Sacristanes pecadores y alucinados, hombres lobo,
pescadores de sardinas y cazadores de ballenas, curas, meigas, sordomudos,
suicidas, choronas, curanderas, fornicadores, sirenas, vírgenes martirizadas...
Las vidas y andanzas de todos ellos acompañan en un continuo fluir a náufragos,
desaparecidos y ahogados, habitantes que danzan, como suspendidos, en ese
territorio que está entre la vida y la muerte, o quizás más allá de la vida y
de la muerte. Madera de boj nos sitúa en aquel lugar que los romanos entendieron
como el fin del mundo, el Finis Terrae, y, desde allí, Camilo José Cela dirige
su mirada maestra hacia la fachada marítima gallega convirtiéndose en puntual
notario de la capacidad destructora de la Costa de la Muerte: da fe de los
naufragios porque «al tiempo se le puede dar marcha atrás si se le mece con
inteligencia y con cariño».
Con una prosa magnífica e innovadora, Camilo José
Cela vuelve a sorprendernos con un viaje por una Galicia que nace del alma y
vive en el alma; un viaje salpicado por el verdoso tinte de la lujuria y
siempre pasado por el filtro del humor y del amor. Nos encontramos ante el
mejor Cela, ante la cima más alta de su narrativa lírica y, sin duda alguna,
ante una de las mejores novelas del siglo XX.
Camilo José Cela
Madera de boj
Espasa Calpe
Autor: Cela, Camilo José
©2, Espasa Calpe
Colección: Espasa narrativa
ISBN: 9788423979615
Generado con: QualityEbook v0.72
ESPASA NARRATIVA
Director Editorial: Rafael González Cortés
Editora: Loida Díez
Ilustración de cubierta: Juan Pablo Rada
© Camilo José Cela, 1999
© Espasa Calpe, 1999
1ª edición: septiembre de 1999
2ª. edición: octubre de 1999
3ª edición: octubre de 1999
Depósito legal: M. 38.562-1999
ISBN: 84-239-7961-X
Editorial Espasa Calpe, S.A.
Impreso en España/Printed in Spain Impresión:
Huertas. S. A.
The
skies they were ashen and sober:The leaves they were crisped and sere,The leaves they were withering
and sere.
.....................................................Then my heart it grew ashen and soberAs the
leaves that were crisped and sere,As the leaves that were withering and sere.
Edgar A. Poe, Ulalume
I - EL CARNERO DE MARCO POLO
(Cuando dejamos de jugar al rugby)
EL sacristán Celso Tembura, al
que llaman Arneirón los amigos, otros le dicen Cornecho y él tampoco lo toma a
mal, y que laña castañetas y fríe pajaritos como nadie, pardales, xílgaros,
verderoles, también diseca sapos y lechuzas, todo por diversión, con las
doniñas no se atreve porque pierden el pelo, tiene los pies planos, las cejas
muy pobladas y la conciencia intermitente, o sea tartamuda, Celso también canta
fados portugueses y tangos porteños con muy buena entonación y prepara
larpadelas de encargo, cuanto más viento sople sobre la mar mejor para todos,
larpadela quiere decir cuchipanda, él no pone las putas porque casi se lo
prohíbe su condición, no falta nada, los que se ganan la vida bajo techado
crían a veces malos pensamientos, malos sentimientos, Celso libra porque es
solemne y de buenas intenciones, a los que sienten temor de Dios se les nota en
la solemnidad y al final salvan su alma, su hermano Telmo había sido timonel de
la trainera fisterrá Unxía pero quedó cojo de un temblor que lo tiró por el
cantil de punta Raboeira o petón do Demo y ahora es sepultureiro en el
camposanto de la parroquia de San Xurxo dos Sete Raposos Mortos, que queda
cerca del monasterio de San Xiao de Moraime donde se coronaban los reyes suevos
rodeados de carballos, de laureles y de tojos de oro, Hilario Ascasubi, el
poeta gaucho, nació en Posta de Fraile Muerto y nadie se extraña, los moros que
pescan sus besugos de reflejos dorados al sur del estrecho de Gibraltar dicen
que el viento pasa pero la mar permanece, el ruido de la mar no va y viene como
piensa Floro Cedeira, el pastor de vacas, sino que viene siempre, zas, zás,
zas, zás, zas, zás, desde el principio hasta el fin del mundo y sus miserias, a
la ciudad de Dugium Duio, que era la capital de los nerios, se la llevó el
viento y la sepultó en la mar, dicen que entre el petón de Mañoto y el Centulo,
esas piedras llevan ahí mil años, dos mil años, tres mil años criando
concharelas y percebes, pero el ruido de la mar no va y viene como piensa Floro
Cedeira, el pregonero de las saludables virtudes del pulpo crudo, es lo mejor
para combatir el reuma y la tortícolis, sino que viene siempre, zas, zás, zas,
zás, zas, zás, desde el principio hasta el fin del mundo y aun antes, otros
cuentan que Dugium murió aplastada por un terremoto en el canal que separaba la
ínsula de Fisterra de tierra firme y unía las playas de Mar de Fóra y
Langosteira, cuando recreció el terreno la ciudad quedó sepultada para siempre,
la mar muge como un buey amargo, igual que un escuadrón de bueyes roncos y
amargos, quizá fuera mejor decir que la mar muge como un coro de cien vacas
pariendo, quizá más, y en San Mereguildo de Gandarela, la ciudad que ardió bajo
las aguas cuando lo de Juanito Jorick, el dublinés al que caparon por una
apuesta en una romería, las campanas voltean al compás de tres por cuatro para
que los católicos podamos cantar las alabanzas de la virgen Locaia a Balagota,
la moza a la que los infieles frieron el virgo en alpechín y le escarnecieron
la naturaleza pintándole los nueve buratos del organismo con purpurina, daba
risa verla.
—A los infieles deberíamos matarlos a todos.
—Puede que sí.
—¿Fusilados o ahorcados?
—Tanto tiene.
La mar no se paró nunca desde que Dios inventó el
tiempo hace ya todos los años del mundo, Dios inventó el mundo al mismo tiempo
que el tiempo, el mundo no existía antes del tiempo, la mar no se cansa nunca,
el tiempo no se cansa nunca, ni el mundo, que cada día es más viejo pero
tampoco se cansa nunca, la mar se traga un barco o cien barcos, se lleva un
marinero o cien marineros y sigue murmurando con su voz afónica, con su voz de
borracho triste y pendenciero, amargo y peleón.
—¿A usted le asusta?
