lunes, 1 de enero de 2024

CAMILO JOSÉ CELA NOVELA MADERA DE BOJ FRAGMENTO

 

 

 




Sacristanes pecadores y alucinados, hombres lobo, pescadores de sardinas y cazadores de ballenas, curas, meigas, sordomudos, suicidas, choronas, curanderas, fornicadores, sirenas, vírgenes martirizadas... Las vidas y andanzas de todos ellos acompañan en un continuo fluir a náufragos, desaparecidos y ahogados, habitantes que danzan, como suspendidos, en ese territorio que está entre la vida y la muerte, o quizás más allá de la vida y de la muerte. Madera de boj nos sitúa en aquel lugar que los romanos entendieron como el fin del mundo, el Finis Terrae, y, desde allí, Camilo José Cela dirige su mirada maestra hacia la fachada marítima gallega convirtiéndose en puntual notario de la capacidad destructora de la Costa de la Muerte: da fe de los naufragios porque «al tiempo se le puede dar marcha atrás si se le mece con inteligencia y con cariño».

Con una prosa magnífica e innovadora, Camilo José Cela vuelve a sorprendernos con un viaje por una Galicia que nace del alma y vive en el alma; un viaje salpicado por el verdoso tinte de la lujuria y siempre pasado por el filtro del humor y del amor. Nos encontramos ante el mejor Cela, ante la cima más alta de su narrativa lírica y, sin duda alguna, ante una de las mejores novelas del siglo XX.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Camilo José Cela

Madera de boj


           

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Espasa Calpe



 

 

 

Autor: Cela, Camilo José

©2, Espasa Calpe

Colección: Espasa narrativa

ISBN: 9788423979615

Generado con: QualityEbook v0.72

ESPASA NARRATIVA

Director Editorial: Rafael González Cortés

Editora: Loida Díez

Ilustración de cubierta: Juan Pablo Rada

© Camilo José Cela, 1999

© Espasa Calpe, 1999

1ª edición: septiembre de 1999

2ª. edición: octubre de 1999

3ª edición: octubre de 1999

Depósito legal: M. 38.562-1999

ISBN: 84-239-7961-X

Editorial Espasa Calpe, S.A.

Impreso en España/Printed in Spain Impresión: Huertas. S. A.



The skies they were ashen and sober:The leaves they were crisped and sere,The leaves they were withering and sere.    .....................................................Then my heart it grew ashen and soberAs the leaves that were crisped and sere,As the leaves that were withering and sere.
           

Edgar A. Poe, Ulalume

I - EL CARNERO DE MARCO POLO (Cuando dejamos de jugar al rugby)


            EL sacristán Celso Tembura, al que llaman Arneirón los amigos, otros le dicen Cornecho y él tampoco lo toma a mal, y que laña castañetas y fríe pajaritos como nadie, pardales, xílgaros, verderoles, también diseca sapos y lechuzas, todo por diversión, con las doniñas no se atreve porque pierden el pelo, tiene los pies planos, las cejas muy pobladas y la conciencia intermitente, o sea tartamuda, Celso también canta fados portugueses y tangos porteños con muy buena entonación y prepara larpadelas de encargo, cuanto más viento sople sobre la mar mejor para todos, larpadela quiere decir cuchipanda, él no pone las putas porque casi se lo prohíbe su condición, no falta nada, los que se ganan la vida bajo techado crían a veces malos pensamientos, malos sentimientos, Celso libra porque es solemne y de buenas intenciones, a los que sienten temor de Dios se les nota en la solemnidad y al final salvan su alma, su hermano Telmo había sido timonel de la trainera fisterrá Unxía pero quedó cojo de un temblor que lo tiró por el cantil de punta Raboeira o petón do Demo y ahora es sepultureiro en el camposanto de la parroquia de San Xurxo dos Sete Raposos Mortos, que queda cerca del monasterio de San Xiao de Moraime donde se coronaban los reyes suevos rodeados de carballos, de laureles y de tojos de oro, Hilario Ascasubi, el poeta gaucho, nació en Posta de Fraile Muerto y nadie se extraña, los moros que pescan sus besugos de reflejos dorados al sur del estrecho de Gibraltar dicen que el viento pasa pero la mar permanece, el ruido de la mar no va y viene como piensa Floro Cedeira, el pastor de vacas, sino que viene siempre, zas, zás, zas, zás, zas, zás, desde el principio hasta el fin del mundo y sus miserias, a la ciudad de Dugium Duio, que era la capital de los nerios, se la llevó el viento y la sepultó en la mar, dicen que entre el petón de Mañoto y el Centulo, esas piedras llevan ahí mil años, dos mil años, tres mil años criando concharelas y percebes, pero el ruido de la mar no va y viene como piensa Floro Cedeira, el pregonero de las saludables virtudes del pulpo crudo, es lo mejor para combatir el reuma y la tortícolis, sino que viene siempre, zas, zás, zas, zás, zas, zás, desde el principio hasta el fin del mundo y aun antes, otros cuentan que Dugium murió aplastada por un terremoto en el canal que separaba la ínsula de Fisterra de tierra firme y unía las playas de Mar de Fóra y Langosteira, cuando recreció el terreno la ciudad quedó sepultada para siempre, la mar muge como un buey amargo, igual que un escuadrón de bueyes roncos y amargos, quizá fuera mejor decir que la mar muge como un coro de cien vacas pariendo, quizá más, y en San Mereguildo de Gandarela, la ciudad que ardió bajo las aguas cuando lo de Juanito Jorick, el dublinés al que caparon por una apuesta en una romería, las campanas voltean al compás de tres por cuatro para que los católicos podamos cantar las alabanzas de la virgen Locaia a Balagota, la moza a la que los infieles frieron el virgo en alpechín y le escarnecieron la naturaleza pintándole los nueve buratos del organismo con purpurina, daba risa verla.

—A los infieles deberíamos matarlos a todos.

—Puede que sí.

—¿Fusilados o ahorcados?

—Tanto tiene.

La mar no se paró nunca desde que Dios inventó el tiempo hace ya todos los años del mundo, Dios inventó el mundo al mismo tiempo que el tiempo, el mundo no existía antes del tiempo, la mar no se cansa nunca, el tiempo no se cansa nunca, ni el mundo, que cada día es más viejo pero tampoco se cansa nunca, la mar se traga un barco o cien barcos, se lleva un marinero o cien marineros y sigue murmurando con su voz afónica, con su voz de borracho triste y pendenciero, amargo y peleón.

