viernes, 6 de octubre de 2023

Cuadernos negros (1931-1938) Reflexiones II-VI MARTIN HEIDEGGER FRAGMENTO




 1938

Los conocidos como Cuadernos negros son una especie de diario filosófico que contiene las anotaciones que Martin Heidegger fue haciendo en paralelo a su magisterio académico y a sus obras publicadas. En estas notas se enlazan las reflexiones más estrictamente teóricas con referencias a la situación personal y profesional del filósofo y a acontecimientos tanto históricos como del día a día.

Pocas publicaciones filosóficas han suscitado en los últimos tiempos tanta expectación, interés y controversia como estos textos privados de Martin Heidegger. Él mismo había contribuido anticipadamente a su notoriedad al designarlos como la «coronación» de sus obras completas e indicar que debían ser los últimos en ver la luz, Pero, sobre todo, se esperaba que la edición de estos Cuadernos negros aportara las pruebas irrefutables del antisemitismo de Heidegger y de sus simpatías por el régimen nacionalsocialista. ¿Cómo es posible que quien probablemente fuera el pensador más importante del siglo xx empleara su genio especulativo en hacer una fundamentación ontológica del holocausto?

Esta primera entrega, que recoge los cuadernos de los años 1931 a 1938, constituye una fuente imprescindible para contextualizar y valorar la implicación de Heidegger en el nacionalsocialismo, que él concibe desde una metapolítica encuadrada en la historia del ser. Pero, además, ayuda a plantear la cuestión general de la relación entre las fuerzas históricas, la condición exis- tencial del hombre como individuo y como comunidad, la filosofía y la política.


Cuadernos negros (1931-1938) Reflexiones II-VI


Cuadernos negros (1931-1938) Reflexiones II-VI

Martin Heidegger

Edición de Peter Trawny Traducción de Alberto Ciria

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T O R

A L

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T T A

Esta obra ha recibido una ayuda a la edición del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte

SECRETARÍA DE ESTACO OE CULTURA

«OLECCIÓN ESTRUCTURAS Y PROCESOS Serie Filosofía

Titulo original: Überlegungen ll-VI (Schwarze Hefte 1931-1938) (GA 94)

© Editorial Trotta, S.A., 2015 Ferraz, 55. 28008 Madrid Teléfono: 91 543 03 61 Fax: 91 543 14 88 E-mail: editorial@trotta.es http://www.trotta.es

© Vittorio Klostermann GmbH, Frankfurt am Main, 2014

© Alberto Ciria Cosculluela, para la traducción, 2015

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 45).

ISBN: 978-84-9879-603-2 Depósito Legal: M-30186-2015

Impresión Cofas, S.A.

ÍNDICE

Señas x reflexiones (II) e indicaciones.............................................. 11

Reflexiones y señas III....................................................................... 91

Reflexiones IV..................................................................................... 163

Reflexiones V...................................................................................... 241

Reflexiones VI..................................................................................... 325

Epílogo del editor............................................................................... 413

7


Las anotaciones de los cuadernos negros

son, en su núcleo, intentos de un sencillo nombrar: no un enunciar, ni menos aún apuntes para un sistema planificado.


SEÑAS X REFLEXIONES (II) E INDICACIONES

Octubre de 1931

M. H.

TTctuTa yáp ToXpriTéov1

Cf. pp. 19 y 132*. 1

1. [Platonis opera. Recognovit brevique adnotatione critica instruxit Ioannes Bur- net, Clarendon, Oxford, 1900, t. I. Theaetetus, 196d2: «Hay que atreverse a todo»].

* Las referencias que aparecen tanto en el texto como en los índices remiten a las páginas del manuscrito de Heidegger, indicadas al margen. [N. del E. español].


1

¿Qué debemos hacer?

¿Quiénes somos?

¿Por qué debemos ser?

¿Qué es lo ente?

¿Por qué sucede el ser?

Desde estas preguntas hacia delante en unidad: así es el filosofar.

1

Lo que alabamos como bendición se debe a lo que nos agobia como penuria.

Y a si la penuria nos oprime realmente, es decir, si nos presiona sacándonos de quedarnos mirando pasmados y comentando la situación.

La penuria suprema consiste en que tengamos que acabar volviéndonos la espalda a nosotros y a nuestra «situación» para... buscarnos realmente.

Fuera de los rodeos, que no hacen más que reconducirnos al mismo carril: meras vías de elusión lejanas y evasivas de lo ineludible.

¡El hombre debe recobrarse a sí mismo! 2

¿Por qué? Porque, «siendo» él un «sí mismo», es sin embargo de tal modo que se pierde a sí mismo o nunca se cobra, si es que encima no va dando tumbos o se queda atrapado y cautivo en cualquier otro sitio. Todo este grandioso ser y poder ser apenas lo advertimos ya en raquíticas sombras que se nos quedan en la retina o en modelos resecos e incompresibles erigidos como «tipos».

¿Pero cómo llega el hombre hasta su sí mismo y se recobra?

¿Qué es lo que define su sí mismo y la mismidad de este?

¿Acaso esto no queda ya sujeto a una primera elección?

En función de lo que él no escoja, proporcionándose a cambio un sustituto, el hombre ve su sí mismo

1) por medio de la reflexión habitual;

2) mediante el diálogo con un «tú»;

3) meditando sobre la situación;

4) cayendo en una idolatría.

13

C U A D E R N O S N E G R O S ( 1 9 3 1 - 1 9 3 8 )

3 Pero suponiendo que el hombre hubiera escogido y que la elección repercutiera realmente sobre su sí mismo contragolpeándolo y reventándolo,

es decir, suponiendo que el hombre hubiera escogido que el ser de lo ente haya de ser sacado al descubierto y que, merced a esta elección, el propio hombre volviera a quedar resituado en la existencia, ¿no tendría entonces que seguir adentrándose mucho en el silencio del acontecer del ser, un acontecer que tiene su tiempo y su silenciamiento?

¿No tiene que haber guardado silencio durante mucho tiempo para volver a hallar la fuerza y el poder del lenguaje y ser portado por él?

¿No tienen que quedar destrozados todos los marcos y todas las disciplinas, y no tienen que haber quedado desolados todos los senderos trazados y desgastados de tanto pisarlos?

¿No es entonces cuando un temperamento que se remonta hasta muy atrás tiene que templar el ánimo?

4 Quien se limita a quedarse pegado al pie de la montaña ¿cómo pretenderá siquiera ver la montaña?

Solo paredes y más paredes.

¿Pero cómo llegar a lo alto de la montaña?

Solo dando un salto desde otra montaña. ¿Pero cómo llegar a lo alto de esta otra?

Habiendo estado ya ahí, es decir, habiendo sido ya ahí: ser uno que se ha puesto en lo alto de la montaña porque le han llamado a que acudiera ahí.

¿Quién fue ya así? Pero quien lo haya sido lo sigue siendo, porque jamás otros podrán desplazarle de ahí.

Así es el comienzo y el recomienzo de la filosofía.

5 2

Estamos ante la nada*. Cierto, pero estamos de tal modo que no nos tomamos en serio ni la nada ni este estar ante ella, que no sabemos tomárnoslos en serio. Cobardía y ceguera ante el despuntar del ser, el cual nos porta hasta lo ente.

* De ningún modo ante la nada, sino ante todas las cosas y cada una de ellas, pero como si no llegaran a ser (cf. p. 50).

14

3

¿Hay que atreverse a la gran marcha en solitario, guardando silencio... hacia el «ser ahí», donde lo ente se vuelve más ente? ¿Despreocupándose de toda situación?

¿No es esto desde hace tiempo una necedad, una confusión y un extravío, e incluso una desfachatez, que no hacen más que ir corriendo tras la «situación»?

«Situación»; pequeñas conchas que el mar ha arrojado a la playa y a la arena; pequeñas conchas en las que nos agitamos debatiéndonos y en las que solo vemos seres debatiéndose, pero ya no la oleada ni el arranque de lo ente.

S E Ñ A S X R E F L E X I O N E S ( I I ) E I N D I C A C I O N E S

4 6

La nada: ella es más alta y más honda que lo que no llega a ser ente, demasiado grande y digna como para que a uno cualquiera y a todos juntos haya de estarles permitido estar así ante ella.

Lo que no llega a ser ente es menos que nada porque ha sido expulsado del ser, el cual irradia de nada todo lo ente.

Y es menos porque queda indeciso; ni está con lo ente, para lo cual tendría que llegar a ser más, ni tampoco con la nada.

5

Poner en marcha el no hacer caso de la situación, pero desde lo positivo de lo ineludible: no hacer caso de la situación, y el derecho que se tiene a hacer eso.

Solo cuando dejamos de preguntar por nuestra situación volvemos nosotros a serla.

Regresar a lo «inconsciente», es decir, no a los «complejos», sino al «espíritu» que verdaderamente sucede y que es necesario porque se ha vuelto hacia la penuria.

¡Toda esta endiablada —o más bien divinizada— manera de disponer de la situación como si fuéramos sus arrendatarios y quienes sacan beneficio de ella! Esto se queda en una apariencia de seriedad.

6 7 El hombre ya no es capaz de emprender nada consigo mismo, y por eso al final acaba figurándoselo «todo».

15

C U A D E R N O S N E G R O S (1 9 3 1 - 1 9 3 8 )

7

El hombre se figura que tiene que emprender algo consigo mismo, y no se entera de que, en una ocasión, el «ser ahí» ya emprendió algo con él (el comienzo de la filosofía), de lo cual él se escabulló hace ya mucho tiempo.

Que en la existencia lo ente llegue a ser siendo, es decir, que llegue a hacerse más ente y más irradiante de la nada: en eso consiste la misión del hombre en estos aconteceres.

8

Ser y tiempo P es un intento, por incompleto bastante torpe, de llegar hasta la temporalidad de la existencia para volver a preguntar de nuevo, desde que lo hiciera Parménides, la pregunta por el ser. Cf. p. 24.

9

Objeción contra el libro: hasta hoy sigo sin tener suficientes adversarios. El libro no me ha deparado ni un único adversario que sea grande.

8 10

De ese amedrentamiento ante lo pasado que le lleva a uno a aguzar el oído forma parte la falta de escrúpulos frente a la «tradición» y el desprecio de lo actual.

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