jueves, 18 de febrero de 2016

NOTA SOBRE WALT WHITMAN. Jorge Luis Borges. Obras Completas.


NOTA SOBRE WALT WHITMAN. Jorge Luis Borges. (Obras Completas. Páginas 249-253).
El ejercicio de las letras puede promover la ambición de construir
un libro absoluto, un libro de los libros que incluya a
todos como un arquetipo platónico, un objeto cuya virtud no
aminoren los años. Quienes alimentaron esa ambición eligieron
elevados asuntos: Apolonio de Rodas, la primer nave que atravesó
los riesgos del mar; Lucano, la contienda de César y de
Pompeyo, cuando las águilas guerrearon contra las águilas; Camoens,
las armas lusitanas en el Oriente; Donne, el círculo de
las transmigraciones de un alma, según el dogma pitagórico;
Mil ton, la más antigua de las culpas y el Paraíso; Firdusí, los
tronos de los sasánidas. Góngora, creo, fue el primero en juzgar
que un libro importante puede prescindir de Un tema importante;
la vaga historia que refieren las Soledades es deliberadamente
baladí, según lo señalaron y reprobaron Cáscales y Gracián (Cartas
filológicas, VIII; El Criticón, II, 4). A Mallarmé no le bastaron
temas triviales; los buscó negativos: la ausencia de una
flor o de una mujer, la blancura de la hoja de papel antes del
poema. Como Pater, sintió que todas las artes propenden a la
música, el arte en que la forma es el fondo; su decorosa profesión
de fe Tout aboutit a un livre parece compendiar la sentencia
homérica de que los dioses tejen desdichas para que a las
futuras generaciones no les falte algo que cantar (Odisea, VIII,
in fine). Yeats, hacia el año mil novecientos, buscó lo absoluto
en el manejo dé símbolos que despertaran la memoria genérica,
o gran Memoria, que late bajo las mentes individuales; cabría
comparar esos símbolos con los ulteriores arquetipos de Jüng.
Barbusse, en L'enfer, libro olvidado con injusticia, evitó (trató
de evitar) las limitaciones del tiempo mediante el relato poético
de los actos fundamentales del hombre; Joyce, en Finnegans Wflke,
mediante la simultánea presentación de rasgos de épocas distintas.
El deliberado manejo de anacronismos, para forjar una apariencia
de eternidad, también ha sido practicado por Pound y por
T;'S. Eliot.
He recordado algunos procedimientos; ninguno más curioso
que el ejercido, en 1855, por Whitman. Antes de considerarlo,
quiero transcribir unas opiniones que más o menos prefiguran
lo que diré- La primera es la del poeta inglés Lascelles Abercrombie..
"Whitman —leemos— extrajo de su noble experiencia esa
figura vivida y personal que es una de las pocas cosas grandes
250 JORGE LUIS BORGES—OBRAS COMPLEJAS
de la literatura moderna: la figura de él misrño." La segunda
es de Sir Edmund» Gosse: "No hay un Walt Whitman verdader
o . . . Whitman es la literatura en estado de protoplasma: un
organismo intelectual tan sencillo que se limita a reflejar a cuantos
se aproximan a él." La tercera es mía.1 "Casi todo lo escrito
sobre Whitman está falseado por dos interminables errores. Uno
es la sumaria identificación de Whitman, hombre de letras, con
Whitman, héroe semidivino de Leaves of Grass como don Quijote
lo es del Quijote; otro, la insensata adopción del estilo y vocabulario
de sus poemas, vale decir, del mismo sorprendente fenómeno
que se quiere explicar."
Imaginemos que una biografía de Ulises (basada en testimonios
de Agamenón, de Laertes, de Polifemo, de Calipso, de Penélope;
de Telémaco, del porquero, de Escila y Caribdis) indicara que
éste nunca salió de Itaca. La decepción que nos causaría ese libro,
felizmente hipotético, es la que causan todas las biografías
dé Whitman. Pasar del orbe paradisíaco de sus versos a la insípida
crónica de sus días es una transición melancólica. Paradójicamente,
esa melancolía inevitable se agrava cuando el biógrafo quiere
disimular que hay dos Whitman: el "amistoso y elocuente salvaje"
de Leaves of Grass y el pobre literato que lo inventó. 2 Éste jamás
estuvo en California o en Platte Cañón; aquél improvisa un apostrofe
en el segundo de esos lugares (Spirit that formed this sceyie)
y ha sido minero en el otro (Starting from Paumanok, 1). Éste,