—¿A usted le asusta?

—No; a mí, no, yo ya estoy acostumbrado.

Cirís de Fadibón pedicó al diablo en el alto de Cabernalde montándolo a canchapernas para tenerlo bien trincado y que no se le escurriese, dicen que lo vio Fiz o Alorceiro, el tonto de Coyiños, que tonteó mismo entonces se conoce que del susto, el diablo con malas artes destiló el chapapote pegañento que criaba en la tripaliada y Cirís de Fadibón, a resultas de esas mañas mágicas y peligrosas, se le quedó enguilado hasta que murió de hambre y de sed, ¡daba risa ver al diablo revolcándose por los tojos para restregar bien y a modo a Cirís de Fadibón, a quien llevaba pegado al culo como una zamezuga!, el cura de San Xurxo dos Sete Raposos Mortos hace los milagros con una sola mano de mañoso que es, se llama don Xerardiño Aldemunde y lleva ya muchos años difunto, se le nota en el hedor, en el cheirume a rayos podres, pero por artes mágicas finge la vida y hasta anda de un lado para otro como si tal cosa, confiesa al pecador, juega al tute con quien va de camino, le saca brillo al serpentín del alambique, canta de balde en el funeral de los percebeiros muertos y cocina almejas con cebolla, ajo, perejil y vino blanco.

—¿Esto no va demasiado revuelto?

—No, esto no va más que algo revuelto.

—¿Como la vida misma?

—Sí, pero esto procuro no decirlo.

Los dioses empezaron a hablar por boca de Fofiño Manteiga, el tonto de Prouso Louro, el oráculo de Reburdiños, que no es un personaje de carne y hueso sino un cristobita de papel y tinta, poco antes de que cumpliera los quince años, una mañana antes de salir el sol empezó a aullar como un lobo y la gente decía, los marineros, los campesinos, los leñadores, los pastores, los artesanos y los vendedores ambulantes, aúlla por su madre que lo dejó en la playa de Seiside de recién nacido para que se lo comieran las ratas, lo salvó una sirena que miraba dulcísimamente, parecía una garduña del monte, no es verdad que en la playa de Nemiña haya siempre una ballena varada muerta y comida por los tábanos, los cangrejos y las gaviotas, la gente es muy mentirosa, a la gente no se le puede creer nada de lo que dice, hace ya algunos años que los lobos no llegan hasta la orilla de la mar, se espantan antes, ventean el aire y huyen evitando las aldeas y bordeando los pinares, la huella de la sangre que delata al lobo se bate en retirada hacia el este, el punto de la rosa de los vientos a la que amansa la traición e incluso el fallo de la voluntad, cuando uno hace las cosas contra su voluntad acaba ardiendo como si fuera de fósforo en la caldera de Pedro Botero, nadie puede ir contra la física ni contra la química, Minguiños el Pilistriquis, el tonto de Xures, vendió el despertador que había heredado de su padre y ahora tiene miedo de que vuelva del otro mundo para reclamárselo, el capataz James E. Allen tiene el pelo colorado y la cara toda pintada de pecas, es inglés pero parece irlandés, James toca muy bien el acordeón, valses, polcas, mazurcas, y recita en voz alta poesías de Poe, oírlas de noche queda muy misterioso, ¿hasta dónde llegarán las notas del acordeón?, ¿las oirán las ballenas?


Era xa noite no solitario outubro,

As miñas lembranzas eran traidoras e murchas

Pois non sabiamos que era o mes de outubro.


James E. Allen había sido winger del equipo de rugby Hunslet Boys, de Leeds, lo dejó a los veinticinco años porque se sentía viejo, en Leeds se fabrican locomotoras muy famosas, en la playa de Nemiña no hay una ballena varada más que en alguna luna nueva, no en todas, en una sí y en dos no, a veces la ballena no está muerta sino moribunda pero los tábanos, los cangrejos y las gaviotas se la comen igual, entonces a Dosindiña, desde que cumplió los treinta años le llaman doña Dosinda, se le desabrocha el rijo y se entiende con los machos de las tres especies, ¡qué falta de decoro y de respeto al sentido común!, el oráculo de Reburdiños le dice, goza de la gula del sebo y del almíbar y métete en la cama con tus insaciables machos, doña Dosinda peca sin sonreír.

—¿Y también se mofa de las leyes de la naturaleza?

—También, pero Dios se lo perdona.

María Flora, el ama de don Socorro, el cura de Morquintiáns, se prepara una taza de manzanilla, la macela de Romelle tiene mucho renombre, se sienta en la mecedora, se tapa la cabeza con su mantón de Manila y se pone a llorar sin desconsuelo pero con mucha paciente aplicación.

—¿No nota usted que cada día que pasa hay menos vergüenza?

—Pues, sí, puede que sí, yo no sé dónde iremos a parar.

Los perros no valen para mucho porque con los trabones molestan después de haber gozado, la verdad es que tampoco merece la pena probar lo que ya se conoce.

—¿El demonio tiene trabones?

—No creo, eso se sabría.

—¿Y los cabros?

—No creo.

—¿Y los portugueses?

—No creo, los portugueses son como los españoles.

—¿Y los asnos?

—Tampoco.

Sentado en la tapia de la ballenera de Caneliñas, con los pies balanceándose en el aire y mirando para la mar, siempre hay que mirar para la mar, tenga presente que a la mar no se le puede perder la cara, mi tío Knut Skien, que tiene un ojo azul celeste y el otro verde botella, canta, también en gallego y también acompañándose del acordeón, los versos de Poe, a Poe hay que cantarlo en gallego para que se entienda mejor incluso que en inglés.


Os ceos eran cincentos e sombríos,

As follas eran crispadas e secas,

As follas murchas e secas.



A la punta de Cusiñadoiro algunos le llaman cabo de la Vela, aquí fue donde naufragó el mercante Arada, dicen que los de Camelle le llevaron hasta la bitácora y le bebieron la ginebra al capitán, mi primo Vitiño Leis Agulleiro, por aquí somos casi todos parientes, el hijo mayor de mi tía Milagres, se encuentra con Dosindiña, vamos, con doña Dosinda, junto a la ría de Lires con su abra minúscula y su saco a juego, en la cabaña de punta Calboa, y se aman entre muy oscuras filosofías.