—No; a mí, no, yo ya estoy acostumbrado.
Cirís de Fadibón pedicó al diablo en el alto de
Cabernalde montándolo a canchapernas para tenerlo bien trincado y que no se le
escurriese, dicen que lo vio Fiz o Alorceiro, el tonto de Coyiños, que tonteó
mismo entonces se conoce que del susto, el diablo con malas artes destiló el
chapapote pegañento que criaba en la tripaliada y Cirís de Fadibón, a resultas
de esas mañas mágicas y peligrosas, se le quedó enguilado hasta que murió de
hambre y de sed, ¡daba risa ver al diablo revolcándose por los tojos para
restregar bien y a modo a Cirís de Fadibón, a quien llevaba pegado al culo como
una zamezuga!, el cura de San Xurxo dos Sete Raposos Mortos hace los milagros
con una sola mano de mañoso que es, se llama don Xerardiño Aldemunde y lleva ya
muchos años difunto, se le nota en el hedor, en el cheirume a rayos podres,
pero por artes mágicas finge la vida y hasta anda de un lado para otro como si
tal cosa, confiesa al pecador, juega al tute con quien va de camino, le saca
brillo al serpentín del alambique, canta de balde en el funeral de los
percebeiros muertos y cocina almejas con cebolla, ajo, perejil y vino blanco.
—¿Esto no va demasiado revuelto?
—No, esto no va más que algo revuelto.
—¿Como la vida misma?
—Sí, pero esto procuro no decirlo.
Los dioses empezaron a hablar por boca de Fofiño
Manteiga, el tonto de Prouso Louro, el oráculo de Reburdiños, que no es un
personaje de carne y hueso sino un cristobita de papel y tinta, poco antes de
que cumpliera los quince años, una mañana antes de salir el sol empezó a aullar
como un lobo y la gente decía, los marineros, los campesinos, los leñadores,
los pastores, los artesanos y los vendedores ambulantes, aúlla por su madre que
lo dejó en la playa de Seiside de recién nacido para que se lo comieran las
ratas, lo salvó una sirena que miraba dulcísimamente, parecía una garduña del
monte, no es verdad que en la playa de Nemiña haya siempre una ballena varada
muerta y comida por los tábanos, los cangrejos y las gaviotas, la gente es muy
mentirosa, a la gente no se le puede creer nada de lo que dice, hace ya algunos
años que los lobos no llegan hasta la orilla de la mar, se espantan antes,
ventean el aire y huyen evitando las aldeas y bordeando los pinares, la huella
de la sangre que delata al lobo se bate en retirada hacia el este, el punto de
la rosa de los vientos a la que amansa la traición e incluso el fallo de la
voluntad, cuando uno hace las cosas contra su voluntad acaba ardiendo como si
fuera de fósforo en la caldera de Pedro Botero, nadie puede ir contra la física
ni contra la química, Minguiños el Pilistriquis, el tonto de Xures, vendió el
despertador que había heredado de su padre y ahora tiene miedo de que vuelva
del otro mundo para reclamárselo, el capataz James E. Allen tiene el pelo
colorado y la cara toda pintada de pecas, es inglés pero parece irlandés, James
toca muy bien el acordeón, valses, polcas, mazurcas, y recita en voz alta
poesías de Poe, oírlas de noche queda muy misterioso, ¿hasta dónde llegarán las
notas del acordeón?, ¿las oirán las ballenas?
Era xa noite no solitario outubro,
As miñas lembranzas eran traidoras e murchas
Pois non sabiamos que era o mes de outubro.
James E. Allen había sido winger del equipo de rugby Hunslet Boys, de Leeds, lo
dejó a los veinticinco años porque se sentía viejo, en Leeds se fabrican
locomotoras muy famosas, en la playa de Nemiña no hay una ballena varada más
que en alguna luna nueva, no en todas, en una sí y en dos no, a veces la
ballena no está muerta sino moribunda pero los tábanos, los cangrejos y las
gaviotas se la comen igual, entonces a Dosindiña, desde que cumplió los treinta
años le llaman doña Dosinda, se le desabrocha el rijo y se entiende con los
machos de las tres especies, ¡qué falta de decoro y de respeto al sentido
común!, el oráculo de Reburdiños le dice, goza de la gula del sebo y del
almíbar y métete en la cama con tus insaciables machos, doña Dosinda peca sin
sonreír.
—¿Y también se mofa de las leyes de la naturaleza?
—También, pero Dios se lo perdona.
María Flora, el ama de don Socorro, el cura de
Morquintiáns, se prepara una taza de manzanilla, la macela de Romelle tiene
mucho renombre, se sienta en la mecedora, se tapa la cabeza con su mantón de
Manila y se pone a llorar sin desconsuelo pero con mucha paciente aplicación.
—¿No nota usted que cada día que pasa hay menos
vergüenza?
—Pues, sí, puede que sí, yo no sé dónde iremos a
parar.
Los perros no valen para mucho porque con los trabones
molestan después de haber gozado, la verdad es que tampoco merece la pena
probar lo que ya se conoce.
—¿El demonio tiene trabones?
—No creo, eso se sabría.
—¿Y los cabros?
—No creo.
—¿Y los portugueses?
—No creo, los portugueses son como los españoles.
—¿Y los asnos?
—Tampoco.
Sentado en la tapia de la ballenera de Caneliñas,
con los pies balanceándose en el aire y mirando para la mar, siempre hay que
mirar para la mar, tenga presente que a la mar no se le puede perder la cara,
mi tío Knut Skien, que tiene un ojo azul celeste y el otro verde botella,
canta, también en gallego y también acompañándose del acordeón, los versos de
Poe, a Poe hay que cantarlo en gallego para que se entienda mejor incluso que
en inglés.
Os ceos eran cincentos e sombríos,
As follas eran crispadas e secas,
As follas murchas e secas.
A la punta de Cusiñadoiro algunos le llaman cabo de la Vela, aquí fue donde
naufragó el mercante Arada, dicen que los de Camelle le llevaron hasta la
bitácora y le bebieron la ginebra al capitán, mi primo Vitiño Leis Agulleiro,
por aquí somos casi todos parientes, el hijo mayor de mi tía Milagres, se
encuentra con Dosindiña, vamos, con doña Dosinda, junto a la ría de Lires con
su abra minúscula y su saco a juego, en la cabaña de punta Calboa, y se aman
entre muy oscuras filosofías.
—No entiendo.
—Ni yo.
—¿Y ellos?
