sábado, 22 de noviembre de 2025

Luis Arturo Guichard Asclepiades de Samos Epigramas y fragmentos Estudio introductorio, revisión del texto, traducción y comentario





Prólogo 

 Este libro es un estudio de conjunto, con revisión del texto, traducción y comentario, de toda la obra conservada bajo el nombre de Asclepía- des de Samos, poeta del siglo III a. C. al que se cuenta entre los más importantes epigramatistas de una época, la helenística, en la que pro bablemente se hayan escrito los mejores epigramas de la literatura grie ga Se incluyen aquí tanto aquellos epigramas cuya autoría es segura (I- XXXIII) como aquellos en que se encuentra sujeta a duda (*XXXIV- ♦XXXIX: Asclepiades o Posidipo; *XL-*XLVII: Asclepiades u otros autores). Aunque tomo partido en cada caso a favor de una u otra atri bución y creo que varios de ellos definitivamente no son obra suya, no he considerado conveniente excluirlos, sobre todo cuando la reciente publicación por parte de G. Bastianini, C. Gallazzi & C.

 Austin de los epigramas de Posidipo conservados en P. Mil. Vogl. VIII 309 me ha permitido enriquecer en varios casos la discusión de autoría. Se inclu yen también los seis fragmentos atribuidos con mayor o menor segu ridad a Asclepiades, y que pueden haber pertenecido a epigramas o a poemas de otro tipo.1 Los problemas textuales que presentan los epigramas de Asclepiades aconsejaban una revisión completa del texto. Para ello he consultado directamente los manuscritos que se encuentran en Paris y Londres,2 he utilizado el facsímil de P publicado por Preisendanz (1911) y he mane 1 2 En el presente comentario, la numeración de los epigramas cuya autoría no se encuentra sujeta a discusión (I-XXXIII) es la misma de HE y EG, no porque esté de acuerdo con ella - desde mi punto de vista el orden de IX y X debería inver tirse, XIII debería aparecer como XI, etc. sino porque creo que no tiene sentido alterar una y otra vez el orden de corpora escasos como éste (véase las concor dancias en p. 487). 

La numeración de los epigramas de autoría discutible (*XXX1V-*XXXIX y *XL-*XLVI) es también igual a la de HE, pero difiere de EG al haber trasladado Page algunos de los epigramas a la sección dedicada a Po sidipo; el epigrama * XLVII del presente comentario corresponde a Nicéneto 5 HE; el fragmento 1, a Asclepiades *47 HE; para la numeración de las ediciones anteriores y de los fragmentos 2-6, no incluidos en HE ni EG, véase igualmente las concordancias y pp. 76-77. Véase la descripción de los manuscritos en pp. 85-97 y las siglas en p. 137. jado reproducciones microfilmadas de los manuscritos restantes, sea de los existentes en el Institut de Recherche et d'Histoire des Textes, Sec- tion Grecque (París), sea adquiridos para tal efecto. He tenido oportu nidad de incluir en el aparato crítico cuatro manuscritos (los apógrafos BGLR) que no fueron consultados directamente por Gow & Page, auto res del comentario de referencia más reciente, y otros dos (Q y el apó grafo V) que no fueron utilizados por ellos ni directa ni indirectamente. Los apógrafos tienen una gran importancia para el establecimiento del texto ya que contienen conjeturas de filólogos importantes, a menudo atribuidas de manera azarosa; su estudio, no obstante, fue apenas co menzado por Aubreton, cuyos trabajos revelaron una masa enorme y compleja de manuscritos a los que nadie se ha enfrentado después de él. En mi caso, me he limitado a intentar poner un poco de orden en las siglas y en el aparato crítico, registrando los manuscritos que utilizo y señalando los epigramas que se encuentran en cada apógrafo.3 Debido a la importancia que las conjeturas tienen para el establecimiento del texto de la Antología, discuto la mayoría de ellas en el comentario, pero en el aparato crítico sólo incluyo aquella que he adoptado o, en el caso de haber preferido la lectura de otro manuscrito, la que ha merecido mejor consideración por parte de los filólogos: alii alia equivale por lo tanto a un perentorio véase el comentario, donde registro el resto de las conjeturas;4 de esta manera he tratado de evitar una engañosa apariencia de abundancia de variantes en la transmisión del texto. La revisión de 3 4 Véase pp. 92-97. 