—No entiendo.

—Ni yo.

—¿Y ellos?

—Eso ya no lo sé.

Neith y Bandín, los dioses de la guerra, los cisnes de la guerra, bajan del cielo para decir qué soldados deben morir en la batalla y cuáles deben librar, Fofiño Manteiga cuando se pone el sol se revuelca sobre la arena, llora desconsoladamente, a lo mejor le invaden muy tristes recuerdos, y no soporta que lo miren, ¡fuera de aquí, siniestras moscas de los muertos!, ¡me repugna ver cómo os emborracháis con el licor de mi sufrimiento!, ¿no os dais cuenta de que los buitres incuban sus huevos en mi corazón?, el tiempo pasa con incertidumbre y con mansedumbre, como crecen los árboles sin que nadie se dé cuenta, esto del crecimiento tiene más que ver con el latido de la adivinación que con el sentido de la vista, el hombre es un animal tan tosco que ni siquiera ve crecer la yerba, mi primo Vitiño Leis es muy valiente, tiene mucha fuerza, sólo uno pudo llevarle el pulso, uno de Baxantes que se llamaba Feliberto Urdilde y se murió, le dieron con un caneco de ginebra en la cabeza, se la partieron en dos y se murió, el fantasma de Feliberto Urdilde se entretiene ahora en mear los nidos de los albatros y en sembrar rencorosos posos de remordimiento en el corazón de las viudas, cuando se les aparece no vuelven a dormir tranquilas y pasan mucho frío, no es decente que las viudas tomen demasiado café, dicen algunos marineros viejos que las sirenas fueron las primeras palilleiras de los encajes de Camariñas, que copiaron de los dibujos de las algas y de las estrellas de mar y de las trasparencias del agua recién buceada por los cormoranes, ahora ya casi no quedan sirenas y los camariñáns fueron perdiendo poco a poco su afición a enamorarlas, ahora ya no les llevan cañitas de crema hasta la orilla ni les regalan el oído tocándoles la Marcha Real en la gaita, en las noches de luna, mientras la mar rebufa, también dicen ciertos historiadores que el primer fisterrán que se recuerda fue el fruto de los amores de un lobo marino de las islas Lobeiras con una sirena que se puso a tomar el sol, un día que hubo sol, en el Camouco do Sur, que queda en la Lobeira Chica, la más pegada a tierra firme, frente a la costa de Cabra y la aldea de Curra, esto puede no ser cierto porque va contra el sentido común, cuando mi padre hizo la primera comunión había un toliño ourensán que se llamaba Farruco Roque y le decían don Paco, era de Celanova y tenía el carácter muy alegre, don Paco no había visto nunca la mar ni tampoco quería verla.

—Tanta agua junta no puede ser bueno, eso no puede ser conveniente ni para la salud del cuerpo ni para el sosiego del alma.

Cornecho, el sacristán Celso Tembura, tiene un escape en el sentimiento, ya se dijo que tiene la conciencia tatela, y caza gaviotas con anzuelo, después las suelta porque no valen para comer, tienen la carne muy dura, de cebo les pone tripa de sardina como al santiaguiño, algunos gallegos al santiaguiño le dicen aratoño, Cornecho o Arneirón, o sea el sacristán Celso Tembura, es muy ordenado y anda sobre las losas del muelle sin pisar raya para no despreciar la santa cruz, los mozos Noé Rebouta, Chelipiño Pérez, Doado Orbellido y su hermano Froitoso, Lucas Abuín, Martirio Villartide y Renato Fabeiro, uno por cada uno de los siete raposos muertos de la parroquia de San Xurxo, eran medio revolucionarios y medio republicanos, cagáronse en la predicación, empezaron a poner todo en duda, desbarataron el equilibrio y, claro es, acabaron condenando su ánima, unos a arder para siempre en el infierno, los cabecillas, y otros a churrascarse algún tiempo en el purgatorio, los de clase de tropa, a veces se les ve vagar con la Sarta Compaña por las orillas del río Maroñas, que son muy sombrías y vegetales, muy misteriosas y solitarias, cuando James E. Allen dejó de jugar al rugby porque ya era viejo, su tío el noruego Knut Skien que también era tío mío, se lo llevó con él a cazar el carnero de Marco Polo en las montañas de Pamir, cazaron sólo uno que le salió carísimo a tío Knut, ahora tiene su cabeza disecada encima de la chimenea, pero pudieron jugar al buzkashi, que es una especie de rugby a caballo y con un becerro sin cabeza en vez de balón, el buzkashi es un deporte duro y los contendientes se tunden a latigazos, a algunos los dejan tuertos pero no lo toman a mal porque eso le puede pasar a cualquiera, a Allen le brillan las pecas cuando lo cuenta, después empezó a trabajar en la ballenera, en mi familia el rico no era mi bisabuelo sino su hermano Dick, que cazaba ballenas en las Azores, por aquí los ricos cazan ballenas, los pobres pescan merluzas y los más pobres rascan percebes, por aquí todo está muy repartido, a la sombra de Dick, el hermano de mi bisabuelo materno, fuimos prosperando todos, unos más y otros menos como es natural, eso va en caracteres y en predisposiciones.

—¿Tú no crees que Dorothy, la mujer de Dick, fue un poco rara?

—¿Quieres decir que le gustaban las mujeres?

—No, no es eso.

Dorothy fue siempre muy correcta, a Dorothy le espantaban las emociones y no se desnudó nunca delante de ningún hombre, Dorothy no escuchaba jamás música, no hacía obras de caridad y no creía en Dios, Dorothy asistía a los oficios con los ojos cerrados y la cabeza horra de pensamientos, es difícil pero se puede conseguir, por miedo a adivinar la presencia de Dios, Dorothy no leía los versos de los poetas y no asistía a las ejecuciones, a sus amigas les gustaba mucho ver cómo pataleaban los ahorcados, los que mejor y más cadenciosamente mueren son los negros, da gusto ver cómo convierten el miedo en armonía, después se ponen enseguida de color verde, Dorothy siempre procuró no conocerse a sí misma demasiado, pensar lo contrario es una impudicia, su marido tampoco creía en Dios aunque procuraba disimularlo, sólo en el lecho de muerte se confesó con su hermano.

