Aunque Alfaguara no publica una cifra oficial, se estima que su catálogo actual incluye entre 500 y 1,000 autores activos, considerando sus ediciones en España, América Latina y el mercado internacional. Esta cifra incluye:
Autores consagrados como Mario Vargas Llosa, Rosa Montero, Javier Marías, Isabel Allende.
Nuevas voces latinoamericanas y españolas que se incorporan cada año.
Traducciones de autores internacionales (como Ian McEwan o Zadie Smith).
Autores de literatura infantil y juvenil bajo el sello Alfaguara IJ.
¿Por qué no hay una cifra exacta?
El catálogo está en constante movimiento: se publican novedades, se reeditan clásicos, y algunos títulos salen de circulación.
Alfaguara forma parte del grupo Penguin Random House, lo que amplía su red editorial y complica el conteo aislado.
Alfaguara como verdulería editorial
Lo que alguna vez fue un templo de la narrativa hispánica hoy parece un mercado de pulgas literario. Alfaguara, otrora bastión de prestigio y curaduría estética, ha caído en la tentación del número: demasiados autores, demasiadas voces, demasiado ruido. Su catálogo actual, más que una constelación de talentos, se asemeja a una verdulería editorial, donde se exhiben títulos como tomates maduros, cebollas lloronas y plátanos verdes, aun sin estilo.
¿Dónde quedó la selección rigurosa?
Publican como quien vende aguacates: por volumen, no por maduración.
El prestigio se diluye entre nombres que entran y salen como en una pulpería de barrio: hoy hay jabón, mañana hay poesía, pasado mañana hay thriller con olor a detergente.
El lector ya no distingue entre una novela de peso y una ocurrencia de supermercado. Todo está mezclado, todo es “novedad”.
La estética del montón
Alfaguara ha confundido diversidad con dispersión.
Su catálogo parece diseñado por algoritmos de marketing, no por editores con criterio.
¿Qué sentido tiene publicar 800 autores si 700 de ellos no resisten una segunda lectura?
No hay comentarios:
Publicar un comentario