miércoles, 29 de junio de 2022

Frontispicio 23 Franz Kafka. GENIOS. HAROLD BLOOM.



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Frontispicio 23

Franz Kafka

Y quizás no se trate verdaderamente de amor cuando digo que para mí

tú eres la más amada; para mí el amor consiste en que tú eres el cuchillo que

yo retuerzo en mi interior

Franz Kafka se pelea con Rainer Maria Rilke la terrible distinción

de haber sido el más exasperante genio literario masculino que una mujer

dotada pudiera amar durante todo el siglo xx. Rilke probablemente

fue el poeta más egocéntrico de toda la historia europea en tanto que

Kafka, irremediablemente alienado de sí mismo tanto como de los demás,

evadió a sus amantes hasta su relación final con Dora Dymant,

cuando estaba muriendo de tuberculosis.

Como persona y como escritor, Kafka fue una secuencia de paradojas

gigantescas. Sus obras más largas -Elproceso y El castillo- no son

comparables con En busca del tiempo perdido de Proust y Ulises de Joyce,

y ni siquiera con La montaña mágica de Mann. Y sin embargo concebimos

el siglo xx como la era de Kafka y de Freud más que como la de

Proust y Joyce. Los fragmentos, los aforismos, las historias y las parábolas

de Kafka se disputan con los ensayos sobre la cultura de Freud el

lugar principal en la espiritualidad genuina de su época. Y mi afirmación

es en sí misma una paradoja, pues Freud se habría burlado de un papel

así y Kafka huyó de él. Pero no hubo nada de lo que Kafka no huyera.

En una famosa carta a Milena Jesenká (a quien los nazis habrían de

asesinar), Kafka denuncia con elocuencia la escritura de cartas:

Escribir cartas, sin embargo, significa desnudarse ante los fantasmas,

que lo esperan ávidamente. Los besos por escrito no llegan a su destino,

se los beben por el camino los fantasmas. Con este abundante alimento

se multiplican, en efecto, enormemente. La humanidad lo percibe y lucha

por evitarlo; y para eliminar en lo posible lo fantasmal entre las personas

y lograr una comunicación natural, que es la paz de las almas, ha inventado

el ferrocarril, el automóvil, el aeroplano, pero ya no sirven, son evidentemente

descubrimientos hechos en el momento del desastre, el bando

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opuesto es tanto más calmo y poderoso, después del correo inventó el telégrafo,

el teléfono, la telegrafía sin hilos. Los fantasmas no se morirán

de hambre, y nosotros en cambio pereceremos12.

No es posible anular estos fantasmas que separan a los amantes;

nuestro valor como individuos, cualquiera que este sea, nos convierte

en extraños ante los otros. El genio de Kafka era el genio del aislamiento.

Nos enseñó que no tenemos nada en común con nosotros mismos, y mucho

menos con los demás.

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