sábado, 14 de septiembre de 2019

Psicoanálisis y Literatura, aversiones, Voltaire,Azorín,Quevedo, Horacio Dondo,Nerval, etc. Bioy Casares. Diarios íntimos. Borges.


Jueves, 25 de octubre. 1962.

Come en casa Borges. Sobre el psicoanálisis
dice: «Qué raro que se expliquen textos literarios o actos de la conducta
humana por hipótesis que no se han demostrado, que tal vez no sean demostrables
». Con el mayor desprecio me refiere una interpretación psi¬
coanalítica de las novelas policiales: «El detective representa al niño que
fuimos, indagando las relaciones sexuales entre sus padres». «Tristes locuras
obscenas», comenta. Trata con no menos desprecio a la investigación
psicológica por estadísticas, en cuyos resultados no cree: «La resis-
1. Según el dictamen, fueron premiados Los nombres de la muerte, de Mª Esther Vázquez,
y las obras de Celia de Diego.
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1962
resistencia criolla a que se metan en la vida de cada cual me parece mejor que
el candor norteamericano de contestar sumisamente cualquier pregunta,
en aras de la ciencia».

(...)
Tiene desprecio por el periodismo y asco físico por el
papel de diario.

***
Lunes, 29 de octubre. 1962.
(...)
 Los cuentos de Voltaire son admirables, pero Voltaire
hace todo con bromas. Éste es mucho más profundo. Aún más: yo creo
que Las mil y una noches se convirtió en una obra famosa porque fue dada
a conocer por Galland. Si se hubiera conocido por la versión de Burton
habría quedado como una curiosidad.
***

Miércoles, 31 de octubre. 1962.

Hablamos de Azorín. BIOY: «A mí, hacia 1930, me gustaba mucho y
no hay duda de que a otros les gusta todavía hoy. ¿Cuál será la razón de
ese agrado?». BORGES: «Azorín representaba una orientación hacia Francia,
en el estilo; una reacción contra las frases largas, contra el estilo retórico,
contra los españoles que se llaman Cienfuegos. Empezó atacando
a los autores clásicos aceptados; a Quevedo entre otros». BIOY: «En ese
sentido, el de la Historia de la literatura, Azorín es entonces muy importante;
pero yo no lo admiré por reacción contra nada: lo admiré en un
momento de pasión por la literatura, en que admiraba con igual ardor
los autores de estilos y tendencias más opuestos». BORGES: «Gómez de la
Serna escribió algo sobre Azorín que está muy bien: "No debemos olvidar
que Azorín nos enseñó a deletrear la realidad".1 Es claro que Azorín
siguió deletreándola, nada más que deletreándola». BIOY: «Imagino
que el agrado que produce Azorín es el de un cierto orden, una austeridad
sencilla y conforme, una decencia. Tiene buen gusto; pero no un
buen gusto cifrado en modas, sino el de las cosas pobres y desnudas: una
pared blanqueada, una mesa tendida, limpia y humilde, con un pan. Según
mis recuerdos, la historia que Azorín refiere siempre es la misma, de
un viajero que llega a un cuarto de hotel, con vista sobre los tejados del
pueblo, y que dispone sus pocas pertenencias, su maleta sobre la silla, el
papel y el lápiz sobre la mesa frente a la ventana». BORGES: «Descubrió un
procedimiento, que es el de hacer una crítica, que empieza por la descripción
de sí mismo, después de las cartillas blancas, después de las tapas
y formato del libro en cuestión. Si la crítica es de una pieza de teatro,
lo vemos a Azorín cuando llega, cuando se sienta, cuando espera que levanten
el telón».
1. Azorín (1923).
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1962
***

Lunes, 5 de noviembre. 1962.

Come en casa Borges. Ha muerto Osvaldo
Horacio Dondo. BIOY: «Me da la pena que provoca siempre la inesperada
muerte de un conocido. Ni más ni menos». BORGES: «¿Sería mejor
o peor que Augusto Mario Delfino? Le llevaba la ventaja de no ser
un gran muchacho. Delfino sugería la calle Corrientes. Dondo podía ser
de cualquier parte. Parecía un chacarero italiano. Era de Villa Devoto,
casi rural, mejor que de la calle Corrientes... Qué raro que fuera escritor.
Bueno, no era escritor. Pero qué raro que se creyera, que hiciera
como si lo fuese, que estuviera dedicado a escribir libros». Pregunto si
Dondo habrá escrito algún buen verso (verso, en el sentido de linea).
BORGES: «NO sé, pero mejoró: empezó con Esquemas del silencio y acabó
con Oda menor a la poesía. El último recuerdo que tengo de él es su
enojo porque en una audición de televisión dijeron que había sido premiado
y no que había sido dos veces premiado; y su enojo porque no lo
enfocaron. "No me enfocaron, no me enfocaron", repetía. Ansiaba la
figuración. Qué figuración.

