jueves, 3 de marzo de 2016

Jorge Luis Borges. Obras Completas. Editorial EMECÉ Editores, 1972, GILBERT WATERHOUSE: A Short History of Germán Literature (Methuen, London, 1943). Discusión.


Jorge Luis Borges. Obras Completas. Editorial EMECÉ Editores, 1972,
GILBERT WATERHOUSE: A Short History of Germán Literature (Methuen,
London, 1943). Discusión.
Equidistantes del marqués de L'aplace (que declaró la posibilidad
de cifrar en una sola fórmula todos los hechos que serán,
que son y que han sido) y del inversamente paradójico doctor
Rojas (cuya historia de la literatura argentina es más extensa que
la literatura argentina), el señor Gilbert Waterhouse ha redactado
en ciento cuarenta páginas una historia no siempre inadecuada
de la literatura alemana. El examen de este manual no
incita ni al agravio ni al ditirambo; su defecto más evidente,
y acaso inevitable, es el que De Quincey reprocha a los juicios
críticos alemanes: la omisión de ejemplos ilustrativos. Tampoco
es generoso conceder exactamente una línea al múltiple Novalis
y abusar de esa línea para ubicarlo en un catálogo subalterno de
novelistas cuyo modelo fue el Wilhelm Meister. (Novalis condenó
el Wilhelm Meister; Novalis famosamente dijo de Goethe: "Es
un poeta práctico. Es en las obras lo que en la mercadería son
los ingleses: pulcro, sencillo, cómodo, resistente".) La tradicional
exclusión de Schopenhauer y de Fritz Mauthner me indigna, pero
no me sorprende ya: el horror de la palabra filosofía impide que
los críticos reconozcan, en el Woerterbuch de uno y en los Parerga
unrid Paralipoména de otro, los más inagotables y agradables
libros de ensayos de la literatura alemana.
Los alemanes parecen incapaces de obrar sin algún aprendizaje
alucinatorio: pueden librar felices batallas o redactar lánguidas e
infinitas novelas, pero sólo a condición de creerse "arios puros".
280 JORGE LUIS BORGES—OBRAS COMPLETAS
o vikings maltratados por los judíos, o actores de la Gemianía
de Tácito. (Sobrevesta singular esperanza retrospectiva Friedrich
Nietzsche ha opinado: "Todos los germanos auténticos emigraron;
la Alemania de hoy es un puesto avanzado de los eslavos y
prepara el camino para la rusificación de Europa." Una respuesta
análoga merecen los españoles, que se proclaman nietos de los
conquistadores de América: los nietos somos los sudamericanos,
nosotros; ellos son los sobrinos.. .) Notoriamente, los dioses han
negado a los alemanes la belleza espontánea. Esa privación define
lo trágico del culto shakesperiano alemán, que de algún
modo se parece a un amor desdichado. El alemán (Lessing, Herder,
Goethe, Novalis, Schiller, Schopenhauer, Nietzche, Stefan
George. . .) siente con misteriosa intimidad el mundo de Shakespeare,
al mismo tiempo que se sabe incapaz de crear con
ese ímpetu y con esa inocencia, con esa delicada felicidad y con
ese negligente esplendor. Unser Shakespeare —"nuestro Shakespeare"
dicen, o dijeron, los alemanes, pero se saben destinados
a un arte de naturaleza distinta: arte de símbolos premeditados
o de tesis polémicas. No se puede recorrer un libro como el de
Gundolf —Shakespeare und der deutsche Geist— o como el
de Pascal —William Shakespeare in Germany— sin percibir esa
^nostalgia o discordia de la inteligencia alemana, esa tragedia
secular cuyo actor no es un hombre, sino muchas generaciones
humanas.
Los hombres de otras tierras pueden ser distraídamente atroces,
eventualmente heroicos; los alemanes requieren seminarios de
abnegación, éticas de la infamia.
De las historias breves de la literatura alemana, la mejor, que
yo sepa, es la de Karl Heinemann, publicada por Kroener; la
más evitable y penosa, la del doctor Max Koch, invalidada por
supersticiones patrióticas y temerariamente inferida al idioma español
por una editorial catalana.

***

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