—Eso ya no lo sé.
Neith y Bandín, los dioses de la guerra, los cisnes
de la guerra, bajan del cielo para decir qué soldados deben morir en la batalla
y cuáles deben librar, Fofiño Manteiga cuando se pone el sol se revuelca sobre
la arena, llora desconsoladamente, a lo mejor le invaden muy tristes recuerdos,
y no soporta que lo miren, ¡fuera de aquí, siniestras moscas de los muertos!,
¡me repugna ver cómo os emborracháis con el licor de mi sufrimiento!, ¿no os
dais cuenta de que los buitres incuban sus huevos en mi corazón?, el tiempo
pasa con incertidumbre y con mansedumbre, como crecen los árboles sin que nadie
se dé cuenta, esto del crecimiento tiene más que ver con el latido de la adivinación
que con el sentido de la vista, el hombre es un animal tan tosco que ni
siquiera ve crecer la yerba, mi primo Vitiño Leis es muy valiente, tiene mucha
fuerza, sólo uno pudo llevarle el pulso, uno de Baxantes que se llamaba
Feliberto Urdilde y se murió, le dieron con un caneco de ginebra en la cabeza,
se la partieron en dos y se murió, el fantasma de Feliberto Urdilde se
entretiene ahora en mear los nidos de los albatros y en sembrar rencorosos
posos de remordimiento en el corazón de las viudas, cuando se les aparece no
vuelven a dormir tranquilas y pasan mucho frío, no es decente que las viudas
tomen demasiado café, dicen algunos marineros viejos que las sirenas fueron las
primeras palilleiras de los encajes de Camariñas, que copiaron de los dibujos de
las algas y de las estrellas de mar y de las trasparencias del agua recién
buceada por los cormoranes, ahora ya casi no quedan sirenas y los camariñáns
fueron perdiendo poco a poco su afición a enamorarlas, ahora ya no les llevan
cañitas de crema hasta la orilla ni les regalan el oído tocándoles la Marcha
Real en la gaita, en las noches de luna, mientras la mar rebufa, también dicen
ciertos historiadores que el primer fisterrán que se recuerda fue el fruto de
los amores de un lobo marino de las islas Lobeiras con una sirena que se puso a
tomar el sol, un día que hubo sol, en el Camouco do Sur, que queda en la
Lobeira Chica, la más pegada a tierra firme, frente a la costa de Cabra y la
aldea de Curra, esto puede no ser cierto porque va contra el sentido común,
cuando mi padre hizo la primera comunión había un toliño ourensán que se
llamaba Farruco Roque y le decían don Paco, era de Celanova y tenía el carácter
muy alegre, don Paco no había visto nunca la mar ni tampoco quería verla.
—Tanta agua junta no puede ser bueno, eso no puede
ser conveniente ni para la salud del cuerpo ni para el sosiego del alma.
Cornecho, el sacristán Celso Tembura, tiene un
escape en el sentimiento, ya se dijo que tiene la conciencia tatela, y caza
gaviotas con anzuelo, después las suelta porque no valen para comer, tienen la
carne muy dura, de cebo les pone tripa de sardina como al santiaguiño, algunos
gallegos al santiaguiño le dicen aratoño, Cornecho o Arneirón, o sea el
sacristán Celso Tembura, es muy ordenado y anda sobre las losas del muelle sin
pisar raya para no despreciar la santa cruz, los mozos Noé Rebouta, Chelipiño
Pérez, Doado Orbellido y su hermano Froitoso, Lucas Abuín, Martirio Villartide
y Renato Fabeiro, uno por cada uno de los siete raposos muertos de la parroquia
de San Xurxo, eran medio revolucionarios y medio republicanos, cagáronse en la
predicación, empezaron a poner todo en duda, desbarataron el equilibrio y,
claro es, acabaron condenando su ánima, unos a arder para siempre en el
infierno, los cabecillas, y otros a churrascarse algún tiempo en el purgatorio,
los de clase de tropa, a veces se les ve vagar con la Sarta Compaña por las
orillas del río Maroñas, que son muy sombrías y vegetales, muy misteriosas y
solitarias, cuando James E. Allen dejó de jugar al rugby porque ya era viejo,
su tío el noruego Knut Skien que también era tío mío, se lo llevó con él a
cazar el carnero de Marco Polo en las montañas de Pamir, cazaron sólo uno que
le salió carísimo a tío Knut, ahora tiene su cabeza disecada encima de la chimenea,
pero pudieron jugar al buzkashi, que es una especie de rugby a caballo y con un
becerro sin cabeza en vez de balón, el buzkashi es un deporte duro y los
contendientes se tunden a latigazos, a algunos los dejan tuertos pero no lo
toman a mal porque eso le puede pasar a cualquiera, a Allen le brillan las
pecas cuando lo cuenta, después empezó a trabajar en la ballenera, en mi
familia el rico no era mi bisabuelo sino su hermano Dick, que cazaba ballenas
en las Azores, por aquí los ricos cazan ballenas, los pobres pescan merluzas y
los más pobres rascan percebes, por aquí todo está muy repartido, a la sombra
de Dick, el hermano de mi bisabuelo materno, fuimos prosperando todos, unos más
y otros menos como es natural, eso va en caracteres y en predisposiciones.
—¿Tú no crees que Dorothy, la mujer de Dick, fue un
poco rara?
—¿Quieres decir que le gustaban las mujeres?
—No, no es eso.
Dorothy fue siempre muy correcta, a Dorothy le
espantaban las emociones y no se desnudó nunca delante de ningún hombre,
Dorothy no escuchaba jamás música, no hacía obras de caridad y no creía en
Dios, Dorothy asistía a los oficios con los ojos cerrados y la cabeza horra de
pensamientos, es difícil pero se puede conseguir, por miedo a adivinar la
presencia de Dios, Dorothy no leía los versos de los poetas y no asistía a las
ejecuciones, a sus amigas les gustaba mucho ver cómo pataleaban los ahorcados,
los que mejor y más cadenciosamente mueren son los negros, da gusto ver cómo
convierten el miedo en armonía, después se ponen enseguida de color verde,
Dorothy siempre procuró no conocerse a sí misma demasiado, pensar lo contrario
es una impudicia, su marido tampoco creía en Dios aunque procuraba disimularlo,
sólo en el lecho de muerte se confesó con su hermano.
