lunes, 23 de octubre de 2023

GILBERTO OWEN POESIA Y PROSA Edición de f osefina Procopio Prólogo de Alí Chumacero FRAGMENTO




 I

GILBERTO OWEN

POESIA

Y PROSA

Edición

de

f osefina Procopio

Prólogo

de

Alí Chumacero

IMPRENTA UNIVERSITARIA

México 19 t 3

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' TERCERF ESITVAL DEL LIBRO AMERICA UNIVERSIDADDE BUENOSA RES

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1

ADVERTENCIA

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.t

Esta edición se hace conforme al deseo de Gilbe¡to Owen

quien, poco antes de su muerte en Filadelfia el año pasado,

rne dió autorización escrita para que editara su obra. Hace

unos dos años Gilberto quiso reunir su obra para publicarla

después en México; no tenía ejemplares de sus libros y me

pidió que le ayudara en la tarea de recopilarlos .y, preparar

la edición. Ifn mis viajcs a México Alfonso Reyes, Ilnrique

Carniado y Alí Chumacero gentilmente me proporcionaron

ejemplarcs que lucgo él revisó v corrigió. Son esas copias

corregidas por su autor las que han servido para la presente

edición.

Conviene advertir que este volumen no pretende contener

l;r obr¿r cornplcta de Gilberto Owen: seguramente faltan

pocnlas ¡lublicados cn cl Pcrír y cn Colornbia durante su

cstanciac n estris prríses,p oclnas que sc hallan en revistas

ctryos cjernplarcs no st' r'ncucntran cn tr4éxico I Que, por 1o

misrr-ron,o cstabana rui alcalcc; aclernásf,a ltan poemasq ue

Gilbcrto tcr.ríac onrpucstosp cro clue nunca llegó a publicar;

por ejernplo, Luis Alberto Sírnchez me decía en una carta:

"Se perdió El ntundo perdido que le oí recitar en Guayaquil.'"

I

Su primer libro, Desuelo (1925) -en gran parte inódito

'con excepción de tres poemas (Corolas de papel de cstas'

canciones, Niño Abril me escribíó de un pueblo y El agtta,

entre los álamos) que se publicaron en "IJlises" en mayo

de 1927- llevaba al principio dos poemas que desgraciadamente

se han percliclo, un clogio por Jorge Cuesta y un

retrato por Xavier Villaurrutia. Gilberto no tenía pensado

publicar este libro, ¡rcro al relecrlo cl año pasado decidió

incluirlo en la eclicitin tlc su obra total.

De Línea, publiclrdop or Alfonso I{e1'r'sc .¡1B ucnos Aires

en 1930, ya sc conocí:rn cn Móxico ll¡ros pocrnas publicados

.en "IJlises" cn rlicicrnllrr: rlc 1927, en "Contemporáneos"

en diciernbrc tlc 1928 y ('n nrí¡yo dc 1929, y cn la "Antología

de la PocsíaM exicana lVlo<krrna"d, e Jorge Cuesta,c n 1928.

Iin cl Pcrseo vcncido, publicaclo por L,uis Alberto Sánchez

en Lima cn 1948, rcunió Gilberto Owen varios pocmas: el

Madrigal por Medusa, Sindbad el aarado, Tres aersiones

supert'luas y el Libro de Ruth. Parte del Si,ndbacl habia

,aparecido anteriormente, con variantes, en "El Hijo Pqódigo"

de octubre de 1943, en "Letras de México" de marzo dc

1944, en la "Re'r'ista de la Unive¡sidad Nacional de Colombia"

de marzo de 1945 y en la "Revista de las Indias", de Bogotá,

de julio de 1945. El Discurso del paralítico y el Regaño del

ui.ejo (primera y tercera versión superfluas) se publicaron

en "Letras de México" del 15 de enero de 1940 y del 15

.de junio de 1943. El Libro de Rúh apareció en México por

primera vez en una edición de 1944 publicado por Ediciones

Firmamento. En la presente edición todo el Perseo aencido

va dedicado a José Vasconcelos, conforrne al deseo de Gilberto.

