Martín
Luis Guzmán
El águila y la serpiente
Título original: El águila y la serpiente
Martín
Luis Guzmán, 1928
Editor
digital: IbnKhaldun
ePub
base r1.2
Noticia biográfica
Martín
Luis Guzmán nació el 6 de octubre de 1887. En este año de 1887 ocurre el primer
centenario de este nacimiento. La presente edición de El Águila y la Serpiente coincide, en fecha, con este centenario.
Creemos que es justo que lo señalemos y que esta edición de uno de sus grandes
libros, contribuya a conmemorar y a realzar tal acontecimiento.
En
1904 ingresa a la Escuela Nacional Preparatoria de México, y en 1909 pasa a la Escuela
Nacional de Jurisprudencia. Interrumpe sus estudios para ocupar el puesto de
canciller en el Consulado de México en Phoenix (Arizona, E.U.A.). En 1911
vuelve a México y reingresa a la Escuela de Jurisprudencia; es bibliotecario de
la Escuela Nacional de Altos Estudios y delegado a la Convención nacional del
Partido Nacional Progresista. Durante la Decena Trágica (1913) funda, con otros
maderistas, el periódico El Honor
Nacional.
En
septiembre de 1913 se embarca en Veracruz; de Nueva Orleans sigue por
territorio norteamericano hasta Sonora, y se incorpora a la Revolución, En
Culiacán forma parte del Estado Mayor del general Ramón F. Iturbe y después, en
1919, por unas semanas, del general Álvaro Obregón. Va a Chihuahua con una
comisión de Venustiano Carranza.
En
el mes de marzo está bajo las órdenes de Francisco Villa, quien, en agosto de
1914, lo envía a la capital como comisionado de la División del Norte. En
septiembre es nombrado coronel. Ve la entrada de las tropas constitucionalistas
y es encerrado en la Penitenciaría. Un mes después es puesto en libertad por
órdenes de la Convención Militar de Aguascalientes. En noviembre es consejero
del general José Isabel Robles, Secretario de Guerra y Marina de la Convención.
Es nombrado entonces secretario de la Universidad Nacional de México y director
de la Biblioteca Nacional.
En
1915 va a España, en donde pasa más de un año y publica un folleto La querella de México. En febrero de
1916 se instala en Nueva York. Se dedica al periodismo y da clases de español y
de literatura española en la Universidad de Minnesota (E.U.A.). En 1919 regresa
a México. Es jefe de la sección de editorialistas de El Heraldo de México. En 1920 publica su libro de ensayos A orillas del Hudson. Es secretario
particular de Alberto J. Pani, Ministro de Relaciones Exteriores, y miembro del
Comité organizador de las fiestas del centenario de la Consumación de la
Independencia (1921). En 1922 funda el diario de la tarde El Mundo, cuya publicación termina en 1924. De septiembre de 1922 a
diciembre de 1923 es diputado al Congreso federal por un distrito de la ciudad
de México.
En
1925 vuelve nuevamente a España, en donde permanece hasta 1936, salvo una larga
estancia en París. Colabora en la prensa española, dirige los periódicos El Sol y La Voz y tiene estrechas relaciones políticas y amistad entrañable
con don Manuel Azaña. Su labor literaria es constante y fructífera. Publica El águila y la serpiente (1928), La sombra del caudillo (1929), Aventuras democráticas (1931), Mina el mozo: héroe de Navarra (1932) y Filadelfia, paraíso de conspiradores
(1933).
En
abril de 1936 regresa a México. Colabora en los periódicos y continúa su obra
literaria. Empieza a publicar las diversas partes de las Memorias de Pancho Villa: I El
hombre y sus armas (1938), II Campos
de batalla (1939), III Panoramas
políticos y IV La causa del pobre
(1940). Inicia entonces su importante labor editorial. Funda, asociado a otras
personas, Edición y Distribución Ibero-Americana de Publicaciones, S. A.
(EDIAPSA). En 1940 ingresa a la Academia Mexicana de la Lengua. Dirige la
revista Romance de EDIAPSA y en mayo
de 1942 funda el semanario Tiempo.
En
1946 publica Kinchil, fragmento de
una novela, y en 1948 principia la serie de volúmenes intitulada El liberalismo mexicano en pensamiento y en
acción. De 1951 son sus trabajos en el Primer Congreso de Academias sobre
la autonomía de las Academias correspondientes. En el mismo año es nombrado
Embajador adscrito a la Misión mexicana ante las Naciones Unidas. Se publican
en un volumen las Memorias de Pancho
Villa, agregando una quinta parte: Adversidades
del bien. En 1952 toma parte en los trabajos de la Conferencia de cultura y
educación de la Universidad de Rutgers (Nueva Jersey, E.U.A.), y va en misión
especial a Puerto Rico a entregar al gobierno un retrato de Benito Juárez.