—Escúchame, Cam, aparta toda la paja y quédate con
lo que convenga a lo que quiero decirte, tú ya sabes, es todo muy sencillo:
trabajé tanto durante toda mi vida, que no tuve tiempo de estar enamorado, ni
de ser supersticioso, ni de creer en Dios, la única licencia que me pude tomar
fue la de emborracharme todos los sábados sin dejar ni uno. Ya lo ves, hermano,
yo quise hacerme una casa con las vigas de madera de boj y ahora me voy al
infierno sin haberlo conseguido; gané todo el dinero necesario pero me faltó
tiempo.
—Un día me dijiste que también te faltó arraigo.
—Sí, es cierto, también me faltó arraigo; en
nuestra familia nos hemos movido más de la cuenta y al final nos entierran a
todos siempre en suelo ajeno, a mí me duele no haberme dado cuenta antes.
En la playa de Traba varó hace algún tiempo un
cachalote cornudo, hay personas que enferman en cuanto se les saca de la rutina
de la vida y la muerte, lo malo es no saber perdonar, a los endemoniados hay
que ayudarles para que vomiten el demonio fuera del cuerpo, a la parroquia de
San Ourente de Entíns, en Outes, trajeron el cuerpo de San Campio vestido de
militar, los dos santos se llevan bien, San Campio foi militar, serviu ó Rei
lealmente, agora está corpo santo no altar de Santo Ourente, de la buena
amistad de los dos santos también se habla, Santo Ourente foi obispo e San
Campio militar, agora que xa van vellos están xuntos no altar, la ceremonia
para barrer al demonio ya se sabe, se lava uno la cara y las manos en el agua
de la fuente de Nosa Señora do Rial, se dan nueve croques en la piedra santa y
nueve vueltas alrededor del cruceiro, seis en un sentido y tres en el otro, y
se empieza el exorcismo hasta que se puede con el demonio, a los reconfortados
con la fuga de Satanás se les ayuda dándoles cachucha cocida con grelos y garbanzos
o zorza con huevos fritos y cachelos, también se les deben ofrecer castañas en
almíbar de postre y augardente en abundancia, al demonio le espantan las
bebidas espirituosas, la gente cree lo contrario pero se equivoca, al demonio
le pasa lo que a las víboras y lo que le gusta es la leche de mujer, también
los freixós de cayota con mucha canela, las rosquillas de Ribadavia y los
melindres de Allariz, el marcial San Campio es el patrono de los quintos y de
los viajeros, a las mozas las protege y las enamora, neniñas de Santo Ourente
ben vos podedes alabar, aí vén o santo San Campio vestido de militar, en el
monte de San Guillén, en el promontorio fisterrán, hubo una ermita a la que se
retiró el caballero húngaro Grissapaham para hacerse perdonar por Dios las
tropelías que cometió en la guerra de Nápoles, otros dicen que el ermitaño fue
Guillermo de Aquitania, conde de Tolosa y de Poitiers, que hay quien confunde
con Guillermo de Orange, paladín de Carlo-magno que derrotó a los sarracenos,
defendió al antipapa y, vuelto al buen camino por las razones que le dio
Bernaldo de Claraval, se hizo eremita en expiación de sus errores, algunos
dicen que fue don Gaiferos de Mormaltán el del romance, en lo alto del cabo
estuvo hasta fines del XVIII que la mandó quitar el señor obispo, la cama de
San Guillerme o San Guillén, que era una gran laja de piedra en la que yogaban
los esposos a los que se les resistía la fertilidad, en O Pindo hay otra piedra
con las mismas virtudes y las nueve olas de la Lanzada también valen para
propiciar el hijo que se resiste, Telmo Tembura, el timonel de trainera que
rodó por el cantil do petón do Demo y ahora es enterrador en San Xurxo, sabe
muchas historias del monte Pindo, no siempre quiere contarlas y hay que darle
filloas con augardente para que hable, el terremoto que desvió el curso del río
Xallas se lo sabe como nadie aunque el hecho sucedió por los tiempos en los que
Marco Polo iba camino de Catay, por entonces debía andar por Kunduz o por
Faizabad comiendo arroz con yerbas, las casas no se deben barrer por la noche
para no espantar a las ánimas que buscan calentarse en la lareira, las ánimas
pasan mucho frío cuando salen del purgatorio para la procesión de la Hueste,
también se dice de la Santa Compaña, las ánimas siempre quieren volver a las
casas en las que vivieron y no se les debe cerrar el paso, no es decente ser
cruel con nadie y menos con las ánimas, se les dicen misas y se les rezan
oraciones para irles redimiendo las penas, don Xerardiño hace los milagros con
una sola mano, espanta al demonio, devuelve el habla a los mudos, sana la pus
de las úlceras, don Xerardiño fuma mucho, demasiado, en el sagrario tiene un
macillo de pitillos y a veces fuma mientras dice la misa, en San Xurxo dos Sete
Raposos Mortos la feligresía quiere a don Xerardiño porque es de generosas
inclinaciones, al tonto de Xures lo deja dormir en la lareira cuando la noche
se presenta dura y ventosa, las ánimas del purgatorio aparecen como pueden y
siempre dada la media noche, las ánimas vienen a pedir sufragios o a avisar la
muerte, se disfrazan de abejorro o de murciélago o de agnus Dei qui tollis
peccata mundi, esto es mucho descaro, por menos se pueden perder el equilibrio
y la decencia, se quejan lastimeramente y sin entusiasmo ninguno, semejan grajos
ancianos dejados de la mano de Dios, hacen sonar las cadenas que las atan a la
otra vida, se convierten en piedras de cuarzo que gritan cuando las pisan o en
quijada de burro para poder matar al hermano, ya se sabe que del hermano no se
puede soportar ni la gloria ni la muerte, las ánimas se aparecen en sueños y
desfilan en la Santa Compaña con su blandón encendido y su olor a cera y a
bosta, delante va un ser vivo pero no muy sano tocando la campanilla, va con la
mano abierta y los dedos pintados de blanco, el que se da con la Hueste tiene
que guiarla hasta que se tropieza con otro que le releva, cuando es una mujer
se le retira la regla durante nueve lunas y después pare un arañón del porte de
una centolla y de color negro que lleva las siete estrellas de la Osa Menor
pintadas encima, rezándole un padrenuestro la Santa Compaña sirve de
despertador, cuando un cadáver se revuelve en el ataúd es señal de que la
muerte no anda lejos y entonces debe rezarse el credo con los ojos cerrados y
sin respirar a cambio de no perder el sentido, Fofiño Manteiga le dijo una
mañana a Barrabás, yo sé por qué estás siempre al acecho, a ti te orienta el
hedor a carroña y andas siempre a la busca de cadáveres, el peón caminero
Liduvino Villadavil respiró y además se tiró un pedo mientras rezaba y en
castigo se quedó ciego para siempre, ahora va por las romerías cantando
romances, mi tío Knut Skien caza el rorcual y el cachalote con arpón y a brazo,
al antiguo uso, y además se ríe.