—Escúchame, Cam, aparta toda la paja y quédate con lo que convenga a lo que quiero decirte, tú ya sabes, es todo muy sencillo: trabajé tanto durante toda mi vida, que no tuve tiempo de estar enamorado, ni de ser supersticioso, ni de creer en Dios, la única licencia que me pude tomar fue la de emborracharme todos los sábados sin dejar ni uno. Ya lo ves, hermano, yo quise hacerme una casa con las vigas de madera de boj y ahora me voy al infierno sin haberlo conseguido; gané todo el dinero necesario pero me faltó tiempo.

—Un día me dijiste que también te faltó arraigo.

—Sí, es cierto, también me faltó arraigo; en nuestra familia nos hemos movido más de la cuenta y al final nos entierran a todos siempre en suelo ajeno, a mí me duele no haberme dado cuenta antes.

En la playa de Traba varó hace algún tiempo un cachalote cornudo, hay personas que enferman en cuanto se les saca de la rutina de la vida y la muerte, lo malo es no saber perdonar, a los endemoniados hay que ayudarles para que vomiten el demonio fuera del cuerpo, a la parroquia de San Ourente de Entíns, en Outes, trajeron el cuerpo de San Campio vestido de militar, los dos santos se llevan bien, San Campio foi militar, serviu ó Rei lealmente, agora está corpo santo no altar de Santo Ourente, de la buena amistad de los dos santos también se habla, Santo Ourente foi obispo e San Campio militar, agora que xa van vellos están xuntos no altar, la ceremonia para barrer al demonio ya se sabe, se lava uno la cara y las manos en el agua de la fuente de Nosa Señora do Rial, se dan nueve croques en la piedra santa y nueve vueltas alrededor del cruceiro, seis en un sentido y tres en el otro, y se empieza el exorcismo hasta que se puede con el demonio, a los reconfortados con la fuga de Satanás se les ayuda dándoles cachucha cocida con grelos y garbanzos o zorza con huevos fritos y cachelos, también se les deben ofrecer castañas en almíbar de postre y augardente en abundancia, al demonio le espantan las bebidas espirituosas, la gente cree lo contrario pero se equivoca, al demonio le pasa lo que a las víboras y lo que le gusta es la leche de mujer, también los freixós de cayota con mucha canela, las rosquillas de Ribadavia y los melindres de Allariz, el marcial San Campio es el patrono de los quintos y de los viajeros, a las mozas las protege y las enamora, neniñas de Santo Ourente ben vos podedes alabar, aí vén o santo San Campio vestido de militar, en el monte de San Guillén, en el promontorio fisterrán, hubo una ermita a la que se retiró el caballero húngaro Grissapaham para hacerse perdonar por Dios las tropelías que cometió en la guerra de Nápoles, otros dicen que el ermitaño fue Guillermo de Aquitania, conde de Tolosa y de Poitiers, que hay quien confunde con Guillermo de Orange, paladín de Carlo-magno que derrotó a los sarracenos, defendió al antipapa y, vuelto al buen camino por las razones que le dio Bernaldo de Claraval, se hizo eremita en expiación de sus errores, algunos dicen que fue don Gaiferos de Mormaltán el del romance, en lo alto del cabo estuvo hasta fines del XVIII que la mandó quitar el señor obispo, la cama de San Guillerme o San Guillén, que era una gran laja de piedra en la que yogaban los esposos a los que se les resistía la fertilidad, en O Pindo hay otra piedra con las mismas virtudes y las nueve olas de la Lanzada también valen para propiciar el hijo que se resiste, Telmo Tembura, el timonel de trainera que rodó por el cantil do petón do Demo y ahora es enterrador en San Xurxo, sabe muchas historias del monte Pindo, no siempre quiere contarlas y hay que darle filloas con augardente para que hable, el terremoto que desvió el curso del río Xallas se lo sabe como nadie aunque el hecho sucedió por los tiempos en los que Marco Polo iba camino de Catay, por entonces debía andar por Kunduz o por Faizabad comiendo arroz con yerbas, las casas no se deben barrer por la noche para no espantar a las ánimas que buscan calentarse en la lareira, las ánimas pasan mucho frío cuando salen del purgatorio para la procesión de la Hueste, también se dice de la Santa Compaña, las ánimas siempre quieren volver a las casas en las que vivieron y no se les debe cerrar el paso, no es decente ser cruel con nadie y menos con las ánimas, se les dicen misas y se les rezan oraciones para irles redimiendo las penas, don Xerardiño hace los milagros con una sola mano, espanta al demonio, devuelve el habla a los mudos, sana la pus de las úlceras, don Xerardiño fuma mucho, demasiado, en el sagrario tiene un macillo de pitillos y a veces fuma mientras dice la misa, en San Xurxo dos Sete Raposos Mortos la feligresía quiere a don Xerardiño porque es de generosas inclinaciones, al tonto de Xures lo deja dormir en la lareira cuando la noche se presenta dura y ventosa, las ánimas del purgatorio aparecen como pueden y siempre dada la media noche, las ánimas vienen a pedir sufragios o a avisar la muerte, se disfrazan de abejorro o de murciélago o de agnus Dei qui tollis peccata mundi, esto es mucho descaro, por menos se pueden perder el equilibrio y la decencia, se quejan lastimeramente y sin entusiasmo ninguno, semejan grajos ancianos dejados de la mano de Dios, hacen sonar las cadenas que las atan a la otra vida, se convierten en piedras de cuarzo que gritan cuando las pisan o en quijada de burro para poder matar al hermano, ya se sabe que del hermano no se puede soportar ni la gloria ni la muerte, las ánimas se aparecen en sueños y desfilan en la Santa Compaña con su blandón encendido y su olor a cera y a bosta, delante va un ser vivo pero no muy sano tocando la campanilla, va con la mano abierta y los dedos pintados de blanco, el que se da con la Hueste tiene que guiarla hasta que se tropieza con otro que le releva, cuando es una mujer se le retira la regla durante nueve lunas y después pare un arañón del porte de una centolla y de color negro que lleva las siete estrellas de la Osa Menor pintadas encima, rezándole un padrenuestro la Santa Compaña sirve de despertador, cuando un cadáver se revuelve en el ataúd es señal de que la muerte no anda lejos y entonces debe rezarse el credo con los ojos cerrados y sin respirar a cambio de no perder el sentido, Fofiño Manteiga le dijo una mañana a Barrabás, yo sé por qué estás siempre al acecho, a ti te orienta el hedor a carroña y andas siempre a la busca de cadáveres, el peón caminero Liduvino Villadavil respiró y además se tiró un pedo mientras rezaba y en castigo se quedó ciego para siempre, ahora va por las romerías cantando romances, mi tío Knut Skien caza el rorcual y el cachalote con arpón y a brazo, al antiguo uso, y además se ríe.

