(En la gráfica y en el orden usual: Jorge Luis Borges y Bioy Casares).
"IV. Sólo me resta señalar al lector mi teoría personal de la eternidad.
Es una pobre eternidad ya sin Dios, y aun sin otro poseedor
y sin arquetipos. La formulé en el libro El idioma de los argentinos,
en 1928. Trascribo lo que entonces publiqué; la página
se titulaba Sentirse en muerte.
"Deseo registrar aquí una experiencia que tuve hace unas noches:
fruslería demasiado evanescente y extática para que la llame
aventura; demasiado irrazonable y sentimental para pensamiento.
Se trata de una escena y de su palabra: palabra ya antedicha por
í
366 JORGE LUÍS BORGES—OBRAS COMPLETAS
mí, pero no vivida hasta entonces con entera dedicación de mi
yo. Paso a historiarla, con los accidentes de tiempo y de lugar
que la declararon,
"La rememoro así. La tarde que precedió a esa noche, estuve
en Barracas: localidad no visitada por mi costumbre, y cuya distancia
de las que después recorrí, ya dio un extraño sabor a ese
día. Su noche no tenía destino alguno; como era serena, salí a
caminar y recordar, después de comer. No quise determinarle rumbo
a esa caminata; procuré una máxima latitud de probabilidades
para no cansar la expectativa con la obligatoria antevisión de
una sola de ellas. Realicé en la mala medida de lo posible, eso
que llaman caminar al azar; acepté, sin otro consciente prejuicio
que el de soslayar las avenidas o calles anchas, las más oscuras
invitaciones de la casualidad. Con todo, una suerte de gravitación
familiar me alejó hacia unos barrios, de cuyo nombre quiero
siempre acordarme y que dictan reverencia a mi pecho. No quiero
significar así el barrio mío, el preciso ámbito de la infancia, sino
sus todavía misteriosas inmediaciones: confín que he poseído
entero en palabras y poco en realidad, vecino y mitológico a un
tiempo. El revés de lo conocido, su espalda, son para mí esas calles
penúltimas, casi tan efectivamente ignoradas como el soterrado
cimiento de nuestra casa o nuestro invisible esqueleto. La marcha
me dejó en una esquina. Aspiré noche, en asueto serenísimo de
pensar. La visión, nada complicada por cierto, parecía simplificada
por mi cansancio. La irrealizaba su misma tipicidad. La calle era
de casas bajas, y aunque su primera significación fuera de pobreza,
la segunda era ciertamente de dicha. Era de lo más pobre y de lo
más lindo. -Ninguna casa se animaba a la calle; la higuera oscurecía
sobre la ochava; los portoncitos —más altos que las líneas
estiradas de las paredes— parecían obrados en la misma sustancia
infinita de la noche. La vereda era escarpada sobré la calle; la
calle era de barro elemental, barro de América no conquistado
aún. Al fondo, el callejón, ya campeano, se desmoronaba hacia el
Maldonado. Sobre la tierra turbia y caótica, una tapia rosada
parecía no hospedar luz de "luna, sino efundir luz íntima.' No
habrá manera de nombrar la ternura mejor que ese rosado.
"Me quedé mirando esa sencillez. Pensé, con seguridad en voz
alta: Esto es lo mismo de hace treinta años. . . Conjeturé esa fecha:
época reciente en otros países, pero ya remota en este cambiadizo
lado del mundo. Tal vez cantaba un pájaro y sentí por
él un cariño chico, y de tamaño de pájaro; pero lo más seguro
es que en ese ya vertiginoso silencio no hubo más ruido que el
también intemporal de los grillos. El fácil pensamiento Estoy en
mil ochocientos y tantos dejó de ser unas cuantas aproximativas
palabras y se profundizó a realidad. Me sentí muerto, me sentí
HISTORIA DE LA ETERNIDAD 367
percibidor abstracto del mundo: indefinido temor imbuido de
ciencia que es la mejor claridad de la metafísica. No creí, no,
haber remontado las ^presuntivas aguas del Tiempo; más bien me
sospeché poseedor del sentido reticente o ausente de la inconcebible
palabra eternidad. Sólo después alcancé a definir esa imaginación.
"La escribo, ahora, así: Esa pura representación de hechos homogéneos
—noche en serenidad, parecita límpida, olor provinciano
de la madreselva, barro fundamental— no es meramente idéntica
a la que hubo en esa esquina hace tantos años; es, sin parecidos
ni repeticiones, la misma! El tiempo, si podemos intuir esa identidad,
es una delusión: la indiferencia e inseparabilidad de un
momento de su aparente ayer y otro de su aparente hoy, bastan
para desintegrarlo.
"Es evidente que el número de tales momentos humanos no es
infinito. Los elementales .—los de sufrimiento físico y goce físico,
los de acercamiento del sueño, los de la audición de una música,
los de mucha intensidad o mucho desgano— son más impersonales
aún. Derivo de antemano esta conclusión: la vida es demasiado
pobre para no ser también inmortal, Pero ni siquiera tenemos
la seguridad de nuestra pobreza, puesto que el tiempo, fácilmente
refutable en lo sensitivo, no lo es también en lo intelectual, de
cuya esencia parece inseparable el concepto de sucesión. Quede,
pues, en anécdota emocional la vislumbrada idea y en la confesa
irresolución de esta hoja el momento verdadero de éxtasis y la
insinuación posible de eternidad de que esa noche no me fue avara."
*
El propósito de dar interés dramático a esta biografía de la eternidad, me
ha obligado a ciertas deformaciones: verbigracia, a resumir en cinco o seis
nombres una gestación secular.
He trabajado al azar de mi biblioteca. Entre otras obras que más serviciales
me fueron, debo mencionar las siguientes:
Die Philosophie der Griechen, von Br. Paul Beussen. Leipzig, 1919.
Works of Platinas. Translated by Thomas Taylor. London, 1817.
Passages Illustraling N eoplatonism. Translated with an introduction by E. R.
Bodds. London, 1932.
La philosophie de Platón, par Alfred Fouillée, París. 1869.
Die Welt ais Wille und Vorstellung, von Arthux Schopenhauer. Herausgegeben
von Eduard Grisebach. Leipzig, 1892.
Die Philosophie des Mittelallers, von Br. Paul Beussen. Leipzig, 1920.
¡.as confesiones de San Agustín, Versión literal por el P. Ángel C. Vega.
. Madrid, 1932.
A Monument to Saint Augustine, London, 1930.
Dogmatik, von Br. R. Rothe. Heidelberg,. 1870.
Ensayos de critica filosófica, de Menéndez y l'elayo. Madrid, 1892.
368 JORGE LUIS BORGES—OBRAS COMPLETAS".
Fuente:
JORGE LUIS
BORGES
COMPLETAS
1923-1972
EMECÉ EDITORES
BUENOS AIRES
Edición dirigida y realizada por
CARLOS V. FRÍAS
© Emecé Editores, S.A, 1974
Alsina 2062 - Buenos Aires, Argentina
Ediciones anteriores: 62.000 ejemplares
14a edición en offset: 5.000 ejemplares
Impreso en Compañía Impresora Argentina S.A., Alsina 2041/49,
Buenos Aires, septiembre de 1984
IMI'HLSO EN LA ARGENTINA - PRINTED IN ARGENTINA
Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723.
I.S.B.N.: 950-04-0217-3
39.009
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