Los ojos de Elsa, publicado por Louis Aragon en 1942, es el libro más reconocido del
autor y considerado una de las obras mayores de la poesía francesa del siglo XX. Los ojos
de Elsa constituye uno de los más bellos cantos de amor que un poeta
haya jamás escrito. Inspirado en Elsa Triolet, su mujer y una de las más
importantes escritoras francesas de origen ruso, comprende veintiún poemas de
excepcional belleza, transidos de historia íntima, imágenes conmovedoras y una
penetrante sensibilidad. Durante la Segunda Guerra Mundial, Louis Aragon tomó
partido por la resistencia contra el nazismo. Denominado el último poeta
cortés, Aragon rememora la gloria de los viejos trovadores provenzales a través
de su canto a la mujer amada. Precisamente escribe estos poemas en la zona no
ocupada del sureste francés, el mismo territorio donde floreció la lírica
occitana trovadoresca, que el poeta considera un símbolo de cultura propia y
motivo de orgullo nacional ante el invasor. Convencido de que la poesía puede
ser una efectiva arma de combate, Los ojos de Elsa supone una contribución poética a la
resistencia francesa y un himno desgarrado de amor a Francia.
Louis Aragon
Los ojos de Elsa
Título original: Les jeux d’Eisa
Louis Aragon, 1942
Traducción: Raquel Lanseros
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
EL AMOR SOBREVIVE
Cuando Louis Aragon conoció a Elsa Triolet en 1928 en el café La Coupole
de París, frecuentado por muchos artistas y escritores de la época, su vida
cambió para siempre. Pero no se trató tan sólo de un cambio amoroso y
sentimental, sino también poético, puesto que Elsa se convirtió desde entonces
en su musa, la mujer que le insuflaba energía y fomentaba sus poderes
creativos.
Los ojos de Elsa, el poemario que están ustedes a punto de leer —o releer— es el
primero de un largo ciclo de libros de poesía consagrados por Aragon a su
compañera, con la cual formó una pareja mítica hasta la defunción de Eisa en
1970. Es, además, el libro más leído, estudiado, conocido y admirado de todos
los que escribió el poeta, y unánimemente considerado una de las obras mayores
de la poesía francesa del siglo XX. Publicado en 1942,
reúne veintiún poemas dispuestos siguiendo el orden cronológico en el que
fueron escritos, desde diciembre de 1940 hasta febrero de 1942. El propio autor
indicó que poco importaba saber el lugar exacto de la zona no ocupada de
Francia donde los escribió, apuntando no obstante algunos sitios como
Carcassone, Villeneuve-lès-Avignon y Niza.
Los ojos de Elsa constituye uno de los más bellos cantos de amor que un poeta haya
jamás escrito. En palabras de Aragon, «un hombre no tiene nada mejor, ni más
puro, ni más digno de ser perpetuado que su amor». Amor verdadero, historia
íntima, imágenes emocionantes habitan estos poemas transidos de sensibilidad y
de belleza. Las palabras del poeta trascienden sus versos y llegan al corazón
del lector con la fuerza que mana de la verdad, la más profunda y clara, que
sólo acierta a verbalizar el alma cuando está conectada con el latido del
universo.
El último poeta cortés fue uno de los apelativos que mereció Aragon,
tras componer tantos maravillosos poemas en honor de la mujer amada. Y no se
trata de un apelativo baladí, porque el propio poeta recuerda explícitamente en
sus poemas la gloria de los antiguos trovadores provenzales que hicieron
florecer en la Edad Media este concepto de amor rendido, sincero, noble y
caballeresco hacia una mujer a veces desdeñosa o imposible, a la que cantaron
en la melodiosa lengua occitana, forjando una visión del amor que, con sus
cambios y transformaciones, ha permanecido en el imaginario colectivo hasta
nuestros días. Entre las numerosas referencias a distintos géneros de las
canciones de trovadores, Aragon menciona por ejemplo el descort (que expresa un
desacuerdo) o la reverdie
(canción caracterizada por la alegría del advenimiento primaveral).
