(Fragmento. Novela. BOLA NEGRA). J. Méndez-Limbrick.
PENELOPEA
El Valle de las Muñecas es uno de los lugares más visitados con la oscuridad. La Torre Báquica y otros espacios de la ciudad de San José apenas se levanta el “toque de queda”, muchas personas se refugian en los night clubs.
Yo no soy la excepción, busco entretenimiento con las sombras de la ciudad. Después de tomar el elixir y recostarme media hora en mi Torre Ave Fénix, la transformación es completa: soy el bello Julián, el bello Julián con el cabello rubio hasta los hombros, el bello Julián que cautiva a hombres y mujeres.
Mi estatura es de 1,85 cm, ojos pardos, tez blanca - nívea, como el sueño de un vampiro, una barba al ras de la piel, igual, rubia, unas manos perfectas, una risa provocadora, y unos dientes para un anuncio de pasta dentífrica… ¿Quién lo diría? Sí, este bello joven soy yo, don Julián Casasola Brown.
No hay respuesta racional para concluir son la misma persona pero, lo somos. Lo único compartido en las dos personas supondrán qué es… ¡exacto, el anillo con la piedra color púrpura!
[...]
En el night club todas me aman y apenas entro está allí la Madama Carlota, siempre me atiende, siempre me hace un guiño a mis peticiones. Es Carlota cc “Garganta Profunda”, sí, están ustedes en lo cierto, el sobrenombre de “Garganta Profunda” obedece a tres razones:
La primera. Así se llamó una película porno, quizá la gran película porno de los años 70 del siglo pasado y filmada en los Estados Unidos de Norteamérica.
La segunda. Fue la primera actriz porno que tuvo en su boca un pene enorme y al realizarle sexo oral a su co-protagonista, el enorme miembro desaparecía por completo… entonces, en la jerga mundial se le bautizó a la actriz de “Garganta Profunda”.
La tercera. Y con un doble sentido, así se llamó a toda persona e informante anónimo de temas que le podían interesar a la ciudadanía. A la Madama Carlota, se le llama también –y por cariño- “Garganta Profunda” por conocer los chismes de la mayoría de los políticos y de sus aventuras sexuales en el antro de “Penelopea”.
“Garganta Profunda”, ignora quién soy, a ella no le importa, a Carlota le interesa mi buen pago. ¿Sospecha de mí? ¿De mis crímenes? Podría ser. ¿Qué haría para denunciar?
El ambiente huele a aerosol y, un aire de ventilación no natural golpea e invade mis fosas nasales. Penelopea con los muchos cristales le dan al ambiente una fuga de imágenes, de proyecciones fingidas y falsas al salón principal.
Los planos se superponen y el fondo del antro adquiere proporciones que no posee. Me agradan sus metales con los violetas de los adornos, proyectan una sensación de ensueño y una especie de narcosis.
“Garganta Profunda” –me observa- es un áspid, yergue la cabeza y suelta la mano al aire en señal de saludo. Yo la miro y me dirijo hacia ella.
-Belleza, tesoro de mamá… mi nene… ¿adónde estabas escondido? Dice “Garganta Profunda” y hace un espacio para que me siente a su lado. No podría negarlo… “Garganta Profunda” es una mujer cuarentona, mantiene una belleza incólume de una mujer treintona o menos años. Su cuerpo es de unas proporciones alucinantes, de una simetría para volver loco al más puritano de los hombres. Pero, “Garganta Profunda” es la Madama, es la administradora de las putas y no comercia con su cuerpo.
Me acerco, huelo su piel, su perfume y por un momento me embrutece los sentidos. Es la sensación del estar drogado… “Garganta Profunda” se sabe deseada por los hombres y eso la excita, siento la piel mejilla tibia sobre mejilla tibia mientras con inteligencia me toma de las manos (otro golpe de sangre en la cabeza) y, me desplomo rendido a su lado. ¡Soy su prisionero!
Agrega:
- Amorcito… JC, con este asunto de la oscuridad en la ciudad muchos políticos “ratas al fin” se han ido a pasarla – con el caos de las sombras- a otras partes, a otras ciudades. ¿Europa o Sudamérica? Probable, porque, quedarse en lugarcitos de Centroamérica pues no, es peligroso jajajaja.