Los poemas reunidos en Poem.q,sN o Colecciotxad,oisr rcluycn

Carta (Defensa del hombre) aparecida en "Contemporáneos"

de septiernbre de 1930. No sé si el Lázaro mal

rediaiao llegó a publicarse; ese poema me 1o proporcionó

Gilberto advirtiénclome clue era fragmento de urr poema

largo que había escrito. De la ardua lecci,ón y AIIá en rnis

añ,os. . . , fueron escr i tosa pr incipiosd e 1951,p oco después

de la muerte de su amigo entrañable, Xavier Villaurrutia.

Espera,o ctx( ,bre. . .y EJ ya el cielo. . . , son f ragmentosd c

poemas encontrados entre los papeles de Gilberto clespués

de su muerte.

I.a sccción cle prosa co¡rienza con La llam.o fría, puliicada

corno la novela scrnanal de "El lJr.riversal Ilustraclo"'

el 6 de agosto de 1925. Noz,'elac onto nu,be, publicada por

Ediciones de Ulises en 1928. llevaba al final esta anotación:

"lmarzo, abril de 1926, en El Chico". Eram,en. de fausas

apalcciri cn "Contcrrrporáneos"e n julio de 1928. lln Otras

Prosas vlur incluírlos frirgrncntos tlc unas cuantas cartas,

qttc estantlo: r nri alcanct',t lccitlíp tttrlicar,u trasp orcltrca:v uclan

a conrpr.'n<lt'ra Cil[¡erto y su poesía, otras por stt valor

litcrario. Dc nir.rgunarn allcr¿sI c trata clc cpistolarioc ornpleto.

La fotografía del autor que iluitra cstc volurnen, le fué

torrrada en 1919.

Manifiesto mi agradecin.rientoa Alfonso Reyes, quier-rm e

proporcionó Línco, a Iinrique Carniado por haberrne prestado

el original de l)esuelo, a Luis Alberto Sánchez por valiosos

datos sobre la obra de Gilberto C)wen, a la Imprenta Uni-

IX

versitaria por su ayuda, y sobre todo, a José Rojas Garcidueñas,

a Alí Chumacero y a Elías Nandino sin cuya ayuda

no habría podido llevar a cabo esta edición.

JosErrNe Pnocopro

I

PROLOC.O

/

GILBERTO OWEN

I'o zteía a Gilberto Owen -sicmpre la broma a flor

Ce labio y enemigo dc solemnidades- colt la cu,riosidad.

de qui,ens. e acerca a reconocer la encarnación de un nombre

litcrario citado en alguna antología. Salido de Il[érico desde

uwy joaen, su prestigio se cifraba en unos cuantos foemas

r prosas desperdigados en reai'stas de literatura y en escdsoJ

atrócd,otasc ada z.¡ezln enos rcpetr.tlase n labios de sus amigtts.

Su. regreso al país fué, por esa razón, un preterto de

curiosidad para aquellos qlcc nunca antes lo habíartos tratad'o.