en 1859, estaba en Nueva York; aquél, el dos de diciembre de ese
año, asistió en Virginia a la ejecución del viejo abolicionista
John Brown (Year of meteors). Éste nació en Long Island; aquél
también (Starting from Paumanok), pero asimismo en uno de los
estados del Sur (Longings for honre). Éste fue casto, reservado, y
más bien taciturno; aquél efusivo y orgiástico. Multiplicar esas
discordias es fácil; más importante es comprender que el mero
vagabundo feliz que proponen los versos de 'Leaves of Grass hubiera
sido incapaz de escribirlos.
Byron y Baudelaire dramatizaron, en ilustres'' volúmenes, sus
desdichas; Whitman, su felicidad. (Treinta años después, en Sils-
Maria, Nietzsche descubriría a Zarathustra; ese pedagogo es feliz,
o, en todo caso, recomienda la felicidad, pero tiene el defecto
de no existir.) Otros héroes románticos —Vathek es el primero de
la serie, Edmond Teste no es el último— prolijamente acentúan
sus diferencias; Whitman, con impetuosa humildad, quiere parecerse
a todos los hombres. Leaves of Grass advierte, "es el canto
1 En esta edición, pág. 206.
2 Reconocen muy bien esa diferencia Henry Seidel Canby (Walt Whitman,
1943) y Mark Van Doren en la antología de la Viking Press (1945) . Nadie
más. que yo sepa.
DISCUSIÓN 251
de un gran individuo colectivo, popular, varón o mujer" (Complete
Writings, V, 192). O, inmortalmente (Song of Myself, 17) :
Éstos son en verdad los pensamientos de todos los
Hombres en todos los lugares y épocas; no son originales míos.
Si son menos tuyos que míos, spn nada o casi nada.
Si no son el enigma y la solución del enigma, son nada.
Si no están cerca y lejos, son nada.
Éste es el pasto que crece donde hay tierra y hay agua,
Éste es el aire común que baña el planeta.
El panteísmo ha divulgado un tipo de-frases en las que se
declara que Dios es diversas cosas contradictorias o (mejor aún)
misceláneas. Su prototipo es éste: "El rito soy, la ofrenda soy,
la libación de manteca soy, el fuego soy" (Bhagayadgita, IX, 16).
Anterior, pero ambiguo, es el fragmento 67 de Heráclito: "Dios
es día y noche, invierno y verano, guerra y paz, hartura y hambre."
Plotino describe a sus alumnos un cielo inconcebible, en el
que "todo está en todas partes, cualquier cosa es todas las cosas,
el sol es todas las estrellas, y cada estrella es todas las estrellas y
el sol" (Enneadas, V, 8,4) . Attar, persa del siglos xn, canta la dura
peregrinación de los pájaros en busca de su rey, el Simurg; muchos
perecen en los mares, pero los sobrevivientes descubren que
ellos son el Simurg y que el Simurg es cada uno de ellos y todos.
Las posibilidades retóricas de esa extensión del principio de
identidad parecen infinitas. Emerson, lector de los hindúes y de
Attar, deja el poema Bráhma; de los dieciséis versos que lo componen,
quizá el más memorable es éste: When me they fly, I arn
the wings (Si huyen de mí yo soy las alas). Análogo, pero de voz
más elemental, es Ich bin der Eine und bin Beide, de Stefan George
(Der Stern des Blindes). Walt Whitman renovó ese procedimiento.
No lo ejerció, como otros, para definir la divinidad o
para jugar con las "simpatías y diferencias" de las palabras; quiso
identificarse, en una suerte de ternura feroz, con todos los
hombres. Dijo (Crossing Brookling Ferry, 7) :
He sido terco, vanidoso, ávido, superficial, astuto, cobarde, maligno;
El lobo, la serpiente y el cerdo no faltaban en m í . . .
También (Song of Myself, 33) :
Yo soy el hombre. Yo sufrí. Ahí estaba.
El desdén y la tranquilidad de los mártires;
La madre, sentenciada por bruja, quemada ante los hijos, con leña seca;
El esclavo acosado que vacila, se apoya contra el cerco, jadeante, cubierto
de sudor;
252 JORGE LUIS BORGES—OBRAS COMPLETAS
Las puntadas que le atraviesan las piernas y el pescuezo, las crueles municiones
y balas; •
Todo eso lo siento, lo soy.
Todo eso lo sintió y lo fue Whitman, pero fundamentalmente
fue —no en la mera historia, en el mito— lo que denotan estos
dos versos (Song of Myself, 24) :
Walt Whitman, un cosmos, hijo de Manhattan,
Turbulento,' carnal, sensual, comiendo, bebiendo, engendrando.
También fue el que sería en el porvenir, en nuestra venidera