Resulta un tanto sorprendente que, habiendo tantas copias y siendo tan complicada la relación que existe entre ellas, los editores nunca men cionen la catalogación de los apógrafos que utilizan; Gow & Page de hecho no los consultaron y prefirieron seguir a Stadtmüller, que sólo colacionó dos, el Lip- siense y el Buherianum; el resultado es que se atribuye a los apógrafos conjeturas que no se encuentran en ellos y se ignoran otras que no han sido tomadas en cuen ta por editores anteriores. Particularmente difícil es el problema de las conjeturas que tradicionalmente se atribuyen a Saumaise; a partir de los estudios de Aubreton, yo en lo persona] dudo de que alguna vez haya existido un apographon Salmasianum del que deriven los demás; el hecho es que Jacobs, Beckby y Gow & Page atribuyen a Saumaise las conjeturas de los apógrafos como si en efecto proviniesen de él. Como explico en el apartado correspondiente (pp. 87-92), yo prefiero indicar simplemente el apó grafo en el que aparecen las conjeturas y sólo atribuyo a Saumaise las que se en cuentran en su obra publicada (véase por ejemplo XXIV) o aquellas que no he podido localizar pero no se encuentran en los apógrafos. estos puntos permite aclarar algunas inconsistencias en el aparato de HE.5 El texto que presento es conservador, aunque no tanto como el de Gow & Page. Si ésta fuera una edición sin comentario, en la que no hubiera otra manera de matizar las elecciones editoriales que el aparato crítico, o más aún, una edición bilingüe centrada en el castellano, acaso me hubiera permitido adoptar conjeturas o lecciones de manuscritos que hicieran los textos más fluidos y legibles: tal es el objetivo de la mayoría de las conjeturas en pasajes conflictivos.

 No es así. El texto que presento forma una unidad con el comentario y pretende ser un punto de partida para éste; las alternativas posibles están a la vista en el comentario, matizadas y a salvo, de modo que no es necesario incorpo rarlas en el texto más que en casos de relativa seguridad. Mi texto, si se me permite decirlo así, pretende ser un texto lo más abierto posible, en el que puedan reflejarse los problemas de transmisión e interpretación de los epigramas. Quiero señalar aquí que no me ha sido posible consultar manuscritos de la transmisión indirecta, representada fundamentalmente por Plu tarco, Ateneo, la Suda y algunos escolios de Tzetzes, obras de las cua les existen ediciones recientes y en general fiables.6 En cuanto a los papiros, he trabajado sobre fotografías, incluyendo P. Oxy. 3724, publi cado por Parsons en 1987 y que tampoco estuvo por lo tanto al alcance de Gow & Page. He manejado asimismo las veinte ediciones de la An tología Palatina y la Antología Planudea que describo en el apartado 5 6 Destaco las siguientes en el texto de Asclepiades: 1) uno pensaría que en XI1. 4 no hay ningún problema textual aparte de aÜTrp C; en verdad el texto que impri men Gow & Page (dXX’ otqv oiyopéurií) es una corrección de Jacobs a dXX’ ot áv oi-yon^ur|9 C; tampoco se sabría que Pi tiene otra lectura (dXV o t’ ái'OL-yo- tiéuTi?). 2) En XXVI. 3 no es del todo claro cuál es la lección de la Suda. 3) en XXVII. 1 uno creería que PPl transmiten la misma lección ’Hpíwris, lo cual es incorrecto: P transmite ’Hpími?. 4) Como no hay ninguna aclaración acerca de este punto, uno no sabría por qué en XXVII. 1 se acepta ’Hpíio'Tis mientras en 2 se acepta napOeviicás. Siendo coherente habría que aceptar desinancias áticas en ambos términos (como hizo Estienne) o bien dorias en ambas (Neri); algo similar ocuiTe con las formas dialectales de XXXIU y XLV. 5) En XL. 3 no se sabría que la lectura aceptada por Gow & Page (¿v’) es una corrección de ed. vet. 1566 (Es tienne) del traditusiv (P^Pl), ni que transmite ei\ Véase p. 84 y la tabla de fuentes en p. 489. correspondiente.7

