viernes, 22 de enero de 2016

Mariposas negras para un asesino. Novela. Premio UNA-Palabra 2004.


Mariposas negras para un asesino. Novela.
J.Méndez-Limbrick.
Premio UNA-Palabra 2004.
Primera Edición: 2005.
Cuarta Reimpresión: 2015.

CAPÍTULO I
PASATIEMPOS-.
(Fragmento. Páginas: 1-17).

“Cuando me lo contaron no tenía sentido. El asesino había actuado en forma impecable: no dejó huellas, no había rastros de sangre, tampoco  demasiado desorden en el cuarto.  Y así de primer momento...  no existía motivo para el homicidio.
Además, a mis subalternos les llegaron informes que el Gerente General y Administrador del lujoso Hotel “Astoria San José Internacional”, Jaime Esquivel,  ponía a rodar el sinnúmero de influencias  a su alcance para que la noticia del asesinato no saliera a la luz pública como en realidad había sucedido. 
El cuerpo de la joven  fue  retirado del “Astoria ”, a eso de las tres de la madrugada.
Los morgueros fingieron ser del 911. Sacaron a la mujer como si estuviese herida  y con una mascarilla de oxígeno”.
Ernesto hizo una pausa, siseo, acarició el cigarro entre sus dedos,  y agregó:
“-Es increíble lo que puede hacer el dinero y las influencias, porque dinero sin influencias tampoco resulta, hay que tener ambas para que todo ande a las mil maravillas”.
Ernesto  volvió a mirar con cierta ironía  y encendiendo el cigarro continuó:
“-Eso sí, al médico patólogo Rodrigo Castilleja de la Cuesta le interesó la forma que el asesino  dejó el cadáver:  desnudo, en cuclillas como en posición de parto y con la cabeza inclinada hacia adelante.
Se dijo en los medios policíacos que de no estar amarradas las manos al respaldar de la cama era muy probable que el cuerpo no hubiera podido resistir en esa posición mucho tiempo por la misma fuerza de la gravedad.  ¿!Te podés imaginar lo depravado que fue el asesino para hacer una cosa como esa... ¡?”.
Henry estaba ansioso de mirar el vídeo que le traía Ernesto. Giró una y otra vez en su silla ejecutiva, se balanceó, un resorte rechinó...  dejó que continuara:
“-Yo, desafortunadamente no pude mirar  la escena del crimen, al  llegar ya habían levantado el cadáver.
Lo ocurrido me da asco, pienso que no debe ocultarse algo tan delicado, debemos de alertar a la ciudadanía  lo que ha pasado. Es una bomba de tiempo. Pero bueno, yo solo sigo instrucciones de “arriba”.
Hizo otra pausa, aspiró el humo del cigarro. Se paseó a lo largo y a lo ancho de la oficina. Miró hacia la noche.
“La víctima – continuó Ernesto- fue asesinada a eso de las dos o tres de la mañana del sábado.  El asesino o los asesinos utilizaron poca violencia física. La mujer tenía un pequeño orificio de  arma punzante  debajo del seno, cerca del corazón.
Parecía que el  criminal se  procuró no deformar  el cadáver. No hubo violencia posterior a la muerte”.
Ernesto se sentó en el gran sofá de cuero negro. 
Henry  hizo un esfuerzo enorme para no encender un Derby, parpadeó, cerró los ojos,   y escuchó de nuevo la voz de  Ernesto en su retahíla:
“-Otro punto importante que llamó la atención a mis subalternos de investigación era el lugar donde fue asesinada la mujer: en  El Astoria San José Internacional, en uno de los penthouse, en el mismísimo Valle de las Muñecas”. 
Y señaló con su mano enguantada de humo más allá del enorme vitral. Henry miró la oscuridad y las lucecitas furtivas a cientos de metros cintilantes.
“-Se le preguntó a la Administración si observaron algo sospechoso el día del crimen o  los días anteriores y posteriores. Nada. Dijeron que era difícil recordar con exactitud por la gran actividad de turistas que ingresan y salen a diario del Astoria.
No se tiene ninguna pista que pueda servir a la investigación”.
Ernesto calló por un instante. Henry miró.
Azules. Las espirales de humo se alargaron lentamente para desaparecer al besar los vitrales. Ernesto Miranda Rojas, tomó aire y ametralló:
“-El comportamiento de la víctima no ayudaba a solucionar con facilidad el crimen. Ella era una prostituta y eso le dio un mayor margen de impunidad al asesino. ¿Por qué? Nadie se preocupa quién o quiénes salen con una ramera de un bar o de un motel. A nadie le interesa una discusión que pudiera tener una puta en una esquina de San José, ni que un carro con ventanas oscuras y sin placas, pasadas las diez de la noche disminuya la velocidad y enganche a cualquier mujer del comercio fácil.
¡Parece mentira, son las trabajadoras con menos garantías laborales que yo haya conocido! ”
Ernesto  miró de reojo a Henry como si fuese un reproche.
Miranda hizo otra pausa y al instante de preguntarle Henry si traía el vídeo del asesinato  - como por teléfono le  prometió - las frases rodaron como un balín cuesta abajo:
“- Existían en la víctima algunos aspectos que diferenciaban dentro de esa generalidad a la mujer asesinada, primero: nunca recogía clientes que no fueran en el bar del hotel. : los hombres maduros y de buena apariencia eran sus elegidos. Decía según confesiones de otras amigas prostitutas que los hombres de cierta edad lo hacen rápido y punto, entretanto los jóvenes quieren “estar montados” las dos horas, y  muchas veces  es un “bostezo”.
Se supo,  que a la víctima no le gustaban los hombres con tatuajes, decía en sus propias palabras:  “los hombres con tatuajes me producen asco, me parecen hombres sin el menor garbo y cuido en su persona.”

Henry no pudo más y tomó un cigarro que estaba junto al teléfono e interrumpió dejando exhalar el humo:
-Todo está muy bien pero trajiste el...  la frase quedó sin terminar, rodaba, era desbaratada, se rompía en mil pedazos,  y nuevamente Ernesto hacía uso de su voz  grave continuando su relato-informe. Ahora lo hacía de pie, tamborileando sus dedos huesudos en el filo del escritorio. Se acomodó sus gruesos lentes, acarició su corbata, paladeó la frase que venía  acompañada con un torrente de saliva a sus comisuras:
“-También supe que la víctima si lo hacía en un motel  se llevaba a una amiga no para un espectáculo, sino para mayor seguridad, porque muchas veces  sucedía que el tipo que solicitaba los servicios profesionales de cualquiera de ellas al llegar la jovencita al motel se encontraba con la desagradable sorpresa que también otro cliente la estaba esperando “a culo pelado”  para “coger” dos por el precio de uno. ¡Idiay, en estos días de crisis... surprise!”- exclamó Ernesto - y nuevamente dejó escapar una risa entrecortada a la vez que apagaba la chinga del cigarro en el cenicero.
-Bueno, Henry, ya sabés los detalles, vos sos el jefe - espetó guiñéndole un ojo- para mí todavía. El que te hayás graduado como abogado me interesa poco, yo deseo que a la investigación oficial vos llevés una paralela, - sentenció - mientras le ponía en el escritorio un sobre de manila  con la leyenda “Poder Judicial uso exclusivo”.

    Después de que marchó Ernesto Miranda Rojas, ahora Jefe de la Sección de Homicidios, cargo que Henry desempeñara por más de dos décadas, la cabeza le dió vueltas. Miró el reloj de pared pasar... una... dos... tres veces...
A los pocos minutos el mareo desapareció por completo... pensó... no sabía si lanzarse al vacío como la última vez.... se sintió comprometido con sus excompañeros. Un sudor le recorrió por el espinazo. Apretó los ojos.  Era una sensación de lealtad y de orgullo. Jamás podía defraudarlos en un caso ya de por sí tan complicado. ¿Dónde estaría el monstruo?

Aquella primera noche que Ernesto le contó del asesinato  no pudo dormir ni apartar de su mente  la copia del vídeo.
Pronto iría allí... pero todavía no. El asesinato había sido en la Torre Ambar,  su Torre de los encuentros furtivos. Sonrió.
Desde el ventanal las lucecitas de los bulevares se miraban rectilíneas, al igual que sus alamedas. Las fuentes iluminadas cerca de cada Torre se teñían de múltiples colores. No se miraba demasiada gente. Era temprano. Su imagen se proyectó en el vidrio: siempre de traje entero impecable.

 Hotmail I.-
Querida Guillermina, estoy contentísima porque hoy el muchacho del Cyber-Café me enseñó a utilizar mi correo electrónico. El  Cyber –Café es un lugarcito esquinero muy cerca de donde trabajamos las chicas. El sitio es bastante agradable, siempre ponen buena música,  es  amplio, con aire acondicionado, servicio de cafetería y pastelitos para las que desean endulzar esta vida a veces tan monótona.
Otra de las cosas  agradables es que el lugar no está iluminado con  luces fuertes  como en la mayoría de estos negocios,  y más que sitios de diversión parecen Campos de Concentración de la Segunda Guerra Mundial.
Una luz tenue hace el lugar acogedor. Por último,  me parece fantástico que el  negocio sea amplio y no se esté  pegando culo con culo con otras personas como sucede muchas veces en algunos Café-internet.
Estoy contentísima con vos porque ahora sí nos vamos a poder comunicar de lo lindo. No  importa que estés en Italia con el “matusa” de Paolo. Con el hotmail tendremos para rato.
Espero que la estés pasando de las mil maravillas en Florencia, mi reina.
 Deseo contarte cómo están las chicas  y algunos acontecimientos no tan agradables por las rencillas  en el night club.
Dichosa vos – y la suerte que tuviste- que pudieras encontrarte aquella noche con el viejo Paolo y hacer una nueva vida. Te sacaste la lotería como decimos los ticos.
Entro en materia mi querida Guillermina.
Hoy Armando- conocido en el ámbito de los maripepinos y la  farándula   como “el Sable”- me dijo que me pusiera la tanga blanca de corazones anaranjados. Dice Armando que con la luz violeta del night club y mi contoneo suave y delicado en el hot tube  mi número es todo un espectáculo. Yo no sé si es verdad pero me gusta creerlo.  Soy de las personas que me agrada ser adulada.
Cuando bailo en el hot tube se me erizan todos “los pelitos”, y si digo “todos”, estoy diciendo “eso”, “todos”. No sé,  es una sensación extraña es algo difícil de explicar.  Al principio es un cosquilleo cerca del ombligo, quizá un poquito más abajo. Pero a partir de varios minutos, ya no se siente el cosquilleo, y se comienza a sentir un calor en todo el cuerpo. Y conforme escucho el griterío y los silbidos de los clientes a mis espaldas  siento cómo la adrenalina se balancea ... se ahoga en los poros de mi piel.   Poco a poco voy cogiendo el ritmo de la música.  Una y otra vez los chicos gritan y una está ahí como Dios te trajo al mundo, en puras pelotas, en cueros.
Yo entonces, hago que no me importa nada de lo que está a mi alrededor, y fijo mi vista en un anuncio luminoso que tiene como emblema un caballo blanco con grandes crines... me imagino que escapo en el corcel desnuda y montando a pelo. Huyo en medio de la oscuridad  con un hermoso joven que me rescata de este burdel maloliente a tabaco y aerosol... luego recuerdo que no me puedo mentir, y por más que trato de pensar en cualquier cosa no dejo de sentir cierta vergüenza de estar en este prostíbulo disfrazado de night club.
Así es una de estúpida, se tiene un trabajo para al final sentirse mal. Todo por la hablada hedionda de la gente. Pero, también debo ser sincera: me agrada que los hombres observen mi cuerpo desnudo, me excita pensar que les gusta mis contornos femeninos como mis pechos duros y mi culito levantado. Es algo difícil de explicar: por un lado una se siente explotada, por otro lado una se siente bien haciendo los espectáculos en el hot tube. Es como un círculo vicioso... soy profesional, pero a veces una se siente mal y luego se siente bien.

 “Sable” me ha dado un gran apoyo que yo siento es sincero, siempre se lo he agradecido.
Cuando “Sable” y yo nos conocimos, él ya tenía algunos meses de estar en el business de los maripepinos. Sable es guapísimo: es todo músculo. A mí  me parece sexy, aunque no es mi tipo –debo confesarlo-. Me emociona verlo con la tanguita que usa y ese movimiento de cintura de adelante hacia atrás una y otra vez como queriendo fornicar el aire cuando le ponen una buena música para su número.
Al verlo bailar, da gusto oír cómo gritan las mujeres. Es innegable que con su contoneo excita a más de una  cuarentona  o a más de una veinteañera en su despedida de soltera. 
El fue quien me motivó  con los topless como dije anteriormente. Yo no quería al principio, me pareció algo atrevido, poco “elegante” sin “style” que rozaba con lo vulgar. Pero una se acostumbra a todo, incluso hasta quedar en “cueros”, desnudita, desnudita.
Es cuestión de rutina: “prefiero desnudarme en público, a que me desnuden en privado para que me forniquen” dirían algunas mujeres, yo por el contrario, digo que “negocio es negocio” me da igual en público o en privado siempre  que haya buen billete.
Decía que quien me ayudó a entrar en el show de la noche fue Armando, yo no quería al principio estar así en el hot tube a culo pelado, pero conforme fueron pasando  días, semanas, meses, me fui sintiendo mejor.
Experimenté una sensación que antes  ni hubiera imaginado y  pensé que no tenía por qué avergonzarme de lo que hacía, además ¿por qué tendría vergüenza de mi cuerpo, que es casi perfecto a no ser por el busto que es un poquitín pequeño?  Y así me lo voy a dejar porque  los implantes no van conmigo. Me da vergüenza engañar  tan campantemente a un cliente, y hacerlo creer que una es superdotada en delantera y en retaguardia. Ese tipo de timos siempre los he criticado entre mis “compas” del espectáculo.
Muchas se ríen de mis ocurrencias y me dicen: “- Mirá Jackie ¿quién se va a dar cuenta que una se dé una ayudita extra?” Es cierto, quizá no se den cuenta, pero me siento burlada. Yo soy la primera que es engañada y eso no lo soporto. Me gusta ser así: cien por ciento carnita al natural sin preservantes ni colores o sabores artificiales como dicen las indicaciones de algún producto en el supermercado.

Cambio de tema mi querida Guillermina: una tarde de la semana pasada Kiara y yo nos  estábamos tomando un café en el centro de San José, y una jovencita que desea entrar en el negocio de los topless le preguntó a mi amiga si nosotras nos aburríamos de hacer lo mismo todas las noches. Antes que Kiara le hiciera algún comentario yo me adelanté -tampoco quise dar mucha explicación - y le comenté que era cuestión  de cada una y punto. No estaba con ganas de entrar en detalles, ahora sí lo quiero hacer y lo primero que se me ocurre decir es que no  todas las noches son iguales en el night club. Así como los dedos de las manos son diferentes, así las noches son diferentes en el Girl’s gold.
Incluso las horas tienen su propia personalidad, su propio ritmo  de nacimiento y muerte al igual que las personas. 
Todo el ambiente cambia en el night club dependiendo de la hora en que estés bailando en la pista o sirviendo de dama de compañía con algún cliente. Porque muchas veces a una la invitan apenas terminás el numerito en el hot tube que se llegue a sentar justito al lado del “matusa”. Esto sí que es un dolor de cabeza porque en ocasiones finalizado el show lo único que deseo es irme a mi apartamento, meterme en la ducha tibia, darme un bañito, eso es algo que no tiene precio. El estiramiento de los músculos adoloridos con el agua caliente no tiene rival. Después viene el masaje en la espalda con aceite y varios perfumes. Pero, lo del masaje solo puede darse si tenés compañero o un amante,  porque de lo contrario, ¿ quién te lo va a dar? ¿ Quién te va a pasar las manos por todo el cuerpo sin pensar alguna cosa sucia? Porque todos los hombres son iguales solo piensan en la cama, en acostarse con una, y hasta ahí llegó el amor: “mameluco el tuco, mami” como dice mi amigo “el macho Heindenreich”
 A los hombres una no les puede pedir ningún favor porque entonces están malinterpretando... siempre lo mismo, todos son igualiticos, cortados con la misma tijera, un reguero de alborotados.

Decía que  las noches son diferentes unas de otras en el night club, eso es una realidad irrefutable, innegable, irrebatible. Los night clubs son como los celajes – qué linda comparación ¿no?- van cambiando minuto a minuto, de una hora a otra. Así es el night club donde trabajo, aunque una debe confesar que existen lugares comunes, puntos de referencia que no cambian. Como por ejemplo en los celajes se sabe que por más hermoso que sea, y por más intensa la luz, todo acabará en la oscuridad total; así sucede en el night club, llegada la madrugada, los murmullos van cediendo, se van disipando en el mismo silencio, son tragados por la  noche y el espectáculo da su nota final. Entonces, me digo que todo  nace y muere. Y a decir  verdad me da nostalgia.
Es exactamente igual cuando una hace el primer número en el hot tube, la primera vez en el hot tube jamás se olvida, es otra cosa que la gente no entiende o no sabe: ¡ mentira que a una se le quita el miedo, el pánico escénico con los años de bailar! Nada de eso, todo lo contrario, siempre es como la primera vez como escribí al principio de este hotmail. La mujer que diga lo contrario miente, siempre  da un “taquillo” antes de iniciar el baile.
Kiara fue la chica que me instruyó con eso del pánico escénico, es mi mejor amiga en el night club, por supuesto que después de vos.
Es muy hermosa o eso me parece con el pelo lacio cortísimo y rubio natural, rematando con unos ojos verdes grandes y unas espesas pestañas. 
Kiara tiene carácter en el hot tube. Posee dominio en todos sus ritmos. Yo muchas veces la miro hacer sus números, me agrada observar su ritmo lento al inicio para ir aumentando la cadencia dependiendo de la música escogida.
A  Kiara siempre le gustan las melodías lentas o rapidísimas, no las término medio. En las lentas se contorsiona  perezosamente, primero entrelaza las piernas en el tubo como queriendo aprisionarlo por toda una eternidad, fundirse con él, luego curva su torso y la cabeza  hacia atrás colgando  una mano  y con la otra se sostiene del tubo metálico, pareciera que  no sigue a la música, sino al contrario, que la música sale de su mismísimo cuerpo a cada movimiento suyo.
La primera  vez que la vi bailando tocaban una pieza de la cantante pop Roxete, es impresionante el parecido de ambas. Salió a pista como sale Roxete en un vídeo: con un traje negro de tiranticos,  de una sola pieza y descalza. Como era cuestión de quitarse el traje de un tirón lo hizo despacio, bailando de un lado para otro, contorsionándose, abarcando toda la pista  hasta que al final quedó en ropa interior: excitante debo confesarlo, sentí cómo se me subieron los colores a la cara. Al desnudarse por completo las manos me sudaron.
Es un espectáculo hermoso el de Kiara.
Diferente sucede si escoge una música rápida,  entonces parece que va persiguiendo cada ritmo y nota musical. Esto lo hace  antes de entrar a escena y ha mirado el público aletargado, en estado soporífero. Entonces, se va a donde el disck jockey y le dice: “Mirá, Cristian ponéme “Fresa salvaje” para que estos hijueputas se despierten, de lo contrario el patrón se va a poner chiva”.
Fríamente calculados sus movimientos, inicia el número en el suelo. Son gustos y preferencias: muchas de nosotras utilizamos el hot tube indistintamente para un número con música lenta o rápida, ella no.   Con la música rápida,  hace todo el número en el piso o de un lado a otro recorre  la pista sin tocar el hot tube. Es una especie de danza con ritmos duros, fuertes, de gimnasia y de aeróbicos. Debo confesar también que mi amiga  puede  realizar varios de estos movimientos porque se pasa todo el día en el sétimo piso del  Astoria haciendo ejercicios: ella es profesora de aeróbicos... Pero caramba, qué mierda si esto no era lo que deseaba decir sino que en el ambiente de noche es difícil conseguir buenas amigas, sin embargo, a veces se pueden encontrar. Continúo con Kiara:
Mi amiga vive ahora en Barrio Amón, en los apartamentos Florencia, cerca de la entrada del zoológico del Parque Bolívar. Los días que me he quedado en el condominio es bellísimo oír el canto de los pájaros que abundan por montones en la zona de Amón. De seguro que muchas de las aves han tomado como hábitat el mismo zoológico.
Hace poco compartía el apartamento con Karla... lástima porque  ya no están juntas, tuvieron una serie de diferencias a la hora de pagar las últimas mensualidades del alquiler. Eso fue con Karla, conmigo siempre se ha llevado de las mil maravillas...

Querida Guillermina, quisiera continuar escribiéndote pero ya no aguanto el sueño, se me cierran los ojos, te escribo el próximo viernes o jueves. Saludos. Jackie.

1 comentario:

  1. Excelente libro!! Al igual que el LABERINTO DEL VERDUGO. ¿Cuándo se publicará la tercera parte?

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