Es importante recordar que es en este territorio mítico del sureste
francés donde el poeta escribe los poemas que compondrían Los ojos de Eisa. En medio de
la ocupación nazi de Francia, que Aragon vivencia con profundo dolor como la
más cruel humillación a su país, crece su admiración por la tierra de los
poetas trovadores occitanos que desde el siglo XI con Guillermo
IX, duque de Aquitania, hasta el XIV imprimieron a la
literatura medieval europea su propio sentido del honor, del erotismo y del
amor. En el remoto florecimiento de su propia lírica, el poeta ve un símbolo de
cultura propia y motivo de orgullo nacional ante el invasor.
Miembro hasta su muerte del Partido Comunista Francés, Aragon estuvo
entre los poetas que tomaron partido, durante la Segunda Guerra Mundial, por la
resistencia contra el nazismo. Convencido de que la poesía puede ser una
efectiva arma de combate, Los ojos de Elsa es una contribución poética a la resistencia
francesa, un doble himno que canta por igual el amor a su amada y el amor a
Francia, invadida y mortificada.
También Elsa entró en la resistencia y colaboró activamente en la
elaboración y difusión de periódicos. Es importante remarcar el alto nivel intelectual
y literario de la figura de Elsa Triolet, una de las más importantes escritoras
francesas de origen ruso. Nacida en Moscú como Elza Yúrievna Kagán en el seno
de una familia acomodada y cosmopolita, su hermana mayor Lilia Brik fue amiga
íntima y musa poética de Vladimir Maiakovski, y bautizada por Pablo Neruda como
«la musa de la Vanguardia Rusa». El propio Aragon, en el segundo poema de su
«Cántico a Elsa» dice en claro homenaje a ambos: «Y Lili como tú hecha para
canciones / Escucha para siempre a su poeta que yo amo / Muerto una hermosa
tarde sobre su poema».
La torrencial poesía que contienen estos prodigiosos versos está
repleta de alusiones culturales de todo tipo: históricas, poéticas, populares y
geográficas, que hacen de su poesía un complejo y rico entramado. Superviviente
de las dos guerras mundiales —en ambas fue condecorado por su valentía con una
Cruz de Guerra— Aragon es uno de los más destacados y comprometidos poetas
franceses del siglo XX, y uno de los que mejor supieron cantar
el amor por la patria y el deseo inaplazable de libertad. La patria y la mujer
amada se entremezclan en Los ojos de Eisa para componer un canto poético único,
hímnico y poderoso, a la vez que tierno y desesperado, rebosante de desencanto
y de fe.
Este libro que ustedes sujetan entre sus manos supone la primera vez
que Los ojos de Elsa
se ha traducido íntegramente al español, en la exacta versión original que se
publicó en 1942. Les confieso que siento como un auténtico privilegio la
oportunidad de haber vertido a mi lengua materna, para disfrute de los lectores
en español, uno de los más grandes libros de amor de la historia y un emblema
imprescindible de la poesía francesa. Un libro, en suma, para el que no existe
el tiempo, porque, como canta Louis Aragon: «el amor sobrevive».
