

Y las fracciones continuas heridas de muerte

En el torrente de las decimales mudas se acostaron

Cuando B hizo el amor con A

Los parágrafos se abrazaron

Las comas se juntaron

Extendiendo su cuello por encima de los puentes de hierro

Y el alfabeto herido de muerte

Se desvaneció en los brazos de una interrogación muda

POBRE TIPO

Totó tiene una nariz de cabra

y un pie como pezuña de puerco

Lleva unos calcetines

que bien podrían pasar por palos de cerillas

y se peina

con un abrecartas de hace mil años

Cuando se viste las paredes se vuelven de color gris

Cuando se levanta la cama explota

Cuando se lava el agua se agita

Lleva siempre una bolsa

en su bolsillo

Pobre tipo

ALDEA

Acuclillados en los acentos de palabras vetustas

los paseantes descansan de su tedio

el guarda forestal ama a una chiquilla

a quien acechan sátiros desolladores de bosques

el cristiano cree la hipótesis crece

y los esforzados acróbatas graznan

los carceleros disponen las cuerdas

un trabajo disculpado por la fe en el padre

de una mesa dibujada sobre azúcar o cristal

un pato abole la pata municipal

altivo pese a estar vencido el carnicero traga y llora

los rábanos rosas merodean alrededor del feriante

que prepara el carromato entre los árboles de la plaza

un puesto para su sombra un velo para su cara

LÁMPARAS FUNDIDAS

Lámparas fundidas

enfermedades pintadas sobre un abanico

las uñas se arraciman en torno a frascos vacíos

pintura de barcos cubierta de conchas

lámparas fundidas

la luz se calla

sobre el escenario desierto y mudo de un teatro embrutecido

un pájaro tiembla de fiebre

y sus plumas caen del árbol como si fueran dientes

los búhos se acuestan en lechos de delirio

ya no hay fósforo ni azufre

ya ni petróleo ni carbón

la nieve funde en un agua negra

bulevares definitivamente secretos

lámparas frías lámparas fundidas

lámparas fundidas

LA TORRE DE MARFIL

Al abrigo de los robles cargados de miseria

De los robles cargados de la miseria de los muertos

Sombra violeta interpuesta en el declive de todo horizonte

Desde que el hombre nace

Al abrigo de los árboles no se hace justicia

Pues la justicia es un buitre

Que chilla en la noche deseoso de dormir en los cuartos colmados de amor

En los cuartos mortales con niños recién nacidos

Bajo su disfraz tiende una mano sucia

A los pobres que desesperan de la negrura de sus muros

Los carceleros rugen de gozo cuando lamen las esposas

Más frías que la campana de una iglesia

La muchedumbre se abalanza necesita con urgencia su propensión a los bailes llamados populares

La justicia la justicia

Que acabará por ahogarse en su propia tos

Gato perdido al otro lado de una acera viscosa

Triste ventana sólo abierta para apagar

La luz nacida del roce de cuerpos imprevistos

Que suplican un camino y hacen de su fulgor un llanto

Mientras los agentes se vuelven calvos

Y las vidrieras de las capillas son aniquiladas

Por la presión de las manos sudorosas de mujeres que nunca fueron vírgenes

Y por único bulevar sólo esa pasión

De suplicar el camino pero nadie va a responder

Hombres exiliados en las noches infinitas

Semblantes sombríos estrangulados

Saltan chispas de los astros como olas lejanas

Llueve hasta no poder más

Un gavilán brinca bailarín desorientado

El espacio se mueve con soltura por encima de los bosques metálicos

De donde echan a volar los cuervos músicos hacia inhóspitos sinos

Más allá la palpitación acelerada de las landas

Clavadas al suelo como menhires

Espantapájaros de nubes esbozadas o moribundas

Más allá la virginidad mate de los desiertos donde se acuesta el sol

El tedio de este día se ha fundado

Sobre segundos como un cura sobre piojos

El caparazón de esos monstruos se ha roto

Y de su interior polvoriento escapan aves blancas y doradas

Gozo de plumas rapidez de aleteos

Rastro de joyas robadas de ojos de enamorados

Llamas exaltadas nucas transparentes

Senos dulces torsos de estrellas

Vigilantes guardianas del alba que acaricia

El alba cristalina el alba perpetua

Pantera de pelo azul

El amor nace del azar un pulpo se come el arco iris

Una lechuza perfumada abriga bajo su ala

A los fantasmas irónicos y a los amigos del crimen

Las oscuras pendientes del deber se deshacen por los temblores de la fatiga

Una vez más el crepúsculo se ha disuelto en la noche

Después de haber escrito sobre las paredes PROHIBIDO NO SOÑAR

NOCHE

Noche: dos sílabas

Muros: cerrados como hexágonos

Noche: dos sílabas

Otoño: exhaustas y hartas de esperar

en un corazón demasiado dulce las abejas…

Noche: serpiente hueca con anillos irisados

los dioses se entrelazan para hacer bailar los arcos

de cartas olvidadas entre muy muelles mudas palabras

La noche se incendia y asesina al mundo

La noche se incendia y transforma el mundo

La noche se incendia y el mundo se precipita

Todo parece desvanecerse incluso las ágiles montañas

Noche

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