NAVEGACIÓN Y LLEGADA.
Todo arde: el cielo, el aire, el mar. Todo arde en este mediodía:
cielo y mar se confunden en esta lenta marcha, en esta navegación de
azul bruñido. Las velas se inflan de un calor, de un vaho; empujan
las naves en su perfecta simetría hacia una costa que todavía no se
ve.
Aire caliente en el
mediodía. Aire caliente en las quillas de los barcos, en su
rompimiento con las olas; esmeralda transparente, verde profundo,
azul plata, celeste azul son los colores que miran; más púrpura
debería ser el cielo, púrpura las aves que ahora divisan: púrpura
su vuelo, púrpura su canto, púrpura la brisa, púrpura el mar, las
olas, la cenefa blanca de la playa, púrpura los barcos: de púrpura
las velas, los mástiles, la madera.
Aire caliente en el
mediodía, en este desierto acuático, de pequeños espejos
centelleantes, de sonámbulas voces se cargan las once naves. Los
soldados miran las armaduras; acero humeante, filos dormidos en las
espadas. Los soldados no piensan, nunca han pensado… son parte del
Todo, de la Unidad, del Muy Alto y Poderoso e Invictísimo Príncipe
y Emperador Carlos V.
Todo arde: el cielo,
el aire, el mar…
(Fragmento. Novela.
Noche Sonámbula. Editorial EUNED 1997).
AUTOR: JORGE MÉNDEZ-LIMBRICK.
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