Era, en. uerdod,, una pcrsorxa, poco coretún. No sólo a su

co'nuersación llegaban los pcrsistcntcs ecos dc ut apat'ente

t'sccpticisnto contra las

nrazones

ntás altas que sosticnen la

espcroraa de un poeta, sino quc focos cott'to él sabían esconder,

en eI juego de las palabras, la rclíqión dc su arte . Más

ccrcano a los acontccimicnto.sit t¡ncdialos r!c Ia vido, a la

ri.rión. t!,elcznabled e los snccsosc allcicras y a los "cuidados

l,cqueños'' en qrte lranscurrcn las diarias preocttpacion'es,

Ozuen se aleiaba premeditadamente del agobiante inuocar el

rrutndo de la literatura. Sitt otro.t ltt¡nr¡rc., q), n tnano l'ranca

y el inci.sivoa f ó,n,d c sorltrt'ndcr o oqudlos totlavía propicios

al asombro, conseraal¡o la ail't'sa \ cl ónimo suficientes a

hacer de su conacrsación un sallo dc mata entre los ruentt'r

conx,tnes asurxtos. .ly'rl .rrr.r .rrilirlo.r ltclura-¡ -sobre todo en

letras modernas-, ni su udnt"irol,lc obra poética, ni' su

colnpactoa rnor ?or lll ,tt'ict¡r /rtr',r /r'.rr/rt't tttyi-o ven, abandonó

para ir en busca dc olru.¡ li¡rro.t .t,' !rullttcíatx en su,s frases

siempre al bordc dc lo dt.slrtttr'i,í¡r1 ' ltt itnltrcaisto. Tras la

rnáscarad cl quc c.sct¡ndtlu ittlitttitlul lírica, .srtof custodidr

el "dolor ido scnt i r " t ¡nt tnr r l ,urut l t ¡ l t ¡ t t t l i 'nt icof octa.

Delgadot odavío r'ttuntl,.t\ 't¡lt ¡ L'ttttt,cdí,t nuris ta.riu qu'ilinn

y o jos de ht¿rañctq r.t!tt, tttttttlt' uñul'u lu ,',¡ttl'tr'¡uciónc on,

adetnancsq uc il,un r'rr (¡.\'tr¿it(lt¡ .ru f ront¡rttso ct'l'rt.sívd.I ',¡

insólito tlc lo.t ,'('.r/lr('.f/(¡.tr'' Io inltncíón tlc lo.t y'/ftVlfo.r

hallaban,t tl>tt,uton nu¡t'itttitttlt¡.tslL 'm unt¡.rt ¡trt crtlol,rtrolraan

hacer má.¡ qráiica.r /rr.r/ io.r','.r'..' l ¡c.surt lc .¡í nt.¡nto v tto

obstantc -sttc.u llura, nttnca olz'iló la actitud ftculiur dc los

hombres d.e su froaincia. Natiuo tlcl llosario, Sinaloa:'sttht¡

conseraare l trato stnr. odcos que coracterizaa los hombrc.st lc

aquella región. Lo incisiao de sus opiniones se sosteníu,

con una timidez disimulada, ert lu aiolencia y cf ectiztidad d,,:

las palabras. En nacla, la ascendencia irlandesa emfañó el

carácter de su persona: mesicano como el que ',nós, tanl?oco

la inuasió'n de los ziaies desmereció la sinr,patía provi.nciana

que le otorqó el sitio de su origen. Owen practicaba cl.

secreto de ser, en un mundo de mortales, u.n hombre más,

perscguido por una íntima desilusión a la que sólo la poesío,

--qlld cn un rincóll de la rnevnoria o en un papel orrugado

dentro del bolsillo- bod'ría redimir.

xIv

I

En sus últimos días, cuando empezaba a comprender

quiaá que ya la canción se terminaba, aolaió o recordar o

su país, y la nostalgia lo acotnpañó hasta eI final instante.

Entonccs pensó, aunque no por aez Qrimera, qu,e podría

.morir de un rnomento a otro; pero él quería hacerlo bajo

al cielo de Mérico. Aquí pensaba quedar, aI lado dc su

entrañable amigo Xazti,er Villaurrutio, que openas un aíto

antes nos había dad.o Ia repentina sorpresa de .su fallecimiento.

Fué un deseo que no realizó. Otra tierca hoy lo cubre. No

pudo ser el hijo pródigo que ansiaba. En un hospital de

Filadelfia, apenas rodeado d.e la fidelídad. cle ztnas cuantas

personas, murió eI 9 de rnarzo de 1952. Había nacido el

domingo 4 de febrero de 1905.

