miércoles, 22 de junio de 2016

LECTURAS. FRAGMENTOS. LA MONTAÑA MÁGICA.


Lecturas. La Montaña Mágica. Páginas 612-613.
"Hans Castorp encontró eso encantador y extraordinariamente interesante. Aseguró que el señor Settembrini le había conquistado rápidamente con su teoría plástica, pero se podía decir lo que se quisiese —ciertas cosas podían ser adelantadas, como por ejemplo la enfermedad era una forma de existencia superior y que tenía algo de solemne—, pero una cosa era cierta, a saber: que la enfermedad acentuaba el elemento corporal, que metía al hombre completamente en su cuerpo y que, por consiguiente, perjudicaba a la dignidad del hombre hasta aniquilarle, reduciéndole únicamente al cuerpo. La enfermedad era, por lo tanto, inhumana.
—La enfermedad es perfectamente humana —replicó de inmediato Naphta—, pues ser hombre es estar enfermo. En efecto, el hombre es esencialmente un enfermo, y el hecho de que esté enfermo es precisamente lo que hace de él un hombre, y quien desee curarle, llevarle a hacer la paz con la naturaleza, «volver a la naturaleza» (en realidad no ha sido nunca natural), todo lo que hoy se exhibe en materia de profetas regeneradores, vegetarianos, naturistas y otros, todo ese estilo Rousseau, por consiguiente, no busca otra cosa que deshumanizarle y aproximarle al animal. ¿La humanidad, la nobleza? Lo que distingue al hombre de toda otra forma de vida orgánica es el espíritu, ese ser netamente despegado de la naturaleza y que se siente opuesto a ella. Es, pues, el espíritu de la enfermedad, de lo que depende la dignidad del hombre y su nobleza. En una palabra, es tanto más hombre cuanto más enfermo está, y el genio de la enfermedad es más humano que el genio de la salud".

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