sábado, 17 de octubre de 2020

IV. Sólo me resta señalar al lector mi teoría personal de la eternidad. (Fragmento. HISTORIA DE LA ETERNIDAD). JORGE LUIS BORGES.


(En la gráfica y en el orden usual: Jorge Luis Borges y Bioy Casares).

"IV.  Sólo me resta señalar al lector mi teoría personal de la eternidad.

Es una pobre eternidad ya sin Dios, y aun sin otro poseedor

y sin arquetipos. La formulé en el libro El idioma de los argentinos,

en 1928. Trascribo lo que entonces publiqué; la página

se titulaba Sentirse en muerte.

"Deseo registrar aquí una experiencia que tuve hace unas noches:

fruslería demasiado evanescente y extática para que la llame

aventura; demasiado irrazonable y sentimental para pensamiento.

Se trata de una escena y de su palabra: palabra ya antedicha por

í

366 JORGE LUÍS BORGES—OBRAS COMPLETAS

mí, pero no vivida hasta entonces con entera dedicación de mi

yo. Paso a historiarla, con los accidentes de tiempo y de lugar

que la declararon,

"La rememoro así. La tarde que precedió a esa noche, estuve

en Barracas: localidad no visitada por mi costumbre, y cuya distancia

de las que después recorrí, ya dio un extraño sabor a ese

día. Su noche no tenía destino alguno; como era serena, salí a

caminar y recordar, después de comer. No quise determinarle rumbo

a esa caminata; procuré una máxima latitud de probabilidades

para no cansar la expectativa con la obligatoria antevisión de

una sola de ellas. Realicé en la mala medida de lo posible, eso

que llaman caminar al azar; acepté, sin otro consciente prejuicio

que el de soslayar las avenidas o calles anchas, las más oscuras

invitaciones de la casualidad. Con todo, una suerte de gravitación

familiar me alejó hacia unos barrios, de cuyo nombre quiero

siempre acordarme y que dictan reverencia a mi pecho. No quiero

significar así el barrio mío, el preciso ámbito de la infancia, sino

sus todavía misteriosas inmediaciones: confín que he poseído

entero en palabras y poco en realidad, vecino y mitológico a un

tiempo. El revés de lo conocido, su espalda, son para mí esas calles

penúltimas, casi tan efectivamente ignoradas como el soterrado

cimiento de nuestra casa o nuestro invisible esqueleto. La marcha

me dejó en una esquina. Aspiré noche, en asueto serenísimo de

pensar. La visión, nada complicada por cierto, parecía simplificada

por mi cansancio. La irrealizaba su misma tipicidad. La calle era

de casas bajas, y aunque su primera significación fuera de pobreza,

la segunda era ciertamente de dicha. Era de lo más pobre y de lo

más lindo. -Ninguna casa se animaba a la calle; la higuera oscurecía

sobre la ochava; los portoncitos —más altos que las líneas

estiradas de las paredes— parecían obrados en la misma sustancia

infinita de la noche. La vereda era escarpada sobré la calle; la

calle era de barro elemental, barro de América no conquistado

aún. Al fondo, el callejón, ya campeano, se desmoronaba hacia el

Maldonado. Sobre la tierra turbia y caótica, una tapia rosada

parecía no hospedar luz de "luna, sino efundir luz íntima.' No

habrá manera de nombrar la ternura mejor que ese rosado.

"Me quedé mirando esa sencillez. Pensé, con seguridad en voz

alta: Esto es lo mismo de hace treinta años. . . Conjeturé esa fecha:

época reciente en otros países, pero ya remota en este cambiadizo

lado del mundo. Tal vez cantaba un pájaro y sentí por

él un cariño chico, y de tamaño de pájaro; pero lo más seguro

es que en ese ya vertiginoso silencio no hubo más ruido que el

también intemporal de los grillos. El fácil pensamiento Estoy en

mil ochocientos y tantos dejó de ser unas cuantas aproximativas

palabras y se profundizó a realidad. Me sentí muerto, me sentí

HISTORIA DE LA ETERNIDAD 367

percibidor abstracto del mundo: indefinido temor imbuido de

ciencia que es la mejor claridad de la metafísica. No creí, no,

haber remontado las ^presuntivas aguas del Tiempo; más bien me

sospeché poseedor del sentido reticente o ausente de la inconcebible

palabra eternidad. Sólo después alcancé a definir esa imaginación.

"La escribo, ahora, así: Esa pura representación de hechos homogéneos

—noche en serenidad, parecita límpida, olor provinciano

de la madreselva, barro fundamental— no es meramente idéntica

a la que hubo en esa esquina hace tantos años; es, sin parecidos

ni repeticiones, la misma! El tiempo, si podemos intuir esa identidad,

es una delusión: la indiferencia e inseparabilidad de un

momento de su aparente ayer y otro de su aparente hoy, bastan

para desintegrarlo.

"Es evidente que el número de tales momentos humanos no es

infinito. Los elementales .—los de sufrimiento físico y goce físico,

los de acercamiento del sueño, los de la audición de una música,

los de mucha intensidad o mucho desgano— son más impersonales

aún. Derivo de antemano esta conclusión: la vida es demasiado

pobre para no ser también inmortal, Pero ni siquiera tenemos

la seguridad de nuestra pobreza, puesto que el tiempo, fácilmente

refutable en lo sensitivo, no lo es también en lo intelectual, de

cuya esencia parece inseparable el concepto de sucesión. Quede,

pues, en anécdota emocional la vislumbrada idea y en la confesa

irresolución de esta hoja el momento verdadero de éxtasis y la

insinuación posible de eternidad de que esa noche no me fue avara."

*

El propósito de dar interés dramático a esta biografía de la eternidad, me

ha obligado a ciertas deformaciones: verbigracia, a resumir en cinco o seis

nombres una gestación secular.

He trabajado al azar de mi biblioteca. Entre otras obras que más serviciales

me fueron, debo mencionar las siguientes:

Die Philosophie der Griechen, von Br. Paul Beussen. Leipzig, 1919.

Works of Platinas. Translated by Thomas Taylor. London, 1817.

Passages Illustraling N eoplatonism. Translated with an introduction by E. R.

Bodds. London, 1932.

La philosophie de Platón, par Alfred Fouillée, París. 1869.

Die Welt ais Wille und Vorstellung, von Arthux Schopenhauer. Herausgegeben

von Eduard Grisebach. Leipzig, 1892.

Die Philosophie des Mittelallers, von Br. Paul Beussen. Leipzig, 1920.

¡.as confesiones de San Agustín, Versión literal por el P. Ángel C. Vega.

. Madrid, 1932.

A Monument to Saint Augustine, London, 1930.

Dogmatik, von Br. R. Rothe. Heidelberg,. 1870.

Ensayos de critica filosófica, de Menéndez y l'elayo. Madrid, 1892.

368 JORGE LUIS BORGES—OBRAS COMPLETAS".

Fuente:

JORGE LUIS

BORGES

COMPLETAS

1923-1972

EMECÉ EDITORES

BUENOS AIRES

Edición dirigida y realizada por

CARLOS V. FRÍAS

© Emecé Editores, S.A, 1974

Alsina 2062 - Buenos Aires, Argentina

Ediciones anteriores: 62.000 ejemplares

14a edición en offset: 5.000 ejemplares

Impreso en Compañía Impresora Argentina S.A., Alsina 2041/49,

Buenos Aires, septiembre de 1984

IMI'HLSO EN LA ARGENTINA - PRINTED IN ARGENTINA

Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723.

I.S.B.N.: 950-04-0217-3

39.009

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