nostalgia, creada por estas profecías que la anunciaron (Full of
Ufe, now):
Lleno de vida, hoy, compacto, visible,
Yo, de cuarenta años de edad el año ochenta y tres de los Estados,
A ti, dentro de un siglo o de muchos siglos,
A ti, que no has nacido, te busco.
Estás leyéndome. Ahora el invisible soy yo,
Ahora eres tú, compacto, visible, el que intuye los versos y el que me busca,
Pensando lo feliz que sería si yo pudiera ser tu compañero.
Sé feliz como si yo estuviera contigo. (No tengas demasiada seguridad de
que no estoy contigo.)
O {Songs of Parting, 4,5):
¡Camarada! Éste no es un libro;
El que me toca, toca a un hombre.
(¿Es de noche? ¿Estamos solos a q u í ? . . . ).
Te quiero, me despojo de esta envoltura.
Soy como algo incorpóreo, triunfante, muerto.1
Walt Whitman, hombre, fue director del Brooklyn Eagle, y leyó
sus ideas fundamentales en las páginas de Emerson, de Hegel y
de Volney; Walt Whitman, personaje poético, las edujo del contacto
de América, ilustrado por experiencias imaginarias en las
alcobas de New Orleans y en los campos de batalla de Georgia!
Un hecho falso puede ser esencialmente cierto. Es fama que Enrique
I de Inglaterra no volvió a sonreír después de la muerte
1 Es intrincado el mecanismo de estos apostrofes. Nos emociona que al
poeta le emocionara prever nuestra emoción. Cf. estas líneas de Fiecker, dirigidas
al poeta que lo leerá, después de mil años:
0 friend unseen, unborn, unknown,
Student of^ our sweet English tongue
Read out my words at night, alone:
1 was a poet, 1 was young.
DISCUSIÓN 2.r)3
de su hijo; el hecho, quizá falso, puede ser verdadero como símbolo
del abatimiento del rey. Se dijo, en 1914, que los alemanes
habían torturado y mutilado a unos rehenes belgas; la especie,
a no dudarlo, era falsa, pero compendiaba útilmente los infinitos
y confusos horrores de la invasión. Aun más perdonable es el
caso de quienes atribuyen una doctrina a experiencias vitales y
no a tal biblioteca o a tal epítome. Nietzsche, en 1874, se burló
de la tesis pitagórica de que la historia se repite cíclicamente
(Vom Nutzen und Nachtheil der Historie, 2); en 1881, en un sen*
dero de los bosques de Silvaplana, concibió de pronto esa tesis
(Ecce homo, 9). Lo tosco, lo bajamente policial, es hablar de plagio;
Nietzsche, interrogado, replicaría que lo importante es la
transformación que una idea puede obrar en nosotros, no el
mero hecho de razonarla.x Una cosa es la abstracta proposición
de la unidad divina; otra, la ráfaga que arrancó del desierto a
unos pastores árabes y los impulsó a una batalla que no ha cesado
y cuyos límites fueron la Aquitania y el Ganges. Whitman se
propuso exhibir un demócrata ideal, no formular una teoría.
Desde que Horacio, con imagen platónica o pitagórica, predijo
su celeste metamorfosis, es clásico en las letras el tema de la
inmortalidad del poeta. Quienes lo frecuentaron, lo hicieron en
función de la vanagloria (Not rnarble, not the gilded monuments),
cuando no del soborno y de la venganza; Whitman deriva de su
manejo una relación personal con cada futuro lector. Se confunde
con él y dialoga con el otro, con Whitman (Salut au monde, 3):
¿Qué oyes, Walt Whitman?
Así se desdobló en el Whitman eterno, en ese amigo que es un
viejo poeta americano de mil ochocientos y tantos y también
su leyenda y también cada uno de nosotros y también la felicidad.
Vasta y casi inhumana fue la tarea, pero no fue menor la victoria.
1 Tanto difieren la razón y la convicción que las más graves objeciones a
cualquier doctrina filosófica suelen preexistir en la obra que la proclama.
Platón, en el Parménidés, anticipa el argumento del tercer hombre que le
opondrá Aristóteles, Berkeley (Dialogues, 3), las refutaciones de Hume.

Fuente:
Fuente:
JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS
EMECÉ EDITORES. AÑO: 1974.
BUENOS AIRES ARGENTINA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog

SILVINA OCAMPO CUENTO LA LIEBRE DORADA

 La liebre dorada En el seno de la tarde, el sol la iluminaba como un holocausto en las láminas de la historia sagrada. Todas las liebres no...

Páginas