—Yo bebo la sangre del animal porque lo respeto, yo
no mato por matar sino para vivir.
A veces también se tropieza uno con yubartas y
hasta con ballenas azules, por esta mar todas nadan a contracorriente del Gulf
Stream, que baja del Polo Norte, la yubarta no es el rorcual sino la ballena
jorobada, los marineros de Fisterra, donde termina el mundo y comienza el país
de los muertos, conocen a cada una de las ballenas y las llaman por su nombre
propio como si fueran personas o caballos, Morondún, que mexa aceite e fai
atún, Lilaina, Santa Lilaina pariu por un dedo, certo será pero eu non cho
creo, Elsinda, Maruxiña, Quintián, Sabela, etc., las confunden muy pocas veces,
sólo cuando van muchas juntas y amontonadas.
—¿Casi unas encima de otras?
—No tanto, pero les falta poco.
—¿Usted cree que Dios Todopoderoso puede manejar
los cachalotes como si fueran fanecas?
—Pues, sí, Dios Todopoderoso puede hacer siempre lo
que quiere.
En Fisterra, antes de las embarcaciones a motor,
también en Laxe y en Camelle pero no en Muxía ni en Camariñas, se usaban la
traíña, el rapetón y el recú para salir a la sardina y al abadejo, el rapetón
es más largo y elegante que la traíña y además puede izar dos velas para
ayudarse a navegar, y el recú tiene menos eslora.
—¡No quiero enterrarte con tus mil caballos
relinchando, al paso de tu cadáver! ¡No quiero enterrarte con los mil perros
con los que salías a cazar, ladrando al paso de tu cadáver! ¡No quiero
enterrarte con las mil mujeres con las que te acostaste sólo para
escarmentarlas con tu ira, llorando al paso de tu cadáver!, me gustaría dejarte
sobre una piedra que la mar batiese con clemente ira pero me sacrifico y
renuncio.
El último de siete hermanos es lobishome, o sea
lucumón, se vuelve lobo en algunas precisas circunstancias, pero libra si lo
saca de pila su hermano mayor y entonces ya no se siente bestia fiera ni vive
habitado por la melancolía, la última de siete hermanas es meiga y puede hacer
mucho bien con su oficio y llevar salud al enfermo y consuelo al triste, no es
cierto que se vuelvan tísicas las palilleiras de Camariñas, las sirenas
tampoco, esto de hacer encaje de bolillos es muy sano porque se traga poca
saliva, tísicas se vuelven las señoritas de tanto leer versos y tocar el piano,
algunas encajeras fuman xarutos como las mariscadoras pero esto no es malo
porque el humo espanta los microbios y da fuerza a los huesos, Fideliño o
Porcallán, que estaba picado de viruela y tenía la cara roja, parecía un
cangrejo cocido, y los pies negros como la noche y duros como el pedernal, iba
siempre descalzo y con los pies sacaba chispas de las piedras cuando las
tropezaba, no era de Morpeguite, vivía en la aldea porque estaba casado con una
de allí, Marta la de los Xurelos, Fideliño o Porcallán, se conoce que aburrido
de no salir de pobre, se fue a pegar un tiro en la boca en la peña da Muller
dos Cinco Dedos, en el Pindo, este é o meniño, este o seu veciño, este é o do
medio, este o furabolos e este o matapiollos, tuvo que andar mucho y subir
mucho y cuando se vino abajo se partió la cara contra las piedras, se destrozó
la cara, parecía un tomate esmagado, Fideliño o Porcallán trotaba como un
raposo, a saltitos pequeños y desconfiados, y se iba casi todas las noches
hasta la playa de Nemiña a ver si la mar había devuelto algo, unas tablas de
madera noble, caoba, ébano, palosanto, un par de fardos de caucho virgen, un
barril de ginebra, a lo mejor un muerto con un diente de oro.
—¿Todavía quedan?
—Sí, cada vez menos pero todavía quedan, un muerto
con un diente de oro es como una bendición de Dios.
Una noche Fideliño o Porcallán se tropezó con otro
paisano que andaba a la misma industria y se molestó, le arrimó paciencia pero
se molestó, tampoco debe extrañar a nadie, el otro era Xan de Labaña o
Fumacento, un muerto de hambre que estaba cargado de hijos y de remordimientos
de conciencia, también tenía deudas y mal de próstata, se iba siempre meando
por encima, todo requiere su liturgia pero no es lo mismo prepararse para el
nacimiento de un niño campesino que para el asesinato de un príncipe, Fideliño
y Xan se saludaron pero siguieron su camino y ni se hablaron siquiera, la
costumbre hace que el recelo frene la conversación, a los pocos días Fideliño,
para espantar a Xan y tener las sombras de la noche para él solo, arbitró
quedarse en calzoncillos y camiseta como casi todos los muertos que vienen con
la mar y tenderse en la orilla justo donde rompen las últimas olas, como si
estuviera ahogado, Xan se llegó hasta el falso muerto y éste, cuando lo tuvo
cerca, se levantó de un brinco y con los brazos en cruz y una voz que parecía
del otro mundo, le dijo,
—¡Entiérrame en sagrado, Xanciño, entiérrame en
sagrado!
Xan de Labaña o Fumacento salió corriendo y no paró
hasta llegar a su casa, no es verdad que en la playa de Nemiña haya siempre una
ballena muerta, o una sirena muerta, o un marinero muerto, o un cerdo muerto y
con el vientre hinchado, a Xan de Labaña o Fumacento no le faltaron fuerzas
para huir, al dublinés Juanito Jorick lo caparon en la romería dos Caneiros que
queda muy lejos de aquí, Moncho Méndez que había sido guardia municipal de
Betanzos, lo echaron por borracho y pendenciero, se encaró con Juanito Jorick y
le dijo,
—Te apuesto una enchenta de lacón a que te capo si
me pisas la sombra.