Tras de ese hombre afectuoso Ete huía "de sed en sed

por su delirio", tras d,e esa burla por lo cotid,iano y tras de

esa am.abilidadd. ef endida por cl escefhcistlNo,ir npcraba una

singular conciencia poéti,ca. Lo antintelectual de la palabra

hablada en la cama.rod.ería del bar, o a la orillo d.e una mesa

dc café, escondía al hom.bre quc, a solas, alrendió a labrar

una dc las focsías más hondas de las últimas ganeracioncs

mesicanas. No fué un intelcctual; fué un poeta. A Ia siml,le

lectura de su. obra, ! a fesor dc las rcfcrcncias literarias

con que se halla . cnriquccida, sc adaicrte cómo cra t¿n,

hombre apegado a la tierra, a lo quc alrcdcdor sucumbe sí?r

tnisericordia. De una ,nanera similar a todo auténtico artista,

Owen aceptaba, corno un designio insobornable, incorporar

a su z)erso el fluir de las co.ras, la conciencia de que tod,o

-corno en las clósicas Coplas- está. condenado a stt.gerir

la pregunta por su eristencia. Sabía que su obra, connatttral

f

I

\\

a las ideas que la animaban, era el qeflejo y la dócil res?uesta

a la contentplución de lo qpe no perdura, a la incuitable

presencia de lo qne n4uere frcnte a nuestros ojos, y entraba

en la poesía deiandro a la fuerta toda esperanza:

Y luchó cc)ntrír cl nl:rr toda la noche

<lcsrlc I Ionrerr¡ lrast:r Joseph Conrad,

l':rr:t llcg:tr ir tll r()stro tlesierto

J' (lr su :rrerr:t k'cr <¡ue natla espere,

( l l t ( ' l l ( ) c s l r ( r ( ' t t l i s l t ' r i r ' ,q ue I lo t : spefe.

Contra urr rnurt) tlt t'.¡!,irilt,s lamcntociones. lo mistno

en cl amor qui .'n. /a.r fo.ciorrc.r ntás .sencillas, el Poeta

accftaba el único rtfuqio: lo dr.sc.rfcrociónM. as nunca el

qrito, cl c.rcóndolo, tl t¡o.stor lu ltrilrttra cn infternitos, sino

la ltoricontal dcst¡locitiut luc ucttntfrtrluL a tytíen, encerrado

cn .tí fiúsrno, .rc a justo. a lu.s ¡torntu.r r/rt¿' .f ¡¿ .toledad le da.

Qttizti ¡or.io.l¿ foc.tío no alconz,i cl c.rdrúiulo de la

clocu.cncitts, trto ty,tc ylttardó tl tono nl.ilor intli,sfcnsable

para no tra.rfasar la frasc musitada cn la confcsión. Su

grito no f ué nús qu,e el del " páruulo que csta noclle se

siente solo e íntimo / ,¡ qtoe suele llorar ante el retrato / de

ttrt, ganrbusino rubio que se queilxó en rosales de sangre al

mediodía".

En oiras palabras, la dicha no era el norte d'e su

foesía. Corno tr[allarnlé, llosiblemente pensaba que d.ecir

"Soy di,chosotp' odría traducirse por "Soy un tonto". Tal

era la defensa privada en que apoyó sus poem,as. No le

importó qu,e el ptiblico sufiera de su crtstencia, ni que el

trabajo emplead,o en el logro d.e una imagen o de una

metáfora trascendiera los límites de su. profia satisfacción.

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III

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III

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La fanm, en la que se solazaron sus contemporáneos, fué un

timbito ajeno a su ambición. Owen prefirió el trabajo del

ntinero, clel buzo, del criminal que en la alcoba concierta

.sus intenciones, entes que reclamar un prestigio logrado a

fuerza de aigilias. Así, apegado a sus nornras soli¡arias,

pretenclió pasar ante el mnndo de la literatura comi "tm

poeto desconocid.o"Y. en aerd.adq ue lo logró. De su angusti,a,

f orjada en Ia soledad.,n ada aino a d.efe ndeilo: ni afectos ni

intereses, ni -mucho ,nenos- la aaruidadd. e ser citado en

alguna antología. Prefirió conser?)ar, conuo la más prectada

herencio, la sutil gloria del anonimato.

