[L1]A partir de este canto Dante va a narrar su viaje por el círculo octavo, el más extenso de todos, que recibe el nombre de Malasbolsas (en el original «Malebolge»), que está dividido en diez bolsas o valles circulares, concéntricos, donde se castigan los diferentes tipos de fraude, y tan separado del círculo de los violentos que se precisa de Gerión para pasar de uno al otro. Los diferentes valles están unidos por escollos a manera de puentes. El lector no se debe extraviar por este pasaje, que Dante se esfuerza en describimos tan detalladamente.
[L2]Es el círculo noveno.
[L3]El primer valle de Malasbolsas es el que castiga a los seductores.
[L4]En efecto, tal ordenación del tráfico de pergrinos fue adoptada en Roma en el jubileo de 1300.
[L5]Venedico Caccianemico dell' Orso, violento noble de Bolonia, parece que favoreció los amores de su hermana Ghisolabella con Azzo VIII de Este, señor de Ferrara, para ganar su amistad.
[L6]En dialecto boloñés ‑ciudad situada entre los ríos Savena y Reno- «sipa» equivale al verbo «sia», que sirve como afirmación.
[L7]Jasón, jefe de los Argonautas en busca del vellocino de oro, sedujo a la princesa Hipsipila o Isifile, en la isla de Lemmos, donde las mujeres habían dado muerte a todos los varones, menos al rey Toante, gracias a la astucia de su hija. Posteriormente Jasón abandonó a la muchacha. Lo relata Estacio en Teaida, V.
[L8]Jasón había seducido primeramente a Medea, hija del rey de la Cólquide, a quien abandonó para casarse con Creusa, hija del rey de Corinto.
[L9]Nada sabemos de este noble luqués, salvo que vivía en 1295.
[L10]En el original «zucca».
[L11]Tais, cortesana ateniense, es un personaje de la comedia de Terencio Eunuco, pero aquí Dante parece confundir dos pasajes distintos de la misma comedia a través de un texto que cita Cicerón.
CANTO XVIII
Hay
un lugar llamado Malasbolsas 1[L1]
en
el infierno, pétreo y ferrugiento,
igual
que el muro que le ciñe entorno. 3
Justo
en el medio del campo maligno
se
abre un pozo bastante largo y hondo,
del
cual a tiempo contaré las partes. 6[L2]
Es
redondo el espacio que se forma
entre
el pozo y el pie del duro abismo,
y
en diez valles su fondo se divide. 9
Como
donde, por guarda de los muros,
más
y más fosos ciñen los castillos,
el
sitio en donde estoy tiene el aspecto; 12
tal
imagen los valles aquí tienen.
Y
como del umbral de tales fuertes
a
la orilla contraria hay puentecillos, 15
así
del borde de la roca, escollos
conducen,
dividiendo foso y márgenes,
hasta
el pozo que les corta y les une. 18
En
este sitio, ya de las espaldas
de
Gerión nos bajamos; y el poeta
tomó
a la izquierda, y yo me fui tras él. 21
A
la derecha vi nuevos pesares,
nuevos
castigos y verdugos nuevos,
que
la bolsa primera abarrotaban. 24[L3]
Allí
estaban desnudos los malvados;
una
mitad iba dando la espalda,
otra
de frente, con pasos más grandes; 27
tal
como en Roma la gran muchedumbre, 28[L4]
del
año jubilar, alli en el puente
precisa
de cruzar en doble vía, 30
que
por un lado todos van de cara
hacia
el castillo y a San Pedro marchan;
y
de otro lado marchan hacia el monte. 33
De
aquí, de allí, sobre la oscura roca,
vi
demonios cornudos con flagelos,
que
azotaban cruelmente sus espaldas. 36
¡Ay,
cómo hacían levantar las piernas
a
los primeros golpes!, pues ninguno
el
segundo esperaba ni el tercero. 39
Mientras
andaba, en uno mi mirada
vino
a caer; y al punto yo me dije:
«De
haberle visto ya no estoy ayuno.» 42
Y
así paré mi paso para verlo:
y
mi guía conmigo se detuvo,
y
consintió en que atrás retrocediera. 45
Y
el condenado creía ocultarse
bajando
el rostro; mas sirvió de poco,
pues
yo le dije: «Oh tú que el rostro agachas, 48
si
los rasgos que llevas no son falsos,
Venedico
eres tú Caccianemico; 50[L5]
mas
¿qué te trae a salsas tan picantes?» 51
Y
repuso: «Lo digo de mal grado;
pero
me fuerzan tus claras palabras,
que
me hacen recordar el mundo antiguo. 54
Fui
yo mismo quien a Ghisolabella
indujo
a hacer el gusto del marqués,
como
relaten la sucia noticia. 57
Y
boloñés no lloró aquí tan sólo,
mas
tan repleto está este sitio de ellos,
que
ahora tantas lenguas no se escuchan 60
que
digan "Sipa" entre Savena y Reno; 61[L6]
y
si fe o testimonio de esto quieres,
trae
a tu mente nuestro seno avaro.» 63
Hablando
así le golpeó un demonio
con
su zurriago, y dijo: « Lárgate
rufián,
que aquí no hay hembras que se vendan.» 66
Yo
me reuní al momento con mi escolta;
luego,
con pocos pasos, alcanzamos
un
escollo saliente de la escarpa. 69
Con
mucha ligereza lo subimos
y,
vueltos a derecha por su dorso,
de
aquel círculo eterno nos marchamos. 72
Cuando
estuvimos ya donde se ahueca
debajo,
por dar paso a los penados,
el
guía dijo: « Espera, y haz que pongan 75
la
vista en ti esos otros malnacidos,
a
los que aún no les viste el semblante,
porque
en nuestro sentido caminaban.» 78
Desde
el puente mirábamos el grupo
que
al otro lado hacia nosotros iba,
y
que de igual manera azota el látigo. 81
Y
sin yo preguntarle el buen Maestro
«Mira
aquel que tan grande se aproxima,
que
no le causa lágrimas el daño. 84
¡Qué
soberano aspecto aún conserva!
Es
Jasón, que por ánimo y astucia 86[L7]
dejó
privada del carnero a Cólquida. 87
Éste
pasó por la isla de Lemmos,
luego
que osadas hembras despiadadas
muerte
dieran a todos sus varones: 90
con
tretas y palabras halagüeñas
a
Isifile engañó, la muchachita
que
antes había a todas engañado. 93
Allí
la dejó encinta, abandonada;
tal
culpa le condena a tal martirio;
también
se hace venganza de Medea. 96[L8]
Con
él están los que en tal modo engañan:
y
del valle primero esto te baste
conocer,
y de los que en él castiga.» 99
Nos
hallábamos ya donde el sendero
con
el margen segundo se entrecruza,
que
a otro arco le sirve como apoyo. 102
Aquí
escuchamos gentes que ocupaban
la
otra bolsa y soplaban por el morro,
pegándose
a sí mismas con las manos. 105
Las
orillas estaban engrumadas
por
el vapor que abajo se hace espeso,
y
ofendía a la vista y al olfato. 108
Tan
oscuro es el fondo, que no deja
ver
nada si no subes hasta el dorso
del
arco, en que la roca es más saliente. 111
Allí
subimos; y de allá, en el foso
vi
gente zambullida en el estiércol,
cual
de humanas letrinas recogido. 114
Y
mientras yo miraba hacia allá abajo,
vi
una cabeza tan de mierda llena,
que
no sabía si era laico o fraile. 117
Él
me gritó: « ¿Por qué te satisface
mirarme
más a mí que a otros tan sucios?»
Le
dije yo: « Porque, si bien recuerdo, 120
con
los cabellos secos ya te he visto,
y
eres Alesio Interminei de Lucca: 122[L9]
por
eso más que a todos te miraba.» 123
Y
él dijo, golpeándose la chola: 124[L10]
«Aquí
me han sumergido las lisonjas,
de
las que nunca se cansó mi lengua.» 126
Luego
de esto, mi guía: «Haz que penetre
‑dijo‑
tu vista un poco más delante,
tal
que tus ojos vean bien el rostro 129
de
aquella sucia y desgreñada esclava, 130[L11]
que
allí se rasca con uñas mierdosas,
y
ahora se tumba y ahora en pie se pone: 132
es
Thais, la prostituta, que repuso
a
su amante, al decirle "¿Tengo prendas
bastantes
para ti?": “aún más, excelsas”. 135
Y
sea aquí saciada nuestra vista.»
[L1]A partir de este canto Dante va a narrar su viaje por el círculo
octavo, el más extenso de todos, que recibe el nombre de Malasbolsas (en el
original «Malebolge»), que está dividido en diez bolsas o valles circulares,
concéntricos, donde se castigan los diferentes tipos de fraude, y tan separado
del círculo de los violentos que se precisa de Gerión para pasar de uno al
otro. Los diferentes valles están unidos por escollos a manera de puentes. El
lector no se debe extraviar por este
pasaje, que Dante se esfuerza en describimos tan detalladamente.
[L2]Es el círculo noveno.
[L3]El primer valle de Malasbolsas es el que castiga a los seductores.
[L4]En efecto, tal ordenación del tráfico de pergrinos fue adoptada en Roma
en el jubileo de 1300.
[L5]Venedico Caccianemico dell' Orso, violento noble de Bolonia, parece que
favoreció los amores de su hermana Ghisolabella con Azzo VIII de Este, señor de
Ferrara, para ganar su amistad.
[L6]En dialecto boloñés ‑ciudad situada entre los ríos Savena y Reno-
«sipa» equivale al verbo «sia», que sirve como afirmación.
[L7]Jasón, jefe de los Argonautas en busca del vellocino de oro, sedujo a
la princesa Hipsipila o Isifile, en la isla de Lemmos, donde las mujeres habían
dado muerte a todos los varones, menos al rey Toante, gracias a la astucia de
su hija. Posteriormente Jasón abandonó a la muchacha. Lo relata Estacio en Teaida, V.
[L8]Jasón había seducido primeramente a Medea, hija del rey de la Cólquide,
a quien abandonó para casarse con Creusa, hija del rey de Corinto.
[L9]Nada sabemos de este noble luqués, salvo que vivía en 1295.
[L10]En el original «zucca».
[L11]Tais, cortesana ateniense, es un personaje de la comedia de Terencio Eunuco, pero aquí Dante parece confundir
dos pasajes distintos de la misma comedia a través de un texto que cita
Cicerón.
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