lunes, 29 de julio de 2024

DOSTOIEVSKI- CARTAS A SU HERMANO




 S. Petersburgo. Año 1839, día 16 de agosto.

Sí, querido hermano mío, siempre nos ocurre lo mismo: nos

prometemos, sin saber nosotros mismos si tendremos la fuerza

de cumplir lo prometido; menos mal que yo jamás prometo a la

ligera. Por ejemplo: ¿qué opinarías tú de mi silencio? Que soy

un perezoso..., que me olvido de ti, etcétera. ¡Pues no! Todo se

reduce a que no tenía un centavo; ahora lo tengo y estoy contento

de recibir a ese huésped que hacía tanto tiempo que no visitaba,

estoy indeciblemente contento.

¡Y he aquí por fin una carta para ti!

¡Vamos a hablar, a conversar!

¡Hermano querido! Derramé muchas lágrimas por la muerte

de papá,' pero ahora nuestra situación es todavía peor. No hablo

de mí, sino de nuestra familia. Te envío mi carta a Revel sin

saber yo mismo si te llegará... Supongo que no te encontrará

allá... Quiera Dios que estés en Moscú; entonces me sentiría más

tranquilo respecto a nuestra familia; pero dime, por favor, ¿hay

en el mundo alguien más desdichado que nuestros pobres hermanos

y hermanas? Me mata la idea de que sean educados por

gente extraña. Y por eso tu proyecto de ir a vivir a la aldea, una

vez obtenido el grado de oficial, me parece excelente. Allí te podrías

hacer cargo de su educación, querido hermano, y esa educación

sería una felicidad para ellos. Un orden armonioso del

alma al lado de los familiares más cercanos, el desarrollo de todas

las aspiraciones a partir de un principio cristiano, el orgullo

de las virtudes familiares, el terror al vicio y al deshonor, esos

son los resultados de una educación así. Los huesos de nuestros

padres dormirán entonces serenos en la tierra húmeda; pero,

querido amigo, tendrás que soportar muchas cosas. Deberás o

bien pelearte, o bien reconciliarte sólidamente con nuestros parientes.

Pelearte sería mortal; nuestras hermanas se perderían.

Pero si te reconcilias, deberás atenderlos. Ellos llamarán indolencia

a tu repulsa por el servicio. ¡Sin embargo, hermano querido,

sopórtalo! Que no te importen esas almas insignificantes

y mezquinas y sé el benefactor de nuestros hermanos. Sólo tú

los salvarás... Yo sé que tú has aprendido a soportar; cumple,

pues, tu propósito, es admirable. ¡Que Dios te dé fuerza para

hacerlo! Te anuncio de antemano que estaré de acuerdo contigo

en todo.2

¿Qué hacer ahora? Eres más sincero con Iván Nikoláievich

que conmigo; le has dicho que estás abrumado de trabajo y que

no tienes tiempo; sí, tu trabajo es endemoniado, pero ¿qué hacer?

Deshazte de él cuanto antes.

Qué te puedo contar de mí... Hace ya mucho tiempo que no

he hablado contigo con toda franqueza. No sé si ahora me encuentro

en disposición de hacerlo. No sé, pero cada vez con mayor

frecuencia miro lo que me rodea con absoluta indiferencia.

Pero por el contrario, es muy fuerte mi despertar. Mi único

objetivo es estar en libertad. Por ella lo sacrifico todo. Y sin embargo,

con frecuencia, con mucha frecuencia, pienso en qué me

deparará la libertad... ¿Qué voy a hacer yo en medio de una m ultitud

desconocida? Sabré romper con todo esto, pero he de reconocer

que se necesita una fe muy grande en el futuro, un profundo

conocimiento de uno mismo para vivir con mis esperanzas

actuales. ¿Y bien, qué? Es igual si se realizan o no. Yo haré

lo mío. Bendigo los momentos en los que me reconcilio con el

presente (y estos momentos han comenzado a visitarme con mayor

frecuencia ahora). En esos momentos reconozco con más claridad

mi situación, y tengo la seguridad de que estas esperanzas

sagradas se realizarán.

[...]* El espíritu no está sereno ahora; pero en esta lucha del

» El comienzo drl párrafo lia sido arrancado. Los fragmentos que faltan de

aquí en adelante, serán señalados como f . .). (Nula t/tlulilor m u. I

espíritu generalmente maduran los caracteres fuertes; la mirada

nebulosa se aclara y la fe en la vida encuentra una fuente más

pura y más elevada. Mi alma es inaccesible a los arranques tormentosos

de antaño. Todo en ella está tranquilo, como en el corazón

del hombre que guarda un profundo secreto; estudiar

«qué significan el hombre y la vida» es algo en lo que hago

grandes progresos; estudiar los caracteres es algo que puedo hacer

a través de los escritores junto a los cuales paso la mejor parte

de mi vida, con libertad y alegría; no diré nada más sobre mí

mismo. Tengo confianza en mí. El ser humano es un misterio

que hay que descrifrar, y si pasas la vida entera descifrándolo, no

digas al final que has perdido el tiempo; yo me dedico a este

misterio, ya que quiero ser un ser humano. Adiós. Tu amigo y

hermano.

F. Dostoievski.

[...] con las ideas más queridas cada minuto {...] en medio de

los sueños y de los pensamientos la vida pasa imperceptiblemente.

Una sola cosa más [...]: puedo amar y ser un amigo. Hace

poco [...]. Lo más sagrado y grande, limpio [...] este mundo.

Moisés y Shakespeare todo [...] sólo a medias.

¡El amor! ¡El amor! Dices que arrancas sus flores. Pienso que

no hay una renuncia de sí mismo más santa que la del poeta.

¿Cómo se puede compartir el éxtasis propio con el papel? El

alma siempre ocultará más de lo que puede expresar con palabras,

colores y sonidos. De allí la dificultad de ejecutar la idea de

la creación.

{...] Cuando el amor une dos corazones. De [...] hace tiempo

que no muestra sus lágrimas [...] sólo en el pecho. Puede llorar

él solo (...) es necesario tener orgullo y fe cristiana [...] algo sobre

M [...]

Si hasta dentro de una semana, a partir del día de hoy, no he

recibido respuesta, llegaré a la conclusión de que estás en Moscú

y te escribiré a nombre de los Kumanin. Escríbeme, hermano,

ampliamente, cómo has hecho tú y cómo han hecho los

demás con todo esto. Espero con ansia tu respuesta. Ahora, querido

mío, no habrá interrupción en nuestra correspondencia.

Pronto te enviaré la lista de los libros. Escribe. No tengo más

tiempo.

I M A Dostoievski murió el H de junio de 18 V>. Su» iontemporíneos

pensaban que lo habían asesinado sus propios siervos

2. Después de la muerte del padre de Dostoievski fueron los Kumunin

quienes se encargaron de los cinco hijos pequeftt» de lu familia Dostoievski.

aunque rehusaron tener la tutela oficial

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