PRIMERA PARTE ENSAYOS SOBRE POETICA
a mi hermano Rafael
Capítulo I LA ESENCIA DE LA POESIA Hoelderling y Heidegger I
Dice Martín Heidegger en su estudio sobre “Hoel derling y la Esencia de la Poesía”, que ha elegido a este poeta, cuando podía haberse decidido por Homero, Virgilio, Dante, Goethe, Sófocles o Shakespeare; por que si bien en éstos se realiza aún con más riqueza que aquel la esencia de la poesía, es en cambio éste “el poeta de la Poesía” ; y en lugar de meditar sobre su obra poética tan prematuramente interrumpida, lo hace sobre cinco sentencias del poeta, que en su concepto, son suficientes para dar luz en lo esencial de la que puede ser universal. Llama Hoelderling al hacer poesía “esta tarea, de entre todas la más inocente”, y Heidegger la compara a un juego que se inicia sin trabas, reino de lo ima ginario en donde queda absorta. Juego que elude la seriedad de las decisiones; “la poesía es algo así como un ensueño y en manera alguna realidad”.
La Poesía crea sus obras con el material de las
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palabras. Allí, en ese mundo de las palabras es donde hay que buscar su esencia. La segunda sentencia dice: “Para este fin se dio al hombre el más peligroso de los bienes, la Palabra, para que él de testimonio de lo que es” . Y propone el filósofo de “Ser y Tiempo” estas tres cuestiones: 1. — ¿Cuyo es este bien de la palabra? 2. — ¿Cómo y hasta qué punto es el más peli groso de los bienes? 3. — ¿En qué sentido, al menos general, es un bien? La palabra es un acontecimiento para el hombre, por ella llega a ser histórico y a subsistir. “En cho zas mora el hombre” dice el poeta,
¿Quién es el hom bre? Aquel que ha de dar testimonio de sí mismo . Entre todos los seres y las cosas, sólo a él res ponde lo esencial. Pero la Palabra puede ser un peli gro, el mayor, el más temido, porque con ella hace patente, se manifiesta en forma permanente. Puede entrar en la pureza y en la oscuridad, guardar el ente y enfrentarlo al Ser. “Y únicamente donde haya pa labra habrá mundo” y solamente “donde haya mundo hay historia” . La Palabra es entonces un bien y pri- merísimo. Luego nos habla de “La Palabra en diálogo”, y nos dice el poeta: “Ha experimentado el Hombre mu chas cosas, a muchas celestiales dio ya nombre, desde que somos palabra en diálogo”, “y podemos los unos oír a los otros” . Los hombres somos palabra-en-diálogo.
“El Ser 8 POETICA DE LO ABSOLUTO
del Hombre se funda sobre la Palabra”. Es esencial mientras es diálogo y puede ser oída por los otros hombres. La cuarta sentencia, fin del poema “Enmemoria” nos dice: “Más lo permanente es fundación de los poetas”. Heidegger entonces realiza el análisis fundamen tal: “Con esta sentencia se hará luz en nuestra cues tión acerca de la esencia de la Poesía” . “Poesía es fundación de vocablos. Y ¿qué es lo fundado? Es lo permanente” . Dice el poeta: “Tan precipitadamente pasajero es todo lo celestial; sólo que no pasa en vano” . Y es confiada a los poetas esta permanencia de lo transito rio y de lo esencial. Y ya arrebatado por la demencia, Hoelderling, el poeta, pronunció la última sentencia, que viene a com pletar la esencia de la poesía: “Lleno está de méritos el Hombre; más no por ellos, por la Poesía, ha hecho de esta Tierra su morada”. Las realizaciones humanas son el fruto de sus es fuerzos, pero la esencia de su morar sobre la Tierra, es en su fondo solamente poética. “El campo de acción de la poesía es la Palabra”, la esencia de la Poesía puede comprenderse mediante esencia de la Palabra. Pero no es un decir cualquiera, sino dar nombres al Ser y a las cosas. Desnudándolas de todo aquello común y diario de nuestras relaciones. Y culmina el poeta con aquellos versos que dicen esencialmente: “Hacer poesía es primigenia entrega de nombres a los dioses” .