Tal parece que Owen se conaertía, en el complicado

mecanisnto dc sus ideas, en un objeto más, cond,enado por

libre albedrío a caer bajo la ley general de lo pasajero. Si

el amor, la csperanza, "la ilusión serpentina dcl principio"

y aun la e.rtstencia que muestra su tmdscora en todo tiemlto

y lugar se hallan abocados "en á.rltero clortor de cuerd.a

7616" -¿5 decir, se predestinan a una frustración connatural

a stt,n acimicnto-, ¿por qué no habría de suceder iguabnente

con. el escritor qu.e clescubre ese laberinto t forniá ¡arte

sustancial dcl mismol "Todo lo quc aizte -escribió Owcn

cn una cartu-- cstá contlcnado al ticnt¡o. I.o quc cstó ¡uede

scr cterrto, ltcro cntonccs sc llunn Caos, y tro es, tto'ui.ve."

Ahí se escondc cl scclcto dc l¿.s idcas quc impwlsaron su

ltoesío. Pcro ntós aún: afín a I.oulr¿'amont, .su concepto dcl

tiempo alcanzaba cl rostro tlc Dios n.tismo. Lo intnutable, lo

perenne, no son síno momentos en que el ticmpo hace un

breae descanso antes de proseguir etu su tarea, "Dios no

está, eriste -escribe en .reguida-. l.legó desltués del Caos,

f ' f Í

y morirá cuando el Caos auelua a estar en todas parles." Algo

de terrible tiene esta afirmación en pluma d,e un creyente,

pero a la aez nos ayuda o consid,erar üna idea ertrema,

áz,i.darnente literaria, d,eriaada dc uno concepción erpresa

en su poesía. Puesto que Outut pensdta que el tierupo arrasa

con todo, llaro ser cln.rccucntc con esta creencia se aeía

obligad.o a insertar baio h fucrza de ese alud al Di,os en

que creín. Mas esto, dit¡títno,eloc on claridad, no pasó d.es er

un peligroso riqor n¡ una litl intcnción de lleaar hasta los

línfitcs w¿a idto alrrcmlido cn tcxto.r litcrarios.

Laz,crdad c.s qut rn .tt oltre no sc rcflcjan esos ertremos.

La dislcnsión dt'l ticnr¡t¡ tto el,erca utús allu del mund,o

inmcdiato t¡ la l,crsona <lcl cscrilttr. I)tro, e.so sí, actú,a con

cl aiqor inm.utablc dcl cuu.l noiit tt.o.slm dn;¡ reserz¡ar. Sin

ernbargo, esfigando cn .til fotnte dc nta\or ónimo, "Sfu.dbad,

el Varado", nos cncontrano.f con cu,alro l,crsos que definen

un posible descntcndinicnto \ uno artif i,jal clusión del

problcma. Otra z,cs cl rt'cuerdo dc A[allarnté uuelae a

señorear la conciencia, \ "{ln couf de dés" se torna en el

ejemplo a seguir:

Alcohol, albur ¡;anatlo, canto de cisne del azar.

Sólo su paz redime <lel Anciano del Mar

y de su erudita tortttra.

Alcohol, ancla segura ¡' abolición de la aventura.

En estos z)ersos, que no son sino un ligero intermedio

para continuar luego con Ia insistencia del tema, se condensa

la f órmula ltrincipal con que Gilberto Ozpen soñaba aplazar

el resuroimiento d.e su conciencia d'estructora. No son más

XVIII

que un descanso, una bella ilusión, antes de tnarcharse, ya

pora sicmpre, cen sít "muerte de m,ícstca a otra parte".

