Las áreas en las que se expresan los niños prodigio contrastan con las áreas
más laxas y menos estructuradas como son la narrativa o la pintura y acaso
también la investigación científica o el pensamiento filosófico. En estos últimos
dominios en general se logra una excelencia en los años de madurez. Estas áreas
requieren más invención y son menos rígidas y menos estructuradas. Es muy
probable también que requieran una mayor experiencia vital y una mayor
imaginación. La experiencia vital es sin duda un elemento crucial en la
narración. La imaginación, por otro lado, requiere liberarse de una memoria
más o menos mecanizada o cristalizada para convertirse en una memoria más
fluida y poderla convertir en un ars combinatoria.
***
No obstante lo dicho anteriormente, la mayoría de los grandes científicos y
artistas no han sido niños prodigio. De hecho, algunos fueron francamente
mediocres en su infancia, como Isaac Newton, Albert Einstein y quizás otros.
La capacidad creativa de estos hombres se reveló en su adolescencia. Inclusive
se sospechó que Einstein tenía algún problema neurológico y la predicción de
los maestros era que “nunca iba a llegar a ser nada en la vida”.
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