lunes, 26 de agosto de 2019

Sabato: Heterodoxia y Uno y el universo, Laforgue, Lautréamont y Supervielle, etc. Bioy Casares. Diarios íntimos. Borges.

(En la gráfica: la escritora Silvina Ocampo y Bioy Casares).
Jueves, 7 de julio. 1960.
Come en casa Borges. Leemos cuentos. BORGES:
«En no sé qué revista francesa de cinematógrafo, se dijo algo sobre un
festival celebrado en un pequeño país tropical sudamericano: el Uruguay.
Ni corto ni perezoso, Sabato escribió una carta de protesta. ¿Te das
cuenta, qué imbécil? Aseguraba que el país no era tropical y en cuanto a
lo de pequeño preguntaba si sabían que tres grandes poetas franceses habían
nacido en él: Laforgue, Lautréamont y Supervielle. Yo le dije que de
verdad éramos, el Uruguay y la Argentina, prácticamente tropicales y que
el hecho de que tres poetas franceses hubieran nacido por casualidad no
probaba que el país fuera grande; no probaba nada. Debí preguntarle
por qué cometía el galicismo de creer que Lautréamont y Supervielle
eran grandes poetas. Lo que molesta es que Sabato siempre habla para
que lo aplaudan. Espera que uno comente: "Qué bien. Qué valiente.
Qué gracioso. Qué agudo". Y naturalmente dice idioteces. Esos libros,
Heterodoxia y Uno y el universo, no son otra cosa que colecciones de frases
que esperan el aplauso, la exclamación admirativa del lector. Pertenecen
a la peor tradición francesa. Que en un país nazca un poeta de otro país,
que escribe en otra lengua y está en otra tradición, no significa mucho.
Sin querer entrar en un contrapunto: si no supiéramos que Hudson vivió
muchos años aquí y empleó sus recuerdos como tema de sus libros,
no lo consideraríamos un escritor argentino. Pero a Supervielle el Uruguay
lo único que le da, de vez en cuanto, es un elemento decorativo y
exótico, generalmente equivocado, para uno de esos poemas que son
cuadritos ridículos, como cuando habla del ombú encorvado por la
pena, que piensa acaso en un sauce».
BORGES: «Con el tiempo, todas las convenciones literarias parecerán
absurdas: quiero decir que a cada una le llegará el momento de parecer
666
1960
absurda. Un día parecerá absurdo el recurso, inventado por Whitman,
de poner nombres propios; nombres de personas y de lugares. Dirá la
gente que esos nombres, que ahora se ponen con propósitos nostálgicos,
quitan toda realidad y convierten los cuentos y las novelas en guías y planos.
Así es Peyrou en su novela: el protagonista no da un paso en Buenos
Aires sin mencionar la calle; no bebe una cerveza sin nombrar el bar. Parecería
una persona que acaba de llegar a una ciudad y se fija en todo
para no perderse; tiene un ratito, porque va a embarcarse de nuevo, y
tiene miedo de perderse y quedarse ahí. En su propia ciudad uno anda
más distraídamente y no recuerda con tanta precisión si iba por Suipa¬
cha, si entró en el bar de Rodríguez o en el de Pérez».
Hablamos de Baroja, cuyos libros de memorias estuve leyendo, y de
los cuales le leí párrafos. Él, pensando que divertiría a su madre, compró
El escritor, según él y según él y los críticos; con su madre anoche leyeron algunos
capítulos. BIOY: «¿Seguís leyendo a Baroja?». BORGES: «NO. NO se
puede leer. Es inútil. Uno lee y lee un libro así y no saca nada. Más aceite
da un ladrillo. Baroja es la decadencia de Montaigne. O de Whitman. El
libro se basa en la suposición de que todo lo que le pasa a un hombre es
encantador. Pero Montaigne, o Whitman, o Bloy, están más estilizados».
BIOY: «Baroja, como decía Weibel-Richard de Luc Durtain, il est là. Está
como un asado en el asador». BORGES: «Coexiste en el espacio. Está como
un objeto. Sí, como un asado en el asador. Y no creas que tiene rigor para
pensar. Dice que la vida de un carpintero puede ser más interesante que
la de un militar, escrita (esta última) con una retórica manida. Lo de la retórica
manida es inútil; está de más; perjudica su argumento. Si quiere
decir que la vida más simple puede ser más interesante que la más compleja,
no debe agregar lo de la retórica manida; yo creo que él quiere decir
que a veces, y escritas de igual modo, la más simple puede ser la más
interesante. ¿O quiere decir que la vida militar sólo puede escribirse con
una retórica manida? ¿Por qué? La vida de Lawrence, en Los siete pilares
de la sabiduría, está escrita con retórica, pero no manida. Se ve que ha leído
muy poco. Todo el tiempo uno cree que la frase lo va a llevar a determinada
cita, a determinado verso o párrafo; uno los espera, Baroja pasa
muy cerca, pero pasa de largo».
Bioy Casares. Diarios íntimos. Borges. Pags: 666-667.

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