Si al af ,im de saberse ef ímero respondió esta obra

literaria y si la melancolía se aclitnató a menudo en los

resqui.cios rnós profundos de cstos tertos, el tiempo habrá,

de respetar -lo asegurar,nls- el inuiolable reci.nto d,e la

obra de Gi.lberto Owen. En las letras ntericanas, su n&tbre

figura con el eficaz relieae para mirar en él uno de nuestros

más legítimos poetas. Fué necesaria stt, ausettcia para que,

alejándola del olaido, reflerionáran'Los acerca de su obra

literaria e hiciéramos verdqd. un íntimo d.eseo suyo que

consistió en saberse conocido solatnente después de no

eristir entre los tnortales. No sitt cicrto sarcasmo. él señalaba

un día, Nrn martes 73,

en que sabrán mi vi<la por mi rnuerte.

Ali Cuu¡¡ecrno-




DE,SVELO

7. Pureza

¿ Nada de amor -¡ de nada !- para mí ?

Yo buscaba la frase con relieve, la palabra

hecha carne de alma, luz tangible,

y un rayo del sol último, en tanto, hacia luz

el confuso piar de mis polluelos.

Ya para entonces se me había vuelto

el diálogo monólogo,

y el río, Amor -el río: espejo que andallevaba

r¡i mirada al mar sin mí.

¡Qué puro eco tuyo, de tu grito

hundido en el ocaso, Amor, la luna,

espejito celeste, poesía!

,/t

2. Canción

De la última estrclla

a la primera

fué para oler las rosas.

Vuelta, al revés, dcl rnundo,

abierta la memoria

de la primera estrella

a ti -mujer, idea-

¿hasta cuándo la írltinur.,

)

i - l

La nochc,( lu( ' nl ( ' t .s¡ r í :¡rr r r rt.. l r r jo

dc la ccr r : r r lur 'r: rle l sr r ( .ñ( ) ,

gotea est rcl lasc le rui t los i r rcr ¡ r rcxt ¡s.

¿Para qué este hilo <le airc corr t,cos?

Ya ningún lápiz raya nri nrt,nrori;r

con el número de ningún tcli.fono.

Mi mensaje ."" .orr-igo

sin mis miradas, cuerdas cie un trapecio

suspendido, otros días,

de mi cabeza sobre el cielo.

Y nadie inventa aún al inalámbrico

una aplicación para esto:

uno puede caer cien siglos

-sin una honda agua de sueño, r

sin la recl salvavidas de una ¿¡fs¡¿-

al silencio.

.f

El agua, entre los álamos,

pinta la hora, no el paisaje;

su rostro desleído entre las manos

copia un aroma, un eco. . .

(Colgaron al revés

ese cromo borroso de la charca,

con su noche celeste tan caída

y sus álamos hacia abajo,

y yo mismo, la cabeza en el agua

y el pie en la nube negra de la orilla.)

Llega -¿ de dónde ?- el tren ;

corazón -¿ de quién ?- alargado,

oscu¡o y próspero, la vía

nos lo plantea : algo

más allá del alcance de los ojos.

Terremoto: llorando demasiado

los sauces salen al camino

como mujeres aterrorizadas.

Incendio: la luna, viento frío,

arrastra el humo de las sombras

hasta detrás del horizonte.

En el bosque, con tantos mármoles,

no queda sitio ya para las ninfas:

s

sólo E,co, tan urenudita,

tan invisible v tan cercana.

Sólo una memoria sin nexo:

"cuéntalas bien

que las ottce son".

Luego el castigo de Ia t'ncrucijarla

por el afán de habcr'rlur-,ri<l<r

saber a dónde llevan tt¡tlos los c;urrinos:

1, al pueblo;1 00,a la c iur l r r r l1; ,000:, r l c i c lo;

todosd e t i y ningur rol r t i ,

a tu centro irnplgciso, :rlrrur,

eje de mi abanico rlc rrrinrrl:rs,

sur t idor cx: r l t : r r l rt¡l t . t ' :ur r i r r t ¡s.

"f,

5. El recucrdo

llr ¡a

Con ser tan gigantcscc)c, l rrrar, y írmargo,

qué delicadarnented cjó cscrito

-con qué línea tan dulce

y qué pensamiento tan fino,

como con olas niñas de tus años-,

en este caracol, breve, su grito.

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