- Y, ¿vos macho divino qué querés de bebida? Pregunta Carlota y alza la mano por segunda vez en medio del claroscuro para llamar a un salonero.
- Un whisky. Agrego y no hago ningún comentario ni a favor ni en contra de los políticos que, han dejado la ciudad igual a las ratas cuando un barco se hunde. Me importa muy poco. Estoy satisfecho con el caos de la ciudad. La ciudad está enferma y eso me gusta.
Señalo:
-“Y vos Carlota, ¿por qué no te fuiste con tus amigotes políticos a Miami o a Puerto Vallarta? Le digo, sosteniendo el trago de whisky.
-¿Yo? ¿Cómo decís? Jajajaja, ayyy, qué ocurrencias tenés, ¿yo? Jajaja… ¡Qué rico, síiiii! ¡Qué ocurrencias JC. ¿Y las niñas, qué hago con las niñas, me las llevo a todas? ¡Ayyy noooo amoooor, debemos de trabajar, el negocio no se puede descuidar. Agrega “Garganta Profunda” encendiendo un cigarro. Observo su rostro: bronceado, a una décima de segundo por ser el rostro más sexy de la farándula nacional porque, “Garganta Profunda” también tiene otras actividades. ¿Cuáles? Posee boutiques, restaurantes y bares con “Lady´s night” para la clase media urbana pero, su secreto mejor guardado está en el antro “Penelopea”, exclusivo para políticos, empresarios, futbolistas y, personas de clase alta. Personas deseosas de una larga, larguísima diversión.
También Carlota cc “Garganta Profunda” hace charters a varias islas del Golfo de Nicoya con extranjeros y nacionales. Ella a estas actividades les llama “giras turísticas-ecológicas”, si le solicitan “un documento para identificar el negocio. Francesco Rocco, Arthur Blackwood y yo, preferimos llamarlo: “putas con tanga en la playa”. Es toda una organización propiedad de “Garganta Profunda”.
Carlota continúa:
- ¡Ayyy… amooor… viste, ¡qué ricooo, qué hombre más simpático jajaja! ¿Lo viste… a ese diputadillo “Pedro Navaja” hablando en contra de las drogas por la tele? Si la gente lo sabe, jajaja, él se regodea con los narcos internacionales mexicanos, jajaja. No amor, ahora Costa Rica no se le conoce en los ámbitos internacionales de “Banana republic” ahora es “Cocaína republic” jajaja, y no la Suiza centroamericana sino la “Reina de la cocaína Centroamericana, al menos en bodegaje… jajajaja. Sonrío, es imposible no sonreír con las ocurrencias de Carlota. Pedro Navaja es un diputado de la bancada oficial saliente. Por lo estrafalario en su vestir le pusieron así, Pedro Navaja como el personaje de la canción de Rubén Blades.
Otra observación:“Garganta Profunda” es la reina de las pasarelas a escala nacional. Señala a dedo quién sale o quién no sale en las pasarelas de los Malles, bares y en las “Ladys´s night” organizados ya sea para eventos privados o públicos.
- ¿Y chicas nuevas? Le pregunto. Es una rutina con Carlota, preguntar por novedades “artísticas”. Carlota me lleva al fondo del negocio, su sala de operaciones en donde tiene una lista o álbum completo de las últimas novedades de jóvenes con sus fotografías. Pero, la rutina ahí no termina, si la joven está en Penelopea o anda cerca del lugar estudiando en una universidad privada o pública, Carlota le manda un mensajito para que llegue rápido al night club y haga un espectáculo en el hot tube.
Así sucedió dos semanas atrás y visité Penelopea, me llamó la atención una “modelo” colombiana más al pedirle a Carlota los servicios de la muchacha, la joven andaba en “turismo ecológico” viendo la “isla Tortuga” allá en las playas del Pacífico.
“Penelopea” arde en sombras acá y allá. Observo, Carlota continúa con la charla:
- ¿Y vos amor, tesorito de mamá? ¿cómo le hacés para andar con “el toque de queda”? Pregunta con cierta duda, intriga, recelo y no vaya a ser yo un agente encubierto de la DEA o de la O.I.C. en busca de drogas y menores de edad en el lugar. Me doy cuenta, no es una pregunta suelta de “Garganta Profunda”, es una pregunta fría y bien calculada. Así Carlota obtiene información de los políticos nacionales: disparando preguntas a discresión.