***

1962
Miércoles, 7 de noviembre.

Voy a lo de Borges, donde va a tomar el
té el almirante Rojas. Allí están un grupo de damas, un verdadero ramillete:
la Quica; Bebé Elía; la señora de Rojas; la madre de Borges, a la que
encuentro un poco temblorosa (sordera y temblor son novedades de este
año, primeros síntomas —que yo advierto— de vejez) ; Norah; miss Ward,
hija del ex embajador inglés, célebre por su conocimiento de Blake. Por
último, pero not least, está Milleret, el famoso miles gloriosus, héroe de veras,
aunque fanfarrón, vanidoso, charlatán y muy simpático. Como dice
después, divertido, Borges: «Rojas tuvo que play second fiddle. He couldn't
get a word in edgewise [ quedó reducido a un papel secundario. No pudo expresar
una sola opinión]». Desde luego, ante Milleret, coronel de la Resistencia,
Compagnon de la Libération, Croix de Guerre, Légion d'Honneur, Medalla de
Servicio Distinguido Norteamericano (sólo doce extranjeros la tienen),
hombre que ha estado en verdaderos combates, no cabía otro recurso
que decir: «Santa palabra, mi amo», o mejor «mi coronel». De Rojas dice
después Borges: «No parece un señor. Parece que se dio una mano de betún
». En ningún momento Milleret soltó la palabra. Aita, que también
estaba, planeaba en la más sombría melancolía. Este aspecto de Aita lleva
a Borges a compararlo con el héroe del soneto:
Je suis le ténébreux —le veuf,— l'inconsolé,
le prince d'Aquitaine à la tour abolie:
ma seule étoile est morte —et mon luth constellé
porte le soleil noir de la Mélancolie.1
Sobre el soneto comenta Borges: «Bric-à-brac. Agradable bric-à-brac,
pero bric-à-brac. Que este poema sea uno de los más famosos del mundo
equivale a reconocer que la poesía no es seria. Nada más falso que este
poema, hecho con elementos de utilería». Milleret dice que el error de
la Revolución fue no matar a Perón, y que ahora habría que matar también
a Frigerio y a Frondizi.
Después, traigo a Borges a comer a casa. Leemos La española inglesa.
BORGES: «Porque hablan como en un discurso casi no puede contar el
cuento. Es como si gesticulara continuamente. No desdeña, sin embargo,
los recursos de folletín: las mujeres muy lindas, las casualidades muy prodi-
1. [Yo soy el tenebroso —el viudo—, el desolado/ Príncipe de Aquitania del castillo abolido;/ mi
única estrella ha muerto, —mi laúd constelado/ ostenta, melancólico, un sol oscurecido, so] NERVAL,
G. de, «El Desdichado» [Les Chimères (1854)].
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prodigiosas. Parece un cuento muy ingenuo. Está mal que uno descubra que las
actitudes de los personajes no sirven para mostrar su carácter sino para permitir
el argumento (Clotaldo, que a pesar de la orden del conde de Lesti, se
roba a la niña española, para que haya cuento; la reina, que posterga el casamiento
y despacha a Ricaredo a hacer méritos, para que encuentre a los
padres de la chica). Está mal que describa más el traje de Isabela que a las
personas. ¿Y te fijaste en las precauciones que toma para asegurar que todos
tienen buena intención? Los cuentos de Las mil una noches están escritos
con mucha mayor libertad y sabiduría. El mismo Cervantes, cuando escribió
el Quijote, escribió con más soltura. Escribió con más soltura porque escribía
en broma y aquí escribe en serio, y por respeto a los personajes, al lector, al
comisario,1 está entorpecido. Las descripciones de Inglaterra son vagas, pero
no más vagas que las de España. Para expresar que, pese a su extrema juventud,
la prudencia volvía a Isabela y Ricaredo maduros, Cervantes dice:
"los hacía ancianos". Parece chino... chino de Bramah».2

Ficha técnica:
Autor: ADOLFO BIOY CASARES
Título: BORGES
Edición al cuidado de Daniel Martino
Destino, 2006, 1ª edición – Colección Imago Mundi, 101
Cartoné editorial y sobrecubierta ilustrada – 1663 páginas – 23x15 cm

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