Ausiàs March renovó las formas de expresión poética
trobadorescas y ofreció nuevos instrumentos intelectuales
para analizar la naturaleza del amor y el mundo interior del
enamorado. Los Cantos de Amor, traducidos por Jorge de
Montemayor, nos proporcionan una guía indispensable para
acceder a este poeta universal.
Ausiàs March
Cantos de amor
ePub r1.0
Titivillus 05.07.2019
Título original: Cants d’amor
Ausiàs March, 1560
Traducción: Jorge De Montemayor
Diseño de cubierta: RLull
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
Índice
Al muy magnífico señor Mossén Simón Ros
Al lector
Soneto de Micer Christóval Pillicer al intérprete
Soneto de un cavallero valenciano a Jorge de Montemayor
Jorge de Montemayor, a Mossén Ausias March
CANTOS DE AMOR
Síguense las esparsas de Ausias March
Pregunta hecha por Mossén Ausias March a la señora
Ucleta de Borja, sobrina del padre sancto. —
Respuesta de la dicha señora
Syreno a Rosenio. — Rosenio a Syreno
Jorge de Montemayor contra el tiempo
Al muy magnífico señor
Mossén Simón Ros,
Jorge de Montemayor
Quando del trabajo de traduzir este libro no se saque otro
premio sino servir con él a V. M., es harto mayor que nadie
podría ymaginar. Y aunque mi deuda es tan grande, que
para corresponder a ella no menos alto havía de ser el
estylo de la tradución de lo que es el del original, assí como
no hay otro ingenio como el de Ausias March (y sólo podía
hazello), assí no puede haver valor como el de V. M. para
supplir esta falta. Yo he gastado muchos días en él, y
mucho tiempo en informarme de algunos secretos que el
autor dexó reservados a mejores ingenios que el mío. Mas
assí como la vida es corta
ara acaballo de entender, assí también lo será la mía
(por larga que fuesse) para servir tantas mercedes como
cada hora recibo. Y una de las mayores será acceptar este
pequeño servicio, haziéndosela tan grande al libro, en
tomalle debaxo de su amparo, como al intérprete dél ha
hecho, en ponelle en el número de los servidores de V. M.
cuya vida y estado nuestro Señor por muchos años
acresciente.
Al lector
La segunda parte deste libro dexé de traduzir hasta ver
cómo contenta la primera, en la qual también dexé algunas
estanças, porque el autor habló en ellas con más libertad de
lo que aora se usa: cinco originales he visto deste Poeta, y
algunos diffieren en la letra de ciertas estanças, por donde
la sentencia quedava confussa en algo. Yo me he llegado
más al que hizo tresladar el señor don Luis Carroz, bayle
general desta ciudad, porque según todos lo affirman, él lo
entendió mejor que ninguno de los de nuestros tiempos. Yo
he hecho en la tradución todo quanto a mi parescer puede
suffrirse en tradución de un verso en otro. Quien otra cosa
le paresciere, tome la pluma y calle la lengua, que aý le
queda en qué poder mostrar su ingenio.
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Soneto de Micer Christóval Pillicer
al intérprete
Si la toalla es prueva muy entera
por el pintor Parrasio debuxada,
con que fue la ventaja averiguada
que al muy famoso Zeuxis él tuviera;
pues siendo tal artífice qual era,
la toalla que en la tabla vio pintada
quiso quitar con mano apresurada,
creyendo Zeuxis fuesse verdadera.
Quien con Ausias March os ygualare,
illustre Portugués, muy poco haría,
si n’os hiziesse más aventajado.
Pues si el mesmo Ausias resuscitasse,
esta versión, sin falta, pensaría
ser más original que no traslado.
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Soneto de un cavallero valenciano
a Jorge de Montemayor
Si la opinión de Horacio ha d’estimarse
do alaba aquél por más artificioso,
que juntando lo dulce y provechoso
sabe entre los demás aventajarse;
a Montemayor sólo deve darse
devidamente el premio glorioso,
qu’en verso castellano y sonoroso
á hecho que Ausias March pueda gozarse.
La empresa fue d’ingenio al mundo raro,
qual le pedía la aspereça fiera
de la escabrosa lengua lemosina.
Y aquí Montemayor muestra bien claro
qu’esperiencias d’Amor le abren carrera
por do sólo él tan fácil s’encamina.
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Jorge de Montemayor,
a Mossén Ausias March
Soneto
Divino ingenio que con alto buelo,
tus versos a las nuves levantaste,
y a tu Valencia tanto sublimaste,
qu’Esmirna y Mantua quedan por el suelo.
Con alta erudición divino zelo,
en tal grado tu Musa aventajaste,
que claro acá en la tierra nos mostraste
la parte que ternás allá en el cielo.
No fue Minerva, no, la que ayudava
a levantar tu stylo sobrehumano,
ni uviste menester al roxo Apollo.
Spíritu divino te inspirava,
el qual assí movió tu pluma y mano,
que fuiste, entre los hombres, uno solo.
Cantos de Amor
de Ausiàs March
Las obras del excellentíssimo
poeta Mossén Ausias March
caballero valenciano
traduzidas de lemosín
en castellano
por Jorge de Montemayor
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Canto I
Qui no és trist de mos dictats no cur
No cure de mis versos, ni los lea
quien no fuere muy triste, o lo aya sido;
y quien lo es, para que más lo sea
lugar no pida escuro, ni escondido.
Mis dichos puede oýr, y en ellos vea
cómo sin arte alguna me han salido
del alma, y la razón de mi querella
muy bien la sabe Amor qu’es causa d’ella.
Alguna parte (y mucha) he yo hallado
de gran deleyte al triste pensamiento;
si alguno de dolor me vio cercado,
mi alma acompañó muy gran contento:
en quanto un simple amor m’á conversado,
no creo que hay más bien, ni aun yo lo siento,
y si con atención se mira y siente,
deléytame el dolor mezcladamente.
Muy presto haré vida d’ermitaño
por más honrrar de Amor su grande fiesta,
y a nadie duela mi bivir estraño,
que amor me cita, emplaza, y amonesta.
Yo le amo por sí solo, y no m’engaño:
si el bien me da que puede, ¿qué le resta?;
que si a dexar su mal me determino,
será bivir más triste de contino.
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Jamás pudo negar mi entendimiento
que sus tristezas son mejor partido
que otr’alegría qualquiera, ni contento,
pues trae allá su mal un bien cumplido;
y parte del que a causa suya siento
es el que a qualquier triste es concedido,
que más si él mismo llora se consuela,
que todo el mundo llore, y dél se duela.
De mil gentes seré reprehendido
porque la vida triste alabo y quiero;
mas yo que vi su gloria no he querido
huyr d’un mal do tanto bien espero:
sin esperiencia nadie havrá sabido
el bien que da un querer puro y syncero,
y haviéndose desta arte con su Dama
él mismo se ama a sí en ver que ama.
Amor os dé a entender, señora mía,
que a todo estremo soy por vos llegado:
con sólo mi poder me ha derribado,
el suyo s’escusó con mi porfía.
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Canto II
Axí com cell que desija vianda
Como el hambriento, que hartar dessea
su peligrosa hambre en la vianda,
y aunque en un ramo dos mançanas vea,
que ygualmente el desseo le demanda,
jamás lo cumplirá hasta que sea
inclinado el desseo a la una vanda;
assí elegí de dos a quien servía
a vos, en quien Amor sin fin sería.
Si dos ferozes vientos ygualmente
la mar combaten, brama y s’embravesce:
Levante sopla tanto y el Poniente,
qu’el uno vence y otro s’enflaquesce.
Assí es mi pensamiento, a do se siente
que dos desseos combaten, y él se offresce
a luego elegir uno, el qual se inflama
derechamente en vos, do bive y ama.
Y no creáys que soy tan innocente,
que vuestra gran ventaja no he sabido,
mas muere el cuerpo triste porque siente
que su deleyte solo va perdido;
y de su parte alega (astutamente)
qu’el fuego allí primero es encendido,
y qu’él siente más gloria, o más tormento,
y no hay que hazer más, si él es contento.
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El casto entendimiento acude presto
y su razón deshaze a gran porfía,
diziéndole que amo, con prosupuesto
con que un raposo o lobo amar podría:
límite hay en su amor, y no es honesto,
sino appetito bruto y osadía.
Si en fuego el que assí ama está caýdo,
no sea llorado, no, ni defendido.
Su gran sensualidad vence contino;
si aquél no es el primero movimiento,
allí está el ser, allí el juyzio fino,
la voluntad se rinde en un momento.
Querer contradezillo es desatino,
ni obrar la voluntad sin su contento,
el señorío le otorga, y si es astuta,
se dexará vencer quando hay disputa.
Al cuerpo dize, ¿aún tu desseo porfía?
Tu amor es vano, y tu desseo incierto;
en un punto es enojo tu alegría,
cansado quedas y enojado cierto.
No havrá plazer en ti que ture un día,
ni sirve al buen amor tu desconcierto;
el bien querer es bueno de contino,
y deste bien no aciertas el camino.
Si el mundo tiene en sí un bien cumplido
por mí lo alcança (en fin) el hombre humano,
quien algo sin mí espera está tenido
por loco, nescio, o del todo vano;
que quanto el entender es más subido,
tanto es aquel deleyte más que humano:
¡quán subtil arte el pensamiento tiene
si de manjares finos se mantiene!
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Dulce señora mía, yo no veo
plazer sin vos que pueda dar contento;
en vos los mis deleytes aposiento,
vuestra alma sola es fin de mi desseo.
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Canto III
Algú no pot haver en si, etc.
¿Quién hay que piense, o qué hombre pretende
hazer a otro amar a su despecho?
¿Quién hay que pueda, o qué ingenio entiende
los ñudos deshazer que amor ha hecho?
¿Qué loco al que no ama reprehende
o culpa al que de amor se ha satisfecho?:
pues nunca fue el amor jamás forçado,
no puede el que no ama ser culpado.
¡O, verdadero Amor do el ser se afina!,
suplícote me des, pues me heriste,
aquel ungüente que es la medicina
de quien el mal de Amor sanar quesiste.
Las manos puestas pido a la contina
piedad, pues que tu siervo me heziste,
y no pido merced, sino el servicio,
pues nadie como yo hizo su officio.
¡O!, tú que das dolor muy brabo y fuerte,
y no el querer ygual con la ventura!,
antes de tal dolor vea yo mi muerte;
¡qué dulce será entonces su amargura!
La lumbre d’esperar me quepa en suerte,
y no la que das siempre, pues no tura;
llegada a la razón sea mi esperança,
jamás sea vana en mí la confiança.
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Como el enfermo cree que bivir puede
quando lo está de un mal en él usado,
que quando otro accidente le succede,
ya muerto se ymagina y enterrado;
assí fuy yo, qu’el mal que me procede
de Amor sostuve siempre; mas mi hado
me dio otro nuevo, que es tan insuffrible,
que muerte no podrá ser más terrible.
¡O, tú, Amor, passión tan preeminente,
que a un niño hazes viejo en el sentido,
al más sabio le buelves innocente,
y al qu’es más fuerte dexas por vencido!;
tú eres aquel ayre pestilente
que al mundo ha inficionado y destruydo;
cegar antes del golpe bueno fuera,
qu’el medio del herido es que se muera.
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