—Yo bebo la sangre del animal porque lo respeto, yo no mato por matar sino para vivir.

A veces también se tropieza uno con yubartas y hasta con ballenas azules, por esta mar todas nadan a contracorriente del Gulf Stream, que baja del Polo Norte, la yubarta no es el rorcual sino la ballena jorobada, los marineros de Fisterra, donde termina el mundo y comienza el país de los muertos, conocen a cada una de las ballenas y las llaman por su nombre propio como si fueran personas o caballos, Morondún, que mexa aceite e fai atún, Lilaina, Santa Lilaina pariu por un dedo, certo será pero eu non cho creo, Elsinda, Maruxiña, Quintián, Sabela, etc., las confunden muy pocas veces, sólo cuando van muchas juntas y amontonadas.

—¿Casi unas encima de otras?

—No tanto, pero les falta poco.

—¿Usted cree que Dios Todopoderoso puede manejar los cachalotes como si fueran fanecas?

—Pues, sí, Dios Todopoderoso puede hacer siempre lo que quiere.

En Fisterra, antes de las embarcaciones a motor, también en Laxe y en Camelle pero no en Muxía ni en Camariñas, se usaban la traíña, el rapetón y el recú para salir a la sardina y al abadejo, el rapetón es más largo y elegante que la traíña y además puede izar dos velas para ayudarse a navegar, y el recú tiene menos eslora.

—¡No quiero enterrarte con tus mil caballos relinchando, al paso de tu cadáver! ¡No quiero enterrarte con los mil perros con los que salías a cazar, ladrando al paso de tu cadáver! ¡No quiero enterrarte con las mil mujeres con las que te acostaste sólo para escarmentarlas con tu ira, llorando al paso de tu cadáver!, me gustaría dejarte sobre una piedra que la mar batiese con clemente ira pero me sacrifico y renuncio.

El último de siete hermanos es lobishome, o sea lucumón, se vuelve lobo en algunas precisas circunstancias, pero libra si lo saca de pila su hermano mayor y entonces ya no se siente bestia fiera ni vive habitado por la melancolía, la última de siete hermanas es meiga y puede hacer mucho bien con su oficio y llevar salud al enfermo y consuelo al triste, no es cierto que se vuelvan tísicas las palilleiras de Camariñas, las sirenas tampoco, esto de hacer encaje de bolillos es muy sano porque se traga poca saliva, tísicas se vuelven las señoritas de tanto leer versos y tocar el piano, algunas encajeras fuman xarutos como las mariscadoras pero esto no es malo porque el humo espanta los microbios y da fuerza a los huesos, Fideliño o Porcallán, que estaba picado de viruela y tenía la cara roja, parecía un cangrejo cocido, y los pies negros como la noche y duros como el pedernal, iba siempre descalzo y con los pies sacaba chispas de las piedras cuando las tropezaba, no era de Morpeguite, vivía en la aldea porque estaba casado con una de allí, Marta la de los Xurelos, Fideliño o Porcallán, se conoce que aburrido de no salir de pobre, se fue a pegar un tiro en la boca en la peña da Muller dos Cinco Dedos, en el Pindo, este é o meniño, este o seu veciño, este é o do medio, este o furabolos e este o matapiollos, tuvo que andar mucho y subir mucho y cuando se vino abajo se partió la cara contra las piedras, se destrozó la cara, parecía un tomate esmagado, Fideliño o Porcallán trotaba como un raposo, a saltitos pequeños y desconfiados, y se iba casi todas las noches hasta la playa de Nemiña a ver si la mar había devuelto algo, unas tablas de madera noble, caoba, ébano, palosanto, un par de fardos de caucho virgen, un barril de ginebra, a lo mejor un muerto con un diente de oro.

—¿Todavía quedan?

—Sí, cada vez menos pero todavía quedan, un muerto con un diente de oro es como una bendición de Dios.

Una noche Fideliño o Porcallán se tropezó con otro paisano que andaba a la misma industria y se molestó, le arrimó paciencia pero se molestó, tampoco debe extrañar a nadie, el otro era Xan de Labaña o Fumacento, un muerto de hambre que estaba cargado de hijos y de remordimientos de conciencia, también tenía deudas y mal de próstata, se iba siempre meando por encima, todo requiere su liturgia pero no es lo mismo prepararse para el nacimiento de un niño campesino que para el asesinato de un príncipe, Fideliño y Xan se saludaron pero siguieron su camino y ni se hablaron siquiera, la costumbre hace que el recelo frene la conversación, a los pocos días Fideliño, para espantar a Xan y tener las sombras de la noche para él solo, arbitró quedarse en calzoncillos y camiseta como casi todos los muertos que vienen con la mar y tenderse en la orilla justo donde rompen las últimas olas, como si estuviera ahogado, Xan se llegó hasta el falso muerto y éste, cuando lo tuvo cerca, se levantó de un brinco y con los brazos en cruz y una voz que parecía del otro mundo, le dijo,

—¡Entiérrame en sagrado, Xanciño, entiérrame en sagrado!

Xan de Labaña o Fumacento salió corriendo y no paró hasta llegar a su casa, no es verdad que en la playa de Nemiña haya siempre una ballena muerta, o una sirena muerta, o un marinero muerto, o un cerdo muerto y con el vientre hinchado, a Xan de Labaña o Fumacento no le faltaron fuerzas para huir, al dublinés Juanito Jorick lo caparon en la romería dos Caneiros que queda muy lejos de aquí, Moncho Méndez que había sido guardia municipal de Betanzos, lo echaron por borracho y pendenciero, se encaró con Juanito Jorick y le dijo,

—Te apuesto una enchenta de lacón a que te capo si me pisas la sombra.

Entonces Juanito Jorick le pisó la sombra y Moncho Méndez lo capó con una navaja de tres estallos, como no era ni pesetero ni humillador, Moncho le perdonó la laconada, Rosa Bugairido después de casada con Roguiño Lousame, que era enfermero de la Clínica Fuentes de Corcubión, tuvo amores con Xeliño Méndez, el hermano menor de Moncho, eran catorce hermanos, todos varones, tres curas, tres guardiaciviles, tres carteros, tres viajantes de comercio, Moncho y Xeliño Rosa Bugairido se suicidó hace cosa de tres años tirándose a la mar desde el acantilado de cabo Vilán, un ojo y parte de los sesos se quedaron pegados a los percebes de la bajamar, el cadáver lo llevó la mar al playazo de Traba, donde varó hace algunos años un raro cachalote con cuernos, al norte de la punta de Laxe.

—Mañana es el aniversario de la muerte de tu madre, que en paz descanse, quizá debiéramos llevarle unas flores al camposanto.

—¡Puede!

Cada vez escasean más los cadáveres sobre los que dormir la enfermedad o la borrachera, hay días en los que las ballenas van tan juntas que no dejan a los boniteros pescar al curricán, les desbaratan las líneas de los anzuelos con el lomo, don Sadurniño Losada era un viejo capitán de cargo ya retirado que se sabía esta costa como nadie, la conocía de memoria y la tenía dibujada con mucho detalle en unos cuadernos, desde Malpica hasta la punta Carreiro, donde dobla la ría de Muros, don Sadurniño también apuntaba en sus cuadernos sabidurías y rarezas, nombres de yerbas mágicas y apodos, había algunos muy raros y otros casi humillantes, cascarilleiros, merduleiros, conacháns, cangrexoliños, para estas anotaciones don Sadurniño usaba tinta verde, a los de Deza les llaman choqueiros por los chocallos que les cuelgan a las bestias con las que portean el vino y a los de Redondela también, porque son muy aficionados a comer chocos o jibias, la choca es el cencerro que lleva el centulo, o sea el demonio, en la procesión del Corpus, los castellanos le dicen cagalaolla, a la virgen Locaia a Balagota ya no le reza nadie, se conoce que se le fue perdiendo la devoción, esto de la radio dando todo el día noticias y anuncios de detergentes es lo que trae, los infieles no tienen conciencia ni fundamento y envenenan el agua y la manchan de petróleo y de sangre, esconden la tierra debajo de los muertos, ponen varias filas de muertos encima de la tierra, apagan la lumbre para que las ánimas no puedan quitarse el frío y escupen al aire para que las gaviotas se desorienten y se estrellen contra las rocas, en el Pedrullo quedan los lastimados restos del castillo de San Xurxo, los paisanos dicen que esconde el tesoro de la Reina Lupa, que no se encontró jamás, los carballos del monte Pindo estuvieron ardiendo sin parar durante siete años seguidos, aquello debió ser horrible, fue como un Diluvio Universal de fuego.

—Lo que no pudo hacer Dick, una casa con vigas de madera de boj, quizá puedas hacerlo tú, Cam, es difícil cortar vigas de madera de boj, no pueden ser muy grandes, a Dick le hubiera gustado fabricar joyeros de madera de boj a gran escala, joyeros forrados de moaré y con una llavecita de plata, Dorothy tenía un carácter algo raro, un carácter que parecía una mancha de mermelada de arándano.

—¿O de grosella?

—No, de arándano.

Dorothy, aunque algunos lo pregonaran sin mayor respeto, no era lesbiana, le faltaba buena voluntad, Dorothy estornudaba mucho y puede ser que acabara endemoniada, esto no se sabe nunca, el gran banco de ballenas se mueve dentro del chorro principal del Gulf Stream, van de sur a norte, ya se sabe, fuera sólo nadan las más débiles, por esta mar hay piedras con magnetismo que desorientan a las ballenas y a las embarcaciones.

—A nosotros nos faltó arraigo, es malo eso de que le entierren a uno en el extranjero.

El mal do aire se confunde en ciertas ocasiones con el mal de olio, los niños se vuelven raquíticos y los mayores empiezan a escupir sangre, no duermen y tienen fuertes dolores de cabeza, hay mal de aire de vivos y mal de aire de difuntos, también los hay de mujeres y de hombres, mal aire de doncella, de soltera que no sea virgen, de mujer menstruando, de embarazada, de madre de más de tres hijos después de yacer con el marido, de mujer comida por la envidia, mal aire de excomulgado, de condenado al fuego eterno, de ahorcado, de tísico, de defuntiño parvo, a todos se les combate con agua clara y corriente, con cataplasmas de vino tinto del Ribeiro o del Ullán, con caldo de carnero sin sal, con infusiones de yerbas aromáticas, con dientes de ajo, espigas de trigo, paja de centeno, plumas de gallina portuguesa, las más serviciales son las del culo, monedas de cobre de Carlos III, aceite de una lámpara que haya alumbrado al Santísimo Sacramento y así según la pauta que se conoce, Nuestro Señor el Apóstol anduvo por estas tierras predicando el Evangelio que es el libro en el que se encierran todas las verdades, antes pasaron por aquí los celtas, si el carballo o el buxo se enseñan abrazados por el muérdago hay que matar dos toros blancos porque es señal de que un dios lar y bienintencionado no está demasiado lejos ni indiferente, los fenicios vinieron después y nos dejaron a Pedra das Serpes, en Gondamil, que era la imagen del dragón Baal a quien había que sacrificarle criaturas a las que se degollaba con un hacha de boj para que se fueran desangrando poco a poco, al dios Melcate se le ofrecían campesinos que se arrojaban a la mar, los cazaban los soldados, les ataban las manos a la espalda con un sarmiento de vid o una liana de madreselva y se los daban a los marineros, que los tiraban a la mar a treinta o cuarenta millas de la costa para que los aplastasen las ballenas pasándoles por encima, el dios Melcate es probable que fuese pariente de San Juan el de las fogatas, en la noche de San Juan se pone en una ventana que dé al norte un vaso de agua con un huevo de gaviota dentro, se rezan nueve avemarías, se pide lo que se quiere conseguir sin abrir la boca y ni siquiera mover los labios, sólo con el pensamiento, y por la mañana, al escachar el huevo, se pinta en el agua una figura que se debe saber leer, hay viejas que no se equivocan nunca y que sanan los granos de los mozos sin más que mirarlos, se conocen tres colores buenos, el blanco de la inocencia, el azul que enseña el cielo por encima de las nubes y el verde de la mar y de la confianza, y tres colores que castigan el alma, el negro do demo carneiro, el encarnado de la sangre fuera de las venas y el amarillo de la envidia y sus malos consejos, en los días con erre no es prudente comerciar ni vender ganado, los martes son los mejores para afeitarse la barba y cortarse el pelo y las uñas, la matanza del cocho no se debe hacer en miércoles, los jueves no es saludable ordeñar vacas con la mano izquierda, ni siquiera cabras, el viernes es el día del lobishome y no se puede comer carne ni yacer con hembra que no sea la propia o una vecina de mucha confianza y con más de sesenta años, el sábado es costumbre lavarse los pies al menos en sábados alternos, y también se puede jugar al dominó y a las cartas, y el domingo los católicos oímos misa y rezamos por nuestros difuntos, a la mar hay que salir todos los días para poder comer, los animales no pueden vivir sin comer y el hombre tampoco, sin comer no se puede navegar, ni cazar ballenas y ni siquiera pescar xurelos, ni ir a la guerra contra los franceses al lado de los ingleses, algunos crímenes pasan primero por la cabeza del criminal, se pintan primero en la cabeza del criminal que los discurre con todo detalle y sin olvidar ni uno, al criminal lo encuentra pronto la guardia civil porque se suele confundir o acelerar, el crimen perfecto no se calcula pero se adivina, los santos inocentes pueden bordear el crimen perfecto y confundir al juez, los pares son números malos, son mejores los nones sobre todo el 1, el 3 y el 9, la verdad es que también lo son el 5 y el 7, haciendo la señal de la cruz sobre la ceniza de la lareira se espantan los trasgos y se ahuyenta la desgracia, poniendo una tijera abierta y un plato con sal gorda sobre un cadáver se evita que se le hinche el vientre, también conviene rezar la Salve, en ciertos lugares de Castilla llaman abadejo a la cantárida, un insecto de color verde que vive en los tileiros y en los freixos, también en las oliveiras y en los mirtos, reducida a polvo se usa para enderezar la pirola y darle mayor prestancia y eficacia, algunos que se mueren por abusar llegan empalmados y doloridos hasta las mismas puertas del infierno, don Sadurniño Losada dibujó y comentó en uno de sus cuadernos las piedras contra las que se hundieron muchos barcos, casi todos los barcos a los que devoró la mar por estas trochas de agua, el más notorio fue el Serpent, un buque escuela de la armada inglesa que naufragó hace ahora un siglo, el 10 de noviembre de 1898, algunos dicen que fue el 10 de setiembre pero están equivocados, llevaba ciento setenta y cinco hombres a bordo y sólo se salvaron tres marineros, uno se llamaba Bourton, otro Gould y el otro Lacsne, la mar los devolvió a la playa de Trece, ningún oficial ni guardiamarina libró de la muerte, los cadáveres también fueron llegando a la misma playa, algunos tardaron varios días, a lo mejor no llegaron todos, el párroco de Xaviña auxilió a los tres supervivientes y rescató muchos cadáveres, rezó por sus almas y los enterró, el párroco de Camariñas no hizo nada por si no eran católicos, los protestantes donde están bien es en el infierno y no hay por qué perder el tiempo con funerales que no han de aprovecharles, además no tienen derecho a ser enterrados en sagrado, los protestantes son peores que los mahometanos, el Serpent quizá no fuese un buque escuela sino un barco de guerra con guardiamarinas en prácticas, era un acorazado de tercera clase de 225 pies de eslora, 36 de manga y 15 de puntal que desplazaba 2.700 short ton y podía navegar a 17 nudos, estos datos son oficiales, el Serpent chocó contra los arrecifes dos Bois, as laxes dos Bois, justo en lo que desde entonces se llama baixo do Serpent, del naufragio sólo quedan tres recuerdos, el cementerio de los Ingleses en Porto do Trigo, a la sombra del monte Veo o monte Branco que termina en la punta de la Cagada, la placa que hay en el jardín de San Carlos en La Coruña y el Barbudo, el mascarón de proa del Serpent que compró don Paco de Ramón y Ballesteros para adornar su casa de Corcubión, don Paco allá por los años de la dictadura del general Primo de Rivera fue compañero de colegio en los jesuitas de Vigo del famoso escritor padronés don Camilo José Cela, como muestra de gratitud por el comportamiento de los gallegos el Almirantazgo envió unos regalos, al cura de Xaviña una escopeta, al alcalde de Camariñas un reloj de oro y al Ayuntamiento un barómetro de calidad, los ingleses mandaban un barco de guerra todos los años para que al pasar frente al cementerio de los Ingleses disparara las salvas de ordenanza y tirara a la mar una corona de flores, hoy han perdido esa hermosa costumbre y al cementerio de los Ingleses, esto por culpa de los desidiosos españoles que no quisieron cuidarlo, se lo comieron las silveiras y los temporales, el albatros cruza el istmo de Fisterra para irse a dormir a las piedras de la Mar de Fóra, la gaviota va por la mar hasta la Gavoteira, la cornisa en la que anidan centenares y centenares, quizá miles y miles de pájaros mirando para el oeste, para la mar que sólo cierra el horizonte por el que cruzan las ballenas, el cormorán es más oscuro que el mascato, hay quien confunde el albatros con el alcatraz, en el Centulo anidan los mascatos, en el Libro de los Proverbios se dice que un hermano ayudado por su hermano es una plaza fuerte, cuando se olvida el Libro de los Proverbios resucita Caín, desentierra la quijada de burro y mirándose en su mal espejo un hermano se vuelve el peor enemigo del otro hermano, es amargo ver a las familias diezmadas por la envidia y la rencorosa mala voluntad de las mujeres que no pudieron subirse a tiempo al carro del vencedor todo adornado con laureles de piedras finas brasileiras y con guirnaldas de flores de papel de alegres colores, cuando un negro empieza a adivinar el porvenir o a curar enfermos los vecinos lo denuncian en el juzgado o en el cuartelillo por si tiene contrato con el demonio, conviene estar listos y ver el peligro en cuanto se enseña, para adivinar el porvenir y curar enfermos hay que ser blanco, el joven Berdullas posee poderes adivinatorios y curativos otorgados por la Inmaculada Concepción y la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, amén, Jesús, ¡Santísima Trinidad, no nos mandes más olas contra el corazón y sánanos la sarna y más la tiña, amén, Jesús!, ¡Santísima Trinidad, no nos anegues el alma ni la memoria y sánanos los soplidos del corazón y más los latidos del vientre, amén, Jesús!, ¡Santísima Trinidad, no nos atores los oídos del entendimiento y sánanos los filtros del riñón y más los calabozos del hígado, amén, Jesús!, ¡Santísima Trinidad, no nos escupas en los ojos de las potencias del alma y espántanos el zumbazumba de los oídos y las moscas volantes de la mirada, amén, Jesús!, ¡Santísima Trinidad, zúrranos pero déjanos vivir, amén, Jesús!, ¡Santísima Trinidad, haz que respiremos y flotemos como el rorcual, amén, Jesús!, el yak es un cruce de cabra, caballo y toro, que en los senderos de montaña pasa por donde casi no cabe y no resbala jamás, el yak es tan duro como los kirghis y los pathames, que son muy bravos guerreros, Marco Polo habló de un carnero con más de seis palmos de cuerna, no se lo creyó nadie pero cuando se supo que era verdad le dieron su nombre, el primer occidental que lo cazó fue George Littledale en 1888, Nematula Khorami, el rey de los kusanos, murió en un prostíbulo de Lisboa fingiendo la juventud con malas artes, el aguerrido Nematula fue un gran jugador de buzkashi y también sabía boxear al estilo inglés, algo más al norte de la punta Gavoteira está el cabo de la Nave que se prolonga en la illa do Berrón donde la mar berra sin parar ni un instante, los navegantes se hacen afuera cuando la oyen, Telmo Tembura, el enterrador de la parroquia de San Xurxo dos Sete Raposos Martos, fue amigo de Blas de Otero, lo conoció en la casa rectoral un par de años antes de su muerte, le guisó unas xoubas, a Telmo le gusta mucho recordar el verso del poeta en su propia voz, no le sale muy bien pero pone buena voluntad, aquella fiesta brava del vivir y el morir, lo demás sobra, el garrotillo se cura poniendo alrededor de la garganta del enfermo un calcetín sudado y fedorento y el asma sana tomando durante nueve días y en ayunas cinco onzas del agüilla que destila la bosta de una vaca recién parida, debe cogerse en la luna llena del mes de las flores, el Santo Cristo de Fisterra o da barba dourada vino por la mar abajo y navegando en una caja de madera, lo talló Nicodemus y no aguanta que los moros se mofen de él, los convierte a todos al cristianismo o les maldice los testículos y los deja mansos, a los moros no se les debe dar confianza, en las islas Lobeiras, en las dos, también vuelan las gaviotas en bandadas crueles y miedosas, es mejor no verlas, durante las mareas vivas de noviembre huyen a tierra por encima de la ballenera de Caneliñas y espantan a los conejos y los raposas del monte, la gaviota es un pájaro bravo y muy duro que no se cansa jamás, la ballenera la instaló un noruego que se llamaba Christophersen en el año 1924, está frente a los bajos de Os Bois, este nombre se repite bastante, y las piedras de los dos Carrumeiros, entre las puntas de la Galera y de Caneliñas, yendo por tierra queda entre Gures y Ameixenda, que es tierra de cregos, por aquí se dan muchas vocaciones, don Ambrosio sana el carbunco poniéndole encima la sangre todavía caliente de la cresta de un gallo negro, cuando el gallo se muere de tristeza el carbunco se cura dejando una cicatriz en forma de esvástica girando en el sentido de las agujas del reloj, los dientes de las calaveras sirven para borrar los dolores nerviosos de la cabeza, migraña, oídos, muelas, garganta, etc., también borran el hedor a mocos padres de la ocena, los cristianos pusieron la cruz encima da pedra das Serpes de los fenicios, los monumentos y las insignias no deben derribarse, basta con convertirlos, Cornecho no conoce más que frases sueltas en latín, las repite como quien respira, Dominus vobiscum, et cum spiritu tuo, gloria tibi Domine, confiteor Deo omnipotenti y pocas más, pero sabe los quince misterios del santísimo rosario y la letanía, claro, y cree a ciegas en las cuatro postrimerías del hombre y en los siete dones del Espíritu Santo, los ephiderios son unos demonios de largos y enroscados colmillos que van chupando la sangre a los durmientes que sueñan con piaras de porcos bravos en vuelo, a los ephiderios los mantiene a raya con la voz el oráculo de Rebudiños, la carne de las navajas es mejor que la de los longueiróns, aún más áspera es la de las caralletas o longueiróns vellos, a Cornecho le enseñó a cantar fados un titiritero de Santo Antonio dos Olivais, cerca de Coimbra, a quien conoció comprando bacalao en Porrillo, su hermano Telmo habla con mucha confianza de los reyes suevos y añora sus tiempos de timonel de trainera.