En
los años siguientes publica diversos libros, que el lector podrá ver en la
bibliografía que aquí publicamos. En 1958 recibe el Premio Nacional de
Literatura y es electo Doctor Honoris causa de la Universidad de Chihuahua. En
1959 recibe el Premio literario Manuel Ávila Camacho y es nombrado Presidente
de la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos. En septiembre de 1970
toma posesión como Senador de la República por el Distrito Federal.
Muere
el 22 de diciembre de 1976.
A. C. L.
Bibliografía
La querella de México. Imp. Clásica
Española. Madrid, 1915.
A orillas del Hudson. Revista Universal.
Nueva York, 1917.
El águila y la serpiente. Aguilar.
Madrid, 1929. (En 1926 se publicó en el diario El Universal, de México, D. F.).
Aventuras democráticas. Cía.
Iberoamericana de Publicaciones. Madrid, 1931.
Mina el mozo: héroe de Navarra. Espasa
Calpe. Madrid, 1932.
Filadelfia, paraíso de conspiraciones.
Madrid, 1933.
Memorias de Pancho Villa. Desde 1936 se
publicó parcialmente en el diario El
Universal, de México, D. F. Las ediciones Botas publican primero
separadamente los cuatro primeros volúmenes de la obra: El hombre y sus armas, 1938. Campos
de batalla, 1939; Panoramas políticos
y La causa del pobre, 1940; Adversidades del bien, 1951, y los cinco
volúmenes en un tomo: Cía. General de Ediciones. México 1951.
Kinchil. Colección «Lunes». México,
1946.
Apunte sobre una personalidad. Discurso
de ingreso a la Academia Mexicana. México, 1954.
Muertes históricas. Cía. General de
Ediciones, S. A. México, 1958.
Otras páginas. Cía. General de
Ediciones, S. A. México, 1958. (Incluye La querella de México y A
orillas de Hudson).
Islas Marías, novela y drama. Cía.
General de Ediciones, S. A. México, 1959.
Academia. Cia. General de Ediciones,
S. A., México, 1959.
Obras completas. Cía. General de
Ediciones, S. A. México, 1961.
Necesidad de cumplir las Leyes de Reforma.
Empresas Editoriales, S. A. México, 1963.
Febrero de 1913. Empresas Editoriales,
S. A. México, 1963.
Crónicas de mi destierro. Empresas
Editoriales, S. A. México, 1964.
La sombra del caudillo. Espasa Calpe. Madrid,
1929. (El mismo año fue publicada en el diario El Universal, de México, D. F.). Varias ediciones posteriores
en España y en México. Ha sido traducida al francés: París, 1931; al holandés:
La Haya, 1937; al checoslovaco: Praga, 1937, y al italiano: Milán, 1970.
Primera parte
Esperanzas
revolucionarias
Libro primero
Hacia
la Revolución
1
La
bella espía
Al
apearme del tren en Veracruz recordé que la casa de Isidro Fabela —o más
exactamente: la casa de sus padres— había sido ya momentáneo refugio de
revolucionarios que pasaban por el puerto en fuga hacia los campos de batalla
del Norte. Aquéllos eran luchadores experimentados; combatientes, hechos en la
revolución maderista, cuyo ejemplo podían y aun debían seguir los rebeldes
primerizos. Quise, pues, acogerme yo también a la casa que se me brindaba tan
bondadosamente y me oculté en ella durante todo el día, rodeado de una
hospitalidad solícita y amable.
Cuando
cerró bien la noche salí de mi escondite para dirigirme a los muelles. Me
embargaba una sola preocupación: ¿me admitirían en el buque tan a deshoras?
Caminaba aprisa, no obstante mis dos maletas, las cuales, a la vez que con su
peso me abrumaban, parecían aligerarlo todo con su contacto. Porque llevarlas
en ese momento era, no sé por qué, como tener asida entre las manos la
realización del viaje que esperaba emprender al otro día.
En
las calles próximas a la Aduana me envolvió el olor de fardos, de cajas, de
mercancías recién desembarcadas: lo aspiré con deleite. Más lejos, el espacio
precursor de los malecones me trajo la atmósfera del mar: se vislumbraban en el
fondo vagas formas de navíos, perforadas algunas por puntos luminosos; corrían
hacia mí brillos de agua; descansaban, abiertas de brazos, las grandes máquinas
del trajín porteño.
¡Como
se aceleró entonces con mis recuerdos el pulso de mi emoción! Por aquellos
sitios, fuente de mis supremas fantasías de la infancia, me deslizaba hoy, al
amparo de la noche, en busca de un barco y de lo desconocido.
Llevaba
en mi cartera cincuenta dólares; en el alma, una indignación profunda contra
Victoriano Huerta.
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