Entonces Juanito Jorick le pisó la sombra y Moncho
Méndez lo capó con una navaja de tres estallos, como no era ni pesetero ni
humillador, Moncho le perdonó la laconada, Rosa Bugairido después de casada con
Roguiño Lousame, que era enfermero de la Clínica Fuentes de Corcubión, tuvo
amores con Xeliño Méndez, el hermano menor de Moncho, eran catorce hermanos,
todos varones, tres curas, tres guardiaciviles, tres carteros, tres viajantes
de comercio, Moncho y Xeliño Rosa Bugairido se suicidó hace cosa de tres años
tirándose a la mar desde el acantilado de cabo Vilán, un ojo y parte de los
sesos se quedaron pegados a los percebes de la bajamar, el cadáver lo llevó la
mar al playazo de Traba, donde varó hace algunos años un raro cachalote con
cuernos, al norte de la punta de Laxe.
—Mañana es el aniversario de la muerte de tu madre,
que en paz descanse, quizá debiéramos llevarle unas flores al camposanto.
—¡Puede!
Cada vez escasean más los cadáveres sobre los que
dormir la enfermedad o la borrachera, hay días en los que las ballenas van tan
juntas que no dejan a los boniteros pescar al curricán, les desbaratan las
líneas de los anzuelos con el lomo, don Sadurniño Losada era un viejo capitán
de cargo ya retirado que se sabía esta costa como nadie, la conocía de memoria
y la tenía dibujada con mucho detalle en unos cuadernos, desde Malpica hasta la
punta Carreiro, donde dobla la ría de Muros, don Sadurniño también apuntaba en
sus cuadernos sabidurías y rarezas, nombres de yerbas mágicas y apodos, había
algunos muy raros y otros casi humillantes, cascarilleiros, merduleiros,
conacháns, cangrexoliños, para estas anotaciones don Sadurniño usaba tinta
verde, a los de Deza les llaman choqueiros por los chocallos que les cuelgan a
las bestias con las que portean el vino y a los de Redondela también, porque
son muy aficionados a comer chocos o jibias, la choca es el cencerro que lleva
el centulo, o sea el demonio, en la procesión del Corpus, los castellanos le
dicen cagalaolla, a la virgen Locaia a Balagota ya no le reza nadie, se conoce
que se le fue perdiendo la devoción, esto de la radio dando todo el día
noticias y anuncios de detergentes es lo que trae, los infieles no tienen
conciencia ni fundamento y envenenan el agua y la manchan de petróleo y de
sangre, esconden la tierra debajo de los muertos, ponen varias filas de muertos
encima de la tierra, apagan la lumbre para que las ánimas no puedan quitarse el
frío y escupen al aire para que las gaviotas se desorienten y se estrellen
contra las rocas, en el Pedrullo quedan los lastimados restos del castillo de
San Xurxo, los paisanos dicen que esconde el tesoro de la Reina Lupa, que no se
encontró jamás, los carballos del monte Pindo estuvieron ardiendo sin parar
durante siete años seguidos, aquello debió ser horrible, fue como un Diluvio
Universal de fuego.
—Lo que no pudo hacer Dick, una casa con vigas de
madera de boj, quizá puedas hacerlo tú, Cam, es difícil cortar vigas de madera
de boj, no pueden ser muy grandes, a Dick le hubiera gustado fabricar joyeros
de madera de boj a gran escala, joyeros forrados de moaré y con una llavecita
de plata, Dorothy tenía un carácter algo raro, un carácter que parecía una
mancha de mermelada de arándano.
—¿O de grosella?
—No, de arándano.
Dorothy, aunque algunos lo pregonaran sin mayor
respeto, no era lesbiana, le faltaba buena voluntad, Dorothy estornudaba mucho
y puede ser que acabara endemoniada, esto no se sabe nunca, el gran banco de
ballenas se mueve dentro del chorro principal del Gulf Stream, van de sur a
norte, ya se sabe, fuera sólo nadan las más débiles, por esta mar hay piedras
con magnetismo que desorientan a las ballenas y a las embarcaciones.
—A nosotros nos faltó arraigo, es malo eso de que
le entierren a uno en el extranjero.
El mal do aire se confunde en ciertas ocasiones con
el mal de olio, los niños se vuelven raquíticos y los mayores empiezan a
escupir sangre, no duermen y tienen fuertes dolores de cabeza, hay mal de aire
de vivos y mal de aire de difuntos, también los hay de mujeres y de hombres,
mal aire de doncella, de soltera que no sea virgen, de mujer menstruando, de
embarazada, de madre de más de tres hijos después de yacer con el marido, de
mujer comida por la envidia, mal aire de excomulgado, de condenado al fuego
eterno, de ahorcado, de tísico, de defuntiño parvo, a todos se les combate con
agua clara y corriente, con cataplasmas de vino tinto del Ribeiro o del Ullán,
con caldo de carnero sin sal, con infusiones de yerbas aromáticas, con dientes
de ajo, espigas de trigo, paja de centeno, plumas de gallina portuguesa, las
más serviciales son las del culo, monedas de cobre de Carlos III, aceite de una
lámpara que haya alumbrado al Santísimo Sacramento y así según la pauta que se
conoce, Nuestro Señor el Apóstol anduvo por estas tierras predicando el
Evangelio que es el libro en el que se encierran todas las verdades, antes
pasaron por aquí los celtas, si el carballo o el buxo se enseñan abrazados por
el muérdago hay que matar dos toros blancos porque es señal de que un dios lar
y bienintencionado no está demasiado lejos ni indiferente, los fenicios
vinieron después y nos dejaron a Pedra das Serpes, en Gondamil, que era la
imagen del dragón Baal a quien había que sacrificarle criaturas a las que se
degollaba con un hacha de boj para que se fueran desangrando poco a poco, al
dios Melcate se le ofrecían campesinos que se arrojaban a la mar, los cazaban
los soldados, les ataban las manos a la espalda con un sarmiento de vid o una
liana de madreselva y se los daban a los marineros, que los tiraban a la mar a
treinta o cuarenta millas de la costa para que los aplastasen las ballenas
pasándoles por encima, el dios Melcate es probable que fuese pariente de San
Juan el de las fogatas, en la noche de San Juan se pone en una ventana que dé
al norte un vaso de agua con un huevo de gaviota dentro, se rezan nueve
avemarías, se pide lo que se quiere conseguir sin abrir la boca y ni siquiera
mover los labios, sólo con el pensamiento, y por la mañana, al escachar el
huevo, se pinta en el agua una figura que se debe saber leer, hay viejas que no
se equivocan nunca y que sanan los granos de los mozos sin más que mirarlos, se
