Notas al Canto VI
[L1]Cerbero es el perro de tres cabezas que guardaba las puertas del Infierno, una vez atravesada la laguna Estigia. Dante lo hace sólo guardián del tercer círculo, el de los glotones.
[L2]Ciacco, el primer florentino que Dante encuentra en el Infiemo, debió ser un conocido parásito de la ciudad, amigo de ser invitado a los festines de sus paisanos. Hay quien le identifica con el poeta Ciacco dell'Anguilliaia.
[L3]La ciudad partida es, por supuesto, la Florencia dividida en bandos políticos.
[L4]El bando salvaje o de los blancos, dirigido por la familia Cerchi, derrotará en 1300 a los negros, capitaneados por los Donati; pero en 1302 serán éstos quien logren expulsar a los blancos, con la ayuda de Bonifacio VIII, lo que provocará el exilio del poeta.
[L5]No es del todo convincente el que Dante aluda a sí mismo y a Guido Cavalcanti.
[L6]En efecto, nos los iremos encontrando a lo largo de nuestro viaje por la Comedia.
[L7]No encontrarán la verdadera perfección, pero su castigo será más perfecto después del Juicio Final, en que se reunirán las almas que ahora penan con los cuerpos que aún se hallan en la tierra.
[L8]Se trata del dios romano de la riqueza, hijo de Démeter y de Casón, que preside el próximo círculo, el de los pródigos y los avaros.
CANTO
VI
Cuando cobré el sentido que perdí
antes por la piedad de los cuñados,
que todo en la tristeza me sumieron, 3
nuevas condenas, nuevos condenados
veía en cualquier sitio en que
anduviera
y me volviese y a donde mirase. 6
Era el tercer recinto, el de la lluvia
eterna, maldecida, fría y densa:
de regla y calidad no cambia nunca. 9
Grueso granizo, y agua sucia y nieve
descienden por el aire tenebroso;
hiede la tierra cuando esto recibe. 12
caninamente ladra con tres fauces
sobre la gente que aquí es sumergida. 15
Rojos los ojos, la barba unta y negra,
y ancho su vientre, y uñosas sus manos:
clava a las almas, desgarra y desuella. 18
Los hace aullar la lluvia como a
perros,
de un lado hacen al otro su refugio,
los míseros profanos se revuelven. 21
Al advertirnos Cerbero, el gusano,
la boca abrió y nos mostró los
colmillos,
no había un miembro que tuviese quieto. 24
Extendiendo las palmas de las manos,
cogió tierra mi guía y a puñadas
la tiró dentro del bramante tubo. 27
Cual hace el perro que ladrando rabia,
y mordiendo comida se apacigua,
que ya sólo se afana en devorarla, 30
de igual manera las bocas impuras
del demonio Cerbero, que así atruena
las almas, que quisieran verse sordas. 33
Íbamos sobre sombras que atería
la densa lluvia, poniendo las plantas
en sus fantasmas que parecen cuerpos. 36
En el suelo yacían todas ellas,
salvo una que se alzó a sentarse al
punto
que pudo vernos pasar por delante. 39
«Oh tú que a estos infiernos te han
traído
‑me dijo‑ reconóceme si puedes:
tú fuiste, antes que yo deshecho,
hecho.» 42
«La angustia que tú sientes ‑yo le dije-
tal vez te haya sacado de mi mente,
y así creo que no te he visto nunca. 45
Dime quién eres pues que en tan penoso
lugar te han puesto, y a tan grandes
males,
que si hay más grandes no serán tan
tristes.» 48
Y él a mfí «Tu ciudad, que tan repleta
de envidia está que ya rebosa el saco,
en sí me tuvo en la vida serena. 51
por la dañosa culpa de la gula,
como estás viendo, en la lluvia me
arrastro. 54
Mas yo, alma triste, no me encuentro
sola,
que éstas se hallan en pena semejante
por semejante culpa», y más no dijo. 57
Yo le repuse: «Ciacco, tu tormento
tanto me pesa que a llorar me invita,
pero dime, si sabes, qué han de hacerse 60
si alguno es justo; y dime la razón
por la que tanta guerra la ha asolado.» 63
ha de haber sangre, y el bando salvaje
echará al otro con grandes ofensas; 66
después será preciso que éste caiga
y el otro ascienda, luego de tres
soles,
con la fuerza de Aquel que tanto
alaban. 69
Alta tendrá largo tiempo la frente,
teniendo al otro bajo grandes pesos,
por más que de esto se avergüence y
llore. 72
son avaricia, soberbia y envidia
las tres antorchas que arden en los
pechos.» 75
Puso aquí fin al lagrimoso dicho.
Y yo le dije: «Aún quiero que me
informes,
y que me hagas merced de más palabras; 78
Farinatta y Tegghiaio, tan honrados,
Jacobo Rusticucci, Arrigo y Mosca,
y los otros que en bien obrar pensaron, 81
dime en qué sitio están y hazme saber,
pues me aprieta el deseo, si el
infierno
los amarga, o el cielo los endulza.» 84
Y aquél: « Están entre las negras
almas;
culpas varias al fondo los arrojan;
Pero cuando hayas vuelto al dulce
mundo,
te pido que a otras mentes me
recuerdes;
más no te digo y más no te respondo.» 90
Entonces desvió los ojos fijos,
me miró un poco, y agachó la cara;
y a la par que los otros cayó ciego. 93
Y el guía dijo: «Ya no se levanta
hasta que suene la angélica trompa,
y venga la enemiga autoridad. 96
Cada cual volverá a su triste tumba,
retomarán su carne y su apariencia,
y oirán aquello que atruena por
siempre.» 99
Así pasamos por la sucia mezcla
de sombras y de lluvia a paso lento,
tratando sobre la vida futura. 102
Y yo dije: «Maestro, estos tormentos
crecerán luego de la gran sentencia,
serán menores o tan dolorosos?» 105
Y él contestó: «Recurre a lo que sabes:
pues cuanto más perfecta es una cosa
más siente el bien, y el dolor de igual
modo, 108
Y por más que esta gente maldecida
la verdadera perfección no encuentre,
En redondo seguimos nuestra ruta,
hablando de otras cosas que no cuento;
y al llegar a aquel sitio en que se
baja 114
[L1]Cerbero es el perro de tres cabezas que guardaba las puertas del
Infierno, una vez atravesada la laguna Estigia. Dante lo hace sólo guardián del
tercer círculo, el de los glotones.
[L2]Ciacco, el primer florentino que Dante encuentra en el Infiemo, debió
ser un conocido parásito de la ciudad, amigo de ser invitado a los festines de
sus paisanos. Hay quien le identifica con el poeta Ciacco dell'Anguilliaia.
[L3]La ciudad partida es, por supuesto, la Florencia dividida en bandos políticos.
[L4]El bando salvaje o de los blancos, dirigido por la familia Cerchi,
derrotará en 1300 a los negros, capitaneados por los Donati; pero en 1302
serán éstos quien logren expulsar a los blancos, con la ayuda de Bonifacio
VIII, lo que provocará el exilio del poeta.
[L5]No es del todo convincente el que Dante aluda a sí mismo y a Guido Cavalcanti.
[L6]En efecto, nos los iremos encontrando a lo largo de nuestro viaje por
la Comedia.
[L7]No encontrarán la verdadera perfección, pero su castigo será más perfecto
después del Juicio Final, en que se reunirán las almas que ahora penan con los
cuerpos que aún se hallan en la tierra.
[L8]Se trata del dios romano de la riqueza, hijo de Démeter y de Casón, que
preside el próximo círculo, el de los pródigos y los avaros.
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