miércoles, 15 de junio de 2016

CONTINUACIÓN. ADOLFO BIOY CASARES. DIARIOS ÍNTIMOS. BORGES.


CONTINUACIÓN. ADOLFO BIOY CASARES. DIARIOS ÍNTIMOS. BORGES. Fuente: Editorial Destino. 2006. Barcelona.

1949
[Enero a junio. Silvina Ocampo y Bioy Casares viajan a los Estados
Unidos y a Europa.]

Martes, 5 de julio. Borges anda muy ocupado con sus clases. No lee
en publico; habla. Ha dictado un curso sobre escritores norteamericanos;
dicta uno sobre escritores ingleses modernos, otro sobre místicos,
otro sobre literatura inglesa. Dio en el Rosario una conferencia sobre literatura
fantástica; dará, en la ciudad de Córdoba, otra sobre Dante; en
otra parte una sobre Martín Fierro. Interviene en debates públicos; improvisa
en banquetes.

Jueves, 21 de julio. Hoy, por primera vez, oí una conferencia de Borges.
Hablo sobre George Moore. Hablo tan naturalmente que me hizo
pensar que la dificultad de hablar en publico debía de ser ficticia. No habla
con énfasis de orador: conversa, razonando libre e inteligentemente.
Viernes, 22 de julio. En Buenos Aires. Come en casa Borges. Después
de comer, vino Susana Soca: una especie de fantasma abúlico, con manía
expositiva, evidente debilidad de juicio, dificultad casi penosa para hablar
y extraña pronunciación (.carasho!).1 Cuando se iban, en un aparte
demasiado cercano, Borges me confió: «Es una opa. No por lo que dice.
1. Cf. GRONDONA, Mariana, El chal violeta y otros relatos [Centro Cultural Corregidor,
1982: 92]: «[Susana Soca] tenia un modo de hablar muy particular y la convivencia con la
sociedad no era su fuerte. Era demasiado personal, un tanto absurda [...]».
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La inteligencia no esta en lo que las personas dicen: es una cuestión facial.
Todo el mundo dice las estupideces de Schopenhauer».
Julio. La madre de Borges creía que a Estela Canto le interesaba en
particular el male element o, como decía mi suegra, el male elephant.
Borges accionaba con la taza sobre la elegantísima Ema Risso Platero;
esta exclamo: «Una sola gota de café sobre Marcel Rochas y te
mato». (El vestido era de la casa Marcel Rochas.)
En Buenos Aires, las mujeres se habían puesto a escribir. Una señora
le dijo a Borges: «Antes de Victoria, esto no se usaba».
«No me gusta este señor —decía Norah Borges de un viejo vecino de
Palermo— porque es débil y sanguinario. Lo imagino solo en su casa, tocando
un tamborcito y gritando: ".A degüello! .A degüello!".»
Según Borges, cuando Ibarra señalaba un error en un autor famoso,
añadía: «El genio no esta para pavadas».
Un rematador, según Borges, decía: «Es uno de esos tipos que llevan
pantalones como ventilador».
Por teléfono, leo a Borges una frase de Anderson Imbert en un articulo
sobre la Celestina:1 «Yo lo admiro a Fernando de Rojas por la violencia
con que le abre las braguetas al mundo». Al rato, Borges llama para
preguntarme como era la frase. Cuando se la leo, comenta: «Ah, dice
mundo. Yo creí que decía vida. Hubiera sido otro error. Pero, sin embargo,
mundo esta mal. Sin duda, quiso escribir vida o realidad, pero eran palabras
femeninas. Sin duda, escribió vida y a la semana advirtió el error y
corrigió». Del mismo dice: «.Lo conoces? Es una persona muy inculta.
Viéndolo, uno piensa, como decía no se quien, que tiene menos porvenir
en la literatura que un malevo con anteojos negros».
Escribiendo los cuentos de Bustos Domecq, creimos descubrir que
los personajes se definen por la manera de hablar: si el autor imagina
1. «Comedia de Calisto y Melibea» [Realidad, n° 15 (1949)]. Reseña la edición [Estrada
(«Clásicos castellanos»), 1949] prologada por Bioy.
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como hablan, los conoce, no se equivoca sobre su psicología. Borges
opina que una prueba de esto se encuentra en el Martín Fierra a pesar de
que en todo libro los episodios son como adjetivos, a pesar de que los episodios
del Martín Fierro describen al héroe como un hombre pendenciero
y sanguinario, si dijésemos que Martín Fierro es un simple Juan Mo
reira u Hormiga Negra cualquier argentino nos desmentiría. Hay una
nobleza estoica en el tono del libro, o de lo mejor del libro, que ha creado
el personaje; y las circunstancias de su biografía —o las intenciones
del autor— se dejan de lado o se olvidan.
Con Borges inventamos estas frases:
«Señorita, su nariz brilla como si nosotros tuviéramos anteojos negros».
«Usted se da buena vida, don Sopa Seca.»
«A usted no lo desvela el detalle del calzado, don Dedo Gordo.»
«Usted no me va a negar que le gusta la sociedad de las damas, don
Pellizco.»
«No lo recuerdo al señor. Me parece un desconocido visto de atrás.»
También dimos en inventar este tipo de frases:1
EN MENOS QUE trepa un cerdo
pongo un huevo
suda un negro
crece un callo
caga un feo
robo un queso
meto un dedo
cuento un dedo
baila un conde
suena un pedo
mata un hongo
nace un chino
trago un bollo
huelo un queso
trago un pelo
1. Cf. las frases de Mario Bonfanti en «Las previsiones de Sangiacomo» (1942) [«en menos
que trepa un cerdo», «...que tose un viejo», «...que cuento un dedo»] y en B-BC
(1946a) [«En menos que baila un conde»].
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calzo un gorro
duermo un rato
baja un corto
tarda un rengo
mira un tuerto
encuentro un bizco
olvido un pedo
afeito a un calvo
pido un queso
pasa un ano.
Frase para Gervasio Montenegro: «Esa noche, cuando entre en mi
cuarto, tuve la sorpresa de recibir un solo balazo».
Con Borges y Silvina inventamos este juego: decir:
«Que deliciosas uvas, tienen gusto a queso de chancho».
«Que agua mas agradable, parece bizcochitos secos.»
«Trajeron un champagne tan rico que parecía queso de garbanzos.»
Caminábamos con Borges por un barrio de quintas, en Mar del
Plata, y de pronto sentí un olor que me conmovió. Borges me dijo que
los recuerdos que mas nos emocionan son los de olores y gustos, porque
suelen estar rodeados de abismos de olvido: hay que oler el mismo olor
para recordar un olor, hay que sentir el mismo gusto para recordar un
gusto (no ocurre así con imágenes y sonidos). .Con que emoción volvemos
a oler el mismo olor que por ultima vez olimos en tiempos lejanos,
en lugares a los que nunca volveremos! (Comparar con Proust, A la recherche
du temps perdu, I, 1, in fine.)
Borges le conto a Martínez Estrada que habíamos recibido anónimos
por la Antología poética. Martinez Estrada le dijo que «ya se sabe, todos los
anónimos estan escritos por Manuel Galvez o por Ramon Doll, y que nadie
esta libre —ni Enrique Larreta».
Borges, de una lista de obras de Hugh Walpole incluibles en nuestra
colección de novelas («La Puerta de Marfil»), quiso omitir The Killer and
the Slain, por grosera e inconclusa (en el sentido de terminación). Yo le
dije que seria la ultima que excluiría: su argumento deja un agradable dibujo
en la mente del lector.
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Nos confesamos uno a otro que cuanto interlocutor nos hablaba de la
Antología de la literatura fantástica nos preguntaba por que no habíamos incluido
«El sincope blanco» de Quiroga, y que para no decirles que ese
cuento nos parecía una estupidez, simulábamos no conocerlo, y tomábamos
nota para la inclusión en futuras ediciones. .Como ese cuento, que es
una ostensible estupidez, pudo gustar tanto? Creo que las razones son:
poca experiencia de la gente de aquí en la literatura fantástica; basta la
idea de una especie de estación ferroviaria de la otra vida. El lector imagina
sobre ese dato y prescinde de las torpes particularidades de la lectura.
Lunes, 25 de julio. Anoche Borges dio una excelente conferencia sobre
Swedenborg. Después conversamos un rato —Borges, Estela Canto,
Marta Mosquera, Wilcock, Silvina y yo— en un café de la calle Santa Fe,
entre Libertad y Cerrito. Referi, como tantas veces, el apócrifo origen
bestial de los apodos el Gallo y el Pollo.1 Borges contó el caso del comisario
Bertoni. Se decía que hombres como el comisario Bertoni se habían
acabado, que ya no habría mas funcionarios con ese sentido del deber,
de la justicia y de la responsabilidad. Una anécdota ilustraba estas prendas
del comisario. Junto a la comisaria había un baldío y allá pastaba una
potranca a la que le había echado el ojo un muchacho del barrio, un
mozo pierna. Una madrugada, en la seguridad de que no habria nadie, el
mozo se le acerco sigilosamente, la volteo y se la cogio. Bertoni, que no
era sonso y que estaba en todo, había maliciado las intenciones del joven
vecino y esa mañana había madrugado mas de lo habitual. Desde el alero
de la comisaria, donde mateaba, vigilaba el potrerito. En el momento
oportuno se apareció en el lugar del hecho y sorprendió al mozo. Con
aquel sentido del deber y de la responsabilidad que ya no volvera a verse,
le dijo al mozo: «Bajate los pantalones» y ahí nomás le rompió el culo.
Borges recordó riendo que también en la Biblia se dice que hay que matar
con la misma arma a la persona y al animal.2
BORGES: «Casi todas las personas deben de sentir que tienen algo
que expresar aunque —seguramente— ese mensaje secreto3 es ilusorio.
Por ejemplo: .que podría revelar Urena?».
1. «Aniceto el Gallo» fue uno de los seudónimos de Hilario Ascasubi [en su Aniceto el
Gallo (1872)]; «Anastasio el Pollo», el de su declarado discípulo Estanislao del Campo. El apócrifo
origen se refiere a supuestas copulas con aves de corral.
2. Levitico 20:15-16.
3. Cf. CHESTERTON, G. K., Robert Browning (1903), VIII: «Browning believed that to every

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