El negocio lo inició hace mucho tiempo atrás. Apenas era una adolescente y se encontró con Mr. Miller (un gringo viejo e inversionista). Juró venir acá a invertir en el turismo ecológico. No era otro negocio que turismo de putas en las playas.
Y Carlota estaba en la costa con una tanga diminuta, con sus diecisiete años en Sámara, con un grupo de compañeros del colegio un fin de semana.
Y mr. Miller la vio y se dijo “esa” era la mujercita tropical de sus sueños carnavalescos. Le habló. Carlota cumplidos los 18 años se iría a vivir con el gringo Miller a Sámara.
Luego, montaron el negocio de Penelopea en uno de los lugares más “chic” de la ciudad capital y cuando comenzaron a visitarlo políticos, empresarios y personas influyentes del medio social, mr. Miller ideó un plan de crédito y garantía a través de los años: tener un libro, llamado el “Libro Rojo” con detalles (teléfonos, residencias, familiares, negocios, amistades, preferencias sexuales, putas solicitadas en las visitas, etc) de lo visto en Penelopea.
El asunto llegó a oídos de los políticos clientes del lugar y a partir del rumor del libro rojo, por arte de magia, Mr. Miller obtuvo favores y privilegios de las autoridades nacionales.
El famoso “Libro Rojo” ponía al descubierto los encuentros sexuales de políticos con prostitutas y menores de ambos sexos.
No queriendo correr ningún riesgo los políticos involucrados por no saber si ellos eran víctimas de las anotaciones en el Libro Rojo, las complacencias con Mr. Miller fueron de puertas abiertas.
Mr. Miller negó a la prensa nacional tales acusaciones del Libro Rojo y las anotaciones de los políticos – clientes.
(Páginas siguientes ilegibles…).
Y, -recordó Carlota- los beneficios económicos llegaron multiplicados. Carlota ríe y me dice tener a mano El Libro Rojo en lugar seguro, que me lo puede enseñar. Yo le comento no tener el menor interés y esto a Carlota le intriga mucho más, piensa, soy un extraterrestre. ¡Muchas personas pagarían por leer el Libro Rojo!
[...] Pasan cuatro jóvenes aleteando sexo, brincan de una mesa a otra hasta que miran a donde está “Garganta Profunda” y yo. Carlota las ve y de una señal con su mano, las 4 jovencitas están alrededor nuestro, bautizándome con sus nombres de cariño. Me siento en un serallo.
“Garganta Profunda” se levanta y me dice al oído:
-Dichosas estas jovencitas con una belleza, con una divinura como vos, mi rico, mi macho divino y en el último momento me introduce su lengua en la oreja para muy luego sentir su aliento tibio y mezclado con más palabras y un diminuto beso en la boca de: “ te amo… mi adonis”. Y “Garganta Profunda” es una puta más en medio de la penumbra.
Esa noche estuve con las 4 jóvenes. Imagino, con la escasez de clientes cualquier compañía es buena, y más si se departe con alguien joven y de mi posición social quien no duda en comprar bebidas sin escatimar precios.
La polémica de las jovencitas se da, cada una desea granjearse mis atenciones y favores. Es un ir y venir de palabras y palabritas de doble sentido entre las mujeres. Yo escucho… se inicia una guerra de guerrillas por avanzar al interés que yo pueda tener por una de ellas.
La de mayores intentos en conseguir mi atención es una jovencita de nombre Sady, “la muñequita barby” así, se le apoda por su belleza en Penelopea. Su cuerpo es delgado sin ser flacucha.
Medidas: no más de 1.60 cm. Ustedes dirán: “es baja”, yo digo: “perfecta”… no me agradan las mujeres demasiado grandes… me parecen masculinas…andróginas. El garbo y la sensualidad está en las proporciones correctas y Sady posee las proporciones exactas entre altura, peso y formas. ¿Su piel? En un claroscuro, yo le puedo percibir un color de piel trigueño, posee un tenue dorado, tostado, del pan recién hecho, para comerlo, ¿dorado? Sí, ustedes me entienden, ¿verdad?
Usa frenillos para que sus dientes busquen la simetría que de por sí ya poseen. ¿Su pelo? Ahhh, su pelo es lacio, es una cascada de color champagne, fino, terso, sedoso, con una ondulación mínima provocado por su peinado. Es una cabellera un poco menos de la media espalda de largo. ¿Su risa? Es una risa de sensualidad, no es una risa vulgar, por el contrario cuando ríe lo hace con la provocación de una niña pulcra y con recato en donde se le adivinan dos camanances. ¡Ahhh, se me olvidaba comentar: Al caminar lo hace con sensualidad, no camina sino, levita.
[...] Nos quedamos en un rincón de Penelopea Sady y yo. Pasamos de una conversación a otra, ella supone no voy más allá en la tertulia por razones de no estar seguro con una cita. ¿Será? Equivocado el razonamiento de Sady, no me decido por varias razones. La primera: no convengo en proponerle sexo esa noche. Me limito al diálogo, no hay escarceos por parte mía. Me acerco a su cara y le digo una seguidilla de mentiras. La primera y gran mentira: “Garganta Profunda” y yo tuvimos un romance, hoy, somos “buenos amigos”. “Carlota y yo nos conocemos hace mucho tiempo atrás” Argumento. ¿Razones por no solicitar sus servicios hoy? Deseo a una Sady cómplice para una cita dentro de 24 horas, y me jure lo siguiente: las últimas frases son convincentes máxime cuando estas mujercitas les hablás al oído y les pasás las manos por las piernas. Hurgo entre sus muslos internos – Sady anda con una falda de mezclilla corta- y siento lo caliente de su caverna, de su piel húmeda a mi contacto, siento el vaho, el silabario roto que expele esa gruta. Justifico:
- ¿Me entendés, Sady, mi belleza lo que trato de explicar? Y hago una pausa, buscando más palabras de mentira, de convencimiento, de seducción imposible para una puta como Sady. Sigo la pantomima: “es simple, imagino Carlota todavía me ama y, sentiría celos si sabe de nuestra cita”. Le digo a Sady. La frase le gusta por el contenido de rivalidad existente entre todas las mujeres, es una cuestión de vanidad, de halagos, al final somos humanos.
- ¿Y? ¿Qué hacemos? Me lo dice acercándo su rostro a mi oído en un flash…
- ¿Qué deseo? Te repito, es algo sencillo, ahí está la trampa y “Sady la barby” consentida no entiende de qué se trata el juego oscuro así llamados a los juegos de seducción y muerte por la abogada Beatriz Muriel Nigroponte. Y Sady se siente única con una mentira más: “vos Sady me gustás y si “Garganta Profunda” se da cuenta mi interés en vos, se pondrá fúrica, aunque no lo creás-. Le digo la mentira hasta tocar su piel con mis labios. Al toque de mi aliento siento el brinco leve, el movimiento del músculo tenso a un acto inesperado para alejarse de mi rostro y volverme a mirar a los ojos y preguntar, si es así, y no le miento. Entonces, me digo: “la trampa está puesta, el señuelo: su ego, su orgullo y vanidad me han dado resultado, ha caído…”.
[...]
(Faltan varias páginas).
No me despedía de Carlota, la Madama se iba al fondo del negocio y no regresaba. Le dije a Sady nos viéramos al día siguiente, a las 7 de la noche cerca de los andenes de ferrocarriles. Ella no convencida me contestó, no le gustaba la idea. Quedamos de encontrarnos en la “Torre Báquica”, en el Valle de las Muñecas, antes del toque de queda y así, cenaríamos y antes de las 21:30 horas estaríamos en un lugar secreto, mío, muy personal…
- Tu penthouse de soltero… comenta Sady y me confiesa:
- Yo, también le he pagado favores a un general centroamericano en un penthouse hermoso, mirando al mar. Sady se mantiene muda, estática, continúa con la idea anterior: “sabés, los gringos lo mataron en un accidente simulado, sabía demasiado de la política exterior gringa hacia Latinoamérica”.
- Imagino, de cuál general centroamericano me hablás. Le comento y cambio de conversación. Lo contado no me importa, me importa el ahora, el saber estoy con Sady… me importa el instante creado, el instante de la perversión y de mi enfermedad… ¿Tiene relevancia lo contado del “gorila militar” y que la tuvo por varias noches en su penthouse como una muñequita inflable para hacerle el sexo cuantas veces quisiera? ¿ Es un juguete caro para desechar?… ¡Qué obsceno y vulgar es el mundo! Me digo.
Pero, si el gorila militar hizo lo contado… yo… ¿en qué posición me sitúo?
¡Lo mío va más allá de lo físico, de lo sexual! Se encuentra en el término medio de lo sexual, lo erótico, la perversión, la locura. Es una sensación primitiva, elemental, también es la sensación más sublime de todas las sensaciones capturada con mi esencia de humano… un cuerpo te pertenece por siempre. El acto y la mujer se convierten en una especie de tótem, de actos impuros y, de belleza disipada al instante porque, entre el orgasmo, lo sensual, lo erótico, lo sexual y la muerte prevalece solo un tris, un viaje diminuto y sin retorno…
Cuando Sady llegó a nuestra cita, la oscuridad de San José, se hacía más intensa. Los científicos dijeron: “la oscuridad será mayor con la sumatoria de los días”.
En este segundo día, la cresta de la oscuridad se iniciaba. No me importó. Al contrario - y lo dije en páginas precedentes- , la oscuridad y el caos promovido por las bandas de párvulos delincuentes me tiene sin cuidado.
Otro asunto: Apareció Sady y el frío aumentaba. Al pasar el tiempo y se hace más densa la oscuridad, el frío es mucho mayor. Las proporciones son las mismas: a más oscuridad más frío.
Cubierta con una bufanda, guantes de lana, y un gabán, Sady llegó a la cita con una palidez inusual, llegó con el viento frío de la muerte.
Le pregunté si le comentaba sobre nuestra cita a “Garganta Profunda”.
-¿Decirle? ¡Jamás amor. Le juré me quedaría en el apartamento estudiando para un examen de bachillerato.
Y mientras lee el menú me confiesa: “Ahhh, vieras qué risa, es cierto lo que me dijiste; apenas te fuiste pues Carlota me buscó y preguntó del por qué yo no me iba con vos, yo le digo que vos no quisiste, y agregaste:
- Mirá Sady, creo no sos mi chica ideal. Carlota preguntó:
-¿Qué sucedió? Y yo le respondí:
- “No, no se fue con nadie”.
[...] En medio del sonambulismo y del frío, Sady y yo caminamos por entre algunas zonas verdes del Valle de las Muñecas.
Ella y yo enfundados en nuestros abrigos, la tomo de la mano. ¿Es especial la pareja? Me pregunto. Me respondo: ¡no! Es una pareja más de jóvenes tomados de las manos. Ella de menor estatura que yo, nada más.
Botas de cuero café, gabán, ¿el color del gabán? No desentona: café claro, combina de maravilla con el matiz de su pelo color champagne- caramelo.
Sostenerla por la cintura es un prodigio, siento el ritmo de su caminado y me digo: ¡ahhh Sady, la tensión del Universo en una gota de sangre! ¡Ahhh Sady, la belleza en el instante de las cosas finitas. Su cintura es una cintura esotérica y llena de misterios, de pasadizos!
Caminamos por la noche, pasamos junto a los numerosos anuncios de neón, por los diferentes senderillos comunicando bares, discotecas y las diferentes torres.
¡Imagino su ropa de lencería... su monte de Venus!
[…]
Soy un vampiro atrapando los sentidos de mi amiga. Así recorro la ciudad en mi Blazer negro. La soledad de los parques y sus luces mortecinas disparan mi eros, se tensa el músculo.
- ¿No te parece JC encantador ver la ciudad sin gente? Me pregunta Sady, la colegiala …
- Sí, a mí también me agrada mirar los parques sin gente, con las luces de color ámbar proyectadas por las farolas. Respondo, y hurgo con la mano entre los muslos internos y tibios de mi joven amiga. Ella se deja, entreabre las piernas, mi mano recorre sin dificultad la caverna, la gruta.” Pero, cierra los muslos y aparta mi cuerpo de ella. Yo no insisto, habrá tiempo para “eso” y mucho más. Avanzamos en el Blazer por calles paralelas, lugares no visitados. Sady me hace una pregunta.
- Te deseo JC pero, por favor decíme la verdad, ¿sí? ¿Me das tu palabra? Y pregunta sin sonreír, con una cara neutra desprovista de humanidad, mirando hacia delante de la carretera en una sucesión de imágenes ambiguas y sombrías.
- ¿Qué será? Le respondo.
- ¡No me mintás, porfa! Vuelve a insistir Sady. Siento un cosquilleo, imagino estoy al borde del abismo, que Sady me puede empujar con un soplo adonde son los imposibles: ¡la Nada! Pregunta:
- “… ¿sos un hombre casado? Te ves joven, guapo, educado, con dinero, yo me pregunto si estás casado o tu mujer no te da algunos placeres, entonces, los buscás afuera”.
Me digo qué responder. Respiro, hago una mueca y antes de contestar vuelvo a preguntar:
- ¿ Y cuál es la diferencia? ¿No estamos juntos? ¿Qué importa lo demás? ¿No te parece? Y expreso lo anterior alargando el tiempo para poder valorar mejor cuál será mi respuesta definitiva de si soy casado o no lo soy. Es ridícula la escena – me digo- ¿ ella no es una puta? ¿Está dentro del juego oscuro esta situación? Respondo:
- No, no soy casado.
- ¿No? Pregunta Sady y me vuelve a mirar con el rostro de la contrariedad. ¿Es una mala respuesta? Sí, eso ha sido de mi parte: una pésima respuesta. Me confundo con el semblante de Sady.
- ¡Ahhh… ¡qué lastima se ha perdido parte de la emoción y de lo morboso! Confiesa Sady.
- ¿Y por qué? Pregunto.
- ¡No te imaginás cómo me seducen los hombres casados!… ¿Cómo decirlo, cómo definir la sensación? Es una sensación entre morbosa y de perversión, lo sé, lo sé, es la sensación “de lo imposible” Es codiciar y no tener. Me agrada la no-pertenencia. Me excitan los imposibles, los espejismos, lo doloroso, lo torcido, no lo sé.
- Y, ¿qué vamos a hacer? ¿Decepciono tanto?
- ¡ Ayyyy no! … No JC por favor no es para cortarse las venas… contesta y hace un ademán como cortándose las venas. Es un asunto de gustos.
- - Ahhh,¿te gusta lo torcido, lo anormal?
- Uhmmm, sí. ¡Y cuando ríe se le forman los camanances haciendo más impúdica, más de gruta enferma su persona…! ¡Me enloquece lo escuchado…! Los frenos inhibitorios son rotos, se desemboca y comienza aletear el vampiro que llevo dentro. Es una llaga pútrida, es la pústula reventando con su inmundicia. ¡Los cupidos han muerto! Lo dicho por Sady es agarrar a Cupido y abofetearle la cara hasta hacerlo sangrar.
- Ehhh, ajá y, ¿qué más te seduce? Pregunto. Siento una leve erección, es el aguijón del escorpión próximo a inocular su veneno.
- ¿Qué más me gusta? No sé, lo raro, lo poco común… sabés… y… ¿para dónde vamos? Pregunta Sady, al observar, las interminables callecillas de los barrios del sur, de la Zona Fantasma por donde recorro… y agrega: sos extraño, bello, ¿sabés? Sos un hombre pulcro, misterioso, extravagante, sí esa es la palabra: “extraño”, si fueras casado sería más interesante…
- Ahhhh, ehhh pero… no lo soy… y compenso esa deficiencia con otras virtudes. ¿Te parece? Le reprocho a Sady. Y lo digo y me siento un duende malévolo, un duende a medio construir...
- Supongo, tenés novia. Me dice Sady. Modula la voz, haciendo que la pregunta no tenga una connotación de celo, de mujercita aburrida y caprichosa... por el contrario es una entonación de palabra fácil y con doble sentido. El doble sentido que la mujer perspicaz le da al vocabulario con una afinidad sexual a lo comentado.
Agrega: “un hombre... digo, vos no tendrás problemas para encontrar pareja”... ríe y de nuevo se le advierten los camanances... Y ahí, es a donde reside la cuestión, el lado oscuro de esta historia. No, no es así, equivocada. No, no es dramatismo, es la realidad, la burda y cutre realidad. Son las ambivalencias, me digo. No respondo por un segundo, ella calla esperando mi respuesta.
