Ambientada
en Roma, llamada la nueva Babilonia, el protagonista es un joven llamado Maco
de Siena, terriblemente enfermo y postrado en la cama con fiebre. El padre
desesperado, jura que su hijo se convertiría en monje si el Señor logra que se
recupere. Milagrosamente, Maco se recupera y es enviado a la capital, donde se
encuentra con el Maestro Andrés, quien se ofrecerá para actuar como pedagogo,
pero donde también se encontrará con los ojos de la hermosa Camilla Pisana.
Pietro
De Aretino
La
cortesana
ePub r1.0
Titivillus 19.12.2017
Título
original: La cortigiana
Pietro
De Aretino, 1534
Traducción:
J. M. Llanas Aguilaniedo
Editor
digital: Titivillus
ePub
base r1.2
PEDRO
ARETINO
LA
CORTESANA
ORIGINAL
COMEDIA EN CINCO ACTOS
Escrita
en Venecia el año 1534, traducida por primera
vez al castellano en 1900, por J. M. Llanas Aguilaniedo.
AL LECTOR
C OMO
curiosidad bibliográfica, digna de ser conocida por nuestro público, el editor
del presente libro puso en mis manos La Cortigiana, de Pedro Aretino, encargándome
su traducción. En una época en que la corte de Roma ofrecía al mundo, en vez de
la ejemplaridad que fuera de desear, el espectáculo del vicio, la bajeza y
licencia; ingenio tan vivo, tan despierto y agudo come el del Aretino, tenía
que fijarse necesariamente en ello, tomándolo como asunto para su sátira dura,
que nada perdonaba, y en la cual pocos le aventajaron.
Formando
parte de aquella caterva de cincuecentistas que tantas y tan especiales cosas
nos legaren, Pedro Aretino, un bastardo, dejó en sus escritos la huella de su
personalidad complicada, mezcla discordante en que alternan el escepticismo, la
gramática parda la impiedad y poca aprensión del pícaro, con la devoción del
creyente, las supersticiones propias de la época, el espíritu de rectitud y
justicia del hombre honrado; las crudezas y sensualismo del individuo que
dedica cincuenta años de su vida a la práctica independiente y desenfadada del
amor libre.
Era
un perdis, un perdis con ingenio maravilloso; mimado de los grandes, a cuyas
expensas vivió, cosa corriente en unos tiempos en que las letras se sostenían,
en términos generales, gracias al parasitismo de los autores.
Las
facultades creadoras se asociaban a la adulación para realizar la vida en
mejores condiciones; el burgués limitado ha sido siempre liberal con el que
halaga su vanidad; el ingenio se apoyaba en la adulación encubierta; ésta obtenía
de aquél, galas con que vestirse, y así unidos mejoraban su vida. Un hongo y un
alga, separados sobre una piedra lisa, languidecen o mueren; puestos en
contacto y aprovechando cada cual los productos que al otro le sobran, viven
bien y forman una entidad fisiológica tan resistente como el liquen; la
literatura, o al menos la existencia de los que a ella se dedican, ha sido casi
siempre un caso de simbiosis más o menos manifiesta.
Por
un lado, Pedro Aretino escribía obras meritísimas; por otro, adulaba con finura
a los grandes o ejercía un verdadero chantaje con otros a quienes su pluma ponía
en cuidado.
Sacaba
de todas partes; todo era poco para aquel bohemio caritativo, que daba a los
pobres el caudal salvado del burdel y de la taberna, donde lograba, además del
naufragio de la bolsa, el de su cuerpo, ambulante muestrario de cuchilladas.
Como
se ha escrito bastante a propósito de sus obras, sobre todo en italiano y en
francés, aunque esta no sea una razón para dejar de hablar de ellas a nuestro público,
ensayando siquiera los estudios de literatura comparada a que se prestan, acabo
este proemio para dejar paso a la comedia, cuya versión hice, inspirado en la
buena intención de dar a conocer con la mayor fidelidad posible obras que tanta
resonancia tuvieron en otro tiempo, respetando las crudezas del lenguaje y
abusando tal vez de la traducción literal, para no separarme un punto del espíritu
que las dictó.
J. M. LLANAS AGUILANIEDO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario