sábado, 27 de noviembre de 2021

Cristina Peri Rossi El libro de mis primos. Prólogo.

 



Cristina Peri Rossi

 

  El libro de mis primos

 

 

 


 

 En casa me esperaba la familia: un pasado remoto.

JUAN JOSÉ ARREÓLA


 Prólogo a la edición de 1989

Publiqué por primera vez El libro de mis primos en Montevideo, Uruguay, en 1969. La novela había ganado el premio Biblioteca de Marcha, el más importante del país, concedido por un jurado tan exigente como insobornable: Ángel Rama, Juan Carlos Onetti, Jorge Ruffinelli. Entonces yo tenía veintisiete años y era mi primera novela, aunque antes había publicado dos libros de relatos: Viviendo (1963) y Los museos abandonados (1968).

Todo pasado es mítico: envuelto en el vaho del tiempo y en la flotación del espacio, se impregna de la sustancia de la evocación y de la nostalgia, sin las cuales no hay poesía. Poder publicar esta novela otra vez, veinte años después, es recuperar parte del pasado, sin el cual difícilmente hay presente. Vivimos una época de gran aceleración, donde todo es efímero: lo que consumimos, los amores, los deseos; en cierto sentido, también los escritores han caído en la tentación de la actualidad, y la pretensión de servir a la posteridad es ruborizante. Un extraño pudor nos hace pensar sólo en el presente; escribimos para nuestros contemporáneos, no para quienes vendrán, aunque es posible que algún libro sobreviva al desgaste devorador de los cambios. Si esta novela consigue atraer hoy al lector, veinte años después de publicada por primera vez, yo me sentiré satisfecha.

Los jóvenes son audaces y seguros de sí mismos: yo escribí esta novela al borde mismo de los géneros, mezclando deliberadamente prosa y poesía. No era un invento personal: los escritores románticos lo habían practicado, mucho antes, proponiendo una literatura de fragmentos y fronteriza, donde la poesía y la prosa se confundían para ampliar cada registro. Benedetto Croce, por lo demás, ya había pronosticado la ruptura de los géneros como expresión de la modernidad: el hombre contemporáneo es un ser disociado, sólo puede recomponer su imagen a través de la ambigüedad y la confusión. Seguir el ritmo del pensamiento, de las asociaciones, me impulsó a escribir ora en verso, ora en prosa. El propósito no era tanto la ruptura formal como unir aquello que frecuentemente el lector encuentra por separado: la narración y el lirismo, la prosa y la poesía. Todo se funde en la redoma del tiempo, ¿por qué no en el texto? Borges dice que un autor puede sentirse satisfecho si ha conseguido plasmar una metáfora memorable. Quizá el lector encuentre alguna.

CRISTINA PERI ROSSI

Barcelona, junio de 1989

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