lunes, 27 de junio de 2022

[220] Frontispicio 18 Johann Wolfgang von Goethe. GENIOS. HAROLD BLOOM.




 [220]

Frontispicio 18

Johann Wolfgang von Goethe

¡Sí! Por entero me entrego a ese designio, que esa es la última palabra

de la sabiduría; sólo merece libertad y vida quien diariamente sabe

conquistarlas. Transcurran aquí de ese modo sus activos años, cercados de

peligros, el niño, el hombre adulto y el anciano. Un gentío así querría yo ver

y hallarme en terreno libre con un libre pueblo. Decirle habría al momento:

¡Detente, eres tan bello! No es posible que la huella de mis días terrenales

vaya a perderse en los eones... En el presentimiento de tan alta dicha gozo

ya ahora del supremo momento. (Desplómase Fausto, y los Lémures lo

cogen y lo tienden en el suelo.)24.

No sólo el Fausto de Goethe muere aquí: también llega a su conclusión

toda la tradición literaria occidental desde Homero hasta Shakespeare

y Goethe, pasando por Dante. Después de la muerte de Fausto

empieza la procesión que siguió a la Ilustración y que tiene nombres

diversos —romanticismo, modernismo, posmodernismo- pero que se

trata en realidad de un solo fenómeno. Quizás hasta ahora, a comienzos

del nuevo milenio, podemos detectar señales de la decadencia de ese

fenómeno. Ya se cierne sobre nosotros una era de guerras religiosas que

posiblemente de lugar a una nueva Era Teocrática tal como lo profetizó

GiambattistaVico. Es muy incierto el futuro de la literatura secular occidental

en tiempos como estos.

Goethe es el último sabio de la antigua cultura secular occidental,

que podemos llamar humanismo, Ilustración o como quieran. Una de

las cualidades más refrescantes de Goethe es su irreverencia: la segunda

parte de Fausto es una obra maravillosamente escandalosa cuyo propósito

primordial es desplegar el genio de Goethe en toda su extensión y

complejidad.

Goethe creía en sus propios demonios que parecen haberlo dotado

de energías ocultas, incluyendo la apropiación paródica de todos sus

antecesores, desde Homero hasta Hamlet de Shakespeare. De acuerdo

con el Goethe posterior, la sabiduría es renunciación porque realizar

todos nuestros deseos es cortejar el caos.

[221]

Y sin embargo las renunciaciones de Goethe son equívocas y es difícil

reconciliar los logros de su sabiduría con sus taimados excesos. El

entierro de Fausto es una parodia de la escena del cementerio de Hamlet,

como si Goethe quisiera robarle a Hamlet un poco de su carisma para

su muy poco dramático ego. Shakespeare, una persona evidentemente

descolorida, no habría soñado en competir con Hamlet, su creación más

brillante y enigmática. Goethe opaca con creces a su Fausto, a quien no

se le permite participar del genio ejemplar de su creador.

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