El recorrido con el Blazer se hace monótono. Entramos a la Zona Fantasma, a los parajes de mi reino. Unos vagabundos me hacen una señal de alto, no hago caso, prosigo el viaje.
Y vuelvo a pensar en mi diálogo con Sady. ¿No tengo problemas para encontrar sexo, una mujer, una pareja? Depende... me digo. Depende de quién se presente: JC el joven o don Julián el viejo. ¿Arrastro mis sombras, lo vital? ¿Qué haría si ella mirara mi lado oculto, la exploración de unos sentidos no percibidos por nadie? ¿Se acercaría al viejo JC si supiera es un hombre rico? Soy un hombre insano, hace muchos años atrás, soy una rosa enferma y en el centro un gusano me corroe.
- No lo sé… no lo sé… si existe una novia. Digo.
- ¿No sabés si tenés novia, una amante? Pregunta Sady.
- No, no sé cómo contestar a la pregunta. Respondo.
[...]
No ha sido necesaria la droga hipnótica para una Sady a tono conmigo y con mi conversación. Sady afirma:
- JC. ¡Qué locura, el ambiente de los claroscuros del último piso de la Torre de los Cuervos, estoy enamorada del lugar. Sos un mago JC. Más allá del Evento de Sucesos nadie – sepa yo- viene. Es una zona prohibida. Y este edificio de negro y esos cuervos encima de la cúpula de cristal y ese paisaje con ese Sol que veo, que está ahí, vigilante, estático, en ese firmamento de colores ámbares. ¡Sos un loco, sos un mago, sí eso es, sos un mago por encontrar este lugar! Dice Sady alargando y entrecortando otras frases. Entonces, cuando la beso en la boca y mientras ella está frente al gran ventanal mirando el Sol in perpetuum hundo una fina daga en su seno izquierdo. El aliento se le escapa en un orgasmo de muerte y yo lo recojo bocanada a bocanada en mi boca.
[...] ¿Qué hacer con un cadáver bello? No, están equivocados si suponen en la profanación. ¿Lo primero? Lo limpié con la meticulosidad de un joyero ante el diamante que pule.
Frente al gran ventanal en un ritual único coloco el cuerpo de Sady, lo he puesto en una enorme tabla de caoba.
Es Sady, es la perfección de un cuerpo desnudo en sus proporciones humanas. Abundan cuerpos de amazonas, exuberantes, grandes, altivos, de piernas de robles y cinturas diminutas, con caderas generosas. Sady no es así, más bien su cuerpo es de muñequita de escaparate, frágil, de proporciones delicadas, de curvas que se esfuman entre la sensualidad y la inocencia sin ser un cuerpo sexual, erótico. Ahí es donde reside su encanto.
Después de limpiarla me quedo mirando su cuerpo en una especie de simulacro, de capilla ardiente, en una representación única: al fondo el Sol In perpetuum, y unos rayos entrando por el ventanal hasta tocar el cuerpo de Sady y más allá del cuerpo: yo, en un sillón contemplando el espectáculo, único, irrepetible.
Bertolino, ¿dónde estás viejo amigo? ¡Me hacés falta, desearía contarte de este gusano que me corroe por dentro todas las noches!
[...]
Lo confieso: ¿Dejar el cuerpo de Sady en los patios de Ferrocarriles al Pacífico? ¡Imposible! ¡No! Con una dosis de codeína y morfina, una especie de cóctel, me he extasiado contemplando el cuerpo de Sady por segunda vez.
(Ilegibles los renglones siguientes).
[...]
He bajado a los pisos inferiores de la Torre (más allá del primer nivel) existe una escalerilla y un enorme salón.
El Maestro Oficiante no me confesó de su existencia, ¿por qué? He colocado el cuerpo, donde nadie puede verlo, donde nadie pueda tocarlo, mancillarlo, allí estará protegido de las miradas inoportunas, de los indiscretos, de las personas deseosas por hacer un circo con las muertes de las putas.
[...] Fragmentos ilegibles.
La oscuridad continúa. En los noticieros ha salido una escueta noticia sin la mayor importancia sobre su desaparición. La noticia es revertida a un concepto ambiguo: en la noticia se habla de su desaparición. En este punto se coincide. También se dice o se comenta, la desaparición fue o hace días. También es así. Lo no comentado es, la jovencita menor de edad y de escasos 17 años se dedicaba a la prostitución y un general gorila la poseía cuantas veces quisiera.