conocen tres colores buenos, el blanco de la inocencia, el azul que enseña el
cielo por encima de las nubes y el verde de la mar y de la confianza, y tres
colores que castigan el alma, el negro do demo carneiro, el encarnado de la
sangre fuera de las venas y el amarillo de la envidia y sus malos consejos, en
los días con erre no es prudente comerciar ni vender ganado, los martes son los
mejores para afeitarse la barba y cortarse el pelo y las uñas, la matanza del
cocho no se debe hacer en miércoles, los jueves no es saludable ordeñar vacas
con la mano izquierda, ni siquiera cabras, el viernes es el día del lobishome y
no se puede comer carne ni yacer con hembra que no sea la propia o una vecina
de mucha confianza y con más de sesenta años, el sábado es costumbre lavarse
los pies al menos en sábados alternos, y también se puede jugar al dominó y a
las cartas, y el domingo los católicos oímos misa y rezamos por nuestros
difuntos, a la mar hay que salir todos los días para poder comer, los animales
no pueden vivir sin comer y el hombre tampoco, sin comer no se puede navegar,
ni cazar ballenas y ni siquiera pescar xurelos, ni ir a la guerra contra los
franceses al lado de los ingleses, algunos crímenes pasan primero por la cabeza
del criminal, se pintan primero en la cabeza del criminal que los discurre con
todo detalle y sin olvidar ni uno, al criminal lo encuentra pronto la guardia
civil porque se suele confundir o acelerar, el crimen perfecto no se calcula
pero se adivina, los santos inocentes pueden bordear el crimen perfecto y
confundir al juez, los pares son números malos, son mejores los nones sobre
todo el 1, el 3 y el 9, la verdad es que también lo son el 5 y el 7, haciendo
la señal de la cruz sobre la ceniza de la lareira se espantan los trasgos y se
ahuyenta la desgracia, poniendo una tijera abierta y un plato con sal gorda
sobre un cadáver se evita que se le hinche el vientre, también conviene rezar
la Salve, en ciertos lugares de Castilla llaman abadejo a la cantárida, un
insecto de color verde que vive en los tileiros y en los freixos, también en
las oliveiras y en los mirtos, reducida a polvo se usa para enderezar la pirola
y darle mayor prestancia y eficacia, algunos que se mueren por abusar llegan
empalmados y doloridos hasta las mismas puertas del infierno, don Sadurniño
Losada dibujó y comentó en uno de sus cuadernos las piedras contra las que se
hundieron muchos barcos, casi todos los barcos a los que devoró la mar por
estas trochas de agua, el más notorio fue el Serpent, un buque escuela de la
armada inglesa que naufragó hace ahora un siglo, el 10 de noviembre de 1898,
algunos dicen que fue el 10 de setiembre pero están equivocados, llevaba ciento
setenta y cinco hombres a bordo y sólo se salvaron tres marineros, uno se
llamaba Bourton, otro Gould y el otro Lacsne, la mar los devolvió a la playa de
Trece, ningún oficial ni guardiamarina libró de la muerte, los cadáveres
también fueron llegando a la misma playa, algunos tardaron varios días, a lo
mejor no llegaron todos, el párroco de Xaviña auxilió a los tres supervivientes
y rescató muchos cadáveres, rezó por sus almas y los enterró, el párroco de
Camariñas no hizo nada por si no eran católicos, los protestantes donde están
bien es en el infierno y no hay por qué perder el tiempo con funerales que no
han de aprovecharles, además no tienen derecho a ser enterrados en sagrado, los
protestantes son peores que los mahometanos, el Serpent quizá no fuese un buque
escuela sino un barco de guerra con guardiamarinas en prácticas, era un
acorazado de tercera clase de 225 pies de eslora, 36 de manga y 15 de puntal
que desplazaba 2.700 short ton y podía navegar a 17 nudos, estos datos son
oficiales, el Serpent chocó contra los arrecifes dos Bois, as laxes dos Bois,
justo en lo que desde entonces se llama baixo do Serpent, del naufragio sólo
quedan tres recuerdos, el cementerio de los Ingleses en Porto do Trigo, a la
sombra del monte Veo o monte Branco que termina en la punta de la Cagada, la
placa que hay en el jardín de San Carlos en La Coruña y el Barbudo, el mascarón
de proa del Serpent que compró don Paco de Ramón y Ballesteros para adornar su
casa de Corcubión, don Paco allá por los años de la dictadura del general Primo
de Rivera fue compañero de colegio en los jesuitas de Vigo del famoso escritor
padronés don Camilo José Cela, como muestra de gratitud por el comportamiento
de los gallegos el Almirantazgo envió unos regalos, al cura de Xaviña una
escopeta, al alcalde de Camariñas un reloj de oro y al Ayuntamiento un
barómetro de calidad, los ingleses mandaban un barco de guerra todos los años
para que al pasar frente al cementerio de los Ingleses disparara las salvas de
ordenanza y tirara a la mar una corona de flores, hoy han perdido esa hermosa
costumbre y al cementerio de los Ingleses, esto por culpa de los desidiosos españoles
que no quisieron cuidarlo, se lo comieron las silveiras y los temporales, el
albatros cruza el istmo de Fisterra para irse a dormir a las piedras de la Mar
de Fóra, la gaviota va por la mar hasta la Gavoteira, la cornisa en la que
anidan centenares y centenares, quizá miles y miles de pájaros mirando para el
oeste, para la mar que sólo cierra el horizonte por el que cruzan las ballenas,
el cormorán es más oscuro que el mascato, hay quien confunde el albatros con el
alcatraz, en el Centulo anidan los mascatos, en el Libro de los Proverbios se
dice que un hermano ayudado por su hermano es una plaza fuerte, cuando se
olvida el Libro de los Proverbios resucita Caín, desentierra la quijada de
burro y mirándose en su mal espejo un hermano se vuelve el peor enemigo del
otro hermano, es amargo ver a las familias diezmadas por la envidia y la
rencorosa mala voluntad de las mujeres que no pudieron subirse a tiempo al
carro del vencedor todo adornado con laureles de piedras finas brasileiras y
con guirnaldas de flores de papel de alegres colores, cuando un negro empieza a
adivinar el porvenir o a curar enfermos los vecinos lo denuncian en el juzgado
o en el cuartelillo por si tiene contrato con el demonio, conviene estar listos
y ver el peligro en cuanto se enseña, para adivinar el porvenir y curar
enfermos hay que ser blanco, el joven Berdullas posee poderes adivinatorios y
