viernes, 3 de febrero de 2017

jORGE LUIS BORGES. REVISTA SUR. TEXTOS




VARIACIÓN

Doy gracias a la luna por ser la luna, a los peces por ser los peces, a la dpiedra imán por ser el imán.

Doy gracias por aquel Alonso Quijano que, a fuer de crédulo lector, logró ser don Quijote.

Doy gracias por la torre de Babel, que nos ha dado la diversidad de las lenguas.

Doy gracias por la vasta bondad que inunda como el aire la tierra y por la belleza que acecha.

Doy gracias por aquel viejo asesino, que en una habitación desmantelada de la calle Cabrera, me dio una naranja y me dijo: "No me gusta que la gente salga de mi casa con las manos vacías". Serían las doce de la noche y no nos vimos más.

Doy gracias por el mar, que nos ha deparado la Odisea. Doy gracias por un árbol en Santa Fe y por un árbol en Wisconsin.

Doy gracias a De Quincey por haber sido, a despecho del opio o por virtud del opio, De Quincey.

Doy gracias por los labios que no he besado, por las ciudades que no he visto.

Doy gracias a las mujeres que me han dejado o que yo he dejado, lo mismo da.

Doy gracias por el sueño en el que me pierdo, como en aquel abismo en que los astros no conocían su camino.

Doy gracias por aquella señora anciana que, con la voz muy tenue, dijo a quienes rodeaban su agonía "Déjenme morir tranquila" y después la mala palabra, que por única vez le oímos decir.

Doy gracias por las dos rectas espadas que Mansilla y Borges cambiaron, en la víspera de una de sus batallas.

Doy gracias por la muerte de mi conciencia y por la muerte de mi carne.

Sólo un hombre a quien no le queda otra cosa que el universo pudo haber escrito estas líneas.

Sur, Buenos Aires, N° 325, julio-agosto de 1970.

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