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Pero sólo es concebible aquella comunicación con lo divino si éstos a su vez lo hacen con el hombre. De dónde su trance, y su lenguaje por signos. El Poeta viene a ser el intérprete del Dios que habla al Pueblo. Y el Poeta permanece sólo en sí mismo en soledad y en contemplación. II + La interpretación heideggeriana de la esencia de la poesía, es digna del filósofo, que reconoce: tan sólo lo permanente es fundación de los poetas. ¿Pero por qué han elegido a Hoelderling y no a Homero, por ejemplo? Cabría el análisis platónico de los poetas. La crítica a los poetas de Platón, su expulsión de la República, su posición secundaria en la jerarquía de valores del Fedro, después de casi todos los oficios y artes y sólo antes de los dictadores, a quienes Platón despreciaba. Es sin embargo fácil de interpretar, pen sando que al hablar de los poetas lo hacía en realidad de los rápsodas, como aparece claramente en el Ion. Porque los verdaderos poetas, aquellos capaces de no desfigurar con fantasías mentirosas, los que se orientan hacia la belleza y lo verdadero, para ellos está reservado el primer lugar jerárquico junto con los fi lósofos. Y él mismo era un poeta excelso. Tal vez ésta fué la oculta razón, que condujo a Heidegger a elegir a Hoelderling en lugar de Homero, Dante o Sófocles. Con respecto a Goethe, Shakespeare y Virgilio el
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problema era distinto. Reconoce en todos ellos la ri queza esencial poética, pero el suyo “es el poeta de la poesía” . Y entonces la elección es única. Si se ana liza la poesía desde su mismo valle, si se medita sobre sus posibilidades y sus fundamentos, nos encontramos que la filosofía sólo convirtiéndose en poesía puede seguirla en sus vuelos. Si el análisis es exclusiva mente técnico, erudito o crítico, caemos en el absurdo rápidamente. Porque no es posible observar el vuelo de un águi la desde la tierra sin sentirse pequeño, y sólo acompa ñándola en su vuelo u observándola desde los altos picos nevados es como se puede sentir el goce y el es panto de la altura y el vacío. Así como el proceso del pensar psicológico, tan variado en matices y forma de sus imágenes y percepciones, recuerdos y sensaciones ; van cristalizando poco a poco pensamientos con cuyo ca rácter lógico, alcanzan a tener vida duradera, más allá del origen turbio de su gestación en una conciencia personal, vagos y difusos al formarse, para luego emer ger limpios, claros, firmes, definitivos. Con la tragedia de su seriedad y su realización, pero con su vida formal y lógica; capaz de trasmitirse como historia y como fundamentación humana; así, del mismo modo, del señalamiento de las cosas por el hombre, sólo cristaliza y vive aquello fijado por la poe sía en sus vocablos, las palabras en poesía que son las verdaderas en el tiempo. Porque los procesos de nominación y adjetivación que ejecutan los hombres diariamente, no pasan de ser un caos y un desdoblamiento de los valores esenciales, hacia una pérdida irremediable.
11 JULIO CASAL MUÑOZ De no existir la poesía, todo sería transitorio, ora toria, política, cenegal sin flores ni frutos. Pero la poesía es fundación de vocablos, y esta creación y valoración es de naturaleza estética, es de cir sensible en permanencia, porque el arte es en cierto aspecto fundamental: lo sensorio convirtiéndose en trascendente luego de la libación del artista. Pero el poeta es intérprete del Dios ante su pue blo, y no podría ser de otra manera, aquel que oye voces interiores y no sabe realmente cuando está en trance, si fluye la poesía en su mundo interior como de una fuente desbordada o si recibe las voces ocultas y enigmáticas en su efímero ser, para darse como li bélula al fuego que la mata. La esencia de la poesía es entonces comunicación de lo divino con lo humano, en la permanencia de la palabra, plena de música y de color; aunque la música pudiera no tener absolutamente nada que ver con los sonidos de los instrumentos musicales, y el color fuera desnudo de los matices que la pintura conoce imitando la naturaleza; porque el encanto de la palabra en poe sía, es realmente único, cuando se eleva como un eco vivo de generación en generación, de oído en oído, sin voces, sin efectos de ninguna clase, como si los elegi dos fueran seres que aparecen de pronto, absurdos en su vida corriente, inútiles para su sociedad; y sin em bargo los únicos necesarios en definitiva para salvar del hombre lo más sagrado, lo más digno. “Lo perma nente es función de los poetas”. La voz que canta y sueña, comunicando a los otros hombres, en medio de su soledad y agonía, el fruto real de los hombres, que
12 POETICA DE LO ABSOLUTO posee el “resplandor de lo verdadero’’, la belleza ideal, que es fuente de plenitud. III El mundo de las imágenes inunda la conciencia y lo inconciente. Penetra sin cesar en todos los refugios del espíritu. Ahonda la visión de los objetos, que se ría muy pobre si estuviera reducida a perceptos y sen saciones. Si bien es cierto que en toda imagen pueden hallarse vestigios sensoriales en su formación; no es posible desconocer que una vez iniciado el proceso, el desarrollo, el cambio de forma, el aumento permanen te de figuras, realiza en el núcleo de la imagen, una síntesis propia y autónoma. Y es casi imposible reco nocer la primer etapa sensitiva. La comprensión de las cosas y los seres es mucho más perfecta. Si el conocimiento, aún el intuitivo nos revela un aspecto de la realidad fenoménica o trascen dente, la formación de imágenes creadoras integra aquellos datos con todas sus posibilidades; y la rique za de los contenidos es cada vez mayor, cuando nos vamos acercando a los poetas, desde el conocimiento vulgar y pasando por el científico y aún por el hombre abstracto y agudo de pensamiento. Aún cuando el poeta elimina vocablos, en procura del ritmo, y va des nudando sus poemas, hasta casi darnos símbolos; del mismo modo, sus interpretaciones son siempre mucho más vivaces y profundas, que las que necesitan del en lace de juicios y raciocinios.
13 JULIO CASAL MUÑOZ Esa tarea inocente de la poesía, es sin embargo de una importancia fundamental. Porque el poeta, co mo señalaba Platón, es un intermediario entre los dio ses y los hombres, y como la piedra imantada trasmite esa extraña fuerza que recibe y subyuga, y es admira do inevitablemente en sus inspiraciones, que parecen provenir realmente de mundos invisibles. Es que posee la poesía la sublime cualidad de per tenecer al mismo tiempo a los dos mundos; el finito y humano, y por eso es triste, y el infinito y eterno, que le entrega su halo de triunfo y de alegría. Y cuando el poeta a solas con su silencio, recoge la voz oculta, se transfigura y parece un alucinado aje no a esta exigencia. "Pero cuando mira su otro mundo, llora con los que sufren, canta con los que ríen, ad mira al héroe y se entusiasma con las acciones huma nas y los paisajes vivos de la naturaleza. Como si fuera nada más que un intérprete, nece- riamente colocado en una situación entre los hombres, que aún sin quererlo, busca las palabras que se acer quen más al contenido de lo permanente. Como si fuera juzgado en forma inevitable por dioses y por duendes. Las acciones pasan muy rápidas junto a la vida del hombre. La poesía parece tener la misión de detenerlas en su creación. Y las cosas profundas y la esencia del ser, esperan para ser nombradas por los poetas de verdad. Porque existen también los que no lo son y sólo ver sifican quedando en el juego inicial; pero el poeta ver dadero, aquel por cuyo decir la poesía tiene una mi sión única entre las disciplinas del hombre; aunque ellos mismos no lo sepan, encuentran los vocablos au
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ténticos, en donde se expresa el dolor infinito del uni verso, en los más sencillos acontecimientos, de hojas y de pájaros, de rosas y de atardeceres. Y es la esencia de la poesía, entonces, una reali zación metafísica intuitiva exacta; más perfecta que los grandes sistemas y análoga a los espíritus, cuyas an gustias se convierten en problemas vivos; la filosofía cede a la poesía la proa que señala el camino hacía el absoluto. Pero siempre que ella no_se desvíe, perdién dose entre laberintos y matorrales. Cuando es autén tica, la poesía es necesariamente profunda, hondamente intuitiva y es legítima la sentencia de Hoelderling: “Lo permanente es fundación de los poetas” .

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