curativos otorgados por la Inmaculada Concepción y la Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo, amén, Jesús, ¡Santísima Trinidad, no nos mandes
más olas contra el corazón y sánanos la sarna y más la tiña, amén, Jesús!,
¡Santísima Trinidad, no nos anegues el alma ni la memoria y sánanos los
soplidos del corazón y más los latidos del vientre, amén, Jesús!, ¡Santísima
Trinidad, no nos atores los oídos del entendimiento y sánanos los filtros del
riñón y más los calabozos del hígado, amén, Jesús!, ¡Santísima Trinidad, no nos
escupas en los ojos de las potencias del alma y espántanos el zumbazumba de los
oídos y las moscas volantes de la mirada, amén, Jesús!, ¡Santísima Trinidad,
zúrranos pero déjanos vivir, amén, Jesús!, ¡Santísima Trinidad, haz que
respiremos y flotemos como el rorcual, amén, Jesús!, el yak es un cruce de
cabra, caballo y toro, que en los senderos de montaña pasa por donde casi no
cabe y no resbala jamás, el yak es tan duro como los kirghis y los pathames,
que son muy bravos guerreros, Marco Polo habló de un carnero con más de seis
palmos de cuerna, no se lo creyó nadie pero cuando se supo que era verdad le
dieron su nombre, el primer occidental que lo cazó fue George Littledale en
1888, Nematula Khorami, el rey de los kusanos, murió en un prostíbulo de Lisboa
fingiendo la juventud con malas artes, el aguerrido Nematula fue un gran
jugador de buzkashi y también sabía boxear al estilo inglés, algo más al norte
de la punta Gavoteira está el cabo de la Nave que se prolonga en la illa do
Berrón donde la mar berra sin parar ni un instante, los navegantes se hacen
afuera cuando la oyen, Telmo Tembura, el enterrador de la parroquia de San
Xurxo dos Sete Raposos Martos, fue amigo de Blas de Otero, lo conoció en la
casa rectoral un par de años antes de su muerte, le guisó unas xoubas, a Telmo
le gusta mucho recordar el verso del poeta en su propia voz, no le sale muy
bien pero pone buena voluntad, aquella fiesta brava del vivir y el morir, lo
demás sobra, el garrotillo se cura poniendo alrededor de la garganta del
enfermo un calcetín sudado y fedorento y el asma sana tomando durante nueve
días y en ayunas cinco onzas del agüilla que destila la bosta de una vaca
recién parida, debe cogerse en la luna llena del mes de las flores, el Santo
Cristo de Fisterra o da barba dourada vino por la mar abajo y navegando en una
caja de madera, lo talló Nicodemus y no aguanta que los moros se mofen de él,
los convierte a todos al cristianismo o les maldice los testículos y los deja
mansos, a los moros no se les debe dar confianza, en las islas Lobeiras, en las
dos, también vuelan las gaviotas en bandadas crueles y miedosas, es mejor no
verlas, durante las mareas vivas de noviembre huyen a tierra por encima de la
ballenera de Caneliñas y espantan a los conejos y los raposas del monte, la
gaviota es un pájaro bravo y muy duro que no se cansa jamás, la ballenera la
instaló un noruego que se llamaba Christophersen en el año 1924, está frente a
los bajos de Os Bois, este nombre se repite bastante, y las piedras de los dos
Carrumeiros, entre las puntas de la Galera y de Caneliñas, yendo por tierra
queda entre Gures y Ameixenda, que es tierra de cregos, por aquí se dan muchas
vocaciones, don Ambrosio sana el carbunco poniéndole encima la sangre todavía
caliente de la cresta de un gallo negro, cuando el gallo se muere de tristeza
el carbunco se cura dejando una cicatriz en forma de esvástica girando en el
sentido de las agujas del reloj, los dientes de las calaveras sirven para
borrar los dolores nerviosos de la cabeza, migraña, oídos, muelas, garganta,
etc., también borran el hedor a mocos padres de la ocena, los cristianos
pusieron la cruz encima da pedra das Serpes de los fenicios, los monumentos y
las insignias no deben derribarse, basta con convertirlos, Cornecho no conoce
más que frases sueltas en latín, las repite como quien respira, Dominus
vobiscum, et cum spiritu tuo, gloria tibi Domine, confiteor Deo omnipotenti y
pocas más, pero sabe los quince misterios del santísimo rosario y la letanía,
claro, y cree a ciegas en las cuatro postrimerías del hombre y en los siete
dones del Espíritu Santo, los ephiderios son unos demonios de largos y
enroscados colmillos que van chupando la sangre a los durmientes que sueñan con
piaras de porcos bravos en vuelo, a los ephiderios los mantiene a raya con la
voz el oráculo de Rebudiños, la carne de las navajas es mejor que la de los
longueiróns, aún más áspera es la de las caralletas o longueiróns vellos, a
Cornecho le enseñó a cantar fados un titiritero de Santo Antonio dos Olivais,
cerca de Coimbra, a quien conoció comprando bacalao en Porrillo, su hermano
Telmo habla con mucha confianza de los reyes suevos y añora sus tiempos de
timonel de trainera.
—La desgracia llega cuando Dios la manda y no vale
esconder la cabeza ni salir corriendo, al temporal hay que capearlo, la
desgracia es tan mala como los tortuosos sueños del desamor y nadie conoce el
arte de remediarla.
Floro, el pastor de vacas, toca aires ya casi
olvidados en la flauta de mirto, la Madelón, muévete Irene, un mantón de la
China, y cree que el ruido de la mar va y viene como el latido del corazón o el
péndulo de los relojes pero no es verdad, el ruido de la mar viene siempre,
zas, zás, zas, zás, zas, zás, igual que las ruedas de los carros que cantan por
las corredoiras para espantar al lobo, se conoce que a la mala bestia del monte
le da grima y remordimiento el chirrido del eje sin engrasar, el pulpo crudo
cura casi todas las enfermedades menos las del sentimiento, el hombre que no
sana y no recobra el ánimo mascando pulpo crudo rebozado con harina de maíz y
huevos de culebra es que va para muerto, con los muertos se debe tener
compasión pero no condescendencia, la condescendencia puede ser muy huidiza y
traidora, honremos a nuestros muertos, sí, pero con prudente aplomo, con mucha
serenidad, los muertos no deben estorbar la vida de los vivos ni meterles
miedo, las vacas de Floro son duras y pacientes y no sienten ni el frío ni el
calor, las vacas marelas de Floro se abrigan con el mismo viento que sopla de
la mar, a veces una palabra es más que una palabra y vale por un trazo de
carbón o una silueta de tiza.
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