No me puedo imaginar esa mole, ese gorila encima de Sady penetrando su carne, tocándola por dentro, humillando así su belleza.
Con la muerte de Sady, no he vuelto a traer a nadie más a la Torre de los Cuervos, rebajaría su muerte y su recuerdo.
A las demás mujeres las llevaré a la Torre Cobriza, sus dimensiones son enormes con puertas y laberintos falsos.
[...]
Otra observación: Henry de Quincey anda tras las pistas de mi personaje, de JC, el hombre joven. Está espiando la Torre Ave Fénix... ¡Simpático! Henry al salir del psiquiátrico de Pavas lo hizo con un desquiciado mental, un fulano llamado Felipe Ossorio... estaré al tanto con mis informantes.
[...]
El oficial de Policía Ernesto Miranda Rojas, anda husmeando en la Zona Fantasma. Posee informantes y estos le aseguran, una relación entre los zanates, la Zona Fantasma y los asesinatos últimos de las mujeres. (Fragmentos ilegibles).
[...]
Francesco Rocco, Arthur Blacwood, Ricardo Iglesias, me apoyan en continuar con la tradición. La tradición de las reuniones físicas y no las reuniones virtuales propuestas por los nuevos cofrades.
Los argumentos son discutibles para las modificaciones. El argumento más interesante es: por medio de la Internet se puede tener una mayor flexibilidad en cuanto a las reuniones. Se argumenta, el peligro generado es menor con las reuniones virtuales. Solo se tendría el Servidor Umbral de enlace y el servidor haría las comunicaciones necesarias para los cofrades.
Es una propuesta a mi parecer descabellada y no convence a los viejos de la cofradía. Yo, esgrimo lo siguiente: con la dirección electrónica ya se está en riesgo de ser detectado. Los que están a favor de las reuniones virtuales, han contestado a este argumento: igual sucede con las reuniones físicas, con la agravante que si se atrapan es a todos en persona, en la mismísima reunión.
¡Es inútil con las discusiones: hemos perdido, Rocco, Blackwood, Iglesias y yo, pensamos diferente!
[...]
Nos hemos retirado de la Cofradía. El nuevo Maestro Oficiante es un hombre de empresas y negocios. ¡Ahhh y... le hice trampa...! Al dar los libros de miembros, eliminé los nombres de mis amigos y el mío. E igual, en un revanchismo, no le informé sobre la Torre de los Cuervos, me la dejaré. Será parte de mi patrimonio personal. (Falta fragmento último).
[...]
- ¡Qué historia nos acaba usted de contar. Manifestó Eustaquio a Henry apenas este dejó de leer y depositó el libro en el maletín de cuero negro.
- Sí, es una gran historia. Replicó Faustino bastante pensativo.
- Se entiende el tema de las incursiones a la Zona Fantasma por el grupo de jóvenes.
- Concluyo, la permanencia del servidor umbral en la Zona Fantasma o más allá en el Evento de Sucesos-. Otro aspecto es el mito de la inexpugnabilidad del Evento de Sucesos. ¡Se puede ingresar! Dijo entusiasmado el Gran Archivero de la Noche.
- ¿Será posible que todavía se encuentre ahí el servidor ilegal? Preguntó Eustaquio.
- No lo creo. Si las “fuentes” son ciertas, ya la Cofradía se ha ido. Contestó Henry, tamborileando los dedos sobre el maletín de cuero.
- ¡Especulaciones, todas son especulaciones! Única manera de saberlo: visitando la Torre Cobriza, el Evento de Sucesos y la Torre de los Cuervos. Afirmó Faustino.
- Pero, primero hacemos un trabajo de campo. Contestó el Gran Archivero.
- Sí, lo estamos. Respondió Faustino.
- ¿Don Eustaquio, qué opina? Dijo Henry.
- Ya lo afirmó Faustino: estamos de acuerdo en las investigaciones.
Al terminar Henry de leer el documento de don Julián Casasola Brown y se concluyó la estrategia en los días siguientes, faltaba una hora para amanecer y la calma en la Zona Fantasma era total, como si la zona estuviera atenta que sus secretos más íntimos – los del Evento de Sucesos- llegaran a ser revelados.
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