[L1]Simón es, según Hechos de los Apóstoles, VIII, el mago de Samaria que, una vez bautizado, quiso comprar a Pedro y Juan el don de transmitir el Espíritu Santo, con la imposición de las manos, como ellos hacían. Por él se llama «simonía» a la compra de cargos eclesiásticos u otras cosas sagradas.
[L2]El baptisterio de Florencia estaba provisto de unos pozos donde se efectuaba antiguamente el bautismo por inmersión.
[L3]19‑21 El hecho acaeció siendo Dante prior de Florencia, y acaso levantó algunos malévolos comentarios entre sus enemigos, acusándole de sacrilegio.
[L4]Era el suplicio llamado «propagginazione», que consistía en introducir al condenado en un hoyo que se recubría de tierra, a fin de asfixiarle; cuando se llegaba a la altura de la boca se detenían un momento para la confesión del reo.
[L5]52‑87 Quien habla es Nicolás III Orsini, papa desde 1277 a 1280, que está esperando a Bonifacio VIII, con el cual confunde a Dante y que no llegará a empujarle más al fondo hasta 1303, siendo a su vez hundido por el francés Clemente V en 1314. La fama de simoniaco de este último fue proverbial en la época, y con él comenzó la residencia de los papas en Avignon y tuvo lugar la horrible persecución de los templarios por deseo de Felipe IV el Hermoso.
A sus relaciones con este rey aluden los siguientes versos, cuando compara al papa con Jasón, sumo sacerdote de los hebreos, y al rey francés con el Antioco de Siria, que según Macabeos (IV, 7‑26) ofreció a aquél su cargo de sacerdote a cambio de dinero.
[L6]Matías fue elegido tras la muerte de Jesús para completar el número de doce apóstoles que había dejado libre la traición y muerte de Judas (Hechos, I).
[L7]Se decía que Nicolás III había conspirado por dinero contra Carlos de Anjou, dando lugar a las famosas «Vísperas sicilianas».
[L8]Se refiere al pasaje de Apocalipsis, XVII, en que San Juan ataca a la Roma pagana y a Dante le sirve para aludir a la Iglesia corrompida de su tiempo.
[L9]De nuevo la Iglesia, pero esta vez armada con los cuernos de los Mandamientos y los siete sacramentos.
[L10]Alude Dante a la supuesta cesión que del dominio de Roma hizo Constantino al papa Silvestre tras su conversión, y que se tenía como el fundamento real del poder temporal del papa. Hasta el siglo XV esta cesión fue tenida por histórica, hasta que Lorenzo Valla demostró científicamente que carecía de todo fundamento.
CANTO XIX
¡Oh
Simón Mago! Oh mfseros secuaces 1[L1]
que
las cosas de Dios, que de los buenos
esposas
deben ser, como rapaces 3
por
el oro y la plata adulteráis!
sonar
debe la trompa por vosotros,
puesto
que estáis en la tercera bolsa. 6
Ya
estábamos en la siguiente tumba,
subidos
en la parte del escollo
que
cae justo en el medio de aquel foso. 9
¡Suma
sabiduría! ¡Qué arte muestras
en
el cielo, en la tierra y el mal mundo,
cuán
justamente tu virtud repartes! 12
Yo
vi, por las orillas y en el fondo,
llena
la piedra livida de hoyos,
todos
redondos y de igual tamaño. 15
No
los vi menos amplios ni mayores
que
esos que hay en mi bello San Juan, 17[L2]
y
son el sitio para los bautismos; 18
uno
de los que no hace aún mucho tiempo 19[L3]
yo
rompí porque en él uno se ahogaba:
sea
esto seña que a todos convenza. 21
A
todos les salían por la boca
de
un pecador los pies, y de las piernas
hasta
el muslo, y el resto estaba dentro. 24
Ambas
plantas a todos les ardían;
y
tan fuerte agitaban las coyundas,
que
habrían destrozado soga y cuerdas. 27
Cual
suele el llamear en cosas grasas
moverse
por la extrema superficie,
así
era allí del talón a la punta. 30
«Quién
es, maestro, aquel que se enfurece
pataleando
más que sus consortes
‑dije‑
y a quien más roja llama quema?» 33
Y
él me dijo: «Si quieres que te lleve
allí
por la pendiente que desciende,
él
te hablará de sí y de sus pecados.» 36
Y
yo: «Lo que tú quieras será bueno,
eres
tú mi señor y no me aparto
de
tu querer: y lo que callo sabes.» 39
Caminábamos
pues el cuarto margen:
volvimos
y bajamos a la izquierda
al
fondo estrecho y agujereado. 42
Entonces
el maestro de su lado
no
me apartó, hasta vernos junto al hoyo
de
aquel que se dolía con las zancas. 45
«Oh
tú que tienes lo de arriba abajo,
alma
triste clavada cual madero,
‑le
dije yo‑, contéstame si puedes.» 48
Yo
estaba como el fraile que confiesa 49[L4]
al
pérfido asesino, que, ya hincado,
por
retrasar su muerte le reclama. 51
Y
él me gritó: «¿Ya estás aquí plantado?, 52[L5]
¿ya
estás aquí plantado, Bonifacio?
En
pocos años me mintió lo escrito. 54
¿Ya
te cansaste de aquellas riquezas
por
las que hacer engaño no temiste,
y
atormentar después a tu Señora?» 57
Me
quedé como aquellos que se encuentran,
por
no entender lo que alguien les responde,
confundidos,
y contestar no saben. 60
Dijo
entonces Virgilio: «Dile pronto:
“No
soy aquel, no soy aquel que piensas.”»
Yo
respondí como me fue indicado. 63
Torció
los pies entonces el espíritu,
luego
gimiendo y con voces llorosas,
me
dijo: «¿Entonces, para qué me buscas? 66
si
te interesa tanto el conocerme,
que
has recorrido así toda la roca,
sabe
que fui investido del gran manto, 69
y
en verdad fui retoño de la Osa,
y
tan ansioso de engordar oseznos,
que
allí el caudal, aquí yo, me he embolsado. 72
Y
bajo mi cabeza están los otros
que
a mí, por simonía, precedieron,
y
que lo estrecho de la piedra aplasta. 75
Allí
habré yo de hundirme también cuando
venga
aquel que creía que tú fueses,
al
hacerte la súbita pregunta. 78
Pero
mis pies se abrasan ya más tiempo
y
más estoy yo puesto boca abajo,
del
que estarán plantados sus pies rojos, 81
pues
vendrá luego de él, aún más manchado,
desde
el poniente, un pastor sin entrañas,
tal
que conviene que a los dos recubra. 84
Nuevo
Jasón será, como nos muestra
MACABEOS,
y como a aquel fue blando
su
rey, así ha de hacer quien Francia rige.» 87
No
sé si fui yo loco en demasía,
pues
que le respondí con tales versos:
«Ah,
dime ahora, qué tesoros quiso 90
Nuestro
Señor antes de que a San Pedro
le
pusiese las llaves a su cargo?
Únicamente
dijo: “Ven conmigo”; 93
ni
Pedro ni los otros de Matías 94[L6]
oro
ni plata, cuando sortearon
el
puesto que perdió el alma traidora. 96
Quédate
ahí, que estás bien castigado,
y
guarda las riquezas mal cogidas,
que
atrevido te hicieron contra Carlos. 99[L7]
Y
si no fuera porque me lo veda
el
respeto a las llaves soberanas
que
fueron tuyas en la alegre vida, 102
usaría
palabras aún más duras;
porque
vuestra avaricia daña al mundo,
hundiendo
al bueno y ensalzando al malo. 105
Pastores,
os citó el evangelista, 106[L8]
cuando
aquella que asienta sobre el agua
él
vio prostituida con los reyes: 108
aquella
que nació con siete testas,
y
tuvo autoridad con sus diez cuernos,
mientras
que su virtud plació al marido. 111[L9]
Os
habéis hecho un Dios de oro y de plata:
y
qué os separa ya de los idólatras,
sino
que a ciento honráis y ellos a uno? 114
Constantino,
¡de cuánto mal fue madre, 115[L10]
no
que te convirtieses, mas la dote
que
por ti enriqueció al primer patriarca!» 117
Y mientras
yo cantaba tales notas,
mordido
por la ira o la conciencia,
con
fuerza las dos piernas sacudía. 120
Yo
creo que a mi guía le gustaba,
pues
con rostro contento había escuchado
mis
palabras sinceramente dichas. 123
Entonces
me cogió con los dos brazos;
y
luego de subirme hasta su pecho,
volvió
a ascender la senda que bajamos. 126
No
se cansó llevándome agarrado,
hasta
ponerme en la cima del puente
que
del cuarto hasta el quinto margen cruza. 129
Con
suavidad aquí dejó la carga,
suave,
en el escollo áspero y pino
que
a las cabras sería mala trocha. 132
Desde
ese sitio descubrí otro valle.
[L1]Simón es, según Hechos de los
Apóstoles, VIII, el mago de Samaria que, una vez bautizado, quiso comprar a
Pedro y Juan el don de transmitir el Espíritu Santo, con la imposición de las
manos, como ellos hacían. Por él se llama «simonía» a la compra de cargos
eclesiásticos u otras cosas sagradas.
[L2]El baptisterio de Florencia estaba provisto de unos pozos donde se
efectuaba antiguamente el bautismo por inmersión.
[L3]19‑21 El hecho acaeció siendo Dante prior de Florencia, y acaso levantó
algunos malévolos comentarios entre sus enemigos, acusándole de sacrilegio.
[L4]Era el suplicio llamado «propagginazione», que consistía en introducir
al condenado en un hoyo que se recubría de tierra, a fin de asfixiarle; cuando
se llegaba a la altura de la boca se detenían un momento para la confesión del
reo.
[L5]52‑87 Quien habla es Nicolás III Orsini, papa desde 1277 a 1280, que
está esperando a Bonifacio VIII, con el cual confunde a Dante y que no llegará
a empujarle más al fondo hasta 1303, siendo a su vez hundido por el francés Clemente
V en 1314. La fama de simoniaco de este último fue proverbial en la época, y
con él comenzó la residencia de los papas en Avignon y tuvo lugar la horrible
persecución de los templarios por deseo de Felipe IV el Hermoso.
A sus relaciones con este rey aluden los
siguientes versos, cuando compara al papa con Jasón, sumo sacerdote de los
hebreos, y al rey francés con el Antioco de Siria, que según Macabeos (IV, 7‑26) ofreció a aquél su
cargo de sacerdote a cambio de dinero.
[L6]Matías fue elegido tras la muerte de Jesús para completar el número de
doce apóstoles que había dejado libre la traición y muerte de Judas (Hechos, I).
[L7]Se decía que Nicolás III había conspirado por dinero contra Carlos de
Anjou, dando lugar a las famosas «Vísperas sicilianas».
[L8]Se refiere al pasaje de Apocalipsis,
XVII, en que San Juan ataca a la Roma pagana y a Dante le sirve para aludir
a la Iglesia corrompida de su tiempo.
[L9]De nuevo la Iglesia, pero esta vez armada con los cuernos de los Mandamientos
y los siete sacramentos.
[L10]Alude Dante a la supuesta cesión que del dominio de Roma hizo Constantino
al papa Silvestre tras su conversión, y que se tenía como el fundamento real
del poder temporal del papa. Hasta el siglo XV esta cesión fue tenida por histórica,
hasta que Lorenzo Valla demostró científicamente que carecía de todo
fundamento.
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