 Cualquiera que haya trabajado en un texto tan com plejo como el de la Antología Griega comprenderá que haya preferido el término revisión del texto en lugar de edición critica para calificar mi trabajo. Para el comentario he aprovechado una larga tradición filológica a la que he intentado dar forma y contenidos acordes a nuestra comprensión actual del epigrama griego. Mi deuda hacia obras mayores en este cam po (Jacobs, Meineke, Gow & Page, Pfeiffer, etc.), patente a lo largo de mi trabajo, es tan grande como la que puede tener cualquiera que con conocimiento de causa vuelva sobre temas tratados por los grandes maestros de la Filología. El comentario de los epigramas *XXXIV- * XXXIX es sensiblemente más breve ya que se cuenta con el comen tario reciente de E. Femández-Galiano; puesto que el doblete es inevi table mientras no se solucionen definitivamente los problemas de auto ría que afectan a estos epigramas, he intentado incidir en puntos a los que Femández-Galiano prestó menor atención; mi tratamiento de estos epigramas es en todo caso complementario del suyo, en el que me he basado en muchos aspectos, al igual que en otros trabajos que me pare cen especialmente útiles, como el de Sider sobre los epigramas de Fi- lodemo. 

Bajo el aparato crítico de cada texto estudiado señalo los poe mas de otros autores con los que éste tiene una relación de imitatio o variatio importante, una relación, podríamos decir, genética, pero no se persigue de ninguna manera un aparato de loe i símiles; éstos se discuten en el comentario. Se incluye también al incio del comentario de cada epigrama una síntesis bibliográfica para facilitar la consulta a quien desee profundizar en las diferentes interpretaciones o conjeturas; evi dentemente no recojo todas las opiniones de los filólogos anteriores, a menos que se trate de pasajes especialmente discutidos, que los hay (véase por ejemplo V. 1, XVI. 7, XXV. 1 o *XXXVI. 1-2); en esos ca sos, la discusión va en letra más pequeña. En general, la bibliografía recogida sistemáticamente en este trabajo llega hasta 2002, incluyéndo se sólo algunos libros o artículos publicados en 2003 y 2004. Respecto a la traducción, me gustaría señalar que, en virtud de que existe una excelente traducción rítmica completa y otras parciales,8 he 7 8 Véase pp. 97-102. Todos los epigramas de Asclepiades figuran en la versión rítmica de M. Fernán dez-Galiano (1978), excelente versión con presentaciones que a veces constituyen optado por una versión que, sin tener como objeto la literalidad, sirva como instrumento del comentario al tiempo que sea agradable - espero - en español; contraviniendo un tanto mi formación mexicana, mis tra ducciones no tienen, pues, ninguna intención métrica ni rítmica. Lo mismo vale para la traducción de los testimonios y los textos citados en la introducción. No traduzco los textos citados como paralelos en el comentario, aunque en ocasiones se trate de epigramas completos. En el estudio introductorio se reúnen y estudian los testimonios acerca de la vida y obra de Asclepíades, así como su relación con otros poetas (cap. 1); se analiza su aportación al desarrollo del epigrama lite rario, haciendo hincapié en la incorporación de elementos de otras tra diciones poéticas (fundamentalmente la elegía, la monodia y la come dia) como una de las claves para la conformación del epigrama como género dominante de la poesía helenística (cap. 2); se traza una historia de la transmisión del texto que permita revisarlo en profundidad (cap. 3); se estudian las características lingüísticas de los epigramas, en es pecial la problemática mezcla de dialectos (cap. 4), y se describen las características prosódicas y métricas de los epigramas transmitidos bajo el nombre de Asclepíades, comparando sus usos con los de otros auto res (cap. 5). Es casi una norma de las ediciones y comentarios que el capítulo dedicado a la transmisión del texto figure inmediatamente an tes de los sigla y de la edición del texto propiamente dicha. En el pre sente trabajo, el capítulo acerca de la transmisión del texto aparece an tes del estudio lingüístico y métrico en virtud de que éste supone el conocimiento de los problemas de autoría causados por la transmisión manuscrita y la correspondiente división de los epigramas estudiados en tres grupos.

