martes, 15 de junio de 2021

INFIERNO. CANTO XVIII. DANTE. LA DIVINA COMEDIA. ANOTACIONES,




 [L1]A partir de este canto Dante va a narrar su viaje por el círculo octavo, el más extenso de todos, que recibe el nombre de Malasbolsas (en el original «Ma­lebolge»), que está dividido en diez bolsas o valles circulares, concéntricos, don­de se castigan los diferentes tipos de fraude, y tan separado del círculo de los violentos que se precisa de Gerión para pasar de uno al otro. Los diferentes valles están unidos por escollos a manera de puentes. El lector no se  debe extraviar por este pasaje, que Dante se esfuerza en describimos tan detalladamente.

 [L2]Es el círculo noveno.

 [L3]El primer valle de Malasbolsas es el que castiga a los seductores.

 [L4]En efecto, tal ordenación del tráfico de pergrinos fue adoptada en Roma en el jubileo de 1300.

 [L5]Venedico Caccianemico dell' Orso, violento noble de Bolonia, parece que favoreció los amores de su hermana Ghisolabella con Azzo VIII de Este, señor de Ferrara, para ganar su amistad.

 [L6]En dialecto boloñés ‑ciudad situada entre los ríos Savena y Reno­- «sipa» equivale al verbo «sia», que sirve como afirmación.

 [L7]Jasón, jefe de los Argonautas en busca del vellocino de oro, sedujo a la princesa Hipsipila o Isifile, en la isla de Lemmos, donde las mujeres habían dado muerte a todos los varones, menos al rey Toante, gracias a la astucia de su hija. Posteriormente Jasón abandonó a la muchacha. Lo relata Estacio en Teai­da, V.

 [L8]Jasón había seducido primeramente a Medea, hija del rey de la Cólquide, a quien abandonó para casarse con Creusa, hija del rey de Corinto.

 [L9]Nada sabemos de este noble luqués, salvo que vivía en 1295.

 [L10]En el original «zucca».

 [L11]Tais, cortesana ateniense, es un personaje de la comedia de Terencio Eunuco, pero aquí Dante parece confundir dos pasajes distintos de la misma co­media a través de un texto que cita Cicerón.

CANTO XVIII

 

Hay un lugar llamado Malasbolsas                                       1[L1] 

en el infierno, pétreo y ferrugiento,

igual que el muro que le ciñe entorno.                                  3

 

Justo en el medio del campo maligno

se abre un pozo bastante largo y hondo,

del cual a tiempo contaré las partes.                                     6[L2] 

 

Es redondo el espacio que se forma

entre el pozo y el pie del duro abismo,

y en diez valles su fondo se divide.                                      9

 

Como donde, por guarda de los muros,

más y más fosos ciñen los castillos,

el sitio en donde estoy tiene el aspecto;                               12

 

tal imagen los valles aquí tienen.

Y como del umbral de tales fuertes

a la orilla contraria hay puentecillos,                                     15

 

así del borde de la roca, escollos

conducen, dividiendo foso y márgenes,

hasta el pozo que les corta y les une.                                    18

 

En este sitio, ya de las espaldas

de Gerión nos bajamos; y el poeta

tomó a la izquierda, y yo me fui tras él.                                21

 

A la derecha vi nuevos pesares,

nuevos castigos y verdugos nuevos,

que la bolsa primera abarrotaban.                                         24[L3] 

 

Allí estaban desnudos los malvados;

una mitad iba dando la espalda,

otra de frente, con pasos más grandes;                                 27

 

tal como en Roma la gran muchedumbre,                            28[L4] 

del año jubilar, alli en el puente

precisa de cruzar en doble vía,                                              30

 

que por un lado todos van de cara

hacia el castillo y a San Pedro marchan;

y de otro lado marchan hacia el monte.                                33

 

De aquí, de allí, sobre la oscura roca,

vi demonios cornudos con flagelos,

que azotaban cruelmente sus espaldas.                                 36

 

¡Ay, cómo hacían levantar las piernas

a los primeros golpes!, pues ninguno

el segundo esperaba ni el tercero.                                         39

 

Mientras andaba, en uno mi mirada

vino a caer; y al punto yo me dije:

«De haberle visto ya no estoy ayuno.»                                 42

 

Y así paré mi paso para verlo:

y mi guía conmigo se detuvo,

y consintió en que atrás retrocediera.                                               45

 

Y el condenado creía ocultarse

bajando el rostro; mas sirvió de poco,

pues yo le dije: «Oh tú que el rostro agachas,                                  48

 

si los rasgos que llevas no son falsos,

Venedico eres tú Caccianemico;                                           50[L5] 

mas ¿qué te trae a salsas tan picantes?»                                51

 

Y repuso: «Lo digo de mal grado;

pero me fuerzan tus claras palabras,

que me hacen recordar el mundo antiguo.                            54

 

Fui yo mismo quien a Ghisolabella

indujo a hacer el gusto del marqués,

como relaten la sucia noticia.                                                57

 

Y boloñés no lloró aquí tan sólo,

mas tan repleto está este sitio de ellos,

que ahora tantas lenguas no se escuchan                              60

 

que digan "Sipa" entre Savena y Reno;                                61[L6] 

y si fe o testimonio de esto quieres,

trae a tu mente nuestro seno avaro.»                                    63

 

Hablando así le golpeó un demonio

con su zurriago, y dijo: « Lárgate

rufián, que aquí no hay hembras que se vendan.»                66

 

Yo me reuní al momento con mi escolta;

luego, con pocos pasos, alcanzamos

un escollo saliente de la escarpa.                                          69

 

Con mucha ligereza lo subimos

y, vueltos a derecha por su dorso,

de aquel círculo eterno nos marchamos.                               72

 

Cuando estuvimos ya donde se ahueca

debajo, por dar paso a los penados,

el guía dijo: « Espera, y haz que pongan                              75

 

la vista en ti esos otros malnacidos,

a los que aún no les viste el semblante,

porque en nuestro sentido caminaban.»                                78

 

Desde el puente mirábamos el grupo

que al otro lado hacia nosotros iba,

y que de igual manera azota el látigo.                                              81

 

Y sin yo preguntarle el buen Maestro

«Mira aquel que tan grande se aproxima,

que no le causa lágrimas el daño.                                          84

 

¡Qué soberano aspecto aún conserva!

Es Jasón, que por ánimo y astucia                                        86[L7] 

dejó privada del carnero a Cólquida.                                               87

 

Éste pasó por la isla de Lemmos,

luego que osadas hembras despiadadas

muerte dieran a todos sus varones:                                       90

 

con tretas y palabras halagüeñas

a Isifile engañó, la muchachita

que antes había a todas engañado.                                       93

 

Allí la dejó encinta, abandonada;

tal culpa le condena a tal martirio;

también se hace venganza de Medea.                                              96[L8] 

 

Con él están los que en tal modo engañan:

y del valle primero esto te baste

conocer, y de los que en él castiga.»                                     99

 

Nos hallábamos ya donde el sendero

con el margen segundo se entrecruza,

que a otro arco le sirve como apoyo.                                    102

 

Aquí escuchamos gentes que ocupaban

la otra bolsa y soplaban por el morro,

pegándose a sí mismas con las manos.                                  105

 

Las orillas estaban engrumadas

por el vapor que abajo se hace espeso,

y ofendía a la vista y al olfato.                                             108

 

Tan oscuro es el fondo, que no deja

ver nada si no subes hasta el dorso

del arco, en que la roca es más saliente.                                111

 

Allí subimos; y de allá, en el foso

vi gente zambullida en el estiércol,

cual de humanas letrinas recogido.                                       114

 

Y mientras yo miraba hacia allá abajo,

vi una cabeza tan de mierda llena,

que no sabía si era laico o fraile.                                           117

 

Él me gritó: « ¿Por qué te satisface

mirarme más a mí que a otros tan sucios?»

Le dije yo: « Porque, si bien recuerdo,                                 120

 

con los cabellos secos ya te he visto,

y eres Alesio Interminei de Lucca:                                       122[L9] 

por eso más que a todos te miraba.»                                     123

 

Y él dijo, golpeándose la chola:                                            124[L10] 

«Aquí me han sumergido las lisonjas,

de las que nunca se cansó mi lengua.»                                  126

 

Luego de esto, mi guía: «Haz que penetre

‑dijo‑ tu vista un poco más delante,

tal que tus ojos vean bien el rostro                                        129

 

de aquella sucia y desgreñada esclava,                                 130[L11] 

que allí se rasca con uñas mierdosas,

y ahora se tumba y ahora en pie se pone:                              132

 

es Thais, la prostituta, que repuso

a su amante, al decirle "¿Tengo prendas

bastantes para ti?": “aún más, excelsas”.                              135

Y sea aquí saciada nuestra vista.»


 [L1]A partir de este canto Dante va a narrar su viaje por el círculo octavo, el más extenso de todos, que recibe el nombre de Malasbolsas (en el original «Ma­lebolge»), que está dividido en diez bolsas o valles circulares, concéntricos, don­de se castigan los diferentes tipos de fraude, y tan separado del círculo de los violentos que se precisa de Gerión para pasar de uno al otro. Los diferentes valles están unidos por escollos a manera de puentes. El lector no se  debe extraviar por este pasaje, que Dante se esfuerza en describimos tan detalladamente.

 [L2]Es el círculo noveno.

 [L3]El primer valle de Malasbolsas es el que castiga a los seductores.

 [L4]En efecto, tal ordenación del tráfico de pergrinos fue adoptada en Roma en el jubileo de 1300.

 [L5]Venedico Caccianemico dell' Orso, violento noble de Bolonia, parece que favoreció los amores de su hermana Ghisolabella con Azzo VIII de Este, señor de Ferrara, para ganar su amistad.

 [L6]En dialecto boloñés ‑ciudad situada entre los ríos Savena y Reno­- «sipa» equivale al verbo «sia», que sirve como afirmación.

 [L7]Jasón, jefe de los Argonautas en busca del vellocino de oro, sedujo a la princesa Hipsipila o Isifile, en la isla de Lemmos, donde las mujeres habían dado muerte a todos los varones, menos al rey Toante, gracias a la astucia de su hija. Posteriormente Jasón abandonó a la muchacha. Lo relata Estacio en Teai­da, V.

 [L8]Jasón había seducido primeramente a Medea, hija del rey de la Cólquide, a quien abandonó para casarse con Creusa, hija del rey de Corinto.

 [L9]Nada sabemos de este noble luqués, salvo que vivía en 1295.

 [L10]En el original «zucca».

 [L11]Tais, cortesana ateniense, es un personaje de la comedia de Terencio Eunuco, pero aquí Dante parece confundir dos pasajes distintos de la misma co­media a través de un texto que cita Cicerón.

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