—La desgracia llega cuando Dios la manda y no vale esconder la cabeza ni salir corriendo, al temporal hay que capearlo, la desgracia es tan mala como los tortuosos sueños del desamor y nadie conoce el arte de remediarla.

Floro, el pastor de vacas, toca aires ya casi olvidados en la flauta de mirto, la Madelón, muévete Irene, un mantón de la China, y cree que el ruido de la mar va y viene como el latido del corazón o el péndulo de los relojes pero no es verdad, el ruido de la mar viene siempre, zas, zás, zas, zás, zas, zás, igual que las ruedas de los carros que cantan por las corredoiras para espantar al lobo, se conoce que a la mala bestia del monte le da grima y remordimiento el chirrido del eje sin engrasar, el pulpo crudo cura casi todas las enfermedades menos las del sentimiento, el hombre que no sana y no recobra el ánimo mascando pulpo crudo rebozado con harina de maíz y huevos de culebra es que va para muerto, con los muertos se debe tener compasión pero no condescendencia, la condescendencia puede ser muy huidiza y traidora, honremos a nuestros muertos, sí, pero con prudente aplomo, con mucha serenidad, los muertos no deben estorbar la vida de los vivos ni meterles miedo, las vacas de Floro son duras y pacientes y no sienten ni el frío ni el calor, las vacas marelas de Floro se abrigan con el mismo viento que sopla de la mar, a veces una palabra es más que una palabra y vale por un trazo de carbón o una silueta de tiza.

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