Raquel Lanseros
LOS OJOS DE ELSA
LOS OJOS DE ELSA
Tus ojos son tan hondos que me incliné a beber
Y vi todos los soles venir a contemplarse
Arrojarse a morir a los desesperados
Tus ojos son tan hondos que pierdo la memoria
A la sombra del pájaro está
turbio el océano
De repente el buen tiempo surge y tus ojos cambian
El estío labra nubes en mandiles de ángeles
Nunca es azul el cielo como lo es sobre el trigo
El viento sigue en vano las
penas del horizonte
Tus ojos más claros que él cuando brillan con lágrimas
Tus ojos ponen celoso al cielo tras la lluvia
Nunca es azul el vidrio como cuando se quiebra
Madre de los siete dolores oh,
luz mojada
Siete espadas punzaron el prisma de colores
El día más doloroso despunta entre las lágrimas
Fresado en negro el iris más azul por el luto
En el dolor tus ojos abren la
doble brecha
Por donde se repite el milagro de los Reyes
Cuando vieron los tres —su corazón latiendo—
El manto de María colgado en el pesebre
Una boca abastece a mayo de
palabras
Por todas las canciones y todos los suspiros
Muy poco firmamento para millones de astros
Les faltaban tus ojos y sus gemelos íntimos
El niño acaparado por las bellas
imágenes
Abre mucho los suyos menos grandiosamente
Cuando fijas los ojos yo no sé si tú mientes
Parece un aguacero que abre flores silvestres
Quizá ocultan relámpagos en la
lavanda donde
Los insectos deshacen sus amores violentos
Estoy preso en la red de las estrellas fugaces
Como un marino que muere en el mar en agosto
Partiendo la pecblenda he
obtenido este radio
Me he quemado los dedos en el fuego prohibido
Oh, paraíso cien veces recobrado perdido
Tus ojos mi Perú mi Golconda mis Indias
Sucedió que una noche se quebró
el universo
Sobre los arrecifes de hogueras de piratas
Y yo veía brillar por encima del mar
Los ojos de Elsa los ojos de Elsa los ojos de Elsa
LAS NOCHES
LA NOCHE DE MAYO
Los espectros rehuían el camino por donde pasé
Pero la bruma de los campos delataba su aliento
La noche se hizo tenue sobre la llanura
Después de haber dejado los muros de La Bassée
El fuego de una granja arde al
fondo de este desierto
En las hierbas de las cunetas se agacha el silencio
Un avión reza el rosario y te arroja
Un proyectil por encima de Ablain Saint-Nazaire
Los espectros perdidos confunden
sus propias huellas
Los pasos cien veces dados agotan su razón
Bocanadas de miedo suben al horizonte
Sobre las casas de Arras presa de los tanques Arras
Interferencias de dos guerras os
veo
Aquí está la necrópolis y aquí está la colina
Aquí la noche se suma a la noche huérfana
A las sombras de hoy las sombras del pasado
Nosotros que tan bien soñamos en
la hierba sin coronas
La tierra un agujero la fecha y el nombre sin aquí yace
Va a haber que renacer a vuestras mitologías
Sin embargo ya no se oye el chirrido de los cicerones
Oh, fantasmas lívidos de Vimy
veinte años después
Muertos a medias Yo soy el camino del alba hélice
Que gira en torno al obelisco y me arriesgo
Donde vosotros vagáis Maldormidos Malenterrados
Panorama del recuerdo Tan
sufrido
Ah, se acabó Descanso Quién de vosotros gritó No
Al ruido recuperado del cañón Falso Trianon
De un calvario real de cruces blancas y alfombra verde
Los vivos y los muertos se
parecen si tiemblan
Los vivos son los muertos que duermen en sus camas
Esta noche los vivos son exhumados
Y los muertos reanimados tiemblan y se les parecen
Se hizo de noche alguna vez tan
perfectamente de noche
Dónde se fueron Musset tu Musa y tus pesadillas
Flota en alguna parte un perfume de laburno
Es mil novecientos cuarenta y es la noche de mayo
LA NOCHE DE DUNKERQUE
Francia bajo nuestros pies como una tela usada
Se ha ido poco a poco negando a nuestros pasos
En el mar donde muertos y algas
se entremezclan
Están barcos volcados como mitras de obispo
Cien mil hacen vivac en el borde
del cielo
y el agua extiende al cielo la playa de Malo
Sube a la noche donde los
caballos se pudren
Un son de pisoteo de animales que migran
El paso a nivel sube sus dos
brazos a rayas
Redescubrimos nuestros corazones aislados
Cien mil amores latiendo en el
pecho de los Juan-sin-tierra
Se quedarán por siempre cien mil veces callados
Oh, San Sebastianes que la vida
acribilla
Cómo os parecéis a mí cómo os parecéis
Sólo me oirán seguro quienes
tengan el ánimo
De siempre anteponer la herida al corazón
Yo al menos gritaré este amor
que declaro
Se ven mejor de noche las flores del incendio
Gritaré gritaré en la ciudad que
arde
Hasta de los tejados tirar a los sonámbulos
Proclamaré mi amor igual que de
mañana
El afilador canta sus Cuchillos Cuchillos
Gritaré gritaré Mis ojos que yo
amo dónde
estáis dónde estás mi alondra mi gaviota
Gritaré gritaré más fuerte que
las bombas
Que los heridos y que los borrachos
Gritaré gritaré Tu labio el vaso
donde
Yo bebí el largo amor igual que el vino tinto
La yedra de tus brazos a este
mundo me ata
Yo no puedo morir Aquel que muere olvida
Me acuerdo de los ojos de los
que se embarcaron
Quién podría olvidar su amor por Dunkerque
No consigo dormir con estos
proyectiles
Quién podría olvidar el alcohol que lo embriaga
Los soldados cavaron hoyos de
altura real
Y parecen probarse la sombra de las tumbas
Rostros petrificados Gestos de
dementes
Aparenta su sueño siempre un presentimiento
Los vahos de primavera la arena
los ignora
Así agoniza mayo en las dunas del Norte
LA NOCHE DE EXILIO
Qué importa al exiliado si son colores falsos
Juraría dice que es París, si uno
No se negara a creer en las apariciones
Oigo el violín preludiar en la orquesta
Es la Ópera dice este fuego
fatuo cambiante
Me habría gustado fijar en mis ojos medio abiertos
Esos balcones iluminados esos bronces ese tejado verde
Esa esmeralda apagada y ese zorro de plata
Reconozco dice estas bailarinas
de piedra
La que las guía lleva una pandereta
Pero quién pone en su frente esos reflejos submarinos
El durmiente despierta y se frota los ojos
Medusas dice lunas halos
Bajo mis dedos finos despliegan sin fin su palidez
En la Ópera adornada con ópalos y lágrimas
La orquesta entera imita mis sollozos
Me habría gustado fijar en mi
memoria loca
Esa rosa dice esa malva desconocida
Ese dominó fantasma al final de la avenida
Que cambiaba de ropa cada noche sólo para nosotros
Esas noches te acuerdas
Recordarlas me duele
Tenían tantos relámpagos como el ojo negro de las palomas
Nada nos queda ya de esas joyas de sombra
Ahora sabemos lo que es la noche
Quienes se aman sólo tienen el
amor por morada
Ytus labios mantenían cada noche la apuesta
De un cielo de ciclamen por encima de París
Oh, noches apenas noches color de la ternura
El firmamento se abovedaba de
diamantes para ti
Yte jugué mi corazón en igualdad de probabilidades
Sol giratorio de los bulevares luces de Bengala
Cuántas estrellas por tierra y sobre los tejados
Cuando lo pienso hoy las
estrellas hacían trampa
El viento arrastraba muchos sueños a la deriva
Ylos pasos de los soñadores resonaban en las calles
Los amantes se abrazaban bajo las puertas cocheras
Poblábamos los dos el infinito
de nuestros brazos
Tu blancura encendía la penumbra eterna
Yyo no podía ver al fondo de tus pupilas
Los ojos de oro de las aceras que no se apagaban
Siguen pasando las carretas de
verduras
Entonces los percherones se iban lentamente
Con hombres lívidos durmiendo en las coliflores
Los caballos de Marly se encabritaban en la bruma
Hacen allí los lecheros un alba
de hojalata
Y amanece San Eustaquio en los ganchos de las tiendas
Los carniceros cuelgan animales fantásticos
Prendiendo la escarapela en sus vientres sangrientos
Acaso decidió callarse para
siempre
Cuando la dulzura de amar desapareció una noche
La gramola mecánica en la esquina de nuestra calle
Que por diez monedas francesas tocaba una canción
Volveremos a ver alguna vez el
paraíso lejano
Les Halles la Ópera la Concordia y el Louvre
Esas noches te acuerdas cuando la noche nos cubre
La noche que viene del corazón y no tiene mañana
LA NOCHE EN PLENO DÍA
Reina en la ciudad una noche negadora
El Arlequín blanco y negro ahora negro y blanco
No ve aquí ningún cambio, salvo que las actrices
Cuelgan por medio de imperdibles
La sombra de los rayos X en su hombro desnudo
Ecuación fantasma de bellas incógnitas
Estos días se inauguró el Carnaval de Niza
Pero nadie excepto yo se acordó
Una luz inversa mancha de tinta
la mascarada
Bajo las mimosas oscuras un follaje de leche
Da a los jardines maquillados su brillo de ensalada
Suspendidos bajo las estrellas enfermas
Un chal de resplandor cubre sus chalets
En su cesta de flores inmóvil ballet
Fútbol petrificado bajando hacia el fondeadero
Los vecinos de las casas toman aspecto palaciego
Rascacielos florentinos
Miniaturas de Kremlin
Laberinto de Delhi Póquer de ases con cien dados
Alhambras delirantes Villas Arquitecturas
Venecia a pequeña escala Schönbrunn caricatura
Pesadilla mil novecientos Palacios de orquídeas
Donde Peleas deletrea un oscuro a b c d
Y con el pelo revuelto sueña con formas de estuco
En camisón Melisande acodada
Balcones cerúleos decorados con
figurillas
Porcelanas de Saxe desarraigadas Tanagras y amuletos
El cisne de medianoche viene a buscar a Lohengrin
Y Lanzarote del Lago que una Manon aflige
Mira fijamente en el recodo a una falsa María
Bashkirtseva que estaba charlando con las valquirias
Bedlam o Charenton Cerca de la Fornarina
Desdémona sorprendió a Otelo su marido
El gesto al ralenti que hizo el
discóbolo
Lanza una luna opaca entre su época y nosotros
Que los bailarines provenzales bailan
La sospecha comienza donde se urde la trama
Donde dominós blancos parecen albornoces
Juan Tenorio a quien persiguen las locas
Le quita el lobo a una y se queda mudo
No es para rezar por lo que se arrodilla
Amor confiemos a las tinieblas
mentales
Su carnaval imaginario Tengo bastante
Con el mundo tal y como es en las postales
La gesticulación de las sombras monumentales
Comenta el sol sobre su hipertrofia
Los transeúntes con nariz falsa se desafían entre sí
Oh, noche en pleno día de eclipses totales
Triste como los reyes en sus fotografías
FIESTAS GALANTES[1]
Se ven marqueses en bicicleta
Se ven proxenetas a caballito
Se ven mocosos con velo
Se ve a los bomberos quemar los pompones
Se ven palabras arrojadas a la
red viaria
Se ven palabras puestas por las nubes
Se ven los pies de los hijos de María
Se ve la espalda de las rapsodas
Se ven coches de gasógeno
Se ven también ricksaws
Se ven muchachos a quienes las largas narices estorban
Se ven cobardes de dieciocho quilates
Se ve aquí lo que se ve en otro
lado
Se ven damiselas descarriadas
Se ven rufianes Se ven voyeurs
Se ve bajo los puentes pasar a los ahogados
Se ve descansar a los vendedores
de zapatos
Se ve morir de hastío a los examinadores de huevos
Se ven fracasar los valores seguros
Y huir la vida deprisa y corriendo
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