9 El trabajo que he descrito aquí muy sumariamente pretende contri buir a cubrir un hueco llamativo en los estudios especializados acerca del epigrama helenístico, que avanzaron en la segunda mitad del siglo un pequeño comentario. Los epigramas eróticos aparecen en las traducciones es pañolas de los libros 5 y 12 de AP: de Villena (1980); Rodríguez Alonso & Gon zález (1999); Galán Vioque & Márquez Guerrero (2001). Veintiuno de ellos apa recen en Brioso (1993) y cinco en Maruri (1991); la antología de Brioso aporta en muchas ocasiones una interpretación del sentido de los textos por medio de los tí tulos añadidos por el traductor. 9 Véase en particular pp. 76-77. XX en la dirección sugerida sucesivamente por Pfeiffer y Lloyd-Jo- nes:

10 la preparación de ediciones que separasen cronológicamente los textos y la elaboración de comentarios que, restituyendo a los prin cipales autores su individualidad, profundizara en la obra de cada uno de ellos. La primera de estas sugerencias se ha visto cumplida en parte con las ediciones comentadas de Gow & Page de las Coronas de Me leagro y de Filipo (1965 y 1967)11 y con los Further Greek Epigrams de Page (1981), aunque hasta el momento nadie haya editado el Ciclo de Agatias; la segunda, con los comentarios realizados acerca de varios epigramatistas helenísticos.12 Sobre Asclepiades de Samos, sin embargo, no se cuenta hasta la fe cha con ningún trabajo de conjunto de este tipo, a pesar de la impor tancia que su obra tiene en la conformación del epigrama como uno de los géneros dominantes de la poesía helenística.13 Aparte del monumen tal comentario de Jacobs14 y de las selecciones de Meineke, GefTcken y 10 Pfeiffer (1955); Lloyd-Jones (1984). 

 11 Es importante recordar que en los Hellenistic Epigrams de Gow & Page, el co mentario de Meleagro es sobre todo obra de Page y el del resto de los epigrama tistas, entre ellos Asclepiades, lo es sobre todo de Gow, que tenía ya avanzado el trabajo cuando Page comenzó a colaborar con él; teniendo esto en cuenta se com prenden mejor ciertas diferencias, como el señalar influencia sobre Asclepiades I de un pasaje de Esquilo que Page había considerado espurio al editar el Agame nón (Denniston & Page [1957]) o que los epigramas de Asclepiades en los Epi- grammata Graeca de Page (1975) sean sólo treinta y siete, cuando en HE eran treinta y tres de atribución segura y catorce de atribución dudosa. 12 13 14 Una útil relación de la mayoría de los comentarios se encuentra en Sider (1997), 236-238 y Galán-Vioque (2001), 11-12. Me gustaría mencionar que durante el Quinto Coloquio de Groningen acerca de la Poesía Helenística (septiembre de 2000), el Profesor A. Sens, autor de útiles co mentarios de Teócrito, Arquéstrato y Matrón, me comentó su interés en preparar un comentario de Asclepiades e incluso intercambiamos amistosamente una breve muestra de nuestros avances (le entregué mi comentario de XXV en una versión aún poco desarrollada y él me dió los suyos de III, XXX11I y *XXXV). Al tra tarse de material provisional, he preferido no hacer uso de él, aunque sí incluyo sus aportaciones publicadas (Sens 2002,2002a, 2003, 2004). Véase mi descripción de las ediciones en pp. 97-102. Los trece tomos (unas 6000 páginas) de esta obra - la edición de Brunck en los cuatro primeros y los comen tarios de Jacobs en los restantes - siguen siendo el mejor y más completo comen tario de muchos epigramas ajuicio de Page y de otros editores; pese a estar ya an ticuado en muchos aspectos - fue publicado entre 1794 y 1814 - resultaría difícil. Veniero,15 sólo se contaba con dos monografías. 

La Tesis Doctoral de Peters, una investigación bastante completa para su momento y bri llante en el comentario de algunos textos, quedó inédita y actualmente es tan difícil acceder a ella - además de incómoda su consulta por tra tarse de un ejemplar manuscrito - que la mayoría de los críticos y edito res no la utilizan.16 De hecho, no la conocía Knauer cuando escribió su Tesis Doctoral en la Universidad de Tiibingen,17 el único comentario que suele citarse en la bibliografía especializada, a pesar de que no in cluye todos los poemas y de que resulta ya un tanto difícil de manejar, pues las ediciones que utiliza han sido sustituidas y carece de índices. El libro de los Wallace (1941) no es propiamente un comentario, sino una recopilación de traducciones inglesas, por lo demás interesantes de leer. El comentario de Clack (1999), como otros del autor, es estricta mente divulgativo. Este libro es una versión revisada de mi Tesis Doctoral, leída en la Uni versidad de Salamanca en junio de 2002 y con la que obtuve el Premio Extraordinario de Doctorado de la Universidad y el Premio a la mejor Tesis Doctoral de Filología Griega de la Sociedad Española de Estudios Clásicos (2003). Como todo trabajo de Tesis, éste debe mucho a perso nas e instituciones que me apoyaron de una u otra manera durante su realización. 

La Universidad Nacional Autónoma de México me conce dió una beca completa de doctorado entre enero de 1997 y diciembre de 2001, gracias a la cual me fue posible llevar a cabo mis estudios en la Universidad de Salamanca y la investigación de Tesis, así como realizar si no es que imposible, que un solo autor pudiera poner al día el conjunto sobre el que trabajó Jacobs. 15 16 Meineke (1842) se ocupa de treinta y seis epigramas; Veniero (1905) incluye cuarenta; Geffcken (1916) comenta brevemente trece epigramas. Cfr. Peters (1922). «Non é mai citata e tanto meno presa in considerazione nep- pure dagli studiosi tedeschi» observa Stella (1949), 75; de hecho, sólo la utiliza con frecuencia Galli (1982) en su excelente trabajo acerca de los epigramas con problemas de autoría. 17 Knauer (1935), reimpreso junto con Radinger (1895) y Mattsson (1942) por Taran (1987), I. estancias en Berlín, París y Londres. Los Proyectos de Investigación PB 97-1311, BFF 2001-1957 (Ministerio de Educación y Cultura de Espa ña), SA 67/99 y SA 016/02 (Consejería de Educación, Junta de Castilla y León), coordinados en la Universidad de Salamanca por el Profesor José Antonio Fernández Delgado, me proporcionaron fondos para la adquisición de material bibliográfico y reproducciones de manuscritos. El Warburg Institute de la Universidad de Londres, por último, me con cedió la Albin Saltón Fellowship 2001, gracias a la cual pude desarro llar este y otros proyectos. 

 La publicación de este libro ha sido parcialmente subvencionada con fondos del Proyecto de Investigación BFF 2001-1957 del Ministerio de Educación y Ciencia de España. Hago constar mi agradecimiento al Decanato de la Facultad de Filo logía, Universidad de Leipzig, por haber accedido a enviarme una foto copia de la Tesis manuscrita de O.I. Peters. Agradezco a Francisco Cortés Gabaudán su ayuda en la solución de los problemas informáticos que el griego trae a los helenistas y a Tomás Silva Sánchez y Máximo Brioso la oportunidad de utilizar la valiosa Tesis Doctoral inédita del primero, que me ha sido de utilidad para el capítulo sobre métrica. Agradezco a Henry Kim, conservador asistente de monedas griegas del Heberden Coin Room, Ashmolean Museum (Oxford), sus informes acerca de la moneda que presento como testimonio 3. Por su ayuda durante mis estancias en Berlin y Londres agradezco a Tilman Krischer y Jill Kraye. Agradezco las observaciones y sugerencias, tanto de forma como de contenido, de los integrantes de mi tribunal de Tesis, Profesores Carlos García Gual, Antonio López Eire, Máximo Brioso, Emilio Femández- Galiano y José Guillermo Montes Cala. Ya en su versión como libro, este trabajo tuvo su mejor lector en Enrico Magnelli, que me hizo valio sas sugerencias. 

A los editores de Sapheneia, Margarethe Billerbeck y Bruce Karl Braswell debo agradecer no sólo el haber aceptado el libro en la serie sino también las observaciones que me hicieron llegar a tra vés de la editorial. Hago constar mi agradecimiento al equipo de la editorial Peter Lang y en particular a Katherine Tschopp, que condujo todo el proceso de publicación y me asesoró en el difícil trabajo de composición del texto, que he llevado a cabo yo mismo. Deseo reiterar mi agradecimiento a mis Directores de Tesis de la Universidad de Salamanca, Profesores José Antonio Fernández Delga do y Francisca Pordomingo Pardo, por su revisión minuciosa de las diferentes versiones del trabajo y sus eruditas sugerencias, y a la profe sora Lourdes Rojas Álvarez, de la Universidad Nacional Autónoma de México, por su apoyo desde el inicio de mi carrera académica. De las deficiencias que sin duda quedan en las páginas que siguen somos exclusivos responsables mi circunstancia y yo. 

 Este libro está dedicado a mi familia y a mis amigos en México, de quienes este y otros puñados de sílabas me han mantenido alejado mu chos años, y a mi esposa y a mis amigos en España, a quienes en cierto modo me han llevado a conocer. Salamanca, junio de 2004.

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