[L1]Gerión, monstruo con cuerpo de serpiente y rostro humano, es el símbolo del fraude según Virgilio (Eneida, VIII, 202) y otros antiguos, Gerión es un rey famoso por su crueldad, que Hércules mató en uno de sus doce trabajos.
[L2]Aracne, a quien ya veremos en Purgatorio, XII, es la famosa princesa que desafió a Atenea a medir su arte como tejedoras, y convertida en araña por la diosa ganadora (Metamorfosis, VI).
[L3]45‑63 Se trata de los condenados por el pecado de la avaricia, a quienes describe por medio de sus escudos de armas. El poeta nos presenta en primer lugar . un miembro de la familia Cianfigliacci, güelfos de Florencia; y de los Obriachi, ambién florentinos.
[L4]Tal vez Reginaldo Scrovegni, de Padua, cuyo hijo encargó a Giotto los frescos de la capilla de la Arena, levantada en satisfacción de la avaricia de su padre.
[L6]Giovanni dei Buiamonti, florentino, como los primeros, murió en 1310, es decir, que aún lo esperan en el Infierno.
[L7]107‑109 Faetón a Ícaro, como bien sabemos, son dos ejemplos, consagrados por la tradición, de caídas trágicas, el uno del carro del sol, que conducía, y el otro al deshacerse sus alas de cera.
CANTO XVII
«Mira
la bestia con la cola aguda, 1[L1]
que
pasa montes, rompe muros y armas;
mira
aquella que apesta todo el mundo.» 3
Así
mi guía comenzó a decirme;
y
le ordenó que se acercase al borde
donde
acababa el camino de piedra. 6
Y
aquella sucia imagen del engaño
se
acercó, y sacó el busto y la cabeza,
mas
a la orilla no trajo la cola. 9
Su
cara era la cara de un buen hombre,
tan
benigno tenía lo de afuera,
y
de serpiente todo lo restante. 12
Garras
peludas tiene en las axilas;
y
en la espalda y el pecho y ambos flancos
pintados
tiene ruedas y lazadas. 15
Con
más color debajo y superpuesto
no
hacen tapices tártaros ni turcos,
ni
fue tal tela hilada por Aracne. 18[L2]
Como
a veces hay lanchas en la orilla,
que
parte están en agua y parte en seco;
o
allá entre los glotones alemanes 21
el
castor se dispone a hacer su caza,
se
hallaba así la fiera detestable
al
horde pétreo, que la arena ciñe. 24
Al
aire toda su cola movía,
cerrando
arriba la horca venenosa,
que
a guisa de escorpión la punta armaba. 27
El
guía dijo: «Es preciso torcer
nuestro
camino un poco, junto a aquella
malvada
bestia que está allí tendida.» 30
Y
descendimos al lado derecho,
caminando
diez pasos por su borde,
para
evitar las llamas y la arena. 33
Y
cuando ya estuvimos a su lado,
sobre
la arena vi, un poco más lejos,
gente
sentada al borde del abismo. 36
Aquí
el maestro: «Porque toda entera
de
este recinto la experiencia lleves
‑me
dijo‑, ve y contempla su castigo. 39
Allí
sé breve en tus razonamientos:
mientras
que vuelvas hablaré con ésta,
que
sus fuertes espaldas nos otorgue.» 42
Así
pues por el borde de la cima
de
aquel séptimo circulo yo solo
anduve,
hasta llegar a los penados. 45[L3]
Ojos
afuera estallaba su pena,
de
aquí y de allí con la mano evitaban
tan
pronto el fuego como el suelo ardiente: 48
como
los perros hacen en verano,
con
el hocico, con el pie, mordidos
de
pulgas o de moscas o de tábanos. 51
Y
después de mirar el rostro a algunos,
a
los que el fuego doloroso azota,
a
nadie conocí; pero me acuerdo 54
que
en el cuello tenía una bolsa
con
un cierto color y ciertos signos,
que
parecían complacer su vista. 57
Y
como yo anduviéralos mirando,
algo
azulado vi en una amarilla,
que
de un león tenía cara y porte. 60
Luego,
siguiendo de mi vista el curso,
otra
advertí como la roja sangre,
y
una oca blanca más que la manteca. 63
Y
uno que de una cerda azul preñada 64[L4]
señalado
tenía el blanco saco,
dijo:
«¿Qué andas haciendo en esta fosa? 66
Vete
de aquí; y puesto que estás vivo,
sabe
que mi vecino Vitaliano 68[L5]
aquí
se sentará a mi lado izquierdo; 69
de
Padua soy entre estos florentinos:
y
las orejas me atruenan sin tasa
gritando:
“¡Venga el noble caballero 72[L6]
que
llenará la bolsa con tres chivos!”»
Aquí
torció la boca y se sacaba
la
lengua, como el buey que el belfo lame. 75
Y
yo, temiendo importunar tardando
a
quien de no tardar me había advertido,
atrás
dejé las almas lastimadas. 78
A
mi guía encontré, que ya subido
sobre
la grupa de la fiera estaba,
y
me dijo: «Sé fuerte y arrojado. 81
Ahora
bajamos por tal escalera:
sube
delante, quiero estar en medio,
porque
su cola no vaya a dañarte.» 84
Como
está aquel que tiene los temblores
de
la cuartana, con las uñas pálidas,
y
tiembla entero viendo ya el relente, 87
me
puse yo escuchando sus palabras;
pero
me avergoncé con su advertencia,
que
ante el buen amo el siervo se hace fuerte. 90
Encima
me senté de la espaldaza:
quise
decir, mas la voz no me vino
como
creí: «No dejes de abrazarme.» 93
Mas
aquel que otras veces me ayudara
en
otras dudas, luego que monté,
me
sujetó y sostuvo con sus brazos. 96
Y
le dijo: «Gerión, muévete ahora:
las
vueltas largas, y el bajar sea lento:
piensa
en qué nueva carga estás llevando.» 99
Como
la navecilla deja el puerto
detrás,
detrás, así ésta se alejaba;
y
luego que ya a gusto se sentía, 102
en
donde el pecho, ponía la cola,
y
tiesa, como anguila, la agitaba,
y
con los brazos recogía el aíire. 105
No
creo que más grande fuese el miedo
cuando
Faetón abandonó las riendas, 107[L7]
por
lo que el cielo ardió, como aún parece; 108
ni
cuando la cintura el pobre Ícaro
sin
alas se notó, ya derretidas,
gritando
el padre: «¡Mal camino llevas!»; 111
que
el mío fue, cuando noté que estaba
rodeado
de aire, y apagada
cualquier
visión que no fuese la fiera; 114
ella
nadando va lenta, muy lenta;
gira
y desciende, pero yo no noto
sino
el viento en el rostro y por debajo. 117
Oía
a mi derecha la cascada
que
hacía por encima un ruido horrible,
y
abajo miro y la cabeza asomo. 120
Entonces
temí aún más el precipicio,
pues
fuego pude ver y escuchar llantos;
por
lo que me encogí temblando entero. 123
Y
vi después, que aún no lo había visto,
al
bajar y girar los grandes males,
que
se acercaban de diversos lados. 126
Como
el halcón que asaz tiempo ha volado,
y
que sin ver ni señuelo ni pájaro
hace
decir al halconero: «¡Ah, baja!», 129
lento
desciende tras su grácil vuelo,
en
cien vueltas, y a lo lejos se pone
de
su maestro, airado y desdeñoso, 132
de
tal modo Gerión se posó al fondo,
al
mismo pie de la cortada roca,
y
descargadas nuestras dos personas, 135
se
disparó como de cuerda tensa.
[L1]Gerión, monstruo con cuerpo de serpiente y rostro humano, es el símbolo
del fraude según Virgilio (Eneida,
VIII, 202) y otros antiguos, Gerión es un rey famoso por su crueldad, que
Hércules mató en uno de sus doce trabajos.
[L2]Aracne, a quien ya veremos en Purgatorio,
XII, es la famosa princesa que desafió a Atenea a medir su arte como tejedoras,
y convertida en araña por la diosa ganadora
(Metamorfosis, VI).
[L3]45‑63 Se trata de los condenados por el pecado de la avaricia, a
quienes describe por medio de sus escudos de armas. El poeta nos presenta en
primer lugar . un miembro de la familia Cianfigliacci, güelfos de Florencia; y
de los Obriachi, ambién florentinos.
[L4]Tal vez Reginaldo Scrovegni, de Padua, cuyo hijo encargó a Giotto los
frescos de la capilla de la Arena, levantada en satisfacción de la avaricia de
su padre.
[L6]Giovanni dei Buiamonti, florentino, como los primeros, murió en 1310,
es decir, que aún lo esperan en el Infierno.
[L7]107‑109 Faetón a Ícaro, como bien sabemos, son dos ejemplos,
consagrados por la tradición, de caídas trágicas, el uno del carro del sol, que
conducía, y el otro al deshacerse sus alas de cera.
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