viernes, 12 de febrero de 2021

De la crueldad del Dante ya hablaremos...

 



De la crueldad del Dante ya hablaremos, así como de su orgullo ilimitado que le lleva a considerarse descendiente de los Frangipani, antiquísima estirpe de pura sangre romana, los primeros edificadores de Florencia.

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Poco más o menos por aquel entonces traba amistad con Guido Cavalcanti, que le lleva ocho o nueve años y es muy distinto de él. Pertenece de verdad a una noble familia, es poeta de segundo orden y un diletante, amigo de camorra que intenta asesinar a Corso Donati y, sobre todo, hombre a quien no agrada la Beatriz real y verdadera, el supremo pecado para el Dante. Guido sufre la pena de destierro precisamente cuando Dante es uno de los priores de la ciudad, y quien le anuncia el fallecimiento de Beatriz, corno ya veremos. Y, por si fuera poco, tiene fama de homosexual; pero Dante lo libra de la condena y recurre a la argucia de fingir que el viaje al Infierno comenzó meses antes de la muerte de su amigo.

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Cuando el Dante contaba dieciocho años y Beatriz diecisiete, va es la segunda esposa de Simone dei Bardi, personaje florentino de mucha más edad qua la pareja. Este saludo ha sido objeto de toda clase de especulaciones: desde la sencilla fórmula de cortesía hasta la manifestación de un afecto o de una gratitud por los versos que ya había escrito el poeta en su honor y alabanza. Este segundo encuentro será la última comunicación entre ambos, pues, aun cuando lo siguieron otros, Beatriz le ignoró por completo. El poeta había fingido amar a otras mujeres — ya trataremos de este tema —, "y por esta razón, por aquellos comentarios que parecía que me acusasen de vicioso, aquella gentilísima, al pasar un día, me negó su dulcísimo saludo".

¿Cómo podemos interpretar este acto1? Beatriz es una mujer casada, posiblemente con una vida matrimonial frustrada por la enorme diferencia de edad con el marido. Posiblemente sintiera celos de las otras mujeres que cortejara el Dante, unos celos originados por el platonismo de su afecto, pues "verdaderamente es conocido por ella tu secreto desde largo tiempo". Beatriz tendría por Dante esa femenina complacencia de la mujer que se sabe objeto de un amor que no podrá ser nunca materializado Ella también idealizará al Dante, y cuando le lleguen noticias de que anda con otras mujeres se retirará por celos o por no ser enojosa. Concretamente, el Dante dice:

"Esa nuestra Beatrice oyó, de algunas personas que hablaban de ti, que la mujer que te he nombrado tenía por tu causa alguna mala fama; por eso esta gentilísima, contraria a todo lo que no sea honesto, no se dignó saludar tu persona, temendo non fosse noiosa."

También podemos suponer que Beatriz temiera verse envuelta en el pequeño escándalo que provocaban los versos del poeta y no quisieran la comparasen con las mujeres a quienes iban dedicados.

Pero existen motivos para sospechar que Beatriz fue indiferente a los amores del Dante, aun cuando se rompa el encanto de la leyenda.

Veamos ahora la escena de los esponsales, cuando ambos coinciden en una fiesta de bodas a la que arrastra al Dante su amigo Guido Cavalcanti. Toda Florencia debía conocer los sentimientos fiel poeta; tan pronto como se ven, un grupo de señoras comienza a cuchichear y brotan las risitas, grupo que "hablando con aquella gentilísima se burlaban de mí". Y una de las que participa en la burla es Beatriz. Entre lágrimas comenta su amado:

"Si esa mujer supiese mi condición, no creo que se burlase así de mi persona."

Se contradice con ello de que estaba enterada desde hacía tiempo; si lo sabía en efecto, la burla es lo más cruel y grosero que puede darse. Tal vez tomó parte por una cobardía infinita. Sea por lo que fuere, la burla de Beatriz es la anécdota más dolorosa de la vida del Dante.


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Dante fue un hombre reflexivo en demasía; de ahí que sus consejos de moderación, de calma y hasta de doblez fueran interpretados por algunos como signos de cobardía.

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A los cinco años del fallecimiento de Beatriz se casa con Gemma Donati, una hermosa muchacha florentina, de la que tiene seis hijos y una hija, que profesará en un convento. El papel de Gemma es oscuro. Posiblemente se queda en Florencia durante buena parte del destierro, para salvar lo poco que quede del patrimonio familiar; es la mujer que no comparte la gloria ni la imaginación del marido, y a buen seguro conocería la existencia de Beatriz. Dante no le dedica ni un solo verso, y muy poco sabemos de ella. Hablará con ternura y cierto orgullo del abuelo Cacciaguida, pues al parecer era de noble linaje. Ignoramos si Gemma pertenecería a la noble familia de los Donati, aun cuando de serlo lo hubiera voceado el Dante, tan amigo de genealogías y blasones.

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DANTE. LA DIVINA COMEDIA.

DA POLENTA LUCA.

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