miércoles, 26 de febrero de 2025

GRACIELA REYES POLIFONÍA TEXTUAL LA CITACIÓN EN EL RELATO LITERARIO

 



GRACIELA REYES POLIFONÍA TEXTUAL LA CITACIÓN EN EL RELATO LITERARIO £ B IBLIOTECA ROMÁNICA HISPANICA EDITORIAL GREDOS MADRID o GRACIELA REYES, 1984.

 EDITORIAL GREDOS, S. A. Sánchez Pacheco, 81, Madrid. España. Depósito Legal: M. 43742-1984. ISBN 84-249-0971-2. Rústica. ISBN 84-249-0972-0. Guaflex. Impreso en España. Printed in Spain. Gráficas Cóndor, S. A., Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1984. — 5780.

 A la memoria de Frida Weber de Kurlat 

PRÓLOGO Nous ne faisons que nous entregloser. Montaigne 

 En este libro se estudian los mecanismos lingüísticos de la traslación discursiva: cómo se hacen simulacros de palabras con palabras, cómo se reproduce una enunciación por medio de otra. El fenómeno es analizado en el lenguaje de la conversación y en algunos textos escritos, pero sobre todo en la literatura. El texto literario es, en sí mismo, un simulacro. En cuanto estructura verbal representativa de discurso (y conjuntamente de la realidad que el discurso articula) la literatura es simula cro lingüístico por excelencia, imagen de discurso desarraigada de un yo-tú, de un aquí y de un ahora determinables e históri cos, es enunciación imaginaria sujeta a infinitas actualizacio nes. Propongo en la Introducción que la literatura es cita de discurso: es lengua mostrada en uso, es análisis, tergiversación, explotación de virtualidades y juego con las convenciones, limi taciones y glorias de nuestros actos de habla corrientes. Estudio los simulacros en el simulacro. En el Capítulo 1 me detengo en el problema del simulacro, en el proceso de citar: su función representativa, su perversión. Ningún acontecimien to es reductible a otro: tampoco el acontecimiento lingüístico. En cuanto a las formas gramaticales de citar, retomo el sistema de los estilos directos e indirectos, inseparable de las primeras reflexiones sobre la literatura, y que podemos aprovechar, mati zándolo. En éste, como en todos los asuntos gramaticales, me he inspirado en los postulados de la lingüística pragmática y empleo métodos de análisis contextual. En el Capítulo 2 hago un análisis del relato literario, estruc tura de voces, mundo de fantasmas que hablan y fantasmas que escuchan. Reviso, a la luz de trabajos recientes, conceptos bási cos de teoría literaria, y muestro la estructura y funciones de algunos tipos de polifonía. El Capítulo 3 propone una variedad de oratio obliqua a la que encuentro un considerable valor explicativo, que trato de poner a prueba en el análisis de la técnica narrativa de García Márquez. El último capítulo discute un tema muy discutido, el estilo indirecto líbre. No reconstruyo polémicas: intento acotar el fe nómeno, analizar cuidadosamente textos, explicar funciones, y mostrar una evolución contemporánea. Sabiendo que toda escritura es una reescritura, y por oponer resistencia de algún modo a esa fatalidad, he elegido el camino más difícil: ni un análisis descriptivo, de manual (ejemplos y glosas, sobre un discurso teórico de función más bien ornamen tal, al uso), ni la erudición desencantadora de un fichero desovi llado (prosa empedrada de autores y años, también al uso). He reescrito, a conciencia. Muchas veces, como es inevitable, en ora tio quasi obliqua. Otras, creyendo organizar ciertos fenómenos lingüísticos o literarios a mi modo y a mi riesgo. El lector —pálido e intrépido lector, para citar a un autor tantas veces citado en este trabajo— se encontrará con exposiciones lingüís ticas, con disquisiciones de teoría literaria, y con análisis de textos. Si algún delito veo en esta mezcla, es delito de estilo: por convención genérica, tendemos a tratar literariamente lo li terario y secamente (o con ese humor pueril de gramáticos y lógicos, afectos a gatos y a reyes calvos) lo lingüístico. He inten tado armonizar asuntos y estilos; sé, por quienes tuvieron la buena voluntad de leer mis borradores, que no lo he conseguido siempre. Es muy difícil remediarlo, sin traicionar lo que quiero decir, y que, una vez dicho, coincide perversamente con la for ma en que está dicho. Al lector —paciente y desprevenido— que se meterá conmigo en un mundo de citas, lo remito a una, que sabrá descontextualizar y aplicar a este problema de mis esti los: en Madrid, al lado de las fuentes, hay un cartel que advierte «Esta fuente utiliza siempre la misma agua». También este li bro, aunque el agua no fluya con el sosiego y la geometría inva riable con que fluye la de las fuentes. Detalles de estilo y organización expositiva que será útil anun ciar al esforzado lector: sólo he utilizado tres abreviaturas: ED (estilo directo), El (estilo indirecto) y EIL (estilo indirecto libre); todos los textos que analizo, sean o no literarios, llevan un nú mero para facilitar las referencias; por más que el lector —atento— encuentre más repeticiones de las necesarias, el me jor entendimiento del texto exige, según la ilusión de la autora y su método de exposición, que se lo lea en el orden en que va presentado. Analizo autores contemporáneos hispanoamericanos: Borges, Cortázar y García Márquez sobre todo; también Vargas Llosa, Puig, y algunos más. Son los autores que yo conozco mejor; es probable que figuren entre los más conocidos por el lector, y que así podamos sobreentender un contexto, el de la obra de cada uno de estos autores, y los análisis no queden en el aire; una gran ventaja, ya que los textos han tenido que sufrir la ine vitable mutilación. Los que he elegido son, además, grandes na rradores, dignos de estudio, excelentes ejemplos de técnicas dis cursivas y literarias del español actual. Un prólogo es un resumen, una representación, una cita, del libro al que antecede. Para no tentar a los reseñadores, que en cuentran cómodo y seguro citar esa cita, no digo más. Me queda el deber, grato y difícil, de dar gracias. Frida Weber de Kurlat me alentaba a estudiar el lenguaje de la literatura. Después de diez años de mucho errar, quizás ahora he hecho algo semejante a lo que ella me proponía: lo ofrezco como pequeño homenaje a su recuerdo. Sin Manuel Alvar, hombre sabio y bueno, yo hubiera sucum bido al exilio y a mis incapacidades. Le agradezco su amistad, que me trajo, para mayor fortuna, la de Elena; le agradezco su ejemplo y su constante, espléndida generosidad. Félix Martínez Bonati y Ruth El Saffar leyeron borradores de este libro, y me hicieron valiosos comentarios; Beatriz En- tenza de Solare eliminó del manuscrito final torpezas y comas desconcertantes. Reciban mi gratitud por su interés y paciencia. Le doy gracias a Celina Sabor de Cortázar, que me acompa ña, estimula y enseña a la distancia. Y gracias a Leda Schiavo por sus despiadadas notas al margen y por una amistad que me ayuda, entre otras cosas, a escribir libros. Mis alumnos de Chicago, de Madrid y de Málaga, a quienes expuse algunos puntos de este libro, mostraron un entusiasmo que les agradezco mucho. Y quede constancia de mi gratitud a mis admirados amigos Julio Calonge y Valentín García Yebra, de Editorial Gredos. G. R. Madrid, 17 de febrero de 1984.

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