Conrad, lobo de mar-
Conrad,
Joseph
(Berdichev, Polonia, actualmente en Ucrania, 1857-Bishopsbourne, Inglaterra,
1924). Novelista británico de origen polaco, su verdadero nombre era Józef
Teodor Konrad Korzeniowski. Fue capitán de la marina mercante. Cuando tuvo que
retirarse, por problemas de salud, comenzó una próspera carrera literaria con
títulos como Lord
Jim, Nostromo o El agente secreto. Su novela El corazón
de las tineblas inspiró
a Francis Ford Coppola una de sus más conocidas películas: Apocalypse
Now,
estrenada en 1979. Siruela ha publicado la selección de artículos Fuera de
la literatura
y
El corazón de las tineblas.
Allí en el Torrens pasó los días enfrascado en sus
tareas de primer oficial, esperando el dictamen del joven Jacques que, cuando
terminó la lectura, le dijo que sí le había gustado. Y así fue como terminó su
primera novela, La
locura de Almayer,
siempre con un cigarrillo entre los dedos. Porque fumaba tanto que muchos de
sus libros tienen una marca, blancuzca, de ceniza, algún rastro circular de
quemaduras. Y no solo los libros, sino sábanas, servilletas, manteles. Una vez
se le quemó un manuscrito, otra vez una alfombra, otra un trozo de mesa tras
estallar una lámpara de petróleo. Tal era el peligro, tan persistente el
riesgo, que su mujer, la encantadora Jessie que, con más voluntad que destreza,
pasaba sus manuscritos a máquina, con dos dedos, llenó toda la casa de un
sinfín de jarras llenas de agua por si sobrevenía una emergencia. Pasó los
últimos treinta años de su vida en tierra, escribiendo en su estudio, vestido
la mayor parte del tiempo con un albornoz gastado, y un monóculo, sufriendo
crisis creativas, depresiones, tristezas, varias y llamativas estrecheces.
Un día, terrible, cayó en un coma febril y delirante, y
empezó a hablar en polaco, con acento. Debió de ser una visión impresionante:
despeinado, los ojos cristalinos, humeantes, hablando en un idioma incomprensible.
Se le pasó. Al final, su fama se extendió por todos los confines literarios, y
le obligó a ser un hombre sonriente.
La noche de su muerte llovió. Lo que se interpretaba
entonces como un gesto solidario de la naturaleza. Estaba sentado en una
butaca, dijo apenas «aquí», y se escuchó un golpe seco. Había caído, muerto.
Solo un par de periódicos, al día siguiente, consiguieron publicar bien su
segundo apellido, Korzeniowski, erizado de consonantes como una mina naval.
FUENTE:
Ficha
técnica
Nº de páginas:
236
Editorial:
SIRUELA
Idioma:
CASTELLANO
Encuadernación:
Tapa dura
ISBN:
9788416964406
Año de edición:
2017
Plaza de edición:
MADRID
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