En cuanto a la elección de Goethe —aunque en su país hay
escritores mayores: Schopenhauer, Nietzsche, Heine— es
acertadísima
por razones que ya se verán. Goethe se ocupó de muchos
temas; como filósofo
defrauda un poco: cuando Schopenhauer trató de explicarle el
idealismo, nada consiguió. Goethe confiesa que intentó la
lectura de
Kant pero que después de pocas páginas de la Crítica de la
razón pura comprendió
que el libro, aunque admirable, no lo mejoraba y dejó de
leer.
***
Martes, 7 de junio. Come en casa Borges. Me expone la teoría
del
Dios de Spinoza; a mí me parece más admisible que a él (Dios
como la
sustancia, de la cual toda la realidad y nosotros somos atributos;
formas
de dos atributos, pensamiento y extensión; Dios como natura
naturans y
como natura naturata; Dios sustancia invariable, que está
detrás de las
apariencias). Me dice que la ética de Spinoza es buena:
condena el remordimiento,
es estoica. Piensa que las ideas filosóficas de Coleridge
eran confusas y pobres.
***
Describe una sociedad en la que todo tiene importancia,
en la que los seres pueden progresar o hundirse por acciones
aparentemente
intrascendentes. Pero la describe con perspicacia». BIOY:
«Una sociedad horrible frecuentemente es el tema de los
novelistas franceses
actuales, pero estos libros modernos dan una impresión de
sordidez;
Proust, no». BORGES: «En Proust siempre hay sol, hay luz,
hay matices
hay sentido estético, hay alegría de vivir». Después de
elogiarlo elocuentemente,
dice que los franceses observan los matices de todo, de
lugares,
de colores, de estaciones, de comidas: «Hablan de la
mi-saison dans
la mi-montagne.
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