"—Ah, ah, ah, hum, no se preocupe por mis hermanos; ellos no se van a enterar. Todo sigue su curso normal; en un nonasegundo, su sire y yo hablaremos. Podría alargar nuestra charla por veinticuatro horas terrenales sin que nadie se entere. Continúo, su señor. Entonces, ¿va entendiendo el juego? Pues, el juego está en: primero, el autobombo; todo es el juego del autobombo, aprovechar cualquier mecanismo publicitario para hacerse oír. Segundo, buscar promotores del autobombo: “Vos alabás lo que yo escribo y decís que soy un genio literario”.
(FRAGMENTO. NOVELA. PRINCIPIOS NOCTURNOS).
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