FRAGMENTOS
DE LA TETRALOGÍA DE MARIPOSAS NEGRAS.
Espero
publicarla en pocos meses. Nota: gracias a todos los que se han interesado en
mi literatura. Pd: gracias a todas las
personas que visitan el blog. Méndez Limbrick.
Muy al sur de la Zona Fantasma en donde solo existen edificios
abandonados y la física cuántica no ha podido descifrar el misterio del
deterioro de todo de lo que se encuentra allí, al sur de la Zona Fantasma en
donde se vislumbra un Sol eterno y moribundo, de un brillo amarillo pálido, al
sur de todas las fronteras del mundo, en una torre en donde se decía que un
grupo de hombres enfermos siglos atrás vivían y se denominaban “La Cáfila de
los Oscuros”, en una torre poseedora de cientos de pasadizos secretos según
contaban las leyendas urbanas y poseía a su alrededor una zona chatarrera de
varios kilómetros a la redonda, allí en donde los colores ámbares y el olor a
herrumbre se triplica, allí en donde la realidad posee máscaras de máscaras y
se distorsiona para completar o crear otras realidades, en una torre donde los
empleados públicos dejaron de laborar hacía más de dos siglos, al sur en donde
la Torre Cobriza marca los límites y en donde más allá se encuentra una
oscuridad y fenómenos paranormales, en los perímetros de una periferia que
todos queremos negar se dirigió V.D.
Fragmento. Novela. Inédita. EL RETORNANTE NOCTURNO.
Unos jeans apretados y desteñidos la hacían confabular para un erotismo
larvado y “sucio”. Un suéter de tono pastel la protegía del frío y las bajas
temperaturas de esa noche. V.D la abrazó y luego, le estampó un beso rápido,
furtivo en la boca. Son esos besos límites entre lo erótico, la sensualidad, la
amistad, o quizá un poco de amante frustrado, no lo sé.
EL RETORNANTE NOCTURNO. Novela. Inédita.
Estamos
terminando de leer el polémico escritor argentino BARON BIZA y su novela: EL
DERECHO DE MATAR.
Yo quería
que mi comunismo descendiese de las clases intelectuales, de los hombres de
letras, de las arcas enriquecidas de los que hubiesen, mal heredado, de los
ahítos, de los repletos; no comprendía el comunismo que subiese ,con el fango
de las callejuelas del suburbio, del analfabeto, del obrero muy respetable de
manos callosas, pero ignorante y sin rebeldías.
BARON BIZA. Novela:
EL DERECHO DE MATAR.
Una tarde,
tarde gris que se hundía con pena en los senos helados de una noche sin luna,
me llegó una carta. Era la invitación de un amigo. Fiestas de
"garconiers"... Banquetes a base de carne cansada... borracheras de
besos mentidos... desvanecido champagne que nos brinda la copa rota de
mujercitas vencidas... orgías que provocan los delincuentes de frac para tramar
sus asaltos y que tienen los mismos rituales que las de los turbios malevos de
gorra y pañuelo...
Fui...
Yo era un
asociado a ellos.
BARON BIZA. Novela:
EL DERECHO DE MATAR.
Miré su
aspecto y sonreí. Era un despojo humano con pretensiones de hombre.
BARON BIZA. Novela:
EL DERECHO DE MATAR.
Esas dos
mujeres jóvenes y bellas, tenían en su gesto todo un símbolo, era como un
juramento contra mi sexo.
Era el
triunfo de la hembra sobre el macho.
Del clítoris
sobre el pene.
BARON BIZA. Novela:
EL DERECHO DE MATAR.
Había
conseguido despertar en ambas una amistad, un cariño se diría fuera de lo
normal, de lo común; en sus gestos había ternura de madre y atención de amante.
BARON BIZA. Novela: EL DERECHO DE MATAR.
¡Cambiar el
mundo! Estrujarlo, romperlo, para que junto a aquellos que sueñan con un nuevo
amanecer, reconstruirlo, no bajo las leyes del hombre, sino bajo las leyes de
la naturaleza. Yo quisiera destruir este mundo, más aún, todo este universo,
que sólo existe para mí, porque yo existo!
BARON BIZA. Novela